Entrevista
con ...
FABRICIO
CAIVANO
Kiki.: En las dos últimas décadas Cuadernos de Pedagogía ha venido jugando un papel fundamental dentro de la innovación y renovación educativa en el estado español. ¿Cómo surge la idea de C.de P.? ¿Qué objetivos pretendía conseguir?
Fabricio C.: Durante los años sesenta y, sobre todo, setenta, con la ley Villar y el franquismo envejecido y flebítico, muchas maestras y maestros de España sabían lo que no querían, pero no tan claramente lo que deseaban. No les gustaba la sumisión, la rutina, el aburrimiento y el dolor de ejercer una profesión a golpe de órdenes, decretos y otros engaños. ¿Qué deseaban?. Querían sencillamente, cambiar las cosas, todas ellas, y en ese cambio cambiarse también ellos por dentro. Casi nada. Bueno, también soñaban con otro modo de vivir y de hacer los periodistas, los vendedores del cupón, los alfareros y hasta algunos notarios y terratenientes. Salvo raras y poderosas excepciones, todos queríamos construir un mundo mejor en el que ser mejores, también como profesionales. Y muchos luchaban por mostrar cómo hacerlo. Los maestros y maestras, anónimos y tozudos, hacían realidad ya esa "otra escuela" alternativa a la institución hegemónica, que era autoritaria, memorística e insípida. Pues bien, C. de P. recoge, comprime, y potencia esa energía práctica, lo que no es poco. Pero no seamos hegelianos: no es una "idea" que surge; es, por el contrario, una acción que se hace idea. Una quimera profesional que va a ser escrita por los que la sueñan o ya hacen realidad, a trompicones, con los retales de lo viejo, con tozudez y valentía. Un servidor de ustedes, fundador y director de la cosa, sabe mejor que nadie que sin tal energía esta revista ni habría nacido ni andaría ya tan mayorcita y pimpante.
En cuanto a los
"objetivos", se decían ya en la editorial del