El 'desastre' de 1898, en el 'Diario de Avisos', de Tenerife
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palabras - 13 páginas)
Lic. Enrique Rodríguez López © (La Laguna)
El 'desastre' de 1898, expresión asociada al
conflicto mantenido por España frente a los Estados Unidos, es un episodio de
nuestra historia que ha despertado un inusitado interés por lo que significó en
su momento y por las consecuencias que tuvo, hasta el punto de considerar los
acontecimientos de esta época como un punto de inflexión en nuestra historia
más reciente. El propio Silvela, a la vista de lo sucedido en ese momento,
afirmó: "Todos esperan y temen un estremecimiento de la conciencia
nacional... Ahora debemos dejar de encerrarnos en nosotros mismos y afrontar
los hechos... reconstituyendo todos los organismos de nuestra vida nacional,
sobre la base, modesta pero firme, que nos proporcionan nuestros medios"
(1).
La celebración este año del centenario de estos
hechos ha favorecido la aparición de numerosos trabajos de investigación que
analizan desde diversos ángulos todo lo sucedido en aquellos momentos y cómo
estos acontecimientos marcaron el inicio del siglo XX.
Nuestra intención es colaborar en los estudios
sobre este tema haciendo una pequeña aportación, y para ello hemos indagado
cómo se expusieron en las páginas de un diario local, Diario de Avisos, de
Tenerife [D.A.] (2), los sucesos que tuvieron lugar en los últimos seis meses
de 1898.
La elección del periodo analizado, entre el uno de
abril de 1898 y el treinta y uno de diciembre del mismo año, se ha hecho en
función de dos momentos singulares. El primero de ellos es la aparición en las
páginas del D.A. del viernes uno de abril de la confirmación de lo inevitable
del conflicto y que es poco probable que las gestiones diplomáticas eviten la
guerra. "El Gobierno del señor Sagasta debe reaccionar con una actitud
viril y corresponder al ardor patriótico popular y en la guerra espera lavar
las ofensas proferidas por el Senado" (3).
Ese mismo día, los telegramas recibidos desde Nueva
York confirman que la guerra es inminente. Los planes de la flota
estadounidense del Atlántico que, incluso, piensan posesionarse de Canarias
como depósito de carbón y víveres (4) confirman la tesis de la inmediatez del
conflicto. Tres días después, D.A. recoge: "Gran entusiasmo en la
península por la guerra" (5). La euforia patriótica será una de las
características de las referencias que vamos a recoger a lo largo de este
trabajo.
El 31 de diciembre fue la fecha que se determinó
en las conversaciones de París (6) para que las tropas españolas abandonaran
definitivamente la isla de Cuba. D.A. se hace eco ese sábado del rumor que
circulaba sobre la posible petición del gobierno "una pequeña prórroga al
gobierno de los Estados Unidos para la entrega de la ciudad de La Habana"
(7).
Las referencias elegidas en el tiempo nos
permitirán comprobar el comportamiento de D.A. antes y después del hundimiento
de la escuadra al mando del almirante Cervera a la salida del puerto de La Habana
en los primeros días de julio, hecho que marcó el inicio del último capítulo de
la presencia española en América como potencia colonizadora.
Ambos contendientes, España y Estados Unidos, no
eran ajenos al más que probable resultado de aquella confrontación. El gobierno
español confiaba en una resolución rápida del conflicto y una salida airosa del
mismo. Una derrota digna y honrosa en definitiva. Los Estados Unidos compartían
el deseo de la resolución rápida del conflicto, era la primera intervención en el
exterior, y con ella iniciaban su política intervencionista en el exterior.
La seguridad de ambos países estaba sustentada por
el conocimiento que ambos tenían sobre sus reales posibilidades. Frente a la
maquinaria bélica estadounidense, España oponía la gallardía y el honor del
soldado español, que se reflejaba en algunos estribillos:
Tienen muchos barcos,
nosotros razón.
