"Hacia la construcción de una Pedagogía
Transformadora"
Cada vez se hace mas urgente tomar senderos y
soluciones que hagan cambiar el rumbo de lo que hoy Hamos
"desarrollo". Movimientos sociales y con ellos educadores,
profesionales, vecinos y ciudadanos pretenden dar una respuesta a los
conflictos socio-medioambientales. Desde la Pedagogía Transformadora que aquí
se apuesta, puede ser un buen recurso para la participación y toma de conciencia
con alternativas y esperanzas para un reequilibrio sustentable.
La
libertad solo es visible
paraquien
la labra...
SILVIO RODRIGUEZ
1.- Ideas previas
Este escrito surge de vivencias y acciones
educativas comprometidas en los movimientos sociales, relacionadas con la
Educación Ambiental y la Ecología Social, reflexiones silenciosas y relecturas
concienzudas, sólo de este modo resulta coherente escribir sobre algo tan complejo como es la realidad del tejido social, el medio ambiente y las situaciones
de injusticia socioambiental que anuncian los organismos e instituciones
locales, nacionales e internacionales, y que casi siempre, antes, hemos
denunciado los movimientos sociales.
Desearía pararme a concretar, a qué me
refiero cuando planteamos algunos conceptos o ideas que pueden ir surgiendo en
el desarrollo de este artículo o comunicación a vosotras, queridas compañeras,
que sin conoceros a muchas, pretendo que compartamos algo nuestro en el momento
inicial de esta lectura, quizás también a su finalización. Si utilizo el
femenino cuando me refiero a hombres y mujeres es porque me apetece, considero que demasiado tiempo hemos estado
obligados a referirnos a lo genérico en masculino y porque escribo para
personas que me parece más incluyente.
Los movimientos sociales tienen su origen en
colectivos, más o menos estructurados y/o legalizados, con autonomía respecto a
las administraciones e instituciones, que surgen en relación con conflictos
socioambientales, que evolucionan en sus objetivos, modo de organización,
estrategias de acción, etc. Estableciendo un compromiso social con la
transformación de la realidad en la que desarrollan su acción, siendo actores
que se movilizan hacia una racionalidad ambiental. Nos referimos a un modo de
ser y estar con las demás personas y seres vivos, que nos obliga a ser
conscientes de nuestros límites, para desarrollarnos en armonía con nuestro
entorno social, cultural y natural.
La Educación Ambiental,
desde las distintas conferencias y reuniones internacionales organizadas por
organismos oficiales como las Naciones Unidas, la Unesco o los propios
Gobiernos de los Países del Norte, ha sido definida, como un instrumento de
sensibilización y concienciación sobre los conflictos medioambientales que
asolan nuestro planeta en su globalidad, atravesando los países más
empobrecidos como la espada de Damocles. Pretendiendo con su inclusión y
aplicación, desde una perspectiva interdisciplinar, en los sistemas educativos
de los distintos países, un cambio de actitudes, conductas más respetuosas con
el entorno, los seres vivos y el medio ambiente. Frente a esta visión
institucional, y como alternativa, existe un Tratado sobre Educación
Ambiental para una Sociedad Sostenible y para la Responsabilidad Global que
surge del Fórum Internacional de ONGs, que en su Capítulo 11.4 define la
Educación Ambiental como "«una acción política para la transformación
social», y destaca que su práctica no puede pretender ser ni ideológica ni
éticamente neutral" (MEIRA, P., 1995:
9).
Sin embargo, tantos
consejos y declaraciones de buenas intenciones han servido de bien poco. La
situación hoy día de la Educación Ambiental puede ser tan negativa como la
del propio Medio Ambiente, sectorizada, burocratizada, deshumanizada, carente
de continuidad, desarticulada, despolitizada y desideologizada por profesionales
que fundamentalmente buscan el beneficio económico, por políticos que carecen
de sensibilidad y formación ambiental con conductas prepotentes y autoritarias,
y, técnicos de reciclado que arriman el ascua a la sardina en función de
intereses personales.
