Pongamos que hablo de un alumno ideal. Ideal no en el sentido de brillante, de una asombrosa esponja que absorbe todos los saberes que nosotros, diligentes profesores, proporcionamos. No, me estoy refiriendo a un alumno del montón, bastante motivado el primer día pero que si no se cuida como si de un pez de pecera se tratase, termina por...
|