LAS INFORMACIONES NOS SIRVEN PARA APRENDER Y NOS ABREN NUEVOS INTERROGANTES Un proyecto de trabajo en la clase de 3 años
Mercé de Febrer
Femando Hernández
Esta experiencia muestra como un grupo de pequeños y pequeñas, a
partir de una noticia que despertó su curiosidad, inician un proceso
investigativo que les permitió abordar el conocimiento de la realidad de una
forma atractiva y amena.
Los odiséicos
(..) buscan conexiones entre las ideas.
Murrey Gell‑Mann (1995). El quark
y el jaguar.
De entrada, lo que puede
ser más relevante y llamar la atención del lector en este proyecto es cómo se
crea y fomenta en los más pequeños el interés por la información y ver cómo
afrontan su propio aprendizaje cuando tienen un problema que resolver.
En un primer acercamiento
también puede sorprender ver cómo se va despertando la curiosidad y la participación
de las familias por lo que sucede en la escuela. Los padres y las madres, en
sus colaboraciones con el proyecto (comprando el diario, grabando programas de
televisión, ... ), fueron comprendiendo cómo sus hijos podían aprender en clase
de manera diferente a la que podían esperar de un grupo de tres años. A través
de este proceso, sus actitudes hacia lo que se puede hacer en la clase de los
más pequeños y respecto a su propio papel educador comenzó a cambiar.
Desde la perspectiva de
la maestra, y visto con una cierta distancia, ahora que el grupo ha finalizado
el curso de 4 años, lo que más sorprende es la capacidad de los niños y las
niñas de esta edad de transferir lo que van aprendiendo de una situación a
otra. Por todo ello una pregunta surge como inicio, igual que sucede cuando la
clase comienza a elaborar un proyecto ¿por dónde empezar?
Una forma de comenzar
podría ser como en los cuentos. Por el principio. ¿Qué fue lo que puso en
marcha todo este proceso que al final rompió los límites del aula ? Fue una
experiencia que el día 3 de enero de
1994 Andrea llevó a la clase.
Algunos lunes los niños y
las niñas explican lo que han hecho durante el fin de semana. No lo hacen como
un hábito más de la escuela. Sólo cuando tienen cosas interesantes que explicar.
Aquel día Andrea nos dijo que había ido al zoo con
sus padres para decirle adiós a Ulises: se va muy lejos porque está triste.
Entonces, todo el grupo quiso participar en la conversación. Quién más o quién
menos estaba enterado del tema. Fuimos a buscar el diario y, efectivamente,
allí estaba la noticia. La leímos y supimos más cosas:
‑ Que se iba a San
Diego, una ciudad de Estados Unidos de América.
‑ Que se iba porque
estaba triste, porque no tenía otra orca para ser amigos ni para ser su pareja.
‑ Que la piscina
del zoo de Barcelona era demasiado pequeña para él y
no cabía.
Decidimos mirar cada día
el diario para saber más cosas de Ulises y de su viaje. Así fue como empezó
todo nuestro trabajo de aprendizaje sobre las orcas. No sólo sobre Ulises, sino
sobre todas las orcas. Cuando manifestamos nuestro interés por las orcas, al
decirle a las familias que necesitábamos información sobre estos animales,
además de diarios, llegaron a la clase todo tipo de documentación en forma de
vídeos, revistas, libros .... Las madres y los padres nos ayudaron muchísimo.
Esto nos permitió saber que había otros orcas que no vivían en piscinas, sino
que vivían en libertad en el mar.
Lo que buscábamos al
iniciar nuestro viaje‑descubrimiento era responder a una pregunta que nos
inquietaba:
¿Por qué está triste Ulises?
El desarrollo del
proyecto no sólo le iba a dar la respuesta, sino que abrió nuevos interrogantes
y enseñó a los niños y las niñas de tres años una serie de actitudes ante la
naturaleza y la información que siguieron utilizando en la clase de cuatro
años. Su último descubrimiento, un año después, fue reflexionar sobre lo que
quería decir la información Ulises ha aprendido a hablar en su nuevo
entorno. Ante la posibilidad de que la orca vuelva a Barcelona si construyen un
acuario‑mayor, se plantean una incógnita: aunque podamos verlo, ¿no
estaría mejor Ulises en libertad?. Lo cual es un indicio del cambio
conceptual que se ha ido produciendo durante y después del proyecto.
El seguimiento de una noticia, como hilo conductor inicial, se convierte en un proyecto de trabajo.
Las informaciones que
recibimos y que llegaban a la clase nos enseñaban cosas y nos planteaban
interrogantes. Lo que habíamos leído en la primera noticia nos llevó a
preguntarnos: ¿dónde se va Ulises? ¿dónde está San Diego?
‑ En la clase de
el lado está Diego, dijo uno.
Al leer de nuevo la
noticia vimos que decía, en Estados Unidos de Norte América.