Dos conceptos centrales en la Educación
Ambiental son: Medio y Ambiente, que por separado tienen diferentes significados. El primero ha condicionado el
desarrollo de las poblaciones de seres vivos, según sus características
bioclimáticas, geográficas y termodinámicas que son difíciles de generalizar,
aunque se pretenda desde una racionalidad económica. Siendo a su vez un centro
de atención de las ciencias experimentales para conocer la relación que se
establece entre el medio y la evolución o sucesión biológica. Al ser el medio
geográfico un condicionante de la división del trabajo, los desarrollos
técnicos y las prácticas productivas que constituyen la base material de toda
formación social, podemos identificar cultivos y selecciones de semillas más
productivas según el lugar y la variabilidad genética que se halla elegido a
lo largo de generaciones, o como se han utilizado las distintas partes de una
planta como remedios para diferentes enfermedades, o como la arquitectura
popular varía de los "terraos" de la Alpujarra a las construcciones
casi celestiales de los Pueblos Blancos, quizás otro ejemplo lo encontremos en
la propia historia del ser humano primitivo que dividió sus tareas en función
del roll de los miembros de la comunidad y de la dedicación a cada actividad
para adaptarse lo mejor posible a los condicionantes que le imponía la vida en
comunidad y el medio, según ENRIQUE LEFF (1996b:25): "La «trampa» que
plantea la noción de medio, surge de la tendencia del desarrollo teórico y
experimental de la ecología a suplantar su papel en el espacio de complementariedad
de los objetos de la ciencias, para constituirse en objeto generalizado de
análisis". Esto supondría la perdida de toda especificidad, riqueza e
idiosincrasia del concepto de ambiente, y como consecuencia un "espacio
físico y social dominado y excluido por los efectos de la racionalidad
económica dominante: la naturaleza sobreexplotada, la pérdida de diversidad
biológica y cultural, la pobreza asociada a la destrucción del patrimonio de
recursos de los pueblos y la disolución de sus identidades étnicas"
(LEFF, E., 1996b:23).
''... El ambiente aparece como un nuevo potencial productivo, resultado de la articulación de procesos ecoló-gicos, culturales y tecnológicos" (LEFF, E., 1996b:23), desde esta potencialidad y en el contexto actual el medio nos interesa como una dinámica en la interacción entre seres vivos, humanos o no humanos, para provocar el vuelco de una irracionalidad económica que racionalicemos en claves de sustentabilidad y reequilibrio, en relación con factores y dinámicas de los ecosistemas naturales y sociales.
Pedagogía
Transformadora es un término provocador en los tiempos que corren, que pretende
ser un camino de descubrimiento y transformación, se relaciona directamente
con el de Saber Ambiental, ambos se construyen en el proceso de transformación
radical del conocimiento y de la educación, aclarando que nos referimos a la
raíz de las situaciones, sin que tenga que ser un extremo, ni un
fundamentalismo epistemológico ni paradigmático. Se trata de un modo de
acercarse a la realidad, a las personas, a los seres vivos y a los que vivieron
o quedan por vivir, a esas situaciones de injusticia, de desprotección,
desatención y exterminación que sufren conciencias vivas y muertas (las huellas
de las ausentes), las que pudieron decir su palabra y las que simplemente nos
dejaron su existencia para ser contada.
Desde
una Pedagogía Transformadora se cuestiona lo establecido, lo único, lo
homogéneo y lo globalizante, los silencios y las sombras, el Neoliberalismo
en su conjunto, que pareciendo nuevo tiene a protagonistas muy parecidos a los
que en épocas anteriores mataron de hambre o de trabajo a nuestros antepasados,
que en el presente como en el pasado representaban la clase obrera, las jornaleras,
o las pa' salí pa' lante de Andalucía. Esta forma de trabajar implica a las
profesionales de la educación, la biología, la antropología, la física y la
medicina, la historia, la filosofía y el derecho, se trata de abrir las
instituciones a la modernidad y la tradición, "apoyar nuestro oído sobre
el del otr@" que decía Fernando Barcena (2000), esto significará trabajar
de modo interdisciplinario, sin confundir u obviar los límites y fundamentaciones
de cada teoría o área de conocimiento, apoyándonos en el pasado y en el
presente. En palabras de Enrique LEFF (1996b:33) al referirse al saber
ambiental y su relación con las disciplinas e instituciones, dice: "El
saber ambiental no es un nuevo «sector» del conocimiento o una nueva disciplina,
sino un proceso de transformación del conocimiento que atraviesa a todas las
disciplinas a todos los niveles del sistema educativo". Dentro del cambio
pedagógico y educativo que se propone resulta fundamental redefinir teorías y
conceptos utilizados en la actualidad, en busca de modos de conocer la realidad
y construir saberes más participativos y democráticos. Es una corriente
revolucionaria porque es utópica, se nutre de las ilusiones y los sueños de
las personas, siendo los protagonistas el técnico y el vecino, el maestro y el
alumno, el médico y el paciente, en un plano de igualdad y de respeto en
ausencia de situaciones de poder castrantes y deshumanizantes.
