CONSIDERACIONES GENERALES

SOBRE LAS CIENCIAS SOCIALES EN LA ESCUELA

A la hora de considerar cualquier he­cho humano y social lo hemos de situar en un lugar y un tiempo determinados. EL LUGAR.

Los hechos ocurren en un lugar que hay que conocer y que tienen relación con los hombres que allí viven, con su manera de pensar y de vivir. La manera más adecuada de estudiarlo será partien­do de aquello que al niño resulta más familiar, más conocido: su barrio, su ciudad, su comarca...

Cada ciudad y cada barrio tienen su propia historia. La historia de nuestra ciudad o de nuestro pueblo es una parte de la historia de la humanidad. Cual­quier edificio o resto del pasado puede ser una respuesta a toda una serie de interrogantes: ¿Quién lo ha hecho? ¿Para qué? ¿Cómo? ¿Con qué tipo de materiales? ¿Cómo eran los hombres de aquellos tiem­pos?

Es preciso ver como los niños se si­túan dentro del espacio donde viven y como viven el espacio y qué lógica tie­nen respecto a la orientación. Habremos de orientarlos primero respetando y par­tiendo de su sentido orientativo, para después introducirlos al "lenguaje oficial" que los adultos empleamos conven­cionalmente para entendernos: planos, mapas, esquemas...

EL TIEMPO.

Las cosas que nos rodean, y los he­chos también, han ocurrido en un tiempo. Nosotros, para estudiarlo, hemos de aproximarnos mediante fuentes diversas que nos ayudarán a entender el aspecto evolutivo. Además dé las ciencias como la Geografía, la Historia, la Antropología, la Sociología, etc ... también habremos de recuperar las fuentes orales como me­dio de estudiar el sentido evolutivo del tiempo de forma natural.

La escucha y el recuerdo individual, así como el recuerdo de los que allí vi­ven, será una manera de comenzar a hacer historia: la de su vida y la de los otros. Al mismo tiempo que descubrirá que el tiempo evoluciona, descubrirá co­mo han sido sus experiencias positivas y negativas a lo largo de su tiempo.

La cultura material es también un as­pecto importante a tener en cuenta si queremos estudiar el tiempo. Los obje­tos, que podemos encontrar en el museo o en nuestra casa, son elocuentes, se pueden ver, tocar y a veces también uti­lizar. Su evidencia nos ayudará a reconstruir en nuestro pensamiento las condi­ciones de vida de nuestros antepasados. Al mismo tiempo, los objetos nos llevan a la necesidad de consultar otras fuen­tes (orales, visuales, auditivas) y otras más complejas.

LA INVESTIGACION DEL MEDIO.

Los sitúa en su lugar y en su tiempo, y es un paso para que se planteen otros tiempos y lugares diferentes.

Su finalidad fundamental es el acerca miento a su barrio, a su ciudad o pue­blo, la integración intelectual y afectiva como también natural al lugar donde viven. Si no conoce el propio medio, ¿cómo podrá descubrir otros? Será un conocimiento de libro, porque nunca lo ha podido comprender en el mismo lugar y obser­varlo directamente. Si no han averiguado en su barrio las causas de la emigra­ción, difícilmente podrán estudiar las consecuencias sociales de la industrial¡zación en España o en otros lugares.

Es por el estudio del medio como hacemos que los niños puedan formular senci­llas hipótesis, buscar datos, ordenar­los, valorarlos y comprobar la hipótesis planteada. Para trabajar de esta manera tendremos que trabajar en el campo de las diferentes ciencias sociales.

LA INTERDISCIPLINARIEDAD.

Consideramos muy importante introdu­cir a los niños en una serie de métodos de trabajo de tipo pluridisciplinar.

El estudio de un objeto, la investigación del medio, la profundización en cualquier hecho geográfico o histórico nos puede pedir la necesidad de tener conocimientos y técnicas de diversas ciencias. Un objeto estudiado desde mu­chos puntos de vista nos supone una profundización y los alumnos que lo han trabajado adquirirán unos hábitos que po­drán aplicar a otros campos. Es un trabajo que nos ayuda a no ser superficiales, a relativizar la ciencia, a desdogmati­zarla, como también a fomentar las in­quietudes investigadoras.

Cuando trabajemos cualquier aspecto, partiremos de la situación vital del ni­ño, de aquello que conocen, que imagi­nan, que viven, de aquello que tienen en su ambiente familiar y social, que nos lleva al estudio de la agricultura, el clima, la industrialización, la emi­gración... todo aquello que piensan o que creen los padres.

Acercándonos al mundo cultural del niño podremos saber de dónde partir y dónde conectar. Acercándonos a su mundo imaginario le estimulamos la creativi­dad, la fantasía y educamos aspectos de la personalidad que hemos olvidado hasta ahora y que son elementos fundamentales para la transformación del hombre y de la sociedad.

LA CULTURA MATERIAL.