‑En América, se
va a América , dijo otro.
‑ Eso está muy
lejos , comentó un niña.
‑ ¿Cómo podemos
saber dónde está Estados Unidos? pregunté yo. Varias manos
de niños y niñas de tres años se levantaron queriendo responder.
‑En un mapa,...
podemos verlo en un mapa..
Aquí se abre un
interesante interrogante para quienes dudan de las posibilidades de
aprendizaje en estas edades tempranas, ¿dónde y cómo habían aprendido la noción
de “mapa”? ¿qué significado tiene para ellos?
Fuimos a buscar un
planisferio y después de formular hipótesis sobre dónde estábamos nosotros, qué
era todo aquello de color azul y dónde podía estar San Diego fuimos situando:
‑ Barcelona,
‑ San
Diego
‑ y el mar (todo
aquello de color azul).
Para realizar esta
localización, además del planisferio general utilizamos el ordenador que
compartimos con otras diez clases. Mediante el programa PC Globe
pudimos situar y resaltar los países de interés.
En el planisferio de la
clase colocamos banderas sobre Barcelona y San Diego. Además cada niño y cada
niña en una copia de la ilustración realizada con el ordenador señaló el
recorrido, poniendo una pegatina en cada ciudad y marcando el recorrido con un
flecha.
(ver ilustración 1: mapa)
Ya sabíamos dónde iría a
vivir Ulises. Pero una nueva pregunta se despertó en la clase:
‑ ¿Cómo podía ir
desde Barcelona a San Diego habiendo tanta agua en medio?
Todo el mundo tuvo claro
que no podía ir en coche, camión o autocar.
‑ Tiene que ir en
barco, dijo alguien. Pero leyendo nuevas noticias nos enteramos que no
podía hacer un viaje tan largo en unas condiciones que pudieran afectarle de
manera negativa. Así fue como supimos que se iría en avión.
Tuvimos la suerte de que
los diarios seguían prestando atención al tema, y una mañana pudimos recoger y
fotocopiar para cada uno la secuencia del traslado desde la piscina del zoo hasta el interior del avión.
(ver ilustración 2:
secuencia)
Aquí la historia tomó un
giro inesperado. Ya no era sólo información sobre Ulises la que llegaba a la
clase, sino también sobre las orcas en libertad. Esto me planteó una duda, que
a veces surge en los proyectos. Yo quería compartir con los niños y niñas el
seguimiento de una noticia: ¡ya era suficiente para una clase de tres años!
Pero del interés inicial surgía un tema de estudio que ampliaba nuestras (mis)
expectativas: ¿qué voy a hacer con tanta información?, ¿voy a tener que
estudiar una serie de problemas sobre la vida de las orcas que no sé cómo
trabajar en la clase de tres años? ¿hay que darle tanta importancia a un tema
en apariencia secundario?
Sin embargo, la
información sobre las orcas en libertad les/nos iba a permitir aprender y dar
respuesta a la pregunta inicial que movió el proyecto: ¿Por qué está triste
Ulises?. Nos permitía pasar del comentario y la conversación sobre las
noticias al inicio del diálogo pedagógico en la clase.
Un niño, Eduardo, trajo
una ficha editada por Planeta‑Agostini ( 300 fichas de animales cuestan
unas 100 pesetas) en la que aparecía información sobre las orcas relacionada
con su modo y hábitos de vida. Leímos y comentamos en clase que las orcas:
‑ vive en grupos
entre 5 y 20 individuos (y Ulises estaba sólo),
‑ hablan para
ayudarse (Ulises no podía hablar con nadie )
-
pueden llegar a comerse 32 focas, 14 otarios, 50
kilos de pescado fresco cada día (Ulises tenía que contentarse con 50 kilos
de pescado congelado: ¡siempre lo mismo!).
-
Cuando comentábamos esta información cada niña y niño de la clase tenía una fotocopia en la que marcaba lo que para él o ella era más relevante y que resultó ser ¡los números que aparecían en la ficha!. Al año siguiente, estos números asociados a la vida de las orcas volvieron a recuperarse en las conversaciones sobre los números y sus funciones. Marta dijo:
‑ También hay
números en el trabajo que hicimos sobre la orca Ulises.
‑ ¿Qué trabajo?, pregunté.
‑ Aquel de las
orcas en libertad que decía que comían 50 kilos de pescado fresco y 32 focas.
Lo aprendido un año antes le permitía hacer nuevas conexiones en otro
contexto: ¡y sólo tenían tres años!
