Aproximación al origen y desarrollo del periodismo
de investigación en Andalucía
(9.859
palabras - 20 páginas)
Dr. Ramón Reig ©
Profesor Titular de Estructura
de la Información Periodística
Universidad de Sevilla
Se trata del primer
acercamiento al tema desde la óptica de relacionar el contexto histórico con el
quehacer periodístico y literario. El artículo nos va a mostrar cómo existía
una relación evidente entre escritores y periodismo indagador en lo que el
autor considera los inicios en Andalucía del citado tipo de periodismo. Se
ofrecen además casos actuales y testimonios en los que periodistas andaluces de
nuestros días dan a conocer sus opiniones, estrategias y técnicas de trabajo.
1. INTRODUCCION
No tengo conocimiento de
ninguna publicación que trate monográficamente acerca de los orígenes y
desarrollo del periodismo de investigación en Andalucía y menos de que en esa
hipotética publicación se hayan recogido testimonios de periodistas que hayan
llevado a cabo alguna tarea concreta de indagación periodística desde
Andalucía. El presente texto pretende aportar unos mínimos apuntes al respecto.
Es evidente que el tema puede
abrir una línea de investigación interesante, una línea que, como tantas otras
en lo que se refiere a la comunicación y el periodismo en Andalucía, espera a
que sea desarrollada y consolidada. De otro lado, asumo desde este momento las
carencias que, con toda seguridad, se van a observar en este artículo. Me
refiero a que soy consciente de trabajos periodísticos indagatorios que se han
publicado en Andalucía en los momentos actuales pero que no van a ser abordados
aquí. Es el reto que dejo para otros trabajos y con el que desafío a otros
investigadores.
Se trata pues de colocar unas
mínimas bases de trabajo. Pretendo ceñirme, casi en exclusiva, al quehacer
periodístico de investigación en prensa, es decir, sobre papel. Queda terreno,
mucho terreno, no sólo en la propia prensa andaluza sino en el sector
audiovisual andaluz, para seguir trabajando.
Me dispongo a trazar unos
orígenes del periodismo de investigación que ha tenido a Andalucía como
escenario, a pesar de que algunos de los protagonistas que se van a mencionar
no sean andaluces. Es lo de menos. Lo que importa es que fue Andalucía el
objetivo y el objeto de sus escritos. En un rápido repaso, llegaré a la
actualidad. Para ello, dividiré la actividad periodística en bloques
cronológicos que nos servirán de soporte contextual. A su vez, subdividiré el
segundo de los bloques por temáticas concretas que hayan sido objeto de
tratamiento periodístico.
Algunos de los protagonistas
que descubrimos dentro de los bloques cronológicos son más conocidos como
escritores que como periodistas. Sin embargo, su labor estuvo estrechamente
relacionada con el periodismo y, más en concreto, con el periodismo de
investigación. Nada extraño para quien ha profundizado mínimamente en la
historia del periodismo. (1).
Pero este método de trabajo hay
que completarlo y eso significa que lo primero que hay que dejar claro es qué
entiendo por periodismo de investigación. Digámoslo con brevedad y la mayor
claridad posible.
2. QUÉ ENTENDEMOS POR
PERIODISMO DE INVESTIGACION
Periodismo de investigación es
una expresión que encierra, desde mi punto de vista, los siguientes elementos
esenciales:
a) Observación y capacidad crítica
del periodista (lo cual suele ir acompañado por la experiencia en la
profesión-oficio).
b) Proceso de trabajo
prolongado y especialmente profundo y complejo dadas las fuentes de información
variadas que hay que utilizar y el contraste obligado de los datos.
c) Novedad en el tema o, al
menos, una gran dosis de novedad u originalidad en su tratamiento.
d) Apoyo del medio de
comunicación en el que el profesional trabaje ya que, como indican Merrill y
otros (2), este tipo de periodismo se adentra en facetas especiales y
requiere de la paciencia tanto del periodista como del medio de comunicación en
el que trabaje.
Los elementos anteriores son a
la vez características que definen al periodismo de investigación, dejando por
sentado que, como ya han indicado numerosos especialistas (Martínez Albertos,
Montserrat Quesada, J.M. de Pablos, Pepe Rodríguez...) (3), en toda actividad
periodística debe existir alguna dosis indagadora. De lo contrario, la
información no la hace el periodista sino que se la hacen "otros" y
desde ese mismo momento debo afirmar que el periodista deja de tener tal
condición para convertirse en un copista, en un mensajero, sin más.
Creo que en la actualidad se
hace poco periodismo de investigación a pesar de que algunos medios nos hablen
de él para otorgarse prestigio. En el fondo, el periodismo de investigación no
es rentable; el periodismo actual no observa, no estudia con detenimiento e
intensidad las irregularidades y abusos que en algún lugar se estén cometiendo.
El periodismo se ha vuelto
demasiado cómodo, centra sus denuncias sobre todo en los poderes públicos
ignorando los poderes privados, salvo que se lleven a cabo operaciones de
filtración interesada de datos de unos grupos contra otros. Entonces el
periodismo entra más en la esfera de los intereses políticos reduccionistas (4)
que en asuntos que realmente afecten a la sociedad.
El periodismo no suele
anticiparse y denunciar continuamente asuntos y actuaciones "turbias"
ligadas a concretos segmentos de poder o derivadas de determinadas estructuras.
Pero estos son ya otros temas que nos desviarían del objeto del presente
trabajo y que abordamos en un libro cuya salida está prevista para la primavera
del año 2000.
Otra cuestión que hay que dejar
clara es que no podemos comparar la labor de los que vamos a señalar como
primeros investigadores periodísticos que trabajan sobre temas andaluces con la
que se realiza en nuestros días, cuando se realiza. Ahora las estrategias son
más sofisticadas, más abundantes. Si el periodista actual lo desea y su empresa
lo apoya, puede desarrollar una investigación más profesional que la de finales
del siglo XIX o primeras décadas del XX.
En definitiva, lo que se va a
valorar aquí es la novedad del tema y la concentración y dedicación que le
exige al periodista y/o escritor. Este aspecto es común tanto para el siglo XIX
como para épocas posteriores hasta llegar a la actualidad.
