Artículo de Marcial Murciano
Las políticas de comunicación tienen su origen moderno en los objetivos nacionales definidos por los Estados a lo largo del siglo XIX, en particular como respuesta a la continuada innovación y desarrollo de la tecnología de las comunicaciones. A medida que se ha definido y desarrollado la actividad de nuevas industrias comerciales o públicas, el papel del Estado ha sido determinante en la configuración de derechos, reglamentaciones y restricciones para cada uno de los mercados que se generaron (...) Sin embargo, en las dos últimas décadas el Estado ha encontrado dificultades para redefinir los valores del interés general en el nuevo entorno de transformaciones que han producido la revolución digital y la difusión masiva de la nueva tecnología de conexiones, el satélite, el cable y las nuevas redes de comunicación.
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