Pero volvamos a nuestra
historia. La madre de Pau nos trajo un video grabado
de una emisión del Canal 33, que era un documental sobre la vida de las orcas y
que la publicidad informativa de un diario lo había destacado diciendo: Tendremos
ocasión de ver la vida que se ha perdido nuestra orca Ulises, condenado a cadena
perpetua, Por el único crimen de ser hermosa. El impacto visual del
contenido del vídeo en el que las orcas aparecían en los mares árticos en
grupo, dando saltos ¡era la imagen de la felicidad plena!. Todo esto nos llevó
a dejar constancia de lo que habíamos visto y a comparar por criterios de
hábitat (piscina‑mar) y de individuo‑grupo y variedad‑uniformidad:
(ver ilustración 3:
agrupación características)
Unos días después la
historia sobre la llegada de Ulises a San Diego comenzó a circular por la clase.
Por entonces las madres se habían organizado para recoger todas las informaciones
que aparecieran en los noticiarios o en los reportajes de la televisión y una
los iba recopilando y editando en video.
Si bien en un primer
momento nos preocupó porque las noticias decían (y nosotros lo veíamos) que le
costaba reaccionar en su nuevo hábitat, poco a poco iba poniéndose contento,
porque estaba en una piscina mucho más grande, tenía más sitio para moverse y
vivía con más orcas. ¡Ya no estaba sólo! El apasionado idilio de Ulises fue
el título de una noticia que nos llenó de alegría. ¡Ulises tenía novia y se
llamaba Orkid!.
Pero no podíamos olvidar
todo lo que habíamos aprendido de las orcas en libertad y en uno de los vídeos
donde vimos la historia de Ulises: como había sido capturado en las aguas del
Polo Norte, separado de su grupo y traído a Barcelona cuando todavía era muy
pequeño. Es por eso que, a pesar de llenarnos de satisfacción lo “bien” que le
iba a Ulises en su nueva vida, también nos llenaba de interrogantes y de dudas,
cuando pensábamos ¿cómo estaría si pudiera vivir en libertad como cuando era
pequeño?.
Con este interrogante
acaba el portafolio que cada niño y cada niña tiene de toda la historia. Se
cierra el trabajo, pero no el proyecto. Queda para seguir la pregunta anterior
y una idea clave que continuará apareciendo en el futuro: la
adaptación/inadaptación de los animales al medio desde una perspectiva de conservacionismo ecológico.
Éste sería un hilo conductor
que no detecté en su día, sino ahora que trato de reconstruir el proceso seguido.
Esta ha sido una “idea clave” que hemos seguido explorando en otros proyectos.
Cuando después estudiamos Los elefantes analizamos las diferencias de
los dos grandes grupos: africanos y asiáticos, lo hicimos, de nuevo, por su
adaptación al medio: la sabana y la selva. Allí estaba de nuevo la noción clave
de adaptación.
Cuando comparamos otros
animales con los elefantes, nos preguntamos: ¿son peligrosos o están en peligro?
vimos que los colores, los picos, la formas de vida era su manera de adaptarse
al medio, y que su reclusión en el zoo nos hacía
pensar en cómo podía sentirse fuera de su entorno natural. Con lo que una
actitud frente al estudio del entorno natural comenzaba a configurarse en los
más pequeños.
Las cosas pasan porque
uno las busca o porque, simplemente pasan y se aprende de ellas. A veces una
buena voluntad globalizadora hace pensar que hay que
encontrar en un tema que permita relacionar los contenidos de todas las
materias. Se fuerza entonces a que entren cada una de las áreas del programa.
Así el docente se transforma en alquimista de la realidad: transforma la
pasión por descubrir, por seguir un hilo trenzado de sorpresas y pasa a
reducir su actividad de exploración y creación en el marco de unos contenidos
prefijados. Si el lector se fija en este proyecto hay contenidos que los
enseñantes decimos que son de materias diferentes, pero que no ha sido
necesario ir a buscarlos: iban apareciendo sin la obligación de vincularlas con
las materias curriculares, sin tener presente el proyecto curricular, sin
pensar en las columnas de actitudes, procedimientos ....
Y es que las relaciones
no se establecen por acumulación y por sumatorio
sino por... ¡relaciones.! Y éstas se presentan de maneras diferentes: desde el
propio tema y la información que se relaciona para responder a una pregunta;
desde el contenido de las informaciones que se vinculan con campos de conocimientos
diferentes (no necesariamente con materias y contenidos escolares); desde la
idea clave que se relaciona con otros temas en los que también se encuentra
esa idea clave, pero abordada desde otro punto de vista, bajo otro enfoque o
nivel de complejidad. Todo ello crea una entramado que hace que cada niño y
cada niña indague, busque y siga un hilo conductor que no surge de manera
espontánea ni prefijada, sino de la interacción que la clase ha ido perfilando
mediante el diálogo pedagógico .
Estamos pues ante una
idea de relación (más que de globalización) que va dando a una realidad (una
pregunta, una información, una curiosidad inicial) significados diferentes,
según la dirección que tome la idea de relación de la que se parte, pero,
también con la que una se va encontrando si está atento a lo que sucede en la
clase. En cualquier clase, también en la de los niñas y niñas de tres años.