2.- Los Movimientos Sociales y el Tercer Sector:
Fortalezas y Debilidades.
Lo pequeño es bello y
maravilloso, pensemos por un momento que en un gramo de tierra forestal:
- superficial hay 3.000.000.000 de bacterias,
- a 10 cm de profundidad conviven 1.500.000.000 de bacterias,
- a 20 cm de profundidad hay
600.000.000 de estos seres microscópicos.
Podemos establecer una
relación entre las colonias de bacterias y las sociedades humanas en cuanto a
su tamaño y número, sin embargo las proporciones son complicadas de hallar, por
ejemplo desde un avión podríamos ver a las personas deambular por las ciudades
con ayuda de un telescopio, al igual que para estudiar a estos seres
microscópicos echamos mano de los microscopios. Esta comparación nos puede
hacer caer en lo complejo de la vida, la riqueza y el equilibrio necesario.
En un espacio tan
pequeño como Andalucía existen cientos de colectivos y decenas de movimientos
sociales que nos unen, nos relacionan y enriquecen, pero a pesar de esto cada
vez nos cuesta más trabajo mirar hacia dentro de nosotras mismas y de los grupos
humanos en los cuales interactuamos. Este es un ejercicio de autorreflexión y
autocrítica que nos ayuda a seguir andando en el difícil camino de la
coherencia, el compromiso y la implicación personal y social. Frente a este
sistema democrático representativo, y como alternativa, muchas ciudadanas
seguimos construyendo nuestras redes desde nosotras mismas, con dificultades
lógicas, flujos y reflujos, conflictos y logros, pero confiando en que en este
proceso de crecimiento personal y colectivo estamos construyendo una democracia
radical. Una ética para la resistencia que nos ayude a poner en contradicción
los valores de la política, economía y cultura dominante, con los de los
movimientos sociales que pretenden (Villasante, 1998a):
- Dinamizar la sociedad
desde las iniciativas de base, siendo estas creativas y plurales.
- Constituirse en una fuerza social transformadora.
- Plantear una
comunicación y participación horizontal generando sinergias positivas entre
los grupos o colectivos que intervienen en cada situación.
- Construir
antagónicamente conceptos, ideas y modos de organización frente a la
globalización.
Son los movimientos
sociales un crisol de finalidades, metodologías, interpretaciones, experiencias
y modos de organización, al igual que en los ecosistemas naturales podemos
identificar una biodiversidad de vegetación, fauna, paisajes y factores
abióticos que interaccionan de muchas formas distintas, existiendo en ambos un
equilibrio dinámico y una evolución en función de acciones colectivas, donde la
individualidad de los seres vivos y del hombre cobra su sentido más pequeño y
extenso, y en el caso de este último, en tanto en cuanto los movimientos
sociales los forman las personas, y su crecimiento personal depende de esta
colectivización de la acción transformadora.
Las asociaciones como
entidades jurídicas o no, así como las personas a título individual pueden
participar de los movimientos sociales, pero estos no tienen por qué poseer un
status de colectivo reconocido por la ley de asociaciones del 24 del 12 de
1964, sino que por el contrario puede presentar la forma de un movimiento
social como el Okupa o Plataformas de Lucha Contra el Neoliberalismo. Por tanto
podemos diferenciar entre movimientos atendiendo a sus características:
- anti-movimientos:
aquellos que se posicionan en contra de la inmigración, la diversidad
cultural; defendiendo valores como la xenofobia o la discriminación.
- corporativos: aquellos
que surgen puntualmente y para atender a demandas profesionales.
- moda: muchos
movimientos surgen animados por una corriente de opinión o relacionados con la
publicidad de los medios de comunicación (voluntariado).
-
transformación: aquellos que enfrentándose o situándose como alternativa al
binomio Mercado-Estado, plantean una acción desde dentro y/o fuera del sistema
dominante.
Estos últimos son los que
van a constituir lo que Villasante ha bautizado con el nombre de Tercer
Sector, como alternativa de lucha y transformación socioambiental de la
realidad que nos ha tocado compartir. No se trataría de ocupar los resquicios o
espacios que el Estado y el Mercado han dejado a la economía social, sino de
situarse lo más alejado de estos dos extremos y plantear propuestas de trabajo,
valores y acciones alternativas.
Algunas sombras o
debilidades que podemos diagnosticar y contrastar en los movimientos sociales
son:
- La manipulación y
asimilación que ejercen los poderes fácticos de nuestra sociedad (estado y
mercado) sobre los movimientos sociales, sus reivindicaciones y conceptos:
objeción de conciencia, sostenibilidad, voluntariado, solidaridad, etc...
