Desde una autorreflexión amena y sincera se nos explicitan y enumeran aquí aquellos errores que solemos cometer cuando nos enfrentamos a uno de los deberes que los enseñantes tenemos con los aprendices: hacerles sentir gozo y placer con la lectura. Este deber que, en la mayoría de las veces, no solemos asociar al impuesto por la sociedad...
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