Ellos armamento,
nosotros, honor
En algún caso, estos estribillos estaban cargados
de un pesimismo premonitorio de desastre que se veía venir:
Colores de sangre y oro
tiene la hispana bandera;
no hay oro para comprarla
ni sangre para venderla (8)
El propio almirante Cervera, antes de su partida al
mando de la escuadra, es claro y rotundo en el pronóstico: "Con la
conciencia tranquila me dirijo al sacrificio, sin que se me hayan explicado las
razones del almirantazgo, y sabiendo que mis propias recomendaciones no se han
tenido en cuenta" (9).
A este panorama hay que unirle la situación de las tropas
en Cuba, las cuales contaban con recursos escasos, diezmadas por las
enfermedades, hasta el punto de causar más estragos la malaria que las balas
insurrectas. Enfrentadas en una lucha de guerrillas a unos enemigos conocedores
del terreno y con la perspectiva de la intervención estadounidense en el
conflicto: "Desembarco de tropas americanas por Baijuri y Punta Barraco.
Los insurrectos se unen la los americanos. Está desembarcando la segunda
expedición cerca de Santiago" (10).
Esta situación se vive con continuas soflamas
patrióticas desde las páginas del diario: "El señor Moret afirma que
continuamos siendo españoles dignos de todas las glorias patrias. Gran
entusiasmo en la nación en vista de la actitud resuelta del Gobierno"
(11).
Se desgranaban los preparativos de la guerra:
"Desembarco en esta capital de un escuadrón de infantería y una fuerza de
caballería de montaña que condujo el trasatlántico San Francisco. Fueron
recibidos con gran entusiasmo".
"Fondeó el Jovellanos, con piezas de
artillería para esta plaza".
"En la mañana de hoy han pasado por el sur los
acorazados Colón e Infanta Elena, que van rumbo a Cuba".
"En el trasatlántico Montevideo se han cargado
un millón de cartuchos con destino a Cuba".
"En el correo del 10 de abril se enviarán a Cuba
100 proyectiles perforantes de Hontoria que pesan 375 t" (12).
Los soldados, los que no logran librarse mediante
el pago de la redención en metálico, parten hacia el frente despedidos con
entusiasmo patriótico: "Grandes demostraciones de patriotismo ante la
despedida de tropas hacia Cuba" (13). Mientras los que se quedan aquí
necesitan el "refuerzo moral" de las arengas de la autoridad. El
bando que el alcalde de Santa Cruz dicta el 5 de abril (14) es un buen ejemplo:
"El
conflicto entre la nación y los Estados Unidos se avecina, y la Noble España
digna de sus tradiciones, serena en el peligro y ganosa de su honra se apresta
a la lucha.
Hijos
somos nosotros también de España y con su bandera, si el trance supremo llega
no sólo por recuerdo de las glorias nacionales, sino por memoria de las
propias, demostraremos al mundo que en Tenerife no hemos degenerado de nuestros
abuelos y que sentimos como todos los españoles y en toda la sublimidad, el
santo amor de la patria.
¡Si
ayer vencimos al heroico Nelson, venceremos hoy sin disputa, a los marinos de
Mc Kinley. Mañana llegarán los vapores Hespérides y África, el primer auxilio
que la patria nos envía. Son nuestros hermanos y compañeros, con ellos
compartiremos nuestras glorias.
¡Habitantes
de Santa Cruz! Por honor, por deber y por afecto vamos todos a recibir al
muelle a los soldados de la Patria. ¡Adelante y Viva España!
Santa
Cruz de Tenerife a 5 de abril de 1898
El
Alcalde"
Las páginas de Diario de Avisos de Tenerife van
recogiendo cada día muestras de ese fervor patriótico que se apoya en glorias
pasadas para soslayar el pesimismo ante el próximo enfrentamiento. Finalizan
siempre con la llamada a la guerra y en el campo de batalla es donde se va a
lavar el orgullo español: "Los yankees sienten un paroxismo de odio a
España. Olvidan que somos nosotros los agraviados, cualquiera diría que somos
nosotros los que hemos perturbado su país. El Sr. Mc Kinley, tan falaz como los
suyos, dice que no quiere la guerra, pero sus obras indican lo contrario.