- La verticalidad que caracteriza algunas organizaciones o
estructuras sociales que hacen justificar los medios a través de los fines.
- La progresiva
burocratización que afecta a los colectivos en su proceso de evolución y
cambio, alejándose de sus fines y objetivos.
- El compromiso de las participantes en los colectivos y la educación
ambiental, ya que aunque es deseable una profesionalización, puede tener el
efecto perverso del corporativismo y la dependencia a las subvenciones.
- La precariedad
económica en la que sobreviven.
- La permeabilidad de los
distintos movimientos, la comunicación y la
interacción entre estos.
-
Los personalismos (liderazgos negativos) que lejos de profundizar en la
participación y la democracia la limitan, llegando a ser estas estructuras
sociales más débiles y manejables.
- La falta de interés de las administraciones
públicas por potenciar un tercer sector, que sea crítico, participativo y
transformador.
Sin
embargo en la esperanza, en la espera con sentido crítico y participado, y en
la ilusión de las personas, se encuentra el tesoro de los movimientos sociales,
además de algunas fortalezas o luces que se configuran en espacios de:
-
Participación, democracia radical y acción comunitaria.
-
Influencia política, social, económica, cultural y ecológica.
-
Seguimiento y control de lo público y lo privado.
- Autoformación
para sus miembros o militantes, desarrollo personal y colectivo.
-
Construcción de valores e identidades solidarias, respetuosas, compartidas y
colectivas.
-
Compromiso e implicación en problemáticas medioambientales locales y globales.
- Generación
de empleo y riqueza desde un reequilibrio sustentable.
-
Desarrollo de estrategias y metodologías participativas en la resolución
noviolenta de los conflictos.
- Adaptación del tejido social a la realidad
existente en cada momento histórico.
3.- La Educación Ambiental en
los Movimientos Sociales:
Los movimientos sociales en toda su diversidad (obrero, pacifista,
ecologista, feminista, ciudadadano o vecinal, etc..) han tenido mucha
vinculación con el desarrollo de la educación ambiental en la educación no
formal e informal, porqué no decirlo, ha sido determinante en la innovación
educativa que se ha reconocido en la Logse, contenidos y modos de hacer, como:
la interdisciplinariedad, transversal¡dad, globalización e individualización
de los procesos de enseñanza-aprendizaje, etc. La praxis educativa ha tomado
la forma de una reflexión en la acción y una acción desde la reflexión en un
compromiso social con el presente y el futuro de los seres vivos y el entorno.
A partir de las problemáticas ambientales que suscitan investigaciones y que
denuncian miembros del movimiento ecologista, pacifista y feminista en los años
70, se siente la necesidad de promover un desarrollo económico (productivo y de
consumo) que atienda las necesidades del presente sin hipotecar las del
futuro. Algo que ya se recoge en el informe Brundtlan de Naciones Unidas en
1987, cuando se anuncia el término tan de moda, "desarrollo sostenible".
La práctica educativa en los movimientos sociales se organiza de modo
autónomo e independiente de la administración, aunque se establecen convenios
de colaboración puntualmente, así la educación no formal e informal toma el
cuerpo de: cursos, talleres, campamentos, reuniones, jornadas, seminarios,
foros, ferias, encuentros, campañas de sensibilización, exposiciones, acciones
directas de reivindicación, materiales educativos (textos, unidades
didácticas, videos, programas de formación ocupacional, etc) e
investigaciones.
Podemos
establecer relaciones entre los movimientos sociales y la educación ambiental (UGARTE, J., 1996) que nos permiten
profundizar en su conocimiento, así como en sus
vinculaciones:
- La educación ambiental desde sus orígenes y en su desarrollo aparece ligada a movimientos sociales con sus sombras y luces, sus fortalezas y debilidades.
- La educación ambiental está orientada a la
resolución de problemas al igual que los movimientos sociales, siguiendo
procesos de reflexión y acción, desde un planteamiento democrático y colectivo.
- La
complejidad de los conflictos y la realidad socioambiental exigen de la
educación ambiental y los movimientos sociales enfoques interdisciplinarios,
centrándose en el proceso y los resultados.
-
Partiendo de un concepto global de medio ambiente la educación ambiental se
integra en la comunidad, por tanto en la praxis de los movimientos sociales.
Se pretende abrir las instituciones a la participación de las ciudadanas y
lugareñas de cada aldea, pueblo, ciudad, etc.., ya que la educación ambiental o
es participada o no es concienciadora.
