Afortunadamente, la salud de la red es muy buena si la medimos en los términos sociales, que son los realmente importantes para el día a día que construye el futuro. Cada día crece el número de páginas personales, las instituciones tratan de que la red facilite a los ciudadanos los trámites lentos y engorrosos, cada vez se puede acceder a más bibliotecas, los aficionados a la literatura recuperan textos de sus autores favoritos (de dominio público), aquellos autores que las editoriales comerciales desestiman porque sus textos no tienen el nivel requerido de sexo, violencia u ordinariez logran publicar y ser leídos, cada vez encuentro más páginas dedicadas por su fans a mi admirada Billie Holiday, y mis alumnos de otros países logran hacerme llegar sus trabajos a través del correo electrónico dentro del plazo. Cada día descubres, en tus horas dedicadas a la navegación, lugares magníficos fruto del entusiasmo y la afición de mucha gente repartida por todo el globo. Solo tienen la pretensión de compartir lo que tienen o saben (¡pardillos!). Es cierto que se está llenando de vendedores, pero utilizo la misma táctica que cuando vienen a ofrecerme enciclopedias el sábado por la mañana a casa. En fin, que para mí y, probablemente, para muchos otros la Red es satisfactoria. Así que no me preguntes por el futuro
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