Investigación de la comunicación en Argentina - Reflexiones sobre la
investigación crítica
(9.560 palabras - 21 páginas)
Dra. Paulina Beatriz
Emanuelli ©
Profesora de la Escuela
de Ciencias de la Información de la Universidad Nacional de Córdoba (Argentina)
Este trabajo, a modo de pantallazo, propone una
travesía por algunas de las problemáticas y orientaciones en la que se ha
desarrollado la investigación comunicacional en Argentina. Poniendo especial
énfasis en la investigación desde una perspectiva crítica, se la relaciona con
el marco contextual en la que se construye. Incursiona en algunos de los
desafíos y limitaciones a los que está sometida en el presente y propone
algunas reflexiones al respecto.
Se trata, más que de brindar una sistematización,
proporcionar algunos elementos o aportes que ayuden a reflexionar, debatir y
aproximarse a objetivos o proyectos que podamos compartir en el campo de la
investigación en comunicación.
¿Qué investigamos?
Hablar de investigación en comunicación implica, en
principio, hablar del gastado y complejo tema del objeto de estudio de la
comunicación. Sin entrar aquí a discusiones epistemológicas que no son el
objetivo del presente artículo, existen estudios que demuestran que los medios
masivos de comunicación han constituido el objeto de estudio por excelencia en
nuestra disciplina.
Esta centralidad de los medios masivos
(fundamentalmente prensa, radio y televisión) en los campos académicos está
relacionada con distintos factores.
En principio han sido clave su vertiginoso
crecimiento -desde finales de la segunda guerra mundial- y el avance de la
tecnología en la última década. La incorporación de los medios a la sociedad y
la adopción de nuevas tecnologías han contribuido en la producción de
transformaciones socioculturales, económicas y políticas que los ubican en un
lugar de preeminencia en las sociedades contemporáneas.
Para afianzar esta 'centralidad massmediática',
también ha contribuido la importancia otorgada a la comunicación por el
desarrollismo. Desde la década del cincuenta y con mayor énfasis en los sesenta
se consideró la comunicación como generadora de desarrollo en tanto difundiera
educación e innovaciones tecnológicas. Esta conceptualización llevó a una
propuesta de expansión de los medios masivos (1) en todo el mundo y
especialmente en los países subdesarrollados.
No obstante, la comunicación social y de masas son
una realidad integrada por muchos aspectos que se relacionan, involucran y
trascienden los medios masivos.
Pensar la comunicación es considerarla como
procesos y productos de interacción social en los cuales se inscriben
intercambios de sentido que constituyen un entretejido de interacciones (2).
La comunicación que trasciende las fronteras
geográficas es el espacio donde se diseñan y definen viejas y nuevas
relaciones, marcos y reglas para la interacción entre los sujetos, sus
identidades y socialización, sus sistemas de normas y valores.
Estas nuevas prácticas construidas en los espacios
mediáticos, pero también más allá, reformulan la vida cotidiana, la cultura, la
economía y la política.
La complejidad del objeto es una limitación
importante ya que no puede ser reducida a un esquema simple sin correr el
riesgo de no abarcarlo. De hecho, la comunicación puede y debe ser abordada por
distintas disciplinas, además debe considerar el contexto donde se produce el
proceso comunicacional.
Quede claro entonces que hablar de investigaciones
de la comunicación nos remite a un conjunto de prácticas sociales, institucionalizadas
o no, que buscan generar un conocimiento sobre o relacionado con la
comunicación y que se desarrollan inmersas y condicionadas por distintos
factores.
La investigación de la comunicación en Argentina
La historia de la investigación en comunicación en
Argentina, como en todo el mundo, ha estado y está influida por las diversas
condiciones de producción en las que emerge.
Las transformaciones sociales, culturales y
políticas, han definido regulaciones y censuras. Los numerosos quiebres
institucionales (3) marcaron el trabajo intelectual. En algunos casos, los
investigadores que fueron perseguidos (1976) debieron asilarse en otros países.
En otros casos más aberrantes fueron asesinados o desaparecidos y sus libros,
al igual que los libros que se consideraban peligrosos, fueron quemados.
La inestabilidad en el plano económico, los
sucesivos vaivenes y disminuciones en el poder adquisitivo han incidido también
en la producción de investigaciones, generando, cada vez más, un desplazamiento
y proliferación de investigadores que se integran a la lógica del mercado.
Los aportes o influencias de la evolución y debate
en las ciencias sociales (4) y su desarrollo en países más avanzados marcaron
el rumbo de numerosos estudios y/o temáticas (5). Especialmente desde Europa y
fundamentalmente Estados Unidos se han sentido influencias marcadas en la
evolución de la investigación comunicacional argentina y latinoamericana.
Asimismo, el desarrollo local de los medios de
comunicación y la adopción de nuevas tecnologías delineó tendencias y marcó los
tiempos de esta investigación (5).
Los comienzos en el marco de Latinoamérica
En sus comienzos, desde inicios del siglo y hasta
los años cuarenta inclusive, el estudio de la comunicación se manifestaba en
forma esporádica y ocasional. Era fruto de un esfuerzo e interés personal y no
institucional.
En aquel entonces, las grandes disputas de poder
estaban localizadas en Europa y los jóvenes países latinoamericanos, algunos
con democracias incipientes, cumplían un papel de proveedores de materia prima
y se desenvolvían con relativa independencia.
El medio de comunicación predominante era la
prensa. En consecuencia, el gran énfasis se puso en el estudio del periodismo
impreso que fue analizado en sus aspectos históricos, ético-jurídicos y
literarios. De esta forma se realizaron biografías de periodistas eméritos,
reconstrucción de perfil e historia de empresas editoras o se catalogaron
periódicos que circulaban en determinada época. A estos estudios de tipo
histórico, se agregaron también estudios de crítica literaria y trabajos de
interpretación de la legislación que reglamentaba la actuación de la prensa y
normaba el comportamiento de los periodistas.
Luego con el impulso y crecimiento de la radio se
realizaron algunos estudios de audiencia y propaganda con fines comerciales. Se
buscaba la eficacia de la comunicación de manera conductista concibiendo a los
individuos como sujetos inactivos fáciles de influir para el consumo.
