COLABORACIONES...
MATERIALES PARA TRABAJAR MATEMÁTICAS
por Manolo Alcalá
"LA
REPRESENTACIÓN GRÁFICA'
Esta serie de artículos va destinada a comentar
tanto ciertos materiales como la metodología a emplear, junto con el itinerario
conceptual prcgresivo. Ciertamente, el término materiales nos conduce a pensar
en objetos tangibles, manipulables, olvidándonos, en cambio , de otros
importantes cual son los materiales impresos. De entre esos materiales
destacan los dibujos y gráficos que, plasmados en fichas y textos, son
comúnmente usados en la escuela : representaciones conjuntistas (diagramas de
Venn, especialmente ), diagramas arbóreos, tablas de doble entrada, etc...
Pues bien, trataremos aquí de la representación
gráfica, de su importancia y de su didáctica.
De entrada diremos que la representación es, en
principio, un mediador entre la acción directa sobre los objetos y la
comunicación de lo realizado. No obstante, en la inmensa mayoría de las aulas
se parte de un presupuesto distinto; la representación gráfica (sobre todo la
conjuntista) se toma como objeto de enseñanza directa, como algo ya elaborado y
cerrado que hay que transmitir a los niños tal cual. Bajo esa orientación se
suministra a los alumnos fichas y más fichas para su cumplimentación,
acompañadas, claro está, de las pertinen tes indicaciones y explicaciones.
Nosotros, por el contrario, partiremos del
principio de que el saber matemático es convencional y no definitivamente
cerrado. Y nos situaremos en una posición antagónica a la didáctica verbalista.
Tal posición es la de una didáctica de creación colectiva: es
el grupo de niños, con la ayuda y guía del maestro, quien irá progresivamente
inventando, conviniendo, recreando los códigos mediacionales, esto es, el
simbolismo matemático. (Recordamos que estamos con niños de 5 a 8 años).
¿Por qué este posicionamiento? Por varias
razones. Se aprende aquello que se practica, aquello en lo que uno se implica;
aquello que se descubre, que se inventa. El aprendizaje matemático no se
produce por recepción pasiva de datos, códigos y técnicas sino por
reelaboración personal de los mismos. Y aunque el aprendizaje es una actividad
estrictamente personal, es más efectivo y formador si esa reelaboración se
produce en interacción con los demás, en cooperación con otros. Por otra parte,
si damos la palabra a los niños y les otorgamos poder de decisión tendremos
una clase viva y creativa que podrá construir sus propios grafismos
comunicativos, grafismos que aunque vayan evolucionando hacia la coincidencia
con los estándar -serán sentidos como personales y propios por los niños
implicados en su elaboración.
¿Cómo podemos conseguir ese objetivo?
¿Cómo articular esa creación colectiva? Veamos una vía.
El mejor momento de iniciar la representación
gráfica clasificatoria es cuando hemos llegado a las clasificaciones
dicotómicas por negación (retrocedamos al punto 3 del artículo anterior), puesto
que ya se hallan en posesión de una estructura verbal comunicativa común y
están adquiriendo dominio de los conceptos de conjunto universo, subconjunto y
criterio de clasificación, aunque expresados en otros términos.
En sesión colectiva, con el material
"tapones" por ejemplo demos a cada niño, además, cuartillas. Ahora se
trata de hacer una clasificación dicotómica (dos montoncitos o subconjuntos),
pero en lugar de contar "con palabras" lo realizado se contará
"dibujando". Cuando cada niño haya efectuado su clasificación
“dibujará"' lo que hizo. A quien no se le ocurra cómo o qué dibujar no
debe preocuparse sino de esperar a que otros terminen; seguro a que a la
segunda o tercera clasificación sabrá qué hacer.
De las representaciones hechas, tres o cuatro niños
las volverán a dibujar en el encerado para que puedan ser vistas por todos,
bien porque se presten a hacerlo voluntariamente o porque el maestro haya
seleccionado sus representa clones. Después cada autor narra verbalmente y los
demás, con el maestro, constatan si lo que cuenta oralmente se ajusta a lo
representado gráficamente. Recordemos que la estructura lingüística
comunicativa se construía sobre el esquema:
CONJUNTO UNIVERSO
CRITERIO Y ACCION
RESULTADO
Al principio tienden a dibujar, -más bien retratar,-,
el resultado de su clasificación. Es la fase figurativa. Dibujan lo que
tienen ante sí en su mesa, incluso con la misma distribución espacial,
olvidando todo lo referente a la acción de
clasificar ( agrupar y separar), y a los aspectos narrativos de la clasificación,
Con representaciones espontáneas y carentes de estructuración. Veamos una prototípica:
Lo importante es que el autor trate de
verbalizar-reconstruir sobre lo representado, tome conciencia de las deficiencias
de su representación y busque otras formas de hacerlo.