Imposible enterarse de la farsa representada con
motivo del informe yankee relativo a la explosión del Maine, sin embargo dice
que no lo hará cuestión de gabinete, pues lo considera como un hecho fortuito.
De todas maneras buscará otro pretexto. ¿Qué hará el gobierno? Pues lo único
que cabe hacer ante una intrusión tan infame: oponerse a ella aunque sea a
cañonazos" (15).
El apasionamiento patriótico se reaviva cuando
surgen rumores más o menos confirmados sobre la posible invasión americana de
las islas: "Los que piensan que el conflicto con los EE.UU. se halla
arreglado o en vías de arreglo se equivocan. El mensaje de Mc Kinley a las
cámaras es una prueba de ello. En él se consigna si terminado el armisticio
continuase la insurrección se hace necesaria la intervención armada de los
yankees.
El gobierno ha acordado prepararse para la
eventualidad de la guerra, porque dado el estado al que han llegado las cosas,
si la diplomacia no opera un milagro la guerra es inevitable.
Se añade que el gobierno tiene noticias de que
rotas las relaciones entre España y los EE.UU., estos intentarían un golpe de
mano sobre el archipiélago de canario. Que vengan los yankees que aquí hay un
fuego patrio tan latente como en 1797 en el que supo rechazar otra invasión más
poderosa que la que los norteamericanos pueden lanzar sobre estas rocas"
(16).
Esta sensación de peligro se tuvo en varias
ocasiones. A comienzos de abril ya se podía leer sobre los buques fantasmas:
"Un telegrama de Las Palmas anunció que anoche se habían presentado en
aquellas aguas dos cruceros, los que al aproximarse el práctico habían
desaparecido a toda máquina" (17).
No hay acontecimiento que en estos momentos desvíe
la atención del conflicto, ni siquiera unas elecciones: "El grito de Viva
España resuena en toda la península. Esa indiferencia glacial que embargaba a
todas las clases del país ante la tragicomedia de las elecciones representadas
por los farsantes de la política, se trueca y convierte en animación, vida y
entusiasmo ardiente, sed de fiera lucha contra los enemigos de la patria.
El león español despierta de su letargo de 20 años
y salta arrogante rugiendo venganza contra los yankees miserables que han
pagado con barras de oro a los asesinos de nuestros soldados en la
manigua" (18).
En la línea de continuas alusiones al coraje, al
valor y gallardía del pueblo español, a medida que va pasando el tiempo y el
conflicto parece inevitable, en medio de una prosa llena de patriotismo se
pueden ver pequeños destellos que apuntan hacia el peligro que hay latente en
el enfrentamiento: "Verdadero entusiasmo ha producido en toda España la
energía de nuestro gobierno ante la actitud de las cámaras de los EE.UU. y como
toda la isla ha respondido ante la provocación de los yankees. En La Habana, el
anuncio de la guerra ha provocado tal entusiasmo que numerosos grupos recorren
las calles dando vivas a España.
Predominan los temores ante las próximas
catástrofes. Al gobierno que hoy rige, se le achacan desaciertos, los peligros
crecen y nadie puede predecir lo que pasará. Ante las difíciles circunstancias
por las que atraviesa el país, es digna de encomio la actitud del gobierno, que
dimitió para la formación de un gobierno nacional, así lo expuso el señor
Sagasta a la reina.
En esta ciudad no se habla sino de guerra. La
actitud patriótica del pueblo es digna de encomio, los jóvenes están
abandonando los talleres para ir a incorporarse a los batallones que se están
organizando.
Si algo grande nos queda es el amor a la
patria" (19).
En un intento de reforzar la posición de
patriotismo, D.A. da a conocer a sus lectores como se vive el conflicto en
otros países. Aunque se hace especial mención de aquellas manifestaciones que
son favorables a la posición española: "Crece el entusiasmo en Méjico por
la causa de España con los EE.UU. Tan pronto se rompan las relaciones invadirá
el territorio de los EE.UU. un cuerpo de ejército de 40.000 hombres" (20).