El panorama comienza a cambiar en la década de los
cincuenta y los sesenta con la consolidación de la radio, el cine y una
incipiente pero impactante televisión (7). La prensa creció e incorporó las
innovaciones tecnológicas que mejoraron su impresión y calidad del papel. La
publicidad se consolidó y diversificó cobrando gran relevancia.
Eran los años de postguerra, Estados Unidos
victorioso, comenzó su proyecto de expansión hacia Latinoamérica. La gran
producción de bienes industriales norteamericanos comenzaban a colocarse en los
mercados latinoamericanos. Fue clave en esa época la Alianza para el Progreso
(8) que a través de sus propuestas desarrollistas permitió el ingreso de
capitales estadounidenses a los países de la región. También influyó la
supremacía de Estados Unidos en la UNESCO quien presionó por los programas de
difusión de tecnologías de la comunicación hacia los países del sur y hasta
propuso-impuso líneas de trabajo en comunicación ligadas a los derechos y
deberes de los periodistas.
Así se inicia un sesgo que aún perdura: "...
La investigación sobre comunicación en Latinoamérica ha estado, y todavía está,
considerablemente dominada por modelos conceptuales foráneos procedentes más
que todo de Estados Unidos..." (Merino Utreras: 1985, 30) (9).
De esta actitud expansionista surgen tipos de
estudios que tratan de acercar los nuevos productos a la sociedad. Los estudios
más significativos de la época fueron los de audiencia y los de opinión
pública, los que se sumaron a los anteriormente mencionados.
En este período es importante señalar la acción de
CIESPAL (10) que tiene gran proyección en todo el continente. Además de
entrenar docentes y periodistas, esta institución puso especial énfasis en la
investigación. Se podría decir que CIESPAL atraviesa por dos momentos
diferenciados. Uno integrado a las teorías existentes (1959 a 1970) y otro de
elaboración propia que significó el mayor período de producción original de la
región.
En la primera etapa, la perspectiva de abordaje de
la comunicación social fue esencialmente la periodística. Coincidiendo con José
Marques de Melo y Javier Esteinou Madrid, podemos caracterizar la investigación
de CIESPAL en esta primera etapa como:
"... dos modelos diseminados por CIESPAL ganan
amplitud: los estudios de morfología y contenido de la prensa
(metodológicamente orientados por el francés Jacques Kayser) y los estudios
sobre el comportamiento del público consumidor de los medios de comunicación
(metodológicamente inspirados en las técnicas norteamericanas de lectura y de
análisis de audiencia)..." (Marques de Melo: 1985, 5).
"... Con apoyo de CIESPAL las teorías
organicistas y los métodos cuantitativos con todas sus variantes penetran
transparentemente en muchos de los planes de estudio de las escuelas de
comunicación. Los esquemas de Laswell, Lazarsfeld y Schramm fueron modelos
dominantes que durante más de 10 años se emplearon para comprender la
comunicación..." (Esteinou Madrid: 1985, 23).
Ya en mitad de la década de los sesenta se podían
vislumbrar tres grandes líneas de estudios algunos de las cuales habían
empezado a gestarse en épocas pasadas. Los estudios histórico-jurídicos
(académicos tradicionales), los sondeos de opinión y audiencia (comerciales) y
los estudios de contenido (morfológicos).
En Argentina, la investigación seguía siendo
escasa, y más bien en ámbitos privados. En el ámbito público, había una Escuela
de Periodismo y Ciencia de la Información en La Plata y la producción más
importante se concentraba en Buenos Aires donde no había escuelas de
comunicación, sino carreras como sociología, filosofía y letras. En ese
momento, la investigación se concentraba en el Instituto Di Tella, más
exactamente en el Centro de Investigaciones Sociales, donde los estudios
dominantes sobre teorías de la comunicación y modelos lingüísticos se enrolaban
en corrientes estructurales y semióticas (11). Más adelante, comenzaron a
crearse numerosas escuelas de Ciencias de la Información y de Periodismo en
donde cobraron gran relevancia los modelos teórico metodológicos antes
mencionados.
La investigación crítica
Los años setenta encuentran la investigación en
comunicación atravesada por dos grandes corrientes: los que aceptan la sociedad
como es y que destinan sus trabajos y esfuerzos a sondeos comerciales;
dedicándose al perfil de audiencias urbanas, la morfología de los periódicos o
a estudios jurídicos e históricos no comprometidos. Eran estudios muy
influenciados por la teoría y metodología de la 'mass communication research'.
Por otro lado, comienza a emerger una vanguardia crítica, de inspiración
frankfurtiana, que marcará la investigación latinoamericana y argentina.
Sin dudas esta vanguardia se encontraba imbuida del
espíritu de la época. Recordemos al acontecimiento político más significativo
de los aires revolucionarios en Latinoamérica: la revolución cubana de 1959. De
allí en más, numerosos movimientos revolucionarios se extendieron en la región.
En la década de los sesenta y en medio de un
creciente proceso de industrialización, en Argentina las fuerzas populares se
vigorizaron y las movilizaciones adquirieron un carácter multitudinario. La
rebelión obrero estudiantil de 1969 llamada "Cordobazo" (12) puso en
apuro al régimen militar de J. Carlos Onganía (1966 70) quien debió renunciar.
Eran tiempos donde el fortalecimiento del proletariado, los indicios de lucha
de clase, acercaban el sueño de la toma del poder por el pueblo.
En tanto en el campo de la comunicación, se
producen varios acontecimientos importantes. La llegada al poder de la
izquierda o nacionalistas en condiciones de legislar o intervenir en los medios
masivos hizo necesario estudiar distintas aspectos para poder generar
propuestas de intervención. Del mismo modo, en el campo teórico se produjeron transformaciones
importantes.
La llegada de Salvador Allende al gobierno de Chile
(13) hizo necesaria una revisión sobre las responsabilidades de los medios de
comunicación y la producción de mensajes. En Perú, el gobierno militar de
Velazco Alvarado, como parte del Plan Inca (14) puso en evidencia la relación
de poder comunicacional con el poder político y económico.