3. PERIODOS HISTORICOS Y
PERIODISMO DE INVESTIGACION EN ANDALUCIA
Cuando me he centrado en
observar la actividad periodística de indagación en Andalucía a través de su
historia más próxima, he llegado a la conclusión de que, para su estudio,
podemos, grosso modo, dividirla en dos grandes periodos: el que va desde las
postrimerías del siglo XIX hasta el final de la guerra civil española
(1936-1939), y el que se prolonga desde los años cuarenta hasta la actualidad
(años noventa). Como puede observarse, una división muy simplificada propia de
una aproximación general al tema.
3.1. De las postrimerías del
siglo XIX hasta el final de la guerra civil: el problema de la tierra
Un factor va a estar
íntimamente unido a la actividad literaria y periodística de todo este tiempo:
el problema de la tierra. A finales del siglo XIX y hasta la conclusión de la
guerra civil, Andalucía es una zona geográfica donde el sector primario de la
producción (o de la no producción y las desigualdades, he ahí el núcleo del
problema de la tierra), va a tener un significado crucial.
La cuestión de la tierra se va
a prolongar bastante más en el tiempo hasta llegar a nuestros días. En los años
setenta las huelgas del verdeo, por ejemplo, aún eran noticia destacada en las
páginas de los medios de comunicación de toda España. Las malas condiciones de
los jornaleros eran denunciadas con relativa frecuencia y aún en la década de
los noventa se han dado casos aislados en la provincia de Jaén. La primera
legislatura del Parlamento de Andalucía (1982-1986) aprobará una Ley de Reforma
Agraria que ya la Segunda República pretendía acometer pero que la guerra civil
dejó en suspenso y así continuó hasta que comenzó de nuevo el debate tras la
muerte de Franco y el inicio de la transición (a partir de 1975).
También en los años setenta y
ochenta la actividad sobre todo del Sindicato de Obreros del Campo (SOC), a
través de la "toma" simbólica de fincas, cortes de carreteras, etc.,
fue recogida profusamente por los medios informativos. Sin embargo, a finales
de los ochenta y hasta nuestros días, el problema jornalero va a ir remitiendo.
Andalucía es ya una región donde el sector terciario o de servicios es
esencial, como en cualquier sociedad moderna, y donde el sector
"cuaternario" o de nuevas tecnologías de la comunicación, se
desarrolla con relativa lentitud pero sobriamente a través del Parque Tecnológico
de Andalucía, situado en Málaga, y del centro Cartuja 93, ubicado en Sevilla,
en los mismos terrenos en los que tuvo lugar la celebración de la Exposición
Universal de 1992.
Además, las exigencias de la
Política Agraria Común (PAC), de la Unión Europea, y aspectos también negativos
para el agro andaluz como los subsidios estatales y las irregularidades que
llevan consigo, han influido decisivamente para que el problema del campo quede
en suspenso.
Andalucía ya no es una tierra
de jornaleros, como tópicamente la siguen considerando algunos, sino que de su
población mayor de 16 años (unos 5,5 millones de personas) tan sólo unas
250.000 personas se puede decir que tienen esta condición, puesto que el número
de personas dedicadas a la agricultura es de aproximadamente 370.000, si bien
aquí hay que incluir a los propietarios de tierras. La población jornalera se
concentra en determinadas áreas geográficas que, como se ha dicho, están
subsidiadas por fondos estatales, lo que quiere decir que la mayoría de esta
población forma parte de los aproximadamente 900.000 parados que, oficialmente,
hay en Andalucía.(5)
Lo que se quiere decir con los
datos anteriores es evidente: si el problema de la tierra llega hasta nuestros
días (aunque la reforma agraria que se aprueba en la primera legislatura
andaluza poco o nada tenga que ver con aquel proyecto sumamente
intervencionista de la Segunda República), es fácil deducir que a finales del
siglo XIX y hasta el término de la guerra civil dicho problema se convierte en
un contexto crucial en el que van a desenvolverse determinados escritores y
periodistas. El problema de la tierra está inevitablemente unido a la
conflictividad social que, en no pocas ocasiones, toma aspectos de especial
violencia y crueldad. Este entorno va a significar un punto de atracción lógico
para el periodismo y para la literatura. Veamos algunos casos.
A finales del siglo XIX y
principios del XX, escritores de renombre van a acudir a Andalucía para
realizar tareas periodísticas. Leopoldo Alas "Clarín", asiste a
procesos judiciales contra activistas del movimiento anarquista "La Mano
Negra" (3) como enviado especial del diario madrileño El Día, que le
encarga trabajos de indagación sobre el tema.
El escritor no se va a limitar
a describir los hechos como asuntos de actualidad sino que, además, y como es
lógico, se va a interesar por el contexto que los origina: la situación en el
campo andaluz. Publicará sus conclusiones de forma anónima a lo largo de 1883
en El Día a través de una serie de artículos bajo títulos genéricos como
"El hambre en Andalucía" o "La crisis de Andalucía", textos
"con un marcado aire de modernidad".(7).
El mismo tema -el problema de
la tierra y sus consecuencias- es la causa de que José Martínez Ruiz
"Azorín", publique artículos en El Imparcial (cinco entre el 3 y el
24 de abril de 1905) bajo el título "La Andalucía trágica". Azorín
observa in situ el estado en que subsiste el campesinado andaluz, en plena
efervescencia del movimiento anarquista, y denuncia incluso la ineficacia del recién
creado Instituto de reformas sociales (8).
También en 1905 la situación
del campo andaluz (Jerez de la Frontera) aparece de manera realista y cruda
esta vez en la novela de Vicente Blasco Ibáñez La bodega. Por cierto, en esta
misma época -principios del siglo XX- un prolífico novelista andaluz, José Mas,
desconocido para el llamado gran público, publicó varias novelas inspiradas en
el medio rural andaluz.(9).
En 1933 se producen los sucesos
de Casas Viejas (Cádiz) a los que Ramón J. Sender aplicó su visión literaria y
romántica. Lo significativo para un estudioso de la comunicación y el
periodismo es el título de su novela, Viaje a la aldea del crimen (documetal de
Casas Viejas), publicada en Madrid en 1934, ya que, como se acaba de comprobar,
se emplea el concepto "documental", que en la actualidad unimos sin
vacilar al reporterismo, al periodismo de investigación o a trabajos
audiovisuales divulgativos.