- Identificamos ritmos semejantes entre los procesos medioambientales,
los movimientos sociales y la educación ambiental, siendo necesaria una
evolución que respete y no acelere vertiginosamente los procesos llegando a su
desestructuración o autodestrucción.
- La
educación ambiental como proceso continuo y cambiante al igual que los
movimientos sociales necesitan de re-lecturas e interpretaciones, cambios y
adaptaciones ante situaciones nuevas.
- La
educación ambiental favorece la implicación, compromiso y coherencia de los
movimientos sociales en la realidad socioambiental. Analizando dimensiones
medioambientales que en ocasiones son pasadas por alto (ruido, contaminación de
suelos, polución atmosférica, despilfarro de agua y energía, etc) y que obligan
a la toma de conciencia y la acción.
- La
educación ambiental desde una ética ecológica biocentrista plantea a los
movimientos sociales un reto en su crecimiento armónico y equilibrado en la
interacción con el resto de seres vivos (incluidos los humanos) y el entorno.
Se plantean valores que se confrontan a los dominantes en el sistema
capitalista, para plantear alternativas sustentables, desde la solidaridad, el
diálogo, la escucha, el compromiso social, la justicia, la libertad, el
reequilibrio sustentable, etc...
Un
suspiro de esperanza en las relaciones humanas y económicas del ser humano
consigo mismo y con el medio ambiente.
Podemos encontrar ejemplos cercanos de lo que ha sido ese trabajo de
base, democrático y autogestionario que los movimientos sociales han realizado
en nuestra ciudad, por ejemplo: Comité Pro-Parque Miraflores, Movida
Pro-Parque Tamarguillo, Coordinadora de entidades de los barrios de Su
Eminencia, Parque San jerónimo, Foro Alternativo a la Conferencia
Euromediterránea de Ciudades Sostenibles, Foro Ciudadano "Para una ciudad
habitable y de tod@s", Red Ciudadana "La Sevilla que queremos",
Programa "Un Andaluz un Árbol", acciones reivindicativas en defensa
de Doñana, en contra de la construcción de parking en la Alameda, relacionadas
con la "rotura de la presa de Aznalcollar", el Pantano de Melonares,
Plataforma frente al Proyecto de SE-40, Asociación de Consumo y Producción
Ecológica, Cadena de Radio Libre (Radio Océano), Movimiento Anti-LOU,
Movimiento de Resistencia a la Globalización (MRGs) Proyectos de educación
ambiental en barrios, etc...
Podemos
citar otros muchos ejemplos en el resto de Andalucía o España, pero sin olvidar
que en los Países del Sur es donde se está librando la batalla más sangrienta,
enfrentándose su población de modo más radical a los conflictos socioambientales
que genera la globalización, que se relaciona directamente con la colonización
cultural, la expoliación de los recursos naturales, la introducción de
enfermedades y virus, la imposición de gobiernos dictatoriales y el robo de la
tierra, así como el saqueo sistemático de aquellos conocimientos sobre la
medicina natural que han elaborado los pueblos indígenas de una coevolución
con la naturaleza.
Es su
historia, su cultura y su dignidad, la de los Países del Sur, la que les
quieren robar las multinacionales con acciones colonialistas, al desposeerlos,
expulsarlos y esclavizarlos en sus tierras con métodos tan modernos y justos
como incomprensibles para la racionalidad ambiental. En nombre de la libertad,
la democracia y la modernidad se imponen desde los países ricos sistemas
seudodemócraticos que facilitan la privatización y compra de los bienes
sociales primarios, la violación de los derechos humanos, el empobrecimiento
de pueblos que antes vivieron en armonía y equilibrio con el medio ambiente,
porque entendían que formaban parte de él, así como la contaminación de su
suelo, recursos hídricos y atmósfera con la introducción de industrias
contaminantes y peligrosas, que se rechazan en los Países del Norte, como: las
centrales nucleares, la agricultura química y transgénica, las industrias
petroquímicas y las plantas petrolíferas..., sin olvidarnos de las famosas
cuotas de contaminación que se aprobaron en la Cumbre de Kyoto, que permiten a
las multinacionales contaminar hasta unos niveles insustentables para el
planeta y amenazando con hacer desaparecer los ecosistemas más sensibles.