En sesiones sucesivas, con el mismo u otro
material, avanzaremos en la misma dirección procurando amenidad, Podemos
recurrir al "PASE DEL CONJUNTO",
o a la "RONDA A LA DERECHA",
o a cualquier otra técnica dinámica que imprima movilidad y mantenga la
atención del grupo. Y prosiguiendo con la tónica anterior: en cada situación
clasificatoria tres o cuatro serán comentados colectivamente.
Con intervenciones adecuadas podemos reconducir
las representaciones espontáneas figurativas:
·
“Tu dices que tenías un montón
de tapones y ahora tienes dos montoncitos, ,¿ dónde está representado el montón
primero?".
·
"Si tenías un montón,
¿cómo es que ahora tienes dos?, ¿qué has hecho?, ¿cómo representas que lo has
partido?"
·
¿En qué te has fijado para
clasificar? Si dices que te has fijado en si tienen letras o no tienen letras,
¿cómo representas eso?".
·
¿Viendo el dibujo de ...
fulanito, podemos saber lo que tenía, en qué característica se fijó y lo que
tiene ahora?"
E intervenciones parecidas dirigidas tanto al
autor de la representación que se esté comentando como al resto del grupo.
Así, a la segunda o tercera sesión, comienzan ya a surgir
representaciones algo más evolucionadas. Algunos, al representar, rodean uno
de los subconjuntos, "para separar", dicen; otros dibujan el
resultado, los dos subconjuntos, pero separados por una línea recta o curva,
que indica "que hago así" (el gesto de separar con las manos). Hay
quien enmarca los dos subconjuntos, pero también está el que dibuja una
historieta. Es la fase semisimbólica: se sigue aún dibujando, --retratando-, lo
real, pero introduciendo elementos simbólicos, sucedáneos de acciones y/o
cargados de significado narrativo. Veamos un par de ejemplos algo avanzados:
(Los que son de chapa' y los que no son)
(De plástico y los que no son de plástico)
Estarnos a medio camino. Nuestras intervenciones han
producido efectos positivos, esto es, han ayudado a crear cientos rasgos
simbólicos, cargados de significado para sus creadores. Sin embargo es este el
momento crucial pues faltar dos consideraciones importantes:
a) Que el grupo vea la necesidad de converger hacia un
único modelo representacional.
b) Que el maestro opte por un modelo y lo favorezca con
sus intervenciones. En los dos ejemplos anteriores podernos entrever en esencia
el posible desarrollo de los modelos más comunes: el conjuntista y el
arbóreo. Las representaciones del tipo del primer ejemplo, si las favorecemos
en las sesiones siguientes con intervenciones adecuadas acaban concluyendo en
el modelo conjuntista. De las del segundo tipo podemos partir para conducirlos a la elaboración
colectiva del modelo arbóreo:
|
Ambas tienen ventajas y limitaciones , cosa que en
este artículo no trataremos puesto que el objetivo es describir el camino que
conduce a la construcción de la representación. Por brevedad nos ceñiremos a la
conjuntista.
Hay una situación que, además
de ser susceptible de multitud de variantes, siempre resulta motivante ,y
provocadora. Hagamos salir del aula un par de niños. Con ellos fuera, el resto
del grupo actúa de este modo: un niño dice el criterio para la siguiente
clasificación; los otros y él mismo la realizan y, seguidamente, la
representan. Dos o tres de las representaciones se plasman en la pizarra.
Terminado el proceso se llama a los que están fuera y se les pide que expliquen,-lean,
interpreten-, la clasificación que los demás han llevado a efecto: el conjunto
inicial, el criterio y los dos subconjuntos resultantes.
Experiencias de ese tipo son buenas para provocar la
necesidad de ponernos de acuerdo sobre cómo representar y para ver las
deficiencias y errores de la expresión gráfica.