Sender narra los hechos
sucedidos en Casas Viejas, una aldea del municipio de Medina Sidonia (Cádiz),
cuando los jornaleros declararon una situación de comunismo libertario, tomaron
el cuartel de la Guardia Civil, se hicieron con armamento y asesinaron a varios
agentes. La posterior represión por la propia Guardia Civil y las Fuerzas de
Asalto del gobierno republicano ocasionó la muerte de tres agentes más al
asaltar la casa donde Curro Cruz "Seisdedos", el líder de los
sublevados, se había refugiado con su familia.
La quema y asalto de la casa
dejó paso a una represión en la que murieron veintiún campesinos, doce de ellos
fusilados sumarialmente. Historiadores como los franceses G. Brey y J. Maurice
han investigado esta tragedia que llevó consigo la dimisión de Manuel Azaña
como presidente de la Segunda República (10). Igualmente, el periodista Antonio
Ramos Espejo, al que nos referiremos más adelante, publicó en 1984 un libro de
investigación: Después de Casas Viejas (11), en el que pone de manifiesto el
papel represivo del capitán Rojas, a quien años después vamos a encontrar en
Granada al frente de la represión en cuyo contexto fue fusilado Federico García
Lorca.
Poco después de Casas Viejas
estallaría la guerra civil. Cuando en 1939 terminó con la victoria del general
Franco se inició el largo paréntesis de cuarenta años en el que la actividad
periodística estaría estrechamente vigilada por el nuevo régimen y la
información era monopolio del estado. Sin embargo, ahora podemos saber cómo, a
pesar de todo, hubo algún caso aisladísimo en el que alguien, en Andalucía y
bajo el pleno dominio franquista, llevó a cabo una actividad investigadora con
métodos periodísticos.
3.2. Desde el final de la
guerra civil hasta nuestros días
3.2.1. Brenan y la muerte de
Lorca
El caso tal vez más
significativo lo sabemos gracias a las investigaciones académicas del antes
mencionado periodista y profesor Antonio Ramos Espejo. En su tesina y en su
tesis doctoral (12), ambas elaboradas bajo la dirección del Dr. José Manuel
Gómez y Méndez, del Departamento de Periodismo de la Universidad de Sevilla, en
el que actualmente es profesor el propio Ramos Espejo, nos expone la actividad
que en 1949 desplegó el hispanista Gerald Brenan, quien decide en aquella
oscura época, poco después de la victoria franquista, regresar a España desde
Inglaterra, adonde se había marchado en plena guerra civil tras haber ejercido
diversas tareas periodísticas para medios de comunicación fundamentalmente
ingleses.
Brenan había conocido a Lorca y
hasta su domicilio en tierras inglesas le llega la noticia de que su amigo
había muerto en Granada durante la contienda española, sin ningún dato más
concreto. La muerte de Lorca era entonces un asunto envuelto en el más absoluto
silencio. Decide entonces regresar a España y lo primero que hace es tratar de
saber lo que le ha ocurrido al poeta. Sus averiguaciones podemos conocerlas
gracias al trabajo exhaustivo de Ramos Espejo quien indica:
"En un ambiente hostil,
como es la España de la postguerra, un autor, cuya obra fundamental, El
laberinto español, está prohibida en España y que además se había inclinado por
el bando republicano y por lo tanto en contra del régimen de Franco, se expone
a recorrer escenarios estrechamente vigilados, a hacer preguntas atrevidas, a
entrevistar a gente que le pueda dar pistas sobre la tumba de Federico García
Lorca. Realiza un trabajo de documentación y de campo, propio de un reportero
de investigación. Son cuatro días de búsqueda y anotaciones en su cuaderno, de
trabajar con sigilo; y una vez conseguidos los datos necesarios, marcharse del
lugar para no hacer peligrar su situación personal ni el resultado de su
investigación". (13).
Alguien podría objetar que
cuatro días son pocos para un trabajo de investigación periodístico. Pero hay
que tener en cuenta las condiciones en que trabajaba Brenan quien no perdió el
tiempo desviándose del asunto que le ocupaba.
En la conclusión octava de su
tesis doctoral, Ramos Espejo vuelve a describir el trabajo de Brenan en
relación con la muerte de Lorca:
"Consideración aparte
merece, en esta modalidad periodística de investigación de actualidad, su
aportación, en 'La faz de España', al descubrimiento de la verdad sobre la
muerte de García Lorca, que el franquismo mantenía secreta como una cuestión de
estado. En el capítulo sexto de esta obra, Brenan escribe su arriesgada
investigación, llevada a cabo siguiendo todos los requisitos que hoy nos dicen
los expertos que han de darse para adquirir la dimensión de esta modalidad
periodística:
a) Documentación previa del tema objeto
de investigación. Brenan conoce la sociedad granadina en la que ha de desenvolverse
y el ambiente socio-político que rodea la muerte del poeta que él había
conocido en los años veinte.
b) Lleva a cabo su investigación en
cuatro días, en un ambiente hostil. El es un autor prohibido en España, que se
mueve clandestinamente. Realiza un trabajo de campo, propio de un reportero de
investigación. Son cuatro días de búsqueda y anotaciones en su cuaderno, de
trabajar con sigilo y, una vez conseguidos los datos necesarios, marcharse del
lugar para no hacer peligrar su situación personal ni el resultado de sus
pesquisas.
c) Descubre fundamentalmente los
primeros datos reveladores para su trabajo: que la tumba de García Lorca no
está en el cementerio de Granada y que el poeta no había sido fusilado en las
tapias de este lugar, como errónea o intencionadamente se había publicado; sino
en un punto cercano a la fuente de Ainadamar, en un barranco limítrofe entre
los dos pueblos de Viznar y Alfacar. Allí fue fusilado y enterrado.
d) El investigador aporta también dos
nombres, que son la clave para entender el cúmulo de circunstancias adversas y
la polémica que se origina entre falangistas y cedistas, no ya sólo de Granada,
sino de todo el país: la familia de Luis Rosales, en cuyo domicilio se esconde
el poeta y donde creía estar más seguro por la importante vinculación de
algunos de sus miembros a la Falange; y,el nombre de Ramón Ruiz Alonso, ex
linotipista del periódico local, Ideal, y ex diputado de la CEDA.
e) Brenan es el primero en publicar el
resultado de sus investigaciones en este capítulo de "The Face of
Spain", en 1950, y en la prensa. Con sus publicaciones, desmonta la
versión oficial del régimen de Franco, difundida, entre otros, por José María
Pemán, que responsabilizaba de los hechos a unos desconocidos. Lorca, como deja
bien claro el investigador, estaba vinculado a la izquierda: su cuñado,
Fernández-Montesinos, alcalde socialista, había sido fusilado días antes; y él
era, además, amigo y discípulo de Fernando de los Ríos, uno de los hombres más
odiados por la derecha granadina.
f) Brenan abre un camino de
investigación que seguirán inmediatamente después Claude Couffon, Schonberg,
Marcelle Auclair... y otros investigadores que reconocen su aportación, como
Ian Gibson, Vila-SanJuan y Eduardo Castro.
g) El investigador no sólo realiza una
investigación importante sobre uno de los hechos más lamentables y que más
deterioraron la imagen del régimen al fusilar al poeta español más universal de
su tiempo, sino que conduce una investigación que, en este caso, entendemos, se
convierte en un tratado de estilo periodístico." (14).