En Brasil, Paulo Freire (15) con sus trabajos en
educación popular, deja al descubierto junto a la teoría de la dependencia, la
dureza del proceso de dominación social: la verticalidad comunicacional y la
ausencia de diálogo que lleva a la exclusión de grandes sectores sociales en
todo el continente. Una exclusión que está relacionada a la dominación que
sufre el pueblo y permite la expansión de los países capitalistas a instancias
del subdesarrollo de países más pobres. Es decir, se concluye que el
subdesarrollo en la región, no es más que una consecuencia del desarrollo de
los países capitalistas, especialmente Estados Unidos.
El dinamismo político e ideológico imperante en el
mundo entero y por ende en América Latina constituyeron el marco y fermento de
una vanguardia intelectual de izquierda. La CIESPAL (16) misma realiza una
autocrítica sobre su propia evolución y las perspectivas de la investigación en
la región produciendo un giro de ciento ochenta grados en sus propuestas. El
primer paso fue el reconocimiento de la dependencia teórico-metodológica y la
necesidad de realizar búsquedas propias en ese sentido.
Argentina no quedó al margen de todo este
movimiento "... En aquella época, fines de los sesenta y principios de los
setenta, aparece fuertemente el fenómeno de las comunicaciones y sus
problemáticas, la necesidad de analizarlas, de investigarlas pero en el marco
de un tiempo tramado en lo político ideológico..." (Nicolás Casullo en
Mapa Nocturno: 1996, pág. 22).
El rechazo de los legados funcionalistas
norteamericanos predominantes llevó a búsquedas que se orientaron en distintos
sentidos. Se contextualizó el problema de la comunicación situándolo en las
esferas política y económica.
El enfoque crítico de la comunicación se centró en
la relación ideología, poder y comunicación. Cambia el concepto de comunicación
y se revisa el papel de los medios masivos en la sociedad. Los medios, dicho en
palabras de la época, no son sólo transmisores de cultura o información sino
'aparatos ideológicos del estado' (17) que reproducen la ideología dominante
para mantener la dominación y opresión de la clase obrera. En consecuencia,
medios y procesos de comunicación comenzaron a ser abordados pensando en
permitir la participación -inclusión- de los sectores populares mayoritarios.
Esta necesidad de participación se manifestó en
varios espacios. Se organizaron distintas agrupaciones profesionales de
periodistas y otros tipos de comunicadores y comunicadores sociales. Éstas
estaban orientadas a la promoción y defensa de la participación como elemento
esencial del derecho a informar y a estar informados. En el ámbito
latinoamericano surgen la Federación Latinoamericana de Periodistas (FELAP),
Asociación Internacional de Investigadores en Comunicación (AIERI) y la
Federación de Asociaciones de Facultades de Comunicación Social (FELAFACS),
entre otras.
Algunos de los estudios más importantes que se
realizaron desde esta perspectiva crítica podrían agruparse en las siguientes
líneas.
·
Estudios sobre las
formaciones discursivas y los mensajes de la cultura de masas considerando sus
estructuras de significación. En Argentina, tuvo una fuerte influencia el
estructuralismo francés en la figura del investigador belga Armand Mattelart
quien residía en Chile (18). Sus trabajos de corte denuncista, apuntaban a
analizar semiológicamente los rasgos estructurales del discurso de masas
(distintos géneros y sus soportes) en su articulación con la ideología
dominante. Cabría mencionar la diferencia de encuadre y enfoque metodológico
entre la propuesta de análisis de Armand Mattelart y la de Eliseo Verón. (19)
(también semiólogo).
Estos estudios permitieron además del reconocimiento
de las huellas del dominador preparar el campo para la creación de una
conciencia crítica en la lectura de los mensajes de la 'cultura de masas' (20).
·
Estudios sobre la
estructura de poder -nacional y trasnacional- de los medios de comunicación y
las estrategias de dominación instrumentadas por los países centrales
(fundamentalmente Estados Unidos) con los países periféricos o semiperiféricos.
Este tipo de estudios se referían al flujo comunicacional e informacional y la
indagación de las innovaciones tecnológicas relacionadas a la comunicación e
información como nuevas formas y sistemas de control sobre las sociedades
latinoamericanas.
El tema del Nuevo Orden Mundial de la Información y
la Comunicación (NOMIC) fue en su momento un intento internacional
democratizador que generó importantes investigaciones. Enmarcado dentro de las
peticiones de los Estados de Países No Alineados, en Argel (1973), los
problemas del desequilibrio informativo ligado a las desigualdades entre los
pueblos fueron cobrando importancia en la UNESCO. En la Conferencia General de
la UNESCO de 1976 se constituyó la Comisión McBride encargada de indagar sobre
estos problemas y orientar soluciones. La Comisión concluye su trabajo con el
informe "Un solo mundo, voces múltiples" (21) en 1980, en el que
confirma el desequilibrio informacional existente entre norte y sur. Propone
entonces como solución de estos desequilibrios la transferencia y capacitación
tecnológica con bajo costo, a cargo de los países desarrollados y en beneficio de
los subdesarrollados. Al iniciar la implementación del 'Programa Internacional
de las Comunicaciones' (PIDC) -creado en la Conferencia de Belgrado- ocurre el
violento retiro de Estados Unidos y otros países centrales de la UNESCO (1984).
Con este acontecimiento, los fondos de la UNESCO se vieron sensiblemente
disminuidos. El 'PIDC' no pudo llevarse adelante sin recursos y el tema se fue
diluyendo hasta quedar sólo en el lugar del recuerdo. No obstante, los
'estudios transaccionales', inspirados en esta temática, fueron la base de la
que surgió el Instituto Latinoamericano de Estudios Transaccionales (ILET) en
1975 en México. El ILET se dedicaba al estudio de la economía y comunicación y
sus trabajos se diseminaron en la región.
Estos estudios aportaron una importante línea de
trabajos relacionados con las políticas de comunicación. De esta forma, como
reacción y para poner freno a la trasnacionalización, creció la necesidad de
formular y evaluar políticas nacionales de comunicación y cultura que promovieran
programas de desarrollo acordes con las expectativas de los sectores
mayoritarios del pueblo.
