Los seres humanos nos diferenciamos de nuestros parientes vivos más próximos, chimpancés y gorilas, en una serie de rasgos muy obvios, que todos somos capaces de enumerar con relativa facilidad. Los miembros de nuestra especie caminamos erguidos con una marcha bípeda característica, tenemos un cerebro muy voluminoso y una cara muy reducida, nuestros hijos nacen muy desvalidos, poseemos un lenguaje articulado y unas capacidades intelectivas sumamente desarrolladas, como la planificación, pensamiento simbólico y conciencia de nosotros mismos y de nuestros actos y, en fin, hemos ideado y perfeccionado una tecnología extraordinariamente compleja, que nos ha permitido ocupar todos los ecosistemas de la Tierra y quizás pronto nos capacite para acceder a los de otros planetas.
Otros rasgos humanos tal vez no resultan tan evidentes. Nuestro período de desarrollo es casi un 65 por ciento más largo que el de chimpancés y gorilas. Además, el desarrollo de Homo sapiens es muy complicado, con dos etapas, niñez y adolescencia, exclusivas de nuestra especie en el mundo actual de los primates. El desarrollo es en buena medida responsable de las características biológicas de las especies actuales y extinguidas y su estudio es uno de los retos más importantes de las investigaciones sobre evolución humana. ¿Cuándo hemos adquirido los humanos un desarrollo tan largo y complejo?, ¿qué razones han impulsado esos cambios?, ¿por qué nuestra vida es tan larga y cuánto vivían nuestros antepasados del Pleistoceno?, ¿qué evidencias podemos obtener del estudio del registro fósil para responder a estas preguntas?
Las excavaciones e investigaciones de los yacimiento pleistocenos de la Sierra de Atapuerca en Burgos están permitiendo documentar la historia de la evolución biológica y cultural de los homínidos europeos en el último millón de años. El estudio de los centenares de fósiles humanos obtenidos en los yacimientos de la Gran Dolina y de la Sima de los Huesos de Atapuerca ofrecen muchas respuestas para comprender la biología del desarrollo de especies como Homo antecessor y Homo heidelbergensis, que nos han precedido en el dominio de Europa.
Los seres humanos nos diferenciamos de nuestros parientes vivos más próximos, chimpancés y gorilas, en una serie de rasgos muy obvios, que todos somos capaces de enumerar con relativa facilidad. Los miembros...