El trabajo de Brenan constituyó
pues uno de los grandes hitos del periodismo de investigación en la Andalucía
de la postguerra, si tenemos en cuenta las condiciones en las que se llevó a
término una actividad investigadora de esta índole. En efecto, Brenan abre el
camino a otros escritores, investigadores y periodistas investigadores que, más
adelante, ya al final del periodo franquista y en épocas posteriores, se
atrevieron a seguir con el tema, puesto que tampoco entonces, al final del
franquismo, era fácil.
Entre los periodistas que
desarrollaron trabajos detallados sobre la muerte de Lorca cabe destacar al
granadino Eduardo Castro que indagó en el asunto con Franco todavía en el poder
y, finalmente, publicó sus resultados en un libro que se editó en 1975, el
mismo año de la muerte del general que detentó el poder en España durante casi
cuarenta años (15).
3.2.2. El "cementerio
nuclear" de Hornachuelos
Un año después de la muerte de
Franco salió a la calle el primer semanario andaluz de información general:
Tierras del Sur, dirigido por José María Javierre, que estuvo en el mercado
desde 1976 a 1979 (16). La gran aportación de esta revista al periodismo de
investigación en Andalucía fue dar a conocer la existencia de un vertedero o
"cementerio atómico" ubicado en Hornachuelos, en la sierra de
Córdoba, colindante con la sierra norte de Sevilla.
La repercusión que el tema tuvo
y aún tiene en la actualidad constituye una prueba evidente de la importancia
de una tarea periodística desarrollada por el ya fallecido escritor y
periodista cordobés Sebastián Cuevas. Cuevas, una vez escuchadas sus fuentes de
información, buscó por la zona el lugar exacto donde se encontraba tan singular
cementerio hasta dar con él. Fue en el año 1976. En aquel momento, Cuevas era
corresponsal en Córdoba de Tierras del Sur y del diario El Correo de Andalucía.
En ambas publicaciones vieron la luz sus trabajos (17).
3.2.3. El "Caso
Almería"
Damos un pequeño salto hasta
1981. En aquel año, tres jóvenes procedentes de Santander son confundidos con
etarras por la Guardia Civil cuando viajaban en un coche por tierras de
Almería. En realidad, los jóvenes habían venido a Andalucía a una fiesta
familiar, ya que uno de ellos, emigrante andaluz en Cantabria, pretendía
asistir a la comunión de su hermano pequeño en la localidad de Pechina y venía
acompañado por dos amigos que nunca habían estado en Andalucía.
Poco antes de iniciar el viaje
hacia Almería, ETA había asesinado en Madrid al teniente general Valenzuela.
Las fuerzas de seguridad del estado fueron puestas en alerta y las
circunstancias, trágicas circunstancias, hicieron que los tres jóvenes, una vez
detenidos, fueran conducidos a Almería (ya habían sido interrogados en otros
lugares cerca de la ciudad andaluza), donde mueren estando en poder de la
Guardia Civil.
En 1982, Carlos Castillo
Quero, teniente general de la Guardia Civil, fue condenado a más de veinte años
de prisión, declarado culpable de la muerte de los jóvenes. El tema fue investigado
por periodistas de, entre otros medios, El País, Diario 16, Diario Montañés, La
Calle, Interviú... En Andalucía lo hizo Pepe Mullor para el diario Ideal, de
Granada, pero, sobre todo, cabe destacar el libro publicado por el ya citado
Antonio Ramos Espejo donde, con estilo de reportaje literario, reconstruye los
hechos y aporta todos los elementos esenciales de este suceso que pasará a la
historia del periodismo como "caso Almería" (18).
El nombre de Ramos Espejo es
representativo de una actividad investigadora muy intensa a la vez periodística
y universitaria. Su dedicación y capacidad de trabajo las ha demostrado en
publicaciones como Ideal, Triunfo, Diario de Granada, diario Córdoba (fue
director de los dos últimos y hasta febrero del año 2000 lo ha sido de El
Correo de Andalucía). Sus tareas se han centrado, como hemos podido ver, en el
problema del campo andaluz y en el caso Almería, pero, además, en la guerrilla
o el "maquis" en Andalucía (activistas antifranquistas que, tras la
derrota de la Segunda República, se ocultaron en zonas montañosas de España
desde donde siguieron combatiendo contra la Guardia Civil, encargada de
neutralizarlos), o en la vida, obra y muerte de Lorca, entre otros (19).
3.2.4. Investigar a los
investigadores: la crítica literaria en El País
En 1984 se publica un libro
que, si bien no es periodístico, sí contiene una actividad investigadora que
responde a una pregunta que no pocos se hacen con frecuencia acerca de los
medios de comunicación: ¿quién investiga a los investigadores? En efecto, la
indagación periodística y universitaria en relación con los propios medios de
comunicación no es fácil y, además, suele acarrear algunos quebraderos de
cabeza a quienes osan hacerlo. No es difícil encontrar fuentes de información sino
que esas fuentes quieran hablar clara y abiertamente. En ocasiones por
fidelidad a la empresa pero en otras muchas por miedo a perder el puesto de
trabajo.
Por tal motivo, una
investigación sobre los medios o sobre un determinado aspecto de los medios suele
ser objeto reservado casi en exclusividad a universitarios o a otros
intelectuales que se atrevan a dar el paso. Un ejemplo lo tenemos en el
escritor andaluz Julio Vélez, nacido en Morón de la Frontera (Sevilla), en
1946, pero afincado en Madrid, donde murió en 1992.