·
Estudios inscriptos en
la comunicación popular o alternativa. La comunicación alternativa, muy
emparentada con la educación popular (acción, reflexión acción), surge como
expresión de un proyecto histórico de cambio y plantea un quiebre con el
concepto de comunicación lineal y vertical que se venía manejando desde el
funcionalismo. Es la comunicación opuesta, alternativa a los autoritarismos
políticos, económicos y culturales propios de la racionalidad del modelo
capitalista transnacional. El concepto clave de esta comunicación es que los
sujetos se intercomunican. Ya no hay emisor y receptor, sino hay sujetos
constituidos históricamente que se relacionan en un intercambio que constituye
un proceso dialogal donde ambos interactúan, debaten, se forman en conjunto. Es
una comunicación horizontal, democrática no autoritaria.
La comunicación alternativa, en tanto proceso
componente de un proyecto histórico de cambio, adquiere un carácter educativo
que provee a los sujetos intervinientes de herramientas teóricas y prácticas
que apoyan la confrontación que lleva al cambio.
La investigación de esta comunicación no es ajena a
los supuestos y al proyecto que le da sentido. De esta manera surge la
investigación - acción (22) (que algunos autores llaman participante (23) como
una práctica de indagación de lo real que apunta a la transformación de la
sociedad. Es entendida como un proceso de producción de conocimientos que se
desarrolla para satisfacer una necesidad surgida de una práctica social; un
proceso colectivo de análisis y explicación de lo real, en el cual se entablan
unas relaciones horizontales que posibilitan una síntesis entre las
experiencias distintas de los sujetos. De esta forma, la investigación - acción
unifica los conceptos "conocer" y "hacer", de tal manera
que vincula: investigación, planificación, acción y evaluación en un mismo
proceso. Ya no se trata de una actividad de indagación ejercida desde 'afuera'
del objeto sino ejercida dentro del objeto mismo. En ella, los sujetos
intervinientes se convierten en objeto y a su carácter cognoscitivo, propio de
la investigación, se suma una dimensión pedagógica donde todos se forman en
conjunto teórica y prácticamente. "... el énfasis está en la producción y
apropiación socializada de conocimientos de una realidad concreta y en el
propio proceso de aprendizaje de los modos de aprenderla..." (24).
Esta investigación ofrece un verdadero desafío para
los investigadores ya que debe utilizar métodos y procedimientos que posean
rigor científico y a la vez faciliten la participación de sujetos no
adiestrados (la comunidad donde se realiza) en esa tarea. Cabe señalar, que el
profundo contacto con los grupos implicados en el problema real marca su
limitación: no puede aplicarse a un universo mucho más amplio.
Estos estudios contribuyeron al conocimiento de
diversos tipos de innovación y experimentación de nuevas prácticas
comunicativas, especialmente con soportes ligeros para los que no es necesaria
una gran inversión económica. La investigación - acción se aplicó en el
contexto de la comunicación social como forma de captar la información y sus
efectos en redes formales que componen determinadas actividades sociales como consumo,
trabajo y educación.
En resumen, entre los sesenta y setenta la tríada
ideología, poder y comunicación abordados desde una perspectiva semiótica,
sociológica pero fundamentalmente política y económica, constituyeron los
ámbitos en los que se desarrolló la investigación crítica de la comunicación en
Argentina.
Estos estudios quedarían postergados o serían
continuados en otros países a causa del golpe de estado conocido como
"Proceso de reconstrucción nacional".
Como consecuencia de la devastación producida por
el golpe militar de 1976, (25) la investigación crítica en Argentina sufre un
deterioro significativo. En la década de los sesenta, el imperio de las ideas
modernas pudo enfrentar la dictaduras militares de Juan Carlos Onganía
(1966/70), Roberto Levinstong (1970/71) y Alejandro Lanusse (1971/1973) y hasta
enriquecer el peronismo de 1973.
Pero aquella euforia general provocada por la
movilización de los sectores obreros, sindicales y estudiantiles fue
rápidamente aniquilada con la represión más dura (26).
El terror gobernó sobre las instituciones, las
personas, las ideas y los sueños. El campo intelectual fue especialmente
acosado.
El grueso de intelectuales críticos se exilió en
otros países y los que se quedaron se diseminaron lejos de las grandes urbes.
Muchos fueron a México, otros países de América Latina, y a Europa,
principalmente a España.
En los países latinoamericanos ya había
antecedentes de exilios, un gran número de chilenos luego del golpe militar de
Augusto Pinochet en 1972 habían iniciado la dolorosa senda.
En los primeros años (1976 - 1980) la supervivencia
en el país fue espantosa.
En un ocultamiento total, se vivían las
persecuciones y los secuestros. Pero no se hablaba de ellos. Las políticas
institucionales (cualquiera de ellas) se orientaban en primera instancia a la
'limpieza ideológica' y desde luego no había segunda instancia alguna. Todo era
sospechoso. La persecución y la sospecha se instalaron como herramientas de
control coercitivo. Millares de desaparecidos, desolación...
Libros quemados, bibliotecas devastadas se
pretendió un imposible: borrar a Karl Marx y su pensamiento de la historia.
Aunque ni siquiera fuera su pensamiento, bastaba con que sonara sospechoso.
Heriberto Muraro cuenta:
"... El ejército quemó la edición completa del
primero de mis libros (27) pero tuvo la gentileza de no quemar a su autor.
Alguna vez vi, en una foto publicada por una revista de la Editorial Atlántida,
para mi deleite, que en el museo de la subversión de Campo de Mayo se exhibía
un fascículo mío sobre los efectos de la comunicación de masas, que había
escrito para Centro Editor. En realidad era un refrito de escritos
norteamericanos que hablaba de los líderes afectivos y de los líderes
instrumentales. Estaba dentro de la más estricta ortodoxia de la communication
research, si se quiere..." (Heriberto Muraro, en Mapa Nocturno: 1996, pág.
81).
Las universidades fueron intervenidas, las ciencias
sociales y la filosofía fueron especialmente acorraladas. Sus planes de
estudios y contenidos fueron manoseados y bastardeados.
El resultado de toda esta represión social, la
prohibición de reunirse y tratar determinados temas, provocó un debilitamiento
del tejido social, un condicionamiento y control de la interacción social que
llevó a un encapsulamiento, repliegue en lo personal, de los individuos. La
gente no se reunía, apenas se saludaba y a veces ni siquiera eso.
¿Cómo trabajar o pensar en ese contexto?
Los primeros años de la dictadura fueron para la
investigación de total inmovilidad. Se produjo un distanciamiento de la
temática, un repliegue en lo personal y familiar. Se buscó generar un espacio
que permitiera reconstruir los esquemas de pensamiento y comprensión pues eran
estos a los que apuntaban destruir los métodos represivos.
