Encontrar un puesto en la sociedad
La cuestión de la inserción social y
profesional que, históricamente, preocupa a los jóvenes, también afecta hoy a
los adultos situados al margen de la sociedad activa por un desempleo masivo.
Situaciones que asumir y opciones que hacer, con una notable dosis de
incertidumbre y la voluntad de apostar.
Conseguir un puesto en la sociedad y en el mundo laboral, hay periodos
en los que o bien no se plantea este problema o bien es evidente. Los
itinerarios de las personas están bastante marcados y los modos de regulación
son relativamente eficientes. Pero ahora sucede todo lo contrario. En una
sociedad que está en continua mutación, las cosas se han vuelto tremendamente
complejas y difíciles. Es intensa la presión ejercida sobre grupos y personas
marginadas. El rechazo, la pobreza, por ejemplo, tenían un lugar, eran
explicables, y aún legítimos (por causa de su origen familiar, la voluntad
divina, etc ... ).
Este texto va a ser
polémico: ya que estamos en plena batalla. Por lo tanto, tenemos que adoptar
una postura, tomar una opción, con una buena dosis de incertidumbres y de
desafíos que hay que asumir. Después, sabremos si nos hemos equivocado o si
hemos dado en el clavo. Por ahora, sólo se trata de intentar comprender en qué
situación nos encontramos y cómo mejorarla; de actualizar nuestras propuestas
y prácticas para comportarse como actores pertinentes. La propuesta que se
considera aquí, por lo tanto, es la de ser un actor y no aquella de un experto
en socio-política.
Desde finales de los
años 70, se ha llevado a cabo en Francia, un gran número de experiencias por
parte de lo que se ha denominado el campo de Inserción Social y Profesional.
Evidentemente, otros países europeos han sido también espectadores de esta
movilización por parte de los actores sociales que han hecho frente a
problemas, que, aunque no siempre se presentaban de la misma forma, aparecían
en el mismo telón de fondo:
-
Urbanización hipertrófica y caótica.
- Crisis económica y,
sobre todo, un aumento rápido de los efectivos de parados...
En nuestro país, la
situación se caracteriza por el hecho de que el Estado ha mantenido en este
campo una postura muy intervencionista a lo largo de la década de los 80, al
impulsar dispositivos y tomar medidas que tenían como objetivo resolver el
problema.
Pero retrocedamos en el
tiempo: finales de la década de los 70; el paro aumenta y comienza a notarse
especialmente entre los jóvenes. Por otro lado, la cuestión de las "zonas
periféricas" es cada vez más delicada. Entonces pensábamos que era a
causa de la marginación (y de hecho, sí existía un margen que iba
apareciendo). En el banco de los acusados figuraba el sistema educativo en
primera fila (con las empresas, por supuesto, que aún no habían sido puestas en
funcionamiento). La inadaptación de la Escuela y su mal funcionamiento
aparecían como los responsables de esta marginación por parte de los jóvenes (e
incluso, se alzaron algunas voces mal intencionadas afirmando que el sistema
educativo "producía" el número de parados necesarios para el mercado
de trabajo..., y así pecaba quizás de exceso de adaptación).
En el terreno de las
zonas periféricas, sobre todo, eran numerosos los actores (trabajadores
sociales, animadores socioculturales, políticos y militantes asociados) que
sentían la necesidad de reaccionar, de buscar formas nuevas de actuación, de
modificar las estructuras clásicas de intervención, y de tener en cuenta la
situación que se les presentaban ante sus propios ojos... A partir de ese mismo
momento, aparecieron las primeras empresas intermediarias y las primeras
formaciones de inserciones. El cambio de la mayoría en 1981, va a permitir la
materialización de un cierto número de ideas de forma más global, a diferencia
de aquella tentativas que han surgido a diestro y siniestro. Por supuesto, el
verano caluroso de 1981, clamaba a gritos nuevos responsables para este
propósito, pero existían algunos sitios en los que aparecía una voluntad
verdadera, y a veces, compartida de coger el problema por los cuernos.
A raíz del informe
SCHWARTZ, se va a implantar el dispositivo RIGOULT (los cursillos de inserción
y la primera oficina de acogida e información -PATO y las misiones locales. De
forma relativamente coherente, la primera respuesta fue unánime en lo
concerniente a la formación.
En esta época, al menos,
para la parte más activa de aquellos que se aventuraron en ésto, sólo se trataba
de detener este margen poniendo en funcionamiento un dispositivo provisional.
De hecho, estas actuaciones cesarían cuando este margen se redujera, y al
resolver la reforma del sistema educativo la cuestión.
Estas medidas
concernían, sobre todo, a los jóvenes (en un principio con edades comprendidas
entre los 16 y los 18 años) y se incluían en un conjunto más amplio, con un
fuerte acento en las políticas de prevención. Cambiar el entorno social de
aquellos jóvenes que se encuentran en una situación difícil, y darles una
segunda oportunidad supone contribuir con la eliminación de esta marginación.
Es cierto que un gran número de pedagogos y
trabajadores sociales se resistieron al principio, a llevar a cabo esta
política: en defensa de la Escuela, ya que pensaban que se le amputaba una
parte de su vocación; y en nombre de la conservación de la especificidad de los
oficios, profesiones; y de hecho, ser interrogados de nuevo por el desarrollo
de estas iniciativas.
AMPLIACION
DE LOS DISPOSITIVOS DE INSERCION SOCIAL Y PROFESIONAL
Lejos de ser
provisionales, los dispositivos se han ampliado, extendido, multiplicado y
diversificado, encaminándose hacia otro tipo de público (además de jóvenes,
adultos, parados de larga duración, mujeres marginadas, etc ... ). La reforma
del sistema educativo ha fracasado (y de todas formas, todo lleva a pensar que
el quid de la cuestión no se hallaba allí), este margen se ha extendido hacia
poblaciones excluidas, cada vez más grandes y fuera de juego; el funcionamiento
económico y social se ha visto normal.