Los objetos antiguos son un testimo­nio, que hoy todavía nos queda, de como era la vida material cotidiana de nues­tros antepasados. Los objetos los podemos ver y tocar, y nos ayudan a recons­truir en nuestro pensamiento las condi­ciones de vida de otros hombres y muje­res.

Si los examinamos bien, nos podemos servir de interrogantes como: ¿Para qué se usaba este objeto? ¿Cuál era su utilidad? ¿De qué materiales está hecho? ¿Cuál es el objeto que usamos hoy en día en lugar de éste? ... y otras tantas pre­guntas que nos ayudarán a conocer cual era la relación que tenían las personas que lo usaban. Los objetos materiales nos interesan fundamentalmente desde dos puntos de vista:

a) Porque son documentos. Evidentemente no podemos verlos sólamente como objetos que nos traen un recuerdo; son testimonios de la vida material del pasado. Muchos historiadores, etnólogos, antropólogos o folkloristas los han utilizado para reconstruir la historia.

b) Porque nos aportan datos de como estaba organizada social y económicamente la vida de otras épocas. Toda sociedad y toda cultura ha hecho servir una serie de objetos que han sido característicos de aquel tiempo y que tenían relación con aspectos de la vida. Así, las herra­mientas de trabajo de otras épocas las hacían los mismos que las usaban: el la­brador o el artesano. Además ejercían el control sobre ellas y tenían una relación de dominio. En nuestra sociedad el hombre es un ser acomplejado delante de las máquinas, que muchas veces hacen un trabajo que no puede hacer un trabajador o trabajadora. El proletariado indus­trial desconoce muchas veces el origen de las materias primas con las que trabaja y también desconoce todo el proceso de fabricación de los objetos.

Si lo que estudiamos son objetos ac­tuales, podemos crear la inquietud de buscar su origen, que adivinen de dónde vienen las cosas, cómo se desarrollan los ciclos productivos. De esta manera podrán llegar a tener una relación más consciente y responsable con los objetos que le rodean. Pero los objetos que se usaban en tiempos pasados tienen mucho atractivo para los niños por lo que tie­nen de novedad y como elementos sugerido res son muy importantes.

La comunicación con los objetos tiene tres fases:

1ª) La observación completa del objeto desde los aspectos más sencillos me­diante los sentidos (color, peso, forma, etc.) hasta llegar a la manipulación, si todavía se puede hacer.

2á) La imaginación: tratar de que se si­túen en la época que se usaban los objetos con preguntas como éstas: si tú hubieras vívido en aquella época, ¿cómo te habría agradado hacerlo?, ¿qué le cambiarías?, ¿qué harías para que fuera más útil o más divertido? De aquí se puede conectar con lo que hace referencia a los recuerdos que las personas que con­servaban los objetos tienen todavía; se­ría una manera de conectar la escuela con el medio y los niños con el mundo de sus padres o abuelos. Es un paso para ir acercándonos a esta memoria colecti­va.

3ª) Es la parte informativa. A partir de aquello que a los niños interesa saber de los objetos, los podemos ir in­troduciendo en aspectos históricos más generales que hacen referencia a dichos objetos. Aquí nos podemos ayudar de li­bros que tengamos a nuestro alcance.

A continuación proponemos una serie de actividades que se pueden hacer en la escuela y que tienen como base la cultura material:

- Recogida de objetos: son intentos de estudiar las transformaciones que se han producido en nuestra sociedad en los últimos 50 años. Se trataría de re­construir la vida material de un barrio concreto o de la zona a que pertenece nuestra escuela. Cuanto más pequeño y más homogéneo sea un pueblo, más fácil será hacer la recogida, que es mucho más compleja en un barrio de la ciudad donde haya emigrantes de diversas proceden­cias.

Organización de los objetos recogidos en función de los objetivos que tengamos a la hora de hacer la exposición. Está claro que en un pueblo pequeño don­de las cosas que lleven serán más suge­rentes para mucha gente será una manera de ir creando esta memoria colectiva. En UN barrio de la ciudad tendremos que averiguar qué cosas tiene la gente que siempre ha vivido allí y cuáles tienen la gente que ha venido de fuera y que ha traído muchas veces sus recuerdos. - Los niños mayores pueden trabajar los procesos de producción, que sería averiguar las transformaciones que ha sufrido la materia prima para llegar a convertirse en el objeto que estamos estudian­do. Sería conveniente que los alumnos recorrieran con el pensamiento todos los pasos necesarios que han tenido que ha­cer otras personas para plantearse el proyecto de realización del objeto hasta llegar a la fase de utilización. Por ejemplo, ¿cómo las personas que todavía no conocían la plancha de la ropa se de­bieron plantear la necesidad y cómo hi­cieron el proyecto de realización?, ¿qué materia les parecería más adecuada?, ¿qué procesos debieron seguir para ha­cerla?.

 

 

G.T. País Valenciá - M.C.E.P. Traducción de:      Antonio Macho Ramírez