Después de esta parada
obligada en el análisis breve de los conflictos ambientales en los Países del
Sur, retomamos la realidad socioambiental de nuestra localidad o comunidad con
la intención de construir puentes de esperanza y resistencia para unir realidades
distantes, pero como podemos comprobar muy relacionadas. Puesto que hoy, es
necesario recuperar espacios de convivencia perdidos en nuestro avance hacia
la modernidad y la separación entre lo humano y lo natural, ocupados por
medios de comunicación masivos, un consumo deshumanizador, unas nuevas tecnologías
que nos convierten en objetos virtuales y eventos deportivos que nos sirven
para canalizar y expresar nuestra frustración y desconsuelo a la vez que para
adormecer nuestras conciencias, en definitiva que nos alejan de nuestro medio
más cercano. Nos referimos a la recuperación de nuestro medio físico construido
o natural, a la construcción de un ambiente sociocultural y natural cada vez
más castigado por la presión humana, en forma de empresas e intereses
especulativos (forman parte del mercado) y de políticas sociales, medioambientales
y económicas (forman parte del estado) que pretenden convertirnos en el recreo
de Europa.
En esta mentalidad de
consumo, donde los intercambios comerciales se convierten en uno de los ejes
vertebradores, todo se compra y se vende como mercancía, y los movimientos de
capital en la maniobra del mercado para imponer condiciones, chantajes y
gobiernos a los Países del Norte y del Sur, desde el tercer sector y en la
base de la Educación Ambiental planteamos que no se trata de cuantificar los
costos ambientales, como si pudiésemos ponerle precio a algo que tarda millones
de años en volverse a generar en unas condiciones bioclimáticas adecuadas o a
los sentimientos de las personas que disfrutaron de un espacio que nunca volverán
a sentir como suyo. Según Leff: "no existe un instrumento económico,
ecológico o tecnológico de evaluación con el cual pueda calcularse el
"valor real" de la naturaleza en la economía" (ENRIQUE LEFF,
1996a: I ). Cómo calcular el "valor real" de un desastre ecológico en
Doñana o de una urbanización de casas en un enclave sensible a la presencia
masiva de personas, de algo dinámico que evoluciona y se encuentra interrelacionado
con ecosistemas, culturas y sociedades, ponerle precio a las actividades de
una empresa o a los productos inmobiliarios asumiendo los riesgos de
contaminación de espacios públicos y de entornos que pertenecen a otros seres
vivos no humanos, que por no poder hablar como nosotras no menos dejan de
comunicarnos con su agonía y su muerte, como quienes carecen de voz, el
tremendo error que estamos cometiendo. En el caso concreto de la "rotura
de la Presa de Aznalcollar" cómo y quién asume costos de la
descontaminación de una ribera donde viven millones de seres vivos, de donde se
extraen recursos píscicolas para dar de comer a miles de familias, manteniendo
unas señas culturales que identifican a las personas que viven en los pueblos
afectados, y donde existen valores, sentimientos y proyectos de vida de las
personas que compartieron y crecieron en este medio ambiente.
La estrategia seguida por
el movimiento ecologista de contabilizar los costos ecológicos de la
explotación depredadora de los recursos naturales, no ha pretendido justificar
que estos son asumibles por el sistema. Sino todo lo contrario, enfrentar a
éste con sus contradicciones, planteando la imposibilidad de internalizar
estos conflictos, que tienen su origen en la misma imposibilidad de mantener
este ritmo exponencial de consumo y despilfarro, que este modelo de desarrollo
es insustentable, atenta contra la salud de las personas y la estabilidad
económica y ecológica del planeta.
Desde los movimientos
sociales podemos hacer distintas aportaciones a la educación ambiental que
implican una complementariedad en la acción, J. UGARTE (1996) señala diez
líneas de actuación para el movimiento ecologista, que hemos ampliado con
otras propuestas, incluyendo otros actores, puesto que consideramos fundamental
contar con otros movimientos sociales que forman parte del tercer sector y que
plantean propuestas de acción en la educación ambiental:
I. Reflexionar desde un
enfoque interdisciplinar y multidimensional la educación ambiental, para que
desde los presupuestos de los movimientos sociales sea instrumento de
transformación.
2. Desarrollar prácticas y experiencia que enriquezcan las metodologías
educativas de maestras, profesoras, animadoras socioculturales, etc...
3. Establecer unas bases de diálogo e intercambio
entre escuela , movimientos sociales y sociedad, puesto que estos son escuela
de formación y aprendizaje, así como facilitadores de un acercamiento entre
las realidades escolares y sociales.
4. Impulsar la presencia
de la educación ambiental en los planes de estudio de las distintas titulaciones
con asignaturas específicas y como área transversal que impregna toda la acción
formativa.
5. Dirigir los esfuerzos
de los movimientos sociales, y muy especialmente del movimiento ecologista,
hacia la autoformación de sus miembros y la formación de formadoras.