Hacia el final de la dictadura militar (28), desde
algunos organismos privados comienzan a reorganizarse espacios de discusión
sobre la temática. En Buenos Aires instituciones como CLASCO dirigida en ese
momento por Francisco Delich o CEDES dirigida por Oscar Landi, constituyeron
espacios de encuentro para varios investigadores del área que estaban en el
país.
Con la vuelta a la democracia, y poco a poco, los
investigadores que estaban en el exterior comenzaron a volver. Los que estaban
en el interior se acercaron a las grandes ciudades.
El encuentro fue muy duro. Se habían vivido
experiencias absolutamente distintas. Los que venían de afuera, si bien habían
sufrido el desarraigo del exilio y el choque de la adecuación a culturas
diferentes, habían seguido con sus trabajos, reflexiones y estudios. No
transitaron encarcelamiento, ni persecución, ni siquiera el encapsulamiento o
el terror. Los que se habían quedado querían salir de su ostracismo pero no era
fácil.
Fantasmas que se reencontraban más allá del dolor.
Mundos distintos que comenzaban a consolarse, escucharse, comprenderse... Con
evoluciones intelectuales diferentes pero con ganas de volver y seguir
creciendo.
La vuelta a la democracia, con la recuperación de
la libertad y de las instituciones constitucionales, fue terreno propicio que
permitió la reconstrucción y arranque en el campo intelectual. En 1985 se abrió
la carrera de comunicación en la Universidad de Buenos Aires. Nuevos ímpetus y
aires renovados comenzaron a soplar en el campo. Los equipos de investigación
empezaron a constituirse y a funcionar. Viejos temas postergados ocuparon la
centralidad: comunicación educativa (29) y popular, trasnacionalización, y
políticas culturales comenzaron a recobrar su auge.
A mediados de los ochenta, con la apertura
democrática, la investigación crítica argentina iniciaba su participación en
los debates y trabajos con el resto de los países latinoamericanos gracias a
los esfuerzos personales de los investigadores y algunas instituciones privadas
que los apoyaban.
Sin embargo, nada fue igual que antes. El mundo
intelectual argentino había cambiado. Argentina y el mundo se estaban
transformando, porque fundamentalmente las ideas estaban cambiando.
El neoliberalismo con fuertes bases
neoconservadoras empezaba a instalarse.
El modelo económico que cobraba fuerzas proponía un
estado reducido, que con el pretexto de disminuir el déficit fiscal, dejaba el
camino de las comunicaciones libre a las empresas multinacionales. De esta
manera perdieron sentido las discusiones sobre políticas comunicativas y
planificación de la comunicación estatal, pues los medios no pertenecerían más
al estado. Se había derrumbado la idea de un estado protector de los intereses
públicos por no decir algo que ya sonaba obsoleto 'los intereses de las
mayorías desposeídas'. La transnacionalización pasa a ser vista como un estadio
anterior, pues comienza a concretarse el proceso de globalización.
Al mismo tiempo se produjo un gran avance de las
nuevas tecnologías, que curiosamente están en poder de estas mismos empresas, y
que afectó directamente a los capitales nacionales.
En el campo de la televisión argentina es donde
puede apreciarse con más claridad estas consideraciones.
En 1989 se inició la privatización de las
posesiones del estado en medios de comunicación entre las que se encontraban
dos canales de televisión, los que fueron adjudicados a empresas periodísticas
nacionales. (30)
Las pequeñas o medianas empresas de televisión por
cable, frente a los altos costos de reconversión tecnológica y la difícil
competencia con los grandes grupos de Buenos Aires, encuentran más rentable la
venta de sus compañías a seguir trabajando en el mercado. De esta manera se
siguen consolidando los grupos como MultiCanal, Clarín, VCC, Cablevisión y
Telefé y detrás de estos las empresas telefónicas y los capitales extranjeros.
Poco a poco los capitales nacionales comienzan a
perder terreno frente a los extranjeros. Dadas la alta rentabilidad de las
empresas telefónicas y su capacidad para afrontar la reconversión tecnológica
(el 50% de la red telefónica está digitalizada) pueden competir sin problemas
con los grupos de multimedia o unirse a ellos (31).
Políticamente, en la década de los ochenta es
cuando comienza el principio del fin de la utopía marxista. La desintegración
de la Unión de Repúblicas Socialistas Soviéticas (URSS) y la creación de la
Comunidad de Estados Independientes (32) marca el cierre de un ciclo en la
historia humana. Esta crisis del marxismo en general, tuvo en Latinoamérica y
en Cuba en especial gran repercusión. Los movimientos de izquierdas,
sensiblemente debilitados, se replegaron dejando el terreno libre o con poca
resistencia a la política neoliberal (a veces camuflada) que comenzaba a
consolidarse.
Esta transformación del marxismo y la consecuente
revisión de algunas de sus bases se siente también en el mundo de las ideas.
Algunas de sus categorías de análisis consideradas insuficientes a la luz de
experiencias concretas, son examinadas. Se adoptan los conceptos de ideología y
hegemonía planteado por Antonio Gramsci acercando la dimensión cultural al
campo de la comunicación.
De esta forma se comienza a pensar la compleja
trama de factores que intervienen en la construcción del consenso especialmente
en el campo cultural en donde la comunicación tiene un papel central. En este
terreno es donde se construye el consenso en una constante negociación e
intercambio de producciones simbólicas.
Es importante señalar aquí la gran influencia de
los estudios culturales, que básicamente a finales de los ochenta pero
fuertemente en la década del noventa marca los estudios de la región.
Uno de los conceptos claves de esta corriente ha
sido el de "cultura" desarrollado por Raymond Williams (1977) como un
"sistema total de vida" que se constituye a través de
"prácticas" o "actividades significativas". La construcción
de un orden social o macro se construye en las prácticas y relaciones
microsociales, es decir en la vida cotidiana a través de las actividades e
interacción de la vida diaria de los agentes sociales. Se incorpora entonces
una concepción materialista de la cultura, que influida por la categoría de
"hegemonía" gramsciana (33), se visualiza como el resultado de un
conjunto de prácticas y relaciones determinadas por las condiciones materiales
de existencia de los agentes sociales. Esta construcción del orden social
dominante incluye resistencia y luchas tanto como la subordinación de
alternativas. Se determina en función de los distintos modos de distribución
social y la hegemonía otorga interconexión a prácticas, valores y sentidos en
tanto resoluciones concretas de realidades económicas específicas.