Vélez escribió un libro en el
que demostró, investigando ciertas tendencias del periodismo especializado en
crítica literaria, el favoritismo que la prensa, en este caso el diario El
País, mostraba en pro de unos poetas y no de otros, de unas editoriales
concretas y de corrientes poéticas específicas. Así nació "La poesía
española según El País" (20). El libro no fue del agrado del mencionado
diario y este hecho se dejó sentir en las novedades de la editorial que publicó
el libro, ya desaparecida, pero entonces propiedad del novelista Eugenio
Suárez Galbán.
3.2.5. El sindicato clandestino
de la Guardia Civil
El año 1990 es muy especial ya
que los periodistas Antonio López Hidalgo y Juan Emilio Ballesteros van a
publicar un magnífico libro que recogía y aumentaba los trabajos que durante un
largo periodo de tiempo habían estado publicando en El Correo de Andalucía y
Diario 16 Andalucía-Diario 16 edición nacional, respectivamente, sobre el
sindicato clandestino que se había formado en el interior de la Guardia Civil.
Las pesquisas de López Hidalgo y de Ballesteros les habían proporcionado un
material que, por su abundancia y significado, era merecedor de un libro donde
pudiera recopilarse con detalle (21).
La investigación les cuesta a
sus autores no pocos quebraderos de cabeza: amenazas, atentados contra
propiedades personales y un proceso judicial que llevó a la profesión
periodística, fundamentalmente de Sevilla, a solidarizarse con sus compañeros
(22).
En el seno de la Guardia Civil
no está permitida la formación de sindicatos al tratarse de una institución
militar y no policial. Este extremo y el hecho de que su máximo líder, el cabo
Rosa Recuerda, ya apartado del cuerpo y con varios procesos a sus espaldas, se
declarara abiertamente de izquierdas y mostrara públicamente aspectos de la
Guardia Civil desconocidos por el público, imprimieron al asunto gran interés.
En las palabras introductorias
que ambos periodistas escribieron en el libro nos dicen que todo comenzó a
principios del verano de 1986 "cuando unos guardias civiles que afirmaban
estar afiliados a un sindicato clandestino nos citaron en un lugar secreto para
dejarse fotografiar de uniforme y encapuchados".
Más adelante añaden que el
seguimiento de este caso les había costado ya, "por el momento, varios
procesos judiciales y muchas horas de trabajo. A menudo, discutíamos sobre la
conveniencia de eludir nombres y circunstancias que pudieran comprometer a
personas que poco tenían que ver con los hechos que íbamos a narrar. No obstante,
los sumarios en los que nos encontrábamos involucrados se referían a presuntos
delitos de injurias y calumnias contra determinados sector del ejército
y, por supuesto, contra el honor de la Guardia Civil. Todo ello por haber cumplido
escrupulosamente con nuestro deber de informar".
Ballesteros y López Hidalgo
creen que "si hubiéramos deformado la realidad, ocultando la verdad con
situaciones supuestas, este informe carecería de rigor. Por ello, vaya por
delante nuestro respeto a las instituciones y a las personas. Los hechos
reseñados responden exclusivamente a informaciones que en su día ocuparon un
lugar destacado en la prensa. En cualquier caso, hemos evitado en todo momento
manifestar nuestra opinión personal o manipular situaciones comprometidas que
podrían ser utilizadas con fines políticos".
Es interesante además anotar
aquí otro de los detalles de las técnicas de trabajo seguidas:
"Por razones evidentes de
seguridad y, por qué no, de protección de los derechos fundamentales de las
personas, no hemos facilitado la identidad de los guardias que dicen actuar en
nombre del Sindicato Uniformado de la Guardia Civil, y tampoco la de otros
ciudadanos comprometidos en esta lucha sin cuartel. Ellos mismos serían los
primeros en dar la cara si no existiera la amenaza constante de una justicia
militar empeñada en considerarlos reos de sedición. De todas formas, a la hora
de los protagonismos, es indispensable citar a Manuel Rosa Recuerda, un
funcionario de la Guardia Civil que guiado por su amor al Instituto Armado, un
celo profesional recompensado con dieciocho meses de prisión, fue capaz, en
solitario, de enfrentarse a las más altas jerarquías militares del Cuerpo, y
poner en entredicho las palabras del ministro del Interior, José Barrionuevo,
sobre su particular 'descubrimiento' de la Guardia Civil, siglo y medio después
de que fuera creada por el duque de Ahumada" (23).
En lo que a Antonio López
Hidalgo se refiere, nos encontramos con un caso similar al de Ramos Espejo: un
periodista que investiga como tal y como profesor titular universitario,
especializado en redacción periodística, materia en la que ha centrado tanto su
tesina como su tesis doctoral, bajo la dirección del también periodista y
profesor José Manuel Gómez y Méndez.
En una ponencia (24) que en
mayo de 1995 el profesor López Hidalgo expuso en la Facultad de Ciencias de la
Información de Sevilla sobre su experiencia en el asunto del sindicato
clandestino de la Guardia Civil, se recogía lo siguiente:
"Recuerdo aún cómo comenzó
todo. El 8 de marzo de 1985, las agencias informativas difundían un despacho
que aludía al comité provincial de Huelva de un sindicato clandestino de la
Guardia Civil, el cual aseguraba que una cuarta parte de los guardias civiles
de la 221 Comandancia del Cuerpo, con sede en esta capital, estaba asociada a
esta organización ilegal. Unos meses después, un guardia vestido de paisano se
personó en la redacción de El Correo de Andalucía. La telefonista le anunció la
visita a Jesús González, entonces redactor de 'Sucesos' (...). Jesús me dijo
que atendiera a aquel personaje porque el tema que traía entre manos rebasaba
el ámbito de su sección (...).
Me llamó muchos días durante
muchos meses, siempre con el nombre supuesto de José Luis, desde una población
que no era la suya, siempre desde una cabina telefónica. Con los meses,
aprendimos a manejar algunos nombres en clave, a entendernos con medias
palabras, a citarnos para recoger material informativo en el bar menos
sospechoso. Pero salvo el caso de José Luis, los miembros del sindicato
clandestino se identificaban con el nombre de Rigoberto I, Rigoberto II, y así
sucesivamente. Algún otro apenas decía su nombre, ni falso ni verdadero, sino
sólo una frase de saludo que sonaba a tarjeta de visita: 'Ya sabes quién soy'.
Pensaban que cualquier teléfono podía estar intervenido; de hecho, el propio
sindicato denunció algunos casos de intervenciones ilegales".