A medida que se acerca el enfrentamiento de Cervera
con la flota estadounidense, las noticias se vuelven más trágicas:
"Shafter avanza sobre Santiago. La escuadra de Cervera ha roto el bloqueo.
Circula la pérdida del 'Furor' y el 'Plutón', ha producido general
consternación".
Un segundo telegrama recibido el mismo día intenta
transmitir cierta tranquilidad: "Se reciben buenas impresiones de la
guerra. Santiago ha rechazado el ataque de las tropas Shafter.
La fiebre hace estragos en el campamento"
(21).
Y definitivamente el día seis de julio, D.A. recoge
en sus páginas la destrucción de la escuadra española y noticias
contradictorias sobre los combates en la misma ciudad de La Habana:
"Telegrafían de Londres, que se ha recibido un telegrama de Washington
confirmando oficialmente que el general yankee Lawton ha entrado en Santiago de
Cuba y que se daban sangrientos combates en las calles.
La escuadra de Cervera se batió en alta mar
aparentando salir ilesa.
Son desconsoladores los detalles de la catástrofe
de la escuadra. Los prisioneros hechos por los americanos se elevan a 1.300 y
se encuentran en el Nueva York.
En Santiago de Cuba sigue reinando la mayor
decisión para al defensa. Es falsa la noticia que hayan atacado los arrabales
de la ciudad" (22).
Aunque el fracaso estaba consumado, se siguen
trasmitiendo falsas esperanzas sobre las posibilidades reales de las tropas
españolas que se encontraban sitiadas en la capital cubana: "No se ha
recibido el parte oficial del combate de Santiago de Cuba, los pormenores son
de corresponsales extranjeros.
'The Times' hace grandes encomios de la pericia y
de los jefes de las tropas españolas y del arrojo y valentía de nuestros
soldados.
Los americanos muertos en combate se hacen ascender
a más de 4.500" (23).
A partir del catorce de julio es cuando ya se
empieza a hablar de paz con cierta insistencia, aunque los deseos de finalizar
el conflicto chocan con los intereses del general Blanco(24), responsable de la
defensa de La Habana, el cual era partidario de continuar la guerra, utilizando
como único argumento la defensa del honor, la gallardía del soldado español...
"Siguen los rumores de paz. Las cámaras de comercio han telegrafiado al
presidente ofreciendo su más eficaz apoyo para la consecución de la paz.
Republicanos y socialistas la apoyan. Los carlistas rechazan la propuesta y
están decididos a impedirlo. / Se ha suspendido el bombardeo de Santiago. La
respuesta de general Blanco acerca de la paz es terminante: está resuelto a
continuar la guerra. / Inglaterra se opone a la desmedida ambición de los
Estados Unidos" (25).
Tras la toma de La Habana
Consumada la toma de La Habana (26) por las tropas
americanas apoyadas por los insurrectos, D.A. se hace eco de los problemas
entre ambos en un intento de desprestigiar al enemigo: "Se pronuncia cada
vez más la tirantez entre las partidas de insurrectos y los yankees. Shafter
amenaza con desarmar a los descontentos si se promueven desordenes. Se
desmiente la muerte Calixto García" (27).
El fervor patriótico no se perderá aún después de
la derrota, siempre quedarán palabras para referirnos al honor español. Como
muestra de esa altivez que hasta en la derrota es prepotente: "Indignación
se siente cuando se oyen los relatos de los sucesos de nuestros compañeros
ultramarinos que el alma se conmueva e indigne ante el atropello del reconocido
derecho de un pueblo acreedor a más dignas consideraciones que las por los
inhumanos yanquis al nuestro guardadas" (28).
Dos ejemplos más recogidos de D.A.: "No puede
domeñarse el espíritu español a soportar la imposición del vencedor ni a sufrir
resignado las vejaciones que su calidad de vencido le imponen las
circunstancias.
Calla, tolera y espera, espera algo sublime y
desconocido que ha de devolverle su dignidad, su primacía y su honra
ultrajada" (29).
