No hay auténtica formación sin participación. Si los integrantes de la comunidad educativa están en ella \"de prestado\", si no la consideran suya, si se sienten en ella meros ejecutores de las prescripciones externas, difícilmente podrán formarse para la ciudadanía. Vivir en democracia significa ejercitar los derechos y deberes de la convivencia. La democracia es un estilo de vida, no es un simple sistema de libertades formales. Por eso, en la escuela deberíamos encontrar el modo de ejercitar la democracia, de desarrollar los valores, de practicar los deberes de la convivencia. El título de este libro tiene que ver con una expresión que niega a las personas el derecho a participar: \"No tener ni arte ni parte\". \"Arte y parte\" es, pues, una afirmación lapidaria que subraya la exigencia de la participación. Se trata de una invitación que se dirige al profesorado, a las familias, al alumnado y a la sociedad en general.
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