Al mismo tiempo que salía a la
calle el libro escrito sobre el tema por López Hidalgo y Juan Emilio
Ballesteros, ambos periodistas publicaron un texto que añadía nuevos datos
acerca de los problemas internos que denunciaba el sindicato clandestino de la
Guardia Civil. En la ponencia mencionada el profesor López Hidalgo, además de
mostrarnos algún detalle de cómo se elaboró el trabajo periodístico,
resume de la siguiente manera el contenido más esencial de aquel texto:
"Escribíamos de madrugada,
a partir de las doce de la noche, después de nuestra jornada laboral, hasta las
cuatro o las cinco de la mañana. La primera noche comenzamos por la descripción
de la casa-cuartel. Aquellos primeros folios nos llenaron de orgullo y de
pesar. Al día siguiente comprobamos con estupor que el ordenador no había
archivado nuestro concienzudo trabajo. Aquel capítulo de la casa-cuartel, que
reconstruimos fielmente 24 horas después, lo publicó en primicia la revista
Interviú la misma semana que apareció la obra en todas las librerías del país.
Por su interés, quisiera ahora
recordar sólo unos párrafos, que considero elementales para entender las
razones que llevaron a algunos guardias a montar un sidicato clandestino en el
mismo corazón del instituto armado. Decían así:
'Era en la casa-cuartel donde
la mujer del guardia alcanzaba el grado que tuviera su marido; donde la esposa
del comandante de puesto obligaba a la mujer del número a barrer la casa del
mando; donde los hijos de los guardias tenían que cortarse el pelo por
indicación expresa de un superior; donde los jefes y oficiales podían llevar a
cabo registros periódicos en las viviendas de los guardias; y donde sus mujeres
tenían que vestir al gusto de los jefes, lo que en muchas ocasiones llevó a la
prohibición explícita del uso de pantalones.
'En la casa-cuartel los mandos
disponían de los guardias para realizar tareas privadas en horas de servicio;
para hurtar el combustible correspondiente de los vehículos oficiales y
destinarlo a consumo particular; para imponer la asistencia obligatoria a
retretas, academias y otras fórmulas de apología del golpismo; para examinar a
las aspirantes a esposas de guardias civiles, sometidas a interrogatorio con
ánimo de salvaguardar el honor de la institución.
'Es más: en la casa-cuartel los
mandos eran capaces de convertir soldados en albañiles, fontaneros,
carpinteros, electricistas e incluso niñeras, bajo la amenaza del Código de
Justicia Militar. Por su parte, los guardias hacían servicios de 24 horas y no
contaban siquiera con las prestaciones del régimen general de la Seguridad
Social.
'Lo más triste de todo esto es
que ETA nos asesina como a perros y nuestros mandos militares nos pisotean,
atropellan y violan nuestros derechos constitucionales'. Así sintetizaba años
más tarde esta situación el secretario de organización de un sindicato
clandestino cuya existencia era impensable en esos momentos".
3.2.6. La "mafia de la
construcción"
De 1991 deseamos recoger la
indagación que el periodista de Abc, edición de Sevilla, Jesús Alvarez, comenzó
a desarrollar en torno a lo que la prensa bautizó como "mafia de la
construcción": el descubrimiento de que el sindicato Comisiones Obreras
presionaba a algunos empresarios para que contrataran trabajadores
seleccionados por el propio sindicato y que figuraban en una lista.
Alvarez, periodista que, como
buen profesional, se caracteriza por ver más allá de lo evidente y explícito,
tuvo como punto de partida un simple breve que apareció tanto en su periódico
como en otros: en diciembre de 1991, varios obreros de la construcción
denunciaron haber sido agredidos por otros obreros que, al parecer, también
eran de la construcción. Extraño. El periodista habló con la colega que había
publicado la noticia en Abc, quien le dijo que los denunciantes habían hablado
en los juzgados de Sevilla de la existencia de una lista en la que era
obligatorio estar para poder trabajar en el sector y que esa lista la
controlaba la rama de la construcción del sindicato Comisiones Obreras. La
compañera añadió que tanto trabajadores como contratistas tenían miedo a hablar
del asunto.
El siguiente paso fue lógico:
"Le pedí a mi jefe que me liberara de cualquier otro tema durante dos días
para ver si tenía suerte y podía averiguar algo" (25). Al principio, Jesús
Alvarez chocó contra ese miedo, contra la resistencia de las fuentes, hasta que
se entrevistó con un veterano sindicalista de la Federación de la Construcción
de la Unión General de Trabajadores (UGT), "quien se sinceró conmigo y me
contó todo lo que estaba pasando y que era básicamente que en las obras de
Sevilla, en todas las obras de Sevilla, sólo trabajaban los que estaban
apuntados a una lista totalmente al margen de la ley y del INEM y que manejaban
no se sabía muy bien qué dirigentes del sindicato de la construcción de CC.OO.
Me habló de piquetes que agredían a los obreros que no estaban apuntados, de
coches que aparecían incendiados sospechosamente y de cosas de ese tenor. No
quiso que pusiera en su boca muchas de las cosas que me contó pero le arranqué
la promesa de que me llamaría en cuanto se enterara de alguna nueva
agresión".
El tema era tan interesante
como para solicitar más tiempo: "Hablé con mi jefe y le convencí para que
me concediera una moratoria para mi investigación, le pedí una semana más de
dedicación exclusiva a este asunto". La moratoria fue decisiva para
trabajar intensamente y clarificar los hechos. El periodista contactó con
fuentes de los empresarios de la construcción que coincidieron esencialmente
con la versión del sindicalista de UGT. "Hasta me dieron el teléfono al
que había que llamar para apuntarse a la lista y que correspondía a uno de los
que tenía CC.OO. en Sevilla". Las siguientes líneas, escritas por el
propio autor del trabajo, son bien significativas:
"Para poder publicar mi
reportaje tenía ya en ese momento la historia, tenía los protagonistas, tenía
las víctimas, tenía los testimonios, tenía el móvil pero me faltaba el asesino,
es decir, los señores que controlaban la lista y los que en definitiva decían
quién podía trabajar y quién no en Sevilla.
Para poder superar ese último
escollo me presenté a la mañana siguiente en la sede del sindicato CC.OO. y
haciéndome pasar por solador o por alicatador, ya no lo recuerdo exactamente,
me fui a apuntar a la lista. Allí pude comprobar que efectivamente había una
lista que tenía su morada en la Federación de Construcción del sindicato, pero
me faltaba poder demostrar que esa lista se aplicaba con métodos violentos.