Estamos hablando de un concepto de hegemonía, no
como superestructura, sino un proceso dinámico que tiene límites y presiones
específicas cambiantes y que se materializa en la misma vida cotidiana.
Volviendo al concepto de "práctica" y
"cultura", se puede decir entonces que en las prácticas de
significación culturales la comunicación se plantea como
"negociación" en una interacción entre el receptor y los productos
culturales propuestos. En esa interacción, el receptor acepta, rechaza o
transforma los significados disponibles y cobran especial importancia las
mediaciones en un sistema social que se materializa en la vida cotidiana.
De este modo, los procesos de comunicación no
constituyen un producto para y a partir de los medios masivos sino el conjunto
de intercambio e interacción que producen una "cultura viva". Los
procesos de comunicación se conciben como una articulación de prácticas de
significación en un campo de fuerzas sociales.
La producción cultural de los medios industriales
de comunicación se encuentra con un público que también es sujeto productor de
cultura en tanto es agente activo en la vida social y en sus condiciones
históricas. Para comprender el funcionamiento de los medios de comunicación
tiene importancia esencial estudiar las estructuras de la sociedad y la
situación histórica concreta. Variando las condiciones históricas de existencia
de las fuerzas sociales varían las "negociaciones" en la interacción.
De esta forma se establece la importancia de la
vida cotidiana en la construcción de ideología y consenso y se define un rol
activo del receptor en el sostenimiento y construcción de la hegemonía.
Otro desplazamiento importante se produce en el
campo del estructuralismo. Se pone en tela de juicio el carácter inmanentista
de los análisis y en consecuencia conceptos con que se venían manejando los
análisis del mensaje y se plantea la necesidad de unir mensaje a contexto. De
esta forma las investigaciones se orientan a la búsqueda de aspectos extra e
intertextuales de los procesos de significación que acercan el estudio del
discurso al contexto y su historia.
Queda claro entonces que desde una perspectiva u otra
se establece un renovado interés por la relación de la comunicación y la
cultura en la que se produce.
En centralidad cultural se materializa en diversos
estudios:
·
Estudios sobre los
procesos de constitución identitaria de los sujetos de sectores populares. Se
estudian el papel de la comunicación y la cultura en la construcción de
identidades colectivas como modelos reproductores de lo transnacional (34). Se
buscan las diferencias entre lo nacional y lo regional por oposición a lo
foráneo, en ese momento transnacional, luego sería el modelo emergente de la
globalización.
·
Estudios sobre nuevas
tecnologías. Los estudios sobre nuevas tecnologías no son nuevos, por el
contrario. Lo que varía es la modalidad de enfocarlos. Al comienzo se abordaron
desde una perspectiva de detectar las relaciones internacionales de
dependencia. Se estudiaban entonces, para detectar su función en la
transnacionalización de la cultura.
Poco a poco las perspectivas cambian y comienzan a
indagarse en su espesor cultural. Se estudia el consumo, la adopción, impacto y
naturalización en distintos ámbitos (públicos y privados), de las tecnologías
nuevas del campo de la comunicación, información y entretenimiento. Se busca
indagar sobre la transformaciones que producen en la vida cotidiana y en el
trabajo de la gente.
Otra perspectiva absolutamente distinta, relaciona
la aparición de las tecnologías con un momento histórico de la humanidad, un
nicho cultural, que hace posible su existencia. Se produce un desplazamiento de
la idea de tecnología como innovación, al de efecto de transformaciones o
necesidades socio-culturales pretéritas que le dan cabida.
También desde esta perspectiva histórico
filosófica, se propone indagar las transformaciones culturales que han
producido las tecnologías no sólo en el consumo, sino en los campos de
circulación como el desempeño laboral, los oficios creados a partir de ellas.
·
Estudios sobre culturas
populares. En 1982, Jesús Martín Barbero en su trabajo "Cultura popular y
comunicación de masas" presentado al Primer Foro Internacional sobre
Comunicación y Poder en Lima, propuso tres líneas de trabajo al respecto:
- De lo popular a lo masivo. Se refiere a
cómo se constituye históricamente lo masivo como el desarrollo de ciertas
virtualidades presentes en la cultura del S. XIX. Esta perspectiva histórica
está presente en la mayoría de los estudios actuales, aunque no conserve las
mismas características.
- De lo masivo a lo popular. Se refiere a
estudiar la cultura de masa en cuanto negación de los conflictos a través de
los cuales las clases populares construyen su identidad. Se trata, en primer
lugar, de indagar sobre los dispositivos de masificación: de despolitización,
control y de desmovilización. En segundo lugar, la mediación, esto es, las operaciones
mediante las cuales lo masivo recupera y se apoya sobre lo popular. Se trata
entonces de investigar la presencia en la cultura masiva de códigos populares
de percepción y reconocimiento, de elementos de su memoria narrativa e
iconográfica.
- Los usos populares de lo masivo. Esta
línea de indagación se refiere a qué hacen las clases populares con lo que ven,
con lo que leen, cuáles son gramáticas de recepción, de decodificación. Se
trata de descubrir los procedimientos en los que se encarna otra lógica de la
acción: la de la resistencia y la réplica a la dominación.
Esto significa ubicar el problema a otro nivel, ya
no él de los medios, sino el de las mediaciones y los modelos culturales.
·
Estudios de recepción y
consumo mediático de los sectores populares. De la última línea planteada por
Martín Barbero se desprenden estos estudios nutridos de varios aportes
teóricos. A estos conceptos vertidos por Martín Barbero se suman los de
"prácticas culturales significantes" y otros emanados de los estudios
culturales británicos, además de los aportes semiológicos de intertextualidad,
y aportes de otros autores latinoamericanos como los de Néstor García Canclini.
Esta es en principio la base sobre la que en distintos sentidos evolucionaron
los estudios de recepción latinoamericanos y argentinos.