6. Crear nuevos centros
de estudio, documentación e investigación medioambiental con el apoyo de la
administración o de la sociedad civil, a la vez que intentamos profundizar en
la autofinanciación. Fortalecer los centros existentes y generar líneas de
investigación y publicación.
7. Mejorar los medios de
comunicación alternativos que posibilitan una información más completa,
potenciando su utilización en el tercer sector frente a los mass media, sin que
ello suponga abandonar la lucha por ocupar los espacios que los Estatutos de Radiotelevisión
Española y de las diferentes Comunidades Autónomas recojen para los
movimientos sociales, así como la democratización de los medios.
8. Establecer relaciones
de apoyo, coordinación y planes de acción comunitarios entre los colectivos,
plataformas o movimientos sociales, ampliando enfoques y perspectivas para
analizar la realidad socioambiental. Generando sinergias positivas entre los
actores directos e indirectos de la educación ambiental en nuestra sociedad,
nos referimos a:
sindicatos, asociaciones
de vecinos, juveniles, de mujeres, ecologistas, movimientos sociales en
general, empresarias, técnicas de la administración, colectivos pedagógicos,
políticos, ciudadanos, etc...
9. Vincular a los
movimientos sociales, y muy especialmente al movimiento ecologista, a
proyectos locales que pongan de manifiesto un mayor arraigo y cercanía con lo
cotidiano.
10. Avalar y reconocer
aquellas prácticas socioambientales que se basen en un reequilibrio sustentable
y la concienciación de sus protagonistas.
11. Organizar nuevas
ferias y encuentros, y fortalecer los existentes, para dar a conocer estos
proyectos o experiencias al resto de la sociedad civil, potenciando su
implicación en el desarrollo de estos eventos.
12. Analizar desde una
perspectiva crítica y constructiva las prácticas de educación ambiental que se
generan en los centros educativos, granjas escuelas, talleres, etc...,
planteando las contradicciones que se originan en estas, respecto a sus
objetivos, metodologías empleadas, procesos participativos y su vinculación
con la realidad socioambiental.
13. Los movimientos
sociales desarrollarán heteroevaluaciones sobre las praxis educativas que
generan a partir de sus planes, programas y proyectos, para mejorar los
procesos y resultados de estos.
14.
Recuperar y revalorizar el saber popular relacionado con el medio rural y con
las prácticas medioambientales que se ha erigido en configurador de la cultura
mediterránea y en un modo alternativo de entender la vida y las interacciones
entre los seres vivos, frente a la globalización, sectorización y
tecnologización que destruye hábitat, el saber ambiental, la historia de los
pueblos y las praxis educativas.
6.- La Pedagogía
Transformadora en el siglo XXI: Alternativas y Esperanzas para un Reequilibrio
Sustentable.
Construir alternativas participadas en los distintos
barrios, ciudades y pueblos implica partir de una escala humana más pequeña y
cercana, siendo cada uno de éstos espacios de experimentación y construcción
de modelos adaptados a las características medioambientales de donde proceden
(recuerda el concepto de medio y ambiente que planteábamos al inicio de este
texto). En ocasiones la extrapolación de modelos y prácticas nos ha conducido
a un camino sin salida y a frustraciones, precisamente porque no fuimos capaces
de escuchar, observar y sentir lo que las gentes y los seres vivos nos
querían comunicar.
En este
nivel local no podemos olvidar que la "redificación" (en forma de
red) de los movimientos sociales posibilita la coordinación y apoyo a un nivel
más global, siendo cada uno de los movimientos un espacio de reflexión y acción
desde donde compartir experiencias, logros y fracasos, alegrias y
frustraciones, para construir un futuro más habitable, justo y solidario.
Somos las
educadoras protagonistas de este proceso, sin que ello quiera significar que
seremos nosotr@s quienes construyamos la realidad, sino todo lo contrario,
nuestro papel es de dinamizadoras y facilitadoras de procesos participativos,
concienciadores, autogestionarios y sustentables, siendo las verdaderas
protagonistas las vecinas, las lugareñas, las trabajadoras, las alumnas y
todas aquellas personas con quienes compartimos la praxis educativa y la acción
comunitaria.
Educar no implica una dirección, ni una verdad, ni una realidad, sino una construcción socioambiental compleja que ha evolucionado a lo largo de la historia, nosotras como educadoras o dinamizadoras podemos facilitar su deconstrucción y reconstrucción desde análizadores históricos (si son sucesos que ya pasaron) o analizadores construidos (si son propuestas actuales), en procesos de acción/reflexión/acción participada, que pretenden la transformación de situaciones y realidades individuales y comunitarias, si somos capaces de partir de las necesidades, intereses, sentimientos y emociones de quienes participan junto a nosotras en la acción educativa. Tal y como nos expone Villasante (2000:23,24): Se trata de construir las respuestas con los vecinos del barrio, lo cual lleva a un abanico de posibilidades".
