Este libro pretende acariciar conceptos que forman parte de las prácticas docentes: la evaluación, el conocimiento práctico, la reflexión, la participación y la ética.
La inteligencia tiende a ampliar el dominio de sí misma, ampliar el conocimiento, ampliar las posibilidades. Siguiendo al profesor Marina, las funciones de la inteligencia son: controlar su propio funcionamiento, conocer la realidad e inventar posibilidades. Esta última función nos conduce inevitablemente a la ética.
El modelo que tenemos de ser humano determina nuestra manera de entendernos, comportarnos e integrarnos. La ética es una solución a los problemas vitales, por tanto educativos. Nuestra postura es seguir indagando sobre fórmulas de convivencia que compatibilicen toda clase de intereses propios con los intereses de las personas que configuran un grupo humano específico (centro educativo) y por ello el grupo humano universal (sociedad).
La convivencia conjunta nos conduce al concepto de participación entendida como una capacidad, un derecho y un deber social que tenemos todas las personas, dado que nos desarrollamos como seres humanos a través del intercambio y compartiendo una vida social común. En “La participación: una vía para el desarrollo de las organizaciones educativas y la formación de las actitudes éticas” identificamos cómo la participación en las organizaciones educativas está afectada por la socialización, intercambio, aceptación de la diversidad, reconstrucción cultural, resolución de conflictos, desarrollo individual y colectivo, ética y comunicación.
Sugerencias y problemas
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