De esta forma, la investigación crítica pasó de una
etapa denuncista e ideologista con una marcada concepción instrumental de los
medios masivos, a una etapa de estudio centrada en el campo cultural y las
mediaciones intervinientes en la comunicación.
Ya no sólo se habla de medios de comunicación como
reproductores de ideología dominante sino también de un espacio de negociación
en el campo cultural, donde la hegemonía se construye por el consenso y en una
permanente interacción entre la clase fundamental y las clases subalternas y/o
auxiliares. En esta negociación en el campo cultural, los receptores de las
clases subalternas y/o auxiliares aceptan, resisten o rechazan es decir
'negocian' los contenidos hegemónicos que les proponen los medios.
Si bien estos aportes fueron de suma importancia en
el campo, presentan algunas limitaciones que deberán ser superadas:
·
El excesivo énfasis en
la autonomía de la audiencia. Ha habido una tendencia a plantear la actividad
de la audiencia como una forma de resistencia total a los mensajes mediáticos.
Hay autores que tienden a plantear la actividad del receptor como omnipotente.
Debe quedar claro que la audiencia es activa, pero no por eso poderosa.
·
La excesiva tendencia a
homogeneizar impropiamente los textos y las audiencias sin respetar fronteras
culturales ni políticas sin poner esas prácticas en su propio contexto. La
adopción de ciertos lineamientos teórico metodológicos de los estudios
culturales sin considerar la realidad argentina y latinoamericana.
·
La confianza en las
"cualidades polisémicas de los textos". De repente el receptor es tan
activo que los mensajes cobran cualquier sentido y hasta sus mecanismos
significativos de "cierre" se disuelven en la actividad del receptor
·
Pero la limitación más
fuerte es el excesivo énfasis en la fragmentación de los microprocesos dejando
de lado las macroestructuras. Hay una reducción a lo psicológico y
antropológico, a las prácticas cotidianas que deja de lado las prácticas
culturales articuladas como relaciones de poder que constituyen la perspectiva
de comprensión macro social.
El estudio de la comunicación, hoy
Sobre la perspectiva de abordaje de la
investigación de la comunicación cada vez hay más acuerdo en que dada la
complejidad de los procesos comunicacionales, es esencial considerar el marco
donde se produce esa comunicación.
Considerar este contexto implica indagar aspectos
vinculados con tecnologías y medios sus relaciones económicas, políticas,
culturales y sociales.
A modo de esquema, he aquí las cuestiones que deben
considerarse:
·
La evolución y estado
actual de los medios masivos en el ámbito tecnológico.
·
El desarrollo mediático
empresarial y su implicancia económica.
·
Las transformaciones
sociales, culturales y políticas que marcan el desarrollo massmediático.
·
Procesos y modelos de
comunicación, sus modos de abordaje en directa relación con la evolución y
desarrollo de las ciencias sociales.
·
El marco civilizatorio,
socio-cultural, político y económico que constituye la matriz del espacio
cultural donde se produce el fenómeno comunicacional objeto de estudio.
Este último punto quizás es clave para encontrar
una visión totalizadora o global en los que se inscriben los procesos comunicacionales.
Hay que pensar que lo comunicacional, así como la cultura toda, se delimita en
lógicas más amplias, civilizatorias, de concepción de vida, de mentalidad de
época.
Al decir de Calabrese:
"... Toda la cultura de una época se expresa,
en mayor o menor cantidad y de un modo más o menos profundo, en la obra de
cualquiera. Precisamente evitando jerarquías y marginaciones entre textos es
posible descubrir el retorno periódico de algunos rasgos que distinguen nuestra
mentalidad de la de otros períodos..." (35).
Esto no significa generar en una actitud escéptica
o conformista respecto a la irreversibilidad de la lógica civilizatoria, sino
más bien reconocer la génesis donde se produce la comunicación para poder
describir y comprenderla.
Otra cuestión importante es reconocer que la
dimensión compleja de la comunicación trasciende un único ámbito disciplinar y
debe ser ubicada en el ámbito de las ciencias sociales como área del
conocimiento más allá de las disputas de legitimación entre una u otra disciplina
académica.
Del mismo modo que otras disciplinas en las
ciencias sociales, la comunicación acuñó su intento de legitimarse como ciencia
constituyendo su cuerpo teórico. Esta tendencia a buscar la autonomización de
la 'Ciencia de la Información' sobre la base de la 'Teoría de la Información'
que se consolidó entre fines de los sesenta y setenta en Argentina y en América
Latina, marcó una limitación teórica que dejó de lado muchos de los aspectos
contextuales imprescindibles para la comprensión del fenómeno comunicacional.
Ya no puede pensarse la comunicación sin aportes de la historia, política,
antropología, semiología, economía, sociología, psicología y fundamentalmente
la filosofía como necesarios e imprescindibles para comprender la comunicación.
Lo cierto es que por un factor u otro, la
investigación en comunicación ha producido una serie de estudios en general
descontextualizados y fragmentados.
El problema no es la fragmentación, tal vez
deberíamos reconocer con Martín Barbero (1987) que "... los tiempos no
están para síntesis..." sino más bien que estamos en un período de
ebullición donde debe sostenerse un amplio trazo de libertad para posibilitar
la generación de conocimientos y teorías. Son tiempos en que debe es prioritario
pensar, discutir, compartir, crecer y producir.
Desafíos en la investigación crítica
Los noventa con el pleno auge y expansión de la
lógica del mercado son terreno fértil en una sociedad en donde los valores de
la modernidad están en jaque.
Estados nacionales reducidos cuya única
responsabilidad es la de disminuir el gasto público. Gremios y sindicatos
desarticulados e inmovilizados, desocupación en franco crecimiento, naciones
debilitadas económica y culturalmente son sólo algunas de las características
del mundo actual.
Vivimos en una sociedad que en poco tiempo ha
sufrido profundas transformaciones. La ausencia de trascendencia, consecuencia
de la falta de ideales y la desacralización de la modernidad establecen su
dominio en estos tiempos.
Éste es el contexto que enmarca la investigación
crítica actual.
En los sesenta y setenta los espacios de producción
crítica se ubicaban fuera de las instituciones públicas. Actualmente con la
desocupación y las carencias económicas, los intelectuales se debaten entre el
mercado, la crítica y la subsistencia. Las instituciones privadas regidas
fundamentalmente por la lógica mercantil no son el campo propicio para la
investigación crítica.