Progresivamente, empujados por el maestro y
recurriendo a debates y votaciones, se irán seleccionando y adicionando
elementos. Así si, por ejemplo, la representación que el grupo considera (vota)
como más clara es la primera de las dos antes indicadas, de aquí en adelante
todos los niños deberán dibujar sus clasificaciones de ese modo. Poco a poco
iremos eliminando unos detalles y añadiendo otros:
- El redondel o marco vale para decir que hemos
separado, pero ¿cómo indicar que los dos montoncitos eran antes un solo montón?
- El redondel o marco grande, que encierra a los
dos subconjuntos, representa efectivamente al conjunto inicial. Conseguido
esto, ¿por qué no rodear también el otro subconjunto?
- ¿Es necesario dibujar los elementos "como
son de verdad" o basta con simbolizarlos con algún rasgo definitorio : La
clase elige los símbolos representativos y esquemáticos de cada objeto, cosa
que simplifica y agiliza el trabajo.
- Por último, ¿cómo indicar el criterio para que
sea entendido por todos? Aunque algunos niños optan por argumentar a favor de
usar colores y otros de "dibujar de verdad", el camino más sencillo
es "escribir palabras" o letras. Lo normal es que se concluya
escribiendo la palabra representativa junto a cada diagrama.
Generalmente, en unas tres semanas el grupo llega
a construir una representación simbólica
común, dependiendo el tiempo de la edad y del
trabajo previo.
Entonces, ya una representación corno ésta tiene verdadero significado
para los miembros de la clase, sus autores. Dicho con el término de moda: es
significativa.
Los "redondeles" o "cuadros" han surgido para
expresar lo que había y lo que se ha hecho,-el diagrama inclusor y los de los
dos subconjuntos-,y las palabras, letras o colores para indicar el atributo
elegido como criterio.
La representación gráfica conseguida es semejante a la estándar. En
consecuencia, disponemos ahora de una herramienta para el trabajo. El maestro
puede ya elaborar él mismo fichas u otros materiales con ejercicios y
problemitas de tipo tradicional, o bien hacer uso de los libros de texto con la
certeza de que su interpretación no será ardua para los niños ni ajena a sus
razonamientos; o bien ambas opciones simultáneamente.
El trabajo con material impreso de este tipo es necesario. Ahora bien,
mientras que tradicionalmente lo que se hace es dar a los niños fichas ya
elaboradas y se les explica cómo deben cumplimentar las, obviando manipulación
de objetos y situaciones problemáticas, en el camino descrito se ha optado por
crear colectiva y cooperativamente el grafismo matemático para después usar ese
mismo grafismo, plenamente significativo, en el trabajo individual.
Para
terminar quisiera exponer, aunque brevemente, algunas cuestiones importantes:
1.
La evolución del significado del
código representacional. Al principio las
representaciones son, como dije, mediadores entre la acción realizada y la
comunicación de la misma. Y, además, poseen carácter narrativo y temporal. Progresivamente
van adquiriendo entidad y significado por sí mismas, de tal modo que dada una
representación los niños pueden inferir lo que el autor pensó e hizo. Por
último, y esto es lo más importante, las representaciones llegan a conformar el
razonamiento de tal forma que las usan libremente como apoyo en la estructuración
del pensamiento, no sólo con intención comunicativa.
2.
La unicidad representacional. El hecho de que el grupo de niños haya sido conducido hacia
un único modelo,-conjuntista en el ejemplo descrito-, no fuerza a que todos los
niños representen exactamente igual siempre. Hay unos detalles esenciales
comunes y colectivamente acordados, pero eso no impide que, dentro del modelo,
no existan variedades individuales.
3.
La dualidad de modelos. No es positivo convenir simultáneamente dos modelos,-en el
ejemplo, el arbóreo y el conjuntista-, lo que no obsta para que, en ocasiones,
el maestro haga uso y explique otros modelos.
4.
La linealidad. El avance tanto individual como grupal no es lineal. Las tres fases
descritas son reales, genéricamente, pero la progresión se produce mediante
avances y retrocesos, pues ya sea la interiorización de lo que uno ha creado o
bien la acomodación a lo acordado colectivamente, siempre hay un tiempo de
dudas y ensayos. Este hecho nos aconseja no avanzar demasiado sino ir proponiendo
situaciones y acuerdos en consonancia con esas dudas y ensayos.