La Globalización como expresión del Neoliberalismo y el Capitalismo nos fuerza a reaccionar enfrentándonos a situaciones conflictivas e injustas que compartimos en lo local y lo global. En estos momentos y ante estas situaciones de injusticia e incomprensión resulta imprescindible rescatar el pensamiento de Freire, Bookchin, Gandhi, Bretch, Rogers, Reich, Bandana, Diamantino, ..., y tantas otras que en su momento fueron anunciadoras y denunciaron lo que hoy conocemos y deseamos transformar.
Plantear
alternativas de reequilibrio sustentable implica como no una revisión del
pensamiento dominante, así también de la pedagogía y el sistema educativo,
cuestionamos desde los contenidos y enfoques, hasta los valores y actitudes que
reproducimos entre los profesionales de la educación, y con las personas con
quienes construimos las diferentes praxis socioeducativas.
No pretendo
en este apartado repetirme en lo que expusimos antes con la ayuda y el apoyo
inestimable de quienes se propusieron profundizar en las relaciones y
realidades compartidas de movimientos sociales y educación ambiental. Tampoco
pretendemos al final de esta reflexión compartida lanzar fórmulas mágicas de
las que desconfio, simplemente animo a:
- Conocer la complejidad y biodiversidad que nos engloba, incluye y
significa, porque nuestra identidad depende de su evolución.
- Reflexionar de un modo compartido en/entre
los movimientos sociales.
- Escuchar
la historia de quienes nos precedieron, porque se lo merecen y nos ayuda a
comprender el presente y construir el futuro.
- Dialogar con las ciudadanos, lugareñas, alumnas, padres y madres,
estudiantes, profesionales, políticos,..., ya que todos al final formamos
parte y somos la sociedad que nos ha tocado vivir, quizás tengamos que recuperar
el lenguaje universal de los sentimientos y los sentidos, la sensibilidad.
- Construir realidades soñadas, utopías posibles, alternativas de
reequilibrio sustentable que nos hacen más humanos.
-
Amar cada instante compartido que pasamos en grupo, en colectivos o
asociaciones, en los movimientos sociales que nosotras con nuestro esfuerzo
hemos llenado de sentido y sensibilidad ante los conflictos.
-
Transformar relaciones y situaciones que nos empobrecen, deshumanizan y
exterminan como personas.
Situarnos desde la
Pedagogía Transformadora que nos implica y compromete en el análisis y la
praxis socioeducativa que cada una de nosotras desarrollamos, en relación con
la otra con quien trabajamos, ya sea otra profesional, o vecina, o estudiante,
o alumna, etc..., es una necesaria reflexión autocrítica que nos sitúa.
Participar de filosofías
y pensamientos alternativos nos obliga a tomar partido por los de abajo, por
quienes menos tienen, por quienes sufren las injusticias sociales, por quienes
su voz no es escuchada, por quienes ahogan sus ganas de vivir en el intento de
sobrevivir, por tantos y tantos que sobreviven. Estas situaciones de
injusticia se nos muestran multiformes, unas más explícitas, otras más ocultas
por nuestro subconsciente o la mala intención del estado del bienestar que
provoca malestar entre nosotras. Permitirnos compartir con quienes sufren estas
situaciones de modo más dramático y extremo, quienes son pieza y efecto del
engranaje que es este sistema capitalista, quienes mejor que nadie conocen su
realidad donde sobreviven aunque a veces llegue a asfixiarlas, es una oportunidad
necesaria para profesionales y personas comprometidas con la transformación de
nuestra sociedad. Sensibilizarnos, ser receptivos, escuchar y enfrentar los
conflictos o contradicciones que lo cotidiano nos proporciona, mediante una
dialéctica no dicotómica ni maniqueísta, nos enseña a construir alternativas
sustentables, a crecer como personas.
Aunque en ocasiones pensemos que nuestros esfuerzos son inútiles e
insignificantes, algo así como un granito de arena en un desierto, no olvidemos
que la lucha por la libertad y la igualdad es un proceso lento, que apoyar
nuestro oído sobre el de otra persona, mirarnos a los ojos y compartir esas
ganas de construir una sociedad más justa merece la pena el esfuerzo, va aquí
un suspiro de esperanza y un aliento cálido.
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