En muchas comarcas y pueblos del Estado centenares de familias se ven obligadas cada año a emigrar a otras zonas de España, durante las campañas de recogida de la aceituna, de la fresa, del espárrago... Y en su ir y venir, muchas de estas familias, la mayoría de ellas numerosas, tienen que llevarse consigo a sus hijos en edad escolar porque no tienen con quien dejarlos en el pueblo del que parten. Todo lo cual supone una ruptura, un corte brusco en la normal escolarización de estos niños, que se ven sometidos a graves trastornos y dificultades en sus aprendizajes, siendo, en muchas ocasiones, origen de no pocos retrasos y abandonos escolares.
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