A las personas que se muestran escépticas con las posibilidades de éxito de los modelos de negocio basados en el cobra-hoy-lo-que-reagalaste-ayer-y-que-se-encuentra-por-todas-partes se las tacha e ilusas, utópicas, hippies, imbéciles e incluso de gurús. Un argumento habitual a utilizar contra el visionario de Internet que asegura que es complicado vender agua salada en medio del mar es preguntarle si sus hijos no gastan pañales, si no paga alquiler o si, en fin, vive del aire.
Lo curioso es que los que se llenan la boca con un "¡no regales tu trabajo, leñes!", jamás se lo espetarían al locutor de radio o al productor de televisión, que dejan en paz a oyentes y televidentes. Internet no es un saco donde se vuelcan periódicos, radio y televisión, es un nuevo medio en el mismo plano que los otros.
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