El proyecto neoliberal imperante condiciona también
la ideología académica institucional y el mercado laboral profesional. Se está
imponiendo una forma de trabajo. Una lógica de funcionamiento que, más allá de
la moda, se caracteriza por la lucha del mantenimiento de la posición personal
en el mercado intelectual.
El compromiso que otrora fuera ideológico político,
de transformación social, es hoy de posicionamiento individual en el campo
laboral.
Estamos en un estado de emergencia y supervivencia
donde lo superficial, la estética, el simulacro, la imagen, el hedonismo y la
falta de futuro son lo imperante.
La propia universidad argentina, en plena
transformación y adecuación a esta lógica mercantil, refuerza e impulsa el
modelo de producción y reproducción numérica en contraposición de la calidad de
lo producido.
Esto se hace más visible en el Programa de
Incentivos (36) donde no se paga por pensar, sino por investigar y publicar. De
esta manera se crea un aparente crecimiento explosivo de la investigación.
Ahora bien, este programa en muchos casos ha sido promotor de investigaciones y
grupos de investigación, pero en otros ha generado como respuesta de
supervivencia en el sistema, estrategias que se materializan en una tendencia
al simulacro y la apariencia en lugar de realizar investigaciones reales.
Aún así con todo lo que ello implica, hoy más que
nunca, la universidad pública debe preservarse como espacio para el libre
pensamiento y la generación de conocimientos. Los esfuerzos deben orientarse a
la permanencia y avance de las temáticas críticas en detrimento de una rutina
mercantil académica.
Por eso, en esta realidad académica institucional
de las universidades públicas es imprescindible pensar el lugar de la
investigación de la comunicación crítica y los rumbos que debe seguir.
En principio, la posibilidad de intervención de los
setenta con el acceso al poder de gobiernos democráticos populares marcó una
urgencia para la intervención que en actualidad se ve como lejana. Existe la
idea de que uno puede tomarse un tiempo para pensar la comunicación pues no hay
urgencias en la planificación de políticas de intervención social.
Este es el primer punto que se debe reconsiderar.
Que las condiciones no estén dadas, no significa perder la claridad de para se
investiga. Conocer para transformar. 'Pensar la comunicación' es imprescindible
pero también lo es, generar propuestas de acción.
La falta de urgencia de intervención puede llevar a
la ilusión de que se tiene todo el tiempo por delante. Grave error, porque los
esfuerzos de intervención deben darse en instancias micro o macro de acuerdo a
las posibilidades que surjan.
En este 'pensar la comunicación' se han
profundizando líneas de trabajo en el campo cultural, desde una perspectiva
histórica, antropológica y política y se ha dejado de lado la cuestión
económica. Pareciera que en la cultura se han disuelto los conflictos político
económicos.
Claramente se vislumbra un desplazamiento clave en
los últimos diez años. La economía que en los setenta fue determinante, en los
ochenta pasó a ser irrelevante frente al increíble desarrollo de los trabajos
en el campo cultural. Es importante entonces, recuperar la relación entre
economía y política, pero sin dejar de lado las otras miradas. Pareciera que
estamos sujetos a modas que inagotablemente expiran cuando un investigador u
otro recupera a tal o cual autor. Falta reflexión, conocimiento y seguimiento
sobre nuestra propia historia.
Justamente sobre esto es fundamental crear espacios
de discusión y autorreflexión colectiva más allá de los prejuicios teórico
metodológicos y de las luchas mezquinas de posicionamiento individual con sus
mutuas y correspondientes descalificaciones. Hace falta una madura discusión
con el tema pero también con el modo de conocer la comunicación armonizados en
un 'para qué investigar' que permita el avance de la investigación crítica
argentina.
Notas
Bibliografía:
·
Bello, Gilberto y otros:
"Concepciones de la comunicación y crisis teórica en América Latina"
Revista Dia-logos nº 26, México, 1993.
·
Casullo, Nicolás; Mapa
Nocturno "Diálogo con los investigadores argentinos de la
comunicación/cultura/medios" 1996, Buenos Aires. Pag. 22.
·
Contreras Budge, E.;
"Comunicación popular educativa" Monografía de CIESPAL, 1984, Quito,
Ecuador.
·
Esteinou Madrid, Javier;
"CIESPAL y la ciencia de la comunicación" Revista Chasqui nº. 11,
Quito, 1985.
·
Fuentes Navarro, Raúl;
"El estudio de la comunicación desde una perspectiva sociocultural en
América Latina", Revista Dia-logos nº 36, 1992.
·
Martín Barbero, Jesús;
"La comunicación desde la cultura: Crisis de lo nacional y emergencia de
lo popular". Revista Alternativa Latinoamericana, junio, 1985.
·
Idem, "De los
medios a las mediaciones" Ed. Gustavo Gili, 1987
·
Marques de Melo, José;
"La investigación latinoamericana en comunicación" Revista Chasqui
nº. 11, Quito, 1985.
·
Rivera, Jorge "La
investigación en comunicación social en Argentina" Ed. Punto Sur. Buenos
Aires, Argentina, 1987.
·
Schmucler, Héctor y
Terrero, Patricia; "Innovaciones tecnológicas y transformación de la televisión
en Argentina" en Voces y Cultura nº. 9, 1º semestre, Barcelona, 1996,
España.
·
Williams, Raymond (1981)
Cultura. Sociología de la comunicación y el arte. Paidós, Barcelona.
FORMA
DE CITAR ESTE TRABAJO EN BIBLIOGRAFÍAS:
Nombre
de la autora, 1999; título del texto, en Revista Latina de Comunicación Social,
número 23, de noviembre de 1999, La Laguna (Tenerife), en la siguiente
dirección electrónica (URL):
http://www.ull.es/publicaciones/latina/a1999bno/16paulina.html
y en
Ámbitos 2 / Revista Andaluza de Comunicación, Sevilla, 1999.
Ámbitos
está editada por el Grupo de Investigación en Estructura, Historia y Contenidos
de la Comunicación de la Facultad de Ciencias de la Información de la
Universidad de Sevilla. Su director es el Prof. Dr. Ramón Reig.
La dirección de correo electrónico de Ámbitos es: mjruiz@pop.cica.es