Esa misma tarde me llamó el
secretario de la Construcción de UGT para decirme que esa mañana un afiliado
suyo había sufrido la agresión de un piquete en una obra de Sevilla por no
estar en la lista. No lo pensé y nada más colgar el teléfono, llamé al número
que me habían dado algunos trabajadores y contratistas y que era el que le
habían dado a su vez los piquetes para que se apuntaran. Tras una espera de
varios minutos pude grabar una conversación telefónica con uno de los
dirigentes del sindicato de la Construcción que controlaba las listas y que fue
definitiva para la publicación del reportaje. Me hice pasar por ese trabajador
que había sufrido la agresión del piquete esa mañana. Tenía todos los datos, el
lugar de la obra, la hora en que se produjo la agresión, la conversación
mantenida con el piquete y pasé no sin algunos problemas la prueba del escepticismo
inicial con que mi llamada fue recibida.
Al final, conseguí que la
conversación grabada reflejara, para mi tranquilidad y para la de los abogados
del periódico, todo el entramado mafioso que rodeaba el trabajo de la
construcción en Sevilla, con cuotas que había que pagar para poder trabajar y
en algunos casos la afiliación obligatoria al sindicato. El domingo 9 de
febrero de 1992 publiqué el reportaje en el que contaba todo lo que había
descubierto y al que mi director (tras cerciorarse de que podíamos afrontar una
querella o cualquier iniciativa legal del entorno de CC.OO.), le dio la portada
del número".
3.2.7. La guerrilla o el
"maquis" en Andalucía
Ya en 1993, y para dar alguna
muestra de periodismo indagador en el campo audiovisual, hemos de destacar los
dos capítulos de un mismo reportaje documental que el madrileño Alfonso
Arteseros, que se asentó en Sevilla cuando se dio cuenta de la "materia
prima" que ofrecía Andalucía para el documental de investigación, elaboró
para el programa de Canal Sur TV Ventana de la Historia.
Los documentales se centraban
en el fenómeno de la guerrilla o maquis en Andalucía, al que ya hemos aludido
antes al hablar de Antonio Ramos Espejo. El mérito de Arteseros estuvo en su
enorme labor de rescate documental, en la localización de protagonistas de uno
y otro bando -guerrilla y Guardia Civil-, tanto en ciudades, como Granada, y en
pueblos de las sierras de Málaga y Granada, y en la conexión de todo el tema
con imágenes de la época, con fuentes de información independientes (como
historiadores universitarios) y con fuentes de información afectadas por la
tragedia de los enfrentamientos bélicos.
El documental -de 62 minutos de
duración entre las dos entregas-, mereció en aquel año de 1993 el Premio
Andalucía de Periodismo en su modalidad audiovisual, concedido por la Junta de
Andalucía a través de la Oficina del Portavoz del Gobierno, dependiente de la
Consejería de la Presidencia.
3.2.8. El crimen de Los
Galindos
Francisco Gil Chaparro,
periodista de El Correo de Andalucía, lleva a término en 1995 la reconstrucción
de los hechos y la aportación de nuevos datos acerca del conocido como
"crimen de Los Galindos", un asesinato múltiple y no resuelto que se
cometió en el cortijo del mismo nombre, situado en la localidad sevillana de
Paradas. El suceso inspiró a Alfonso Grosso la novela Los invitados (26), que
fue llevada al cine.
Los asesinatos tuvieron lugar
en julio de 1975. Veinte años después, y cuando ya el delito estaba prescrito
desde la óptica judicial, Gil Chaparro publicó en el citado diario un reportaje
dividido en doce capítulos en los que daba a conocer algunos datos -sobre todo
documentos gráficos- hasta entonces ignorados por el público.
Los reportajes fueron editados
con posterioridad en un libro (27) que contiene unas palabras introductorias en
las que el periodista nos narra lo esencial de su método de trabajo:
"Fueron horas y horas
dedicadas en exclusiva a Los Galindos, con seguidas visitas a la Hemeroteca
Municipal, con continuadas entrevistas con jueces, fiscales, abogados, agentes
policiales y personajes de Paradas y de su entorno, de los que en la mayoría de
los casos recogí sus voces en una pequeña grabadora con la única intención de
que la fidelidad y la ausencia de improvisación o la interpretación
especulativa fuera la base de mi reportaje; sino más bien al contrario: la
realidad de lo que cada uno de ellos me contara". (28).
3.2.9. El Palmar de Troya
El fenómeno religioso que desde
hace años tiene lugar en el lugar conocido por el Palmar de Troya, situado en
Utrera (Sevilla) o, mejor dicho, todo lo que se esconde detrás de ese fenómeno,
es un punto continuo de atracción para los periodistas investigadores. Aún no
se ha llegado a ninguna conclusión solvente sobre el tema más crucial: de dónde
procede el dinero que reciben estos "sacerdotes" ordenados por un
"papa" fundamentalista y visionario.
No obstante, los intentos
indagadores persisten. En 1996, Jorge Molina, periodista de El Correo de
Andalucía, publicó una serie de extensos reportajes en los que profundizaba de
manera notoria en el acontecimiento (29). Las cámaras de Canal Sur TV han
intentado en varias ocasiones filmar determinados "enclaves"
existentes en la "basílica" que se ha construido en el lugar, así
como los ritos que allí se producen. Pero lo han logrado sólo en parte puesto
que las amenazas han impedido a los profesionales trabajar con detenimiento.
Un tema pues que sigue abierto
a los profesionales del periodismo que trabajan en Andalucía pero que, por supuesto,
trasciende bastante más allá del territorio andaluz.
3.2.10. El asunto Gil y Gil
A comienzos de 1999,
Pedro de Tena publicó en el diario El Mundo (30) una indagación en cuatro
entregas que, aunque no prosiguió, sí mostraba las posesiones y negocios de
Jesús Gil y Gil en Marbella.
Dado el significado y la
proyección pública que ha alcanzado este personaje, el trabajo de Pedro de Tena
adquiere a lo largo de 1999 un especial valor por cuanto en este año el
empresario y alcalde de Marbella ha sido inculpado firmemente de varios delitos
y relacionado con la mafia, al tiempo que, sin embargo, la implantación del
Grupo Independiente Liberal (GIL), su partido, gana influencia social y
política, por ahora en Andalucía (provincias de Málaga y Cádiz) y en las plazas
españolas de Ceuta y Melilla.
