 Cuarenta relatos cortos, recuerdos personales en su mayoría, que retratan una época -los últimos años cincuenta y primeros sesenta-, pero que sobre todo nos reconcilian con la escuela del pasado. Y nos reconcilian con ella y con su entorno por la manera como el autor nos lo muestra, sacando lo mejor de nosotros mismos y extrayéndonos una sonrisa benevolente que logra recuperar, lejos del ajuste de cuentas, la nostalgia de otro mundo, el de la gente, el de los olores, el del petróleo de las estufas y del hielo de la nevera. Estos relatos nos convierten, a los que vivimos aquel momento y a los que no, en espectadores privilegiados de una ciudad en desarrollo, de una Barcelona de calles sin asfaltar y de familias inmigrantes cuya dignidad, cuya lucha por la supervivencia y cuya voluntad de seguir adelante fueron superiores a todos los impedimentos del mundo.
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