"Terminó el calvario en que España ha sido
crucificada ante el poderío de los poncios norteamericanos, ellos que en sus
escudos blasonan el lema de Justicia, Igualdad y Fraternidad actuaron de
tiranos, triunfando el despotismo con fuerza bruta.
Ya no hay derechos de gentes, naves acorazadas y
cañones constituyen los códigos para imperar cuando lo rechaza la civilización
del siglo en la que prevalecen las doctrinas democráticas.
Mc-Kinley no es el apóstol de Monroe: América para
los americanos. Mac-Kinley codicia el mandato absoluto en Oceanía y hoy le toca
a España humillarse.
Montero Ríos, eminente español, que aceptó
acongojado una misión donde no se conquistan laureles y sí amarguras, retorna
con dignidad después de defender con dignidad nuestras débiles posiciones.
Regresa cargado de aflicciones pero cumplió fielmente los deberes de español
valiente, honrado, caballeroso y leal" (30).
Creo que la muestra escogida es lo suficiente
significativa como para incluir a Diario de Avisos de Tenerife dentro del
conjunto de diarios de toda España que en este conflicto tomaron una actitud
beligerante, patriotera y ajena a la realidad del conflicto y del propio país.
Lamentablemente esta actitud en periódicos más influyentes (31) favoreció la
creación de un clima emocional que tenía poco que ver con la realidad española,
de su política en ultramar, del estado de sus fuerzas militares y lejos de
potencial militar.
En realidad, Diario de Avisos de Tenerife es sólo
correa de transmisión de una actitud belicista generalizada que traslada al
pueblo de Tenerife. Además, las islas Canarias viven el conflicto con el
añadido de una posible invasión por parte norteamericana, o pueden convertirse
en moneda de cambio en las negociaciones de paz mantenidas en París.
El sábado tres de diciembre de 1898 se leía en
D.A.: "Ha producido verdadera sorpresa la noticia que telegrafían desde
Washington de que Mc-Kinley ha dado órdenes para que se venga a Europa en el
mes de febrero la escuadra norteamericana. Se cree este acto como una
demostración de poder naval de los Estados Unidos".
Más alarmante sería lo que apareció cuatro días más
tarde: "La paz ha quedado ultimada, aunque el próximo miércoles habrá de
nuevo reunión. Las condiciones del tratado son:
- Abandono de Filipinas y del archipiélago Joló.
- Los EE.UU. entregarán a España 20 millones de
dólares.
- Los EE.UU. compran Las Carolinas.
Queda en suspenso el asunto de la deuda de Cuba.
Los comisionados afirman: "Hemos tenido que doblegarnos, no ha habido otro
remedio para evitar mayores males".
'The Globe', de Londres, publica el siguiente
telegrama: "Si la propuesta española no se produce mañana, Mr. Day
indicará que el próximo día 23 finalizará la tregua existente".
El programa de Washington es apoderarse de
Canarias, hacer una demostración frente a las costas españolas y ocupar Ilo-Ilo
y todos los puertos de Filipinas que aún estén en manos españolas. Y si España
no cede Filipinas, lo que harán sencillamente es apoderarse de ellas y España
perderá la indemnización que estaba a punto de serle concedida".
En definitiva, 'Diario de Avisos', con su forma de
proceder, contribuye a avivar el clima emocional existente en gran parte del
país y, sin embargo, sus informaciones no son útiles para que sus lectores se
hagan una idea clara de lo que realmente estaba ocurriendo en Cuba.
Análisis hemerográfico de D.A.
'Diario de Avisos' era una publicación que salía a
la calle todos los días excepto los festivos. Cuatro páginas se mantienen hasta
mediados de octubre. A partir de esta fecha y hasta diciembre se reduce a dos
páginas, sin que se den explicaciones sobre el particular.
