A menudo, la respuesta educativa a las necesidades especiales suele plantearse como un conjunto de medidas “ideales” o “utópicas”, incompatibles con “la realidad”. La realidad escolar, sin embargo, no es tan estrecha y limitada como algunos pretenden, sino compleja y plural, porque está determinada por muchos factores, entre los que la propia actuación del profesorado no es el menos importante, de modo que lo que ingenua (o interesadamente) se vende a veces como imposible se cuela de vez en cuando en nuestras aulas. Y eso es lo que se pretende mostrar en este libro. Desde perspectivas personales y sin ánimo de sentar cátedra, varias compañeras y compañeros han accedido a narrarnos sus experiencias de trabajo con niñas y niños con necesidades educativas especiales asociadas a condiciones personales de pérdida auditiva, discapacidad intelectual, trastornos de la comunicación, hiperactividad y discapacidad motora, escolarizados en centros ordinarios. Experiencias que se presentan aquí con el sencillo objetivo de ejemplificar cómo muchas maestras y maestros están abordando, en el día a día de nuestras escuelas públicas, el reto de hacer realidad una educación cada vez más inclusiva y por tanto (¡en este caso sí!) de mayor calidad.
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