Cuando concluimos este trabajo,
en noviembre de 1999, Gil había anunciado su "desembarco" en Madrid y
su deseo de aspirar a la presidencia de la nación, objetivos que el propio
diario El Mundo, por medio de diversos reportajes muy bien documentados, se ha
encargado de frustrar desde su redacción central en Madrid en una dinámica más
política que periodística, como ya se ha indicado.
De todas formas, Pedro de Tena
ya había destacado en el citado diario, en su etapa como delegado en Andalucía
del rotativo, como activo periodista indagador durante casi toda la década de
los noventa puesto que, desde que a finales de los ochenta estallara el
"caso Guerra", de Tena desarrolló una muy intensa actividad aportando
nuevos datos y soportando también serias presiones (31).
4. CONCLUSION
Andalucía ha sido escenario de
una abundante actividad investigadora desde la óptica periodística. Los
orígenes próximos de esta actividad, salvando las distancias en lo que se
refiere a métodos de trabajo con la actualidad, pueden situarse a finales del
siglo XIX, época en la que el problema de la tierra atrae a escritores como
Azorín y Clarín, que llegan en calidad de "enviados especiales", como
se diría ahora, de periódicos que se editaban en Madrid.
El paso del tiempo nos ha
proporcionado más datos: el hispanista Gerald Brenan se convierte en los años
cuarenta en el primer investigador de la muerte de Lorca. Ya en nuestros días,
destaca en los años ochenta la reconstrucción de los hechos del "caso
Almería" por parte de Antonio Ramos Espejo; a comienzos de la década de
los años noventa, sobresale la investigación que Juan Emilio Ballesteros y
Antonio López Hidalgo desarrollan en torno al sindicato clandestino que se
había formado en el seno de la Guardia Civil.
Hay una característica en la
mayoría de los casos constatados: el hecho de que trascienden las fronteras de
Andalucía para tomar relevancia nacional e incluso, a veces, internacional.
Notas
http://www.ull.es/publicaciones/latina/ambitos.htm
Un grupo de profesionales de la información que
trabajamos en Sevilla, creemos que ha llegado el momento de defender en la calle
la libertad de expresión y el derecho de los ciudadanos a recibir una
información libre y veraz, tal y como dice nuestra Constitución. En nuestra
opinión, se trata de dos actuaciones judiciales que atentan directamente contra
el artículo 20 de la Constitución Española y contra la esencia misma de nuestro
trabajo en los medios de comunicación. Por eso hemos puesto en marcha lo que
cariñosamente hemos denominado OPERACION 'PROTAGONISTAS POR UN DIA'.
Como dice el catedrático de Derecho Constitucional
de la Universidad de Sevilla, Javier Pérez Royo, [que llevó la defensa de los
dos periodistas] en el dictamen emitido sobre el escrito de acusación contra
los dos colegas 'cuasa indignación, por no decir vergüenza ajena... tener que
contestar a estas alturas de nuestra experiencia constitucional democrática, a
un escrito de acusación como éste'. Según la 'regla de tres' utilizada por el
titular del Juzgado número 9 de Sevilla, Joaquín Sánchez-Ugena, para procesar a
los dos colegas, imagínate, por ejemplo, la que se podría armar en el País
Vasco con la publicación de referencias a comunicados de ETA, como también
apunta el profesor Pérez Royo.
Por todo ello, hemos decidido emprender una serie
de acciones reclamando libertad de expresión y derecho a una información libre.
Vamos a publicar unas páginas de publicidad en solidaridad con los procesados;
nos vamos a concentrar la noche del 17 al 18 de Febrero en las puertas del
Palacio de Justicia de Sevilla en 'guardia informativa' por la libertad de
expresión, que actuaciones judiciales de este tipo reducen a una especie de
libertad 'condicionada' de expresión; queremos invitar a la concentración a
personas de las letras, las artes y el espectáculo, para que muestren su
solidaridad; pretendemos juntar en Sevilla esa noche a otros trabajadores de
los medios de comunicación procesados o condenados por ejercer su profesión,
como Juanjo Fernández -procesado por injurias al Rey-, Xavier Vinader, Andrés
Vázquez de Sola -encausado por publicar unos chistes en la campaña de la OTAN-
o Fernando Carrillo -procesado por algo que ni tan siquiera dijo-; y, además,
queremos que pongas tu imaginación en funcionamiento para sugerir otras
acciones.
Naturalmente nos gustaría contar con tu apoyo.
Necesitamos gente en la puerta de los juzgados para pasar la noche y dinero
para traer a los colegas condenados o procesados (...). Dada la falta de un
censo de periodistas de Sevilla, habrá muchos compañeros a los que no les
llegue la convocatoria, por lo que te pedimos que la difundas entre ellos invintándolos
a participar. Haz extensible la invitación también a cualquier trabajador de
los medios de comunicación. Además de la aportación económica y la presencia
personal te pedimos también que difundas el caso entre cualquier persona,
colectivo, institución o ciudadano interesado para que envíen 'postales de
solidaridad' al Apartado de Correos 12.211 de Sevilla. Queremos tener una
postal o telegrama de solidaridad de todos los comités de empresa
posibles".
El texto lo firmaban los siguientes periodistas:
Rafael Rodríguez, David Fernández Cabeza, José Aguilar, Francisco Rosell,
Fernando Carrillo, Manuel Chaparro, Bonifacio R. Cañibano, Enrique Chueca,
Martín Rísquez, Carmen Yanes, Santiago S. Traver, María José Sánchez-Apellániz,
Antonio Crespo, José A. Gavira, Isidro Cubero, Manuel Gómez Cardeña, Charo
Fernández Cotta, Alfredo Martínez, Manuel Capelo y Manuel Pedraz.
FORMA DE CITAR ESTE TRABAJO EN
BIBLIOGRAFÍAS:
Nombre del autor, 2000; título
del texto, en
- Ámbitos 3-4, Revista Andaluza
de Comunicación, p. 249 y ss. y en
- Revista Latina de
Comunicación Social, número 32, de agosto de 2000, La Laguna (Tenerife), en la
siguiente dirección electrónica (URL):
http://www.ull.es/publicaciones/latina/aa2000kjl/y32ag/71reig.htm
http://www.ull.es/publicaciones/latina