Y
aquí nos encontramos.
Aunque
haya toda una serie de puntos de vista que manifiesten una urgencia, debemos
apresurarnos pero con tranquilidad, ya que todo el conjunto de Europa se ve
afectado por esto, inclusive la parte oriental y central, que ha optado por una
economía de mercado.
Por lo menos, al
principio, el debate era exclusivamente pedagógico en los medios profesionales
de animación y trabajo social. Limitado, pero familiarmente conocido.... pero
sin duda, con algunos pensamientos de trasfondo: el periodo político abierto de
1981 suponía una modificación de la situación que iba más allá del sistema
educativo. No fue así, y los grandes YAKA no lo pudieron remediar: el paro
continuó siendo alto y aumentó vertiginosamente a lo largo de los 80. la marginación
no ha retrocedido; pero sí que ha aumentado, y ya nadie propone otra
alternativa en la que se pueda creer.
¡Así que, manos a la
obra! Esto implica, por parte de los actores (trabajadores sociales, militantes
asociados, etc...), un cambio de perspectivas difíciles, y a veces,
perjudiciales, pero que son simplemente inevitables y necesarias ( so pena de
ser rechazados de la realidad y, por lo tanto, marginados). Vamos a centrarnos
en algunos puntos para una mejor comprensión y actuación:
- El trabajo social y la
educación no son para nada contundentes. La década de los 80 nos muestra claramente
esta realidad. Los dispositivos, actuaciones, innovaciones y medidas que
suponen una lucha contra el rechazo y un permiso para que cada persona
encuentre un puesto tanto social como profesional, son necesarios, pero no
suficientes.
- La alternativa social,
económica y social que se da en esta situación, por lo pronto, no ha sido
propuesta: sabemos lo que no funciona (en todo caso, sabemos lo que funciona
si dejamos a un lado a la gente), pero ignoramos en conjunto lo que se debería
hacer..., y eso no depende exclusivamente de los trabajadores sociales y
militantes asociados. ESTOS saben, sin embargo, lo que tienen que rechazar.
- A falta de futuros
prometedores y cambios revolucionarios, hay que saber hacerlo y hacerlo saber...
Desde hace algunos años, hay un hervidero de iniciativas en Europa (y no sólo
eso) y ese fenómeno es bastante esperanzador. Ya hemos aprendido bien la
lección para saber que es bastante difícil el generalizar estas iniciativas
innovadoras. Ya que, más allá del hecho de que para resolver, esencialmente y
en conjunto, cualquiera de las cuestiones de la inserción social y profesional,
hay que movilizar otra cosa que no sea el trabajo social; hay que tener en
cuenta que la complejidad creciente de estas cuestiones necesita respuestas
también complejas. Se pueden cambiar los modos, las posturas, las maneras de
pensar o de actuar, pero no los modelos ya prefabricados. Esta cuestión de
cambios se ve particularmente clara en el plano interno, pero también es muy
importante entre dos perspectivas, aún si están un poco alejadas. Para que
suceda todo esto, se necesita tiempo y medios, algo que tristemente y a menudo
nos hace falta. Todo esto trae consigo algunas consecuencias que deberían
interesarnos e incluso entusiasmarnos:
- La
invención e innovación sólo se puede obtener por medio de un conocimiento real
del entorno en el que se mueve y su ambiente. Situación apasionante,
perspectiva excelente...
- Sólo puede ser democrático: con esto queremos decir que para triunfar,
es necesario las ideas, competencias y energías de todos y cada uno de los
actores; es necesario tener en cuenta la consideración de todas las personas
relacionadas.
A buen término, hay que preocuparse de toda la organización de la
sociedad y de su economía. Que estas cuestiones se planteen libremente y decir
con toda la razón que nos dan miedo, no debe impedirnos actuar y reflexionar.
Un país como Francia tiene tras de si una experiencia importante. Olvidemos
las amarguras y lamentaciones, y busquemos, por el contrario, motivos de
esperanza, de eficacia.
Y existen iniciativa. Un movimiento como el nuestro sabe muy bien que
la formación, las formaciones no son por si mismas una solución. Estamos
convencidos, sin embargo - basándonos en nuestras experiencias diarias- que es
un útil, por cierto, bastante útil, cuando se ha puesto al servicio de un
proyecto. Existe toda una serie de estrategias en el campo de la inserción por
la economía, por ejemplo, en el desarrollo de servicios de proximidad, en las
actuaciones de cursos prácticos de formación, en el marco en los que la
formación puede representar un papel muy importante. Claro está, es en esa
dirección hacia donde deseamos poner todo nuestro empeño, continua trabajando,
sin perder de vista ningún aspecto de la realidad. Los paliativos que
consisten en debilitar aún más el empleo (como ocurre con el caso del C.I.P
(Contrato de Inserción Profesional) o en empleos mal pagados, como sucede cada
vez más con los C.E.S ( Contrato de Empleo Secundario) sólo puede agravar la
situación.
Saquemos provecho de todo lo que
hemos aprendido los unos de los otros; intercambiemos nuestras experiencias,
elaboremos otros proyectos; llevemos a cabo otras actuaciones: no nos queda
elección, y es sin duda la única salida que tenemos para mantenernos fieles a
nuestra vocación de profesionales y militares. Grandes desafíos se nos
presentan ante nosotros.
Traducido por
María José Gómez Rojo