En la primera página donde aparece la cabecera que
incluye el escudo de Canarias, nombre, número, año, fecha y precio del
ejemplar. Las secciones fijas son las denominadas partes y oficial. En la
primera se incluyen datos sobre precio de alimentos de primera necesidad,
horarios de misas o de la previsión del tiempo. En la sección oficial se pueden
encontrar notificaciones de organismos judiciales o municipales y edictos
judiciales. La página se completa con publicidad –productos medicinales,
compra-venta de animales, alquileres, etc.-. Y con datos sobre el cambio de
monedas, llegada de buques o de aquellos barcos que estaban en tránsito y
aceptaban mercancías para otros puertos.
En páginas interiores aparecen secciones como
Crónica, Gaceta o Telegramas. La primera incluye referencias de otros
periódicos y la ampliación de los telegramas que aparecen en la sección del
mismo nombre. Los telegramas esta firmados por Raymon y proceden "de nuestro
servicio particular de Madrid". En ocasiones se recibían hasta tres
telegramas en el mismo día incluyéndose en la data la indicación expresa de la
hora en que fue recibido cada uno de ellos.
Cuando el conflicto alcanza mayor gravedad, en esta
misma sección se publican los telegramas oficiales que enviaba la Capitanía
General de La Habana al Ministerio de la Guerra en Madrid y éste a su vez
reenviaba al resto de capitanías generales. El contenido eran descripciones de
hechos militares en los que magnificaban los daños enemigos y se aminoraban los
propios.
La sección Gaceta incluye las noticias propiamente
locales, aunque se ocupa esta sección con descripciones o narraciones de
acontecimientos bélicos que no aportan información sustancial, pero ayuda a
mantener el carácter beligerante de la publicación.
La publicación de un relato y publicidad completan
las páginas tres y cuatro del cada ejemplar. Cuando el diario se queda con dos
páginas se mantienen la sección de telegramas y partes, reduciéndose la de
crónicas, desapareciendo el relato que se publicaba cada día y la mayoría de la
publicidad.
1898
CRONOLOGÍA DE LOS ACONTECIMIENTOS
11 ABRIL
Mc Kinley pide al congreso autorización para usar
fuerzas militares y navales para asegurar la paz y el gobierno de Cuba,
20 DE ABRIL
Cervera convoca a sus oficiales para comunicar las
órdenes recibidas: Viajar a Filipinas y Cuba para aceptar o evitar la batalla
con los EE.UU.
23 DE ABRIL
Mc Kinley llama a la Guardia Nacional. Se preparan
los preparativos para una posible invasión de Cuba.
26 DE ABRIL
Mc Kinley da instrucciones a Rufus Shafter
[brigadier] para que llevara una fuerza de reconocimiento a Cuba. [Inicialmente
eran 4.000 hombres, sin embargo Shafter logra que se aumente a 10.000]
27 DE ABRIL
El comodoro Dewey pone rumbo a Manila
29 DE ABRIL
La flota se hace a la mar enviando Cervera el
famoso telegrama al país: "Con la conciencia tranquila me dirijo al
sacrificio, sin que se me hayan explicado las razones del Almirantazgo, y
sabiendo que mis propias recomendaciones no se han tenido en cuenta"
1 DE MAYO
Dewey destruye la pequeña flota española en la
bahía de Manila sin una baja.
19 DE MAYO
La escuadra de Cervera llega a la bahía de Santiago
sin ser vista por los americanos.
26 DE MAYO
Scheley llega con la escuadra a Santiago con
grandes precauciones. No sabía que ya Cervera había llegado desde la Martinica.
Se retira de los alrededores de Santiago en busca de carbón.
29 DE MAYO
Regreso de Scheley a los alrededores de la bahía de
Santiago. El buque insignia español permanecía en la bahía sin camuflaje,
mientras el ministro de Guerra español había indicado a Cervera el regreso a la
península.
3 DE JUNIO
Continúan los preparativos en Tampa (Florida) de la
expedición que iba a desembarcar en Cuba. Los coroneles Roosvelt y Wood están
al mando de un regimiento de voluntarios para partir.
8 DE JUNIO
Comienza la salida de las tropas americanas de
Tampa con destino a Santiago.
20 DE JUNIO
La flota americana se presenta frente a las costas
de Santiago. Desembarco del almirante Sampson y el general Shafter para visitar
a Calixto García, líder de la insurrección cubana.
22 DE JUNIO
Desembarcan 6.000 soldados americanos. Las tropas
españolas no hacen el más mínimo esfuerzo por defender el territorio. Las
relaciones Cervera y Blanco capitán general de La Habana son muy malas, tanto
como las Shafter y Sampson
23 DE JUNIO
Los estadounidenses toman el puerto de Siboney sin
encontrar resistencia española
28 DE JUNIO
Calixto García recibe la visita de William Randolph
Hearst y le ofrece una bandera de batalla en conmemoración de los servicios
prestados por el "Journal" a la libertad. Se conoce como la
influencia más poderosa que había impulsado a los Estados Unidos a ayudar a
Cuba.
Comienza a publicarse el "Journal-Examiner"
para las tropas americanas en Cuba. Hearst se autonombró corresponsal de
guerra.
1 DE JULIO
Tuvo lugar la única batalla terrestre de
importancia [la colina de San Juan], una batalla desigual en efectivos que se
saldó con la rendición de tropas españolas, aunque durante un tiempo 700
soldados españoles retuvieron a 6.000 soldados americanos.
3 DE JULIO
La flota sale del puerto con la idea de romper el
bloqueo. Entra en Santiago la columna del coronel Escario procedente de
Manzanillo por el camino del Cobre. Los insurrectos no lo impiden. La llegada
de esta columna no aporta sino más bocas, más enfermos, en suma más problemas
para la ciudad.
4 DE JULIO
Sampson telegrafía a Washington comunicando la
derrota de la escuadra de Cervera. [Él no había estado presente, pues un día
antes con el buque insignia había partido hacia Siboney]
8 DE JULIO
Toral ofrece la entrega la ciudad y la parte
oriental de la isla a cambio de poder retirarse a Holguín.
10 DE JULIO
Washington rechaza el ofrecimiento y se reanudan
los bombardeos sobre Santiago
12 DE JULIO
Llegan refuerzos para los americanos al mando del
general Miles. La miseria en la tropa era grande. Se habían detectado casos de
malaria y la fiebre tifoidea era estaba muy extendida. Los periodistas americanos
no hablaban del triunfo, sino de la miseria de los soldados.
El general Blanco era partidario de una defensa a
ultranza de la ciudad. a lo que el ministro de Guerra contesta: "Me
sorprende que, estando ya salvado el honor de su indomable ejército -como
indudablemente lo está para admiración del mundo entero... - persista usted en
incitar a las fuerzas de la provincia de Santiago a continuar una guerra en la
que no pueden, ciertamente, ganar más laureles..... y no puedo explicarme su
tenacidad a la hora de mantener nuestra posición en un territorio ingrato que
nos rechaza y se nos hace odioso con su deseo de separarse de la madre patria.
Blanco tendría aún un "detalle" más. El
mismo día 14 indica a Toral que intente un ataque frontal contra los americanos
conjuntamente con las tropas e Linares desde Holguín. Las condiciones del
conjunto de la tropa hacen desistir de esta última intentona al negarse Linares
a participar.
14 DE JULIO
Nueva reunión de comisionados españoles y
norteamericanos para fijar las condiciones de la rendición de Santiago.
16 DE JULIO
Firma de la rendición española en La Habana
11 DE AGOSTO
El gobierno español acepta las condiciones de paz
impuestas por los Estados Unidos.
15 DE AGOSTO
Manila se rinde a las tropas americanas
10 DE DICIEMBRE
Firma del tratado de paz.
1 DE ENERO 1899
España se compromete a finalizar la repatriación de
todas las tropas.
NOTAS
FORMA DE CITAR ESTE TRABAJO DE LATINA EN
BIBLIOGRAFÍAS:
Nombre del autor, 1998; título del
texto, en Revista Latina de Comunicación Social, número 9, de septiembre de
1998, La Laguna, en la siguiente dirección electrónica (URL):
http://www.lazarillo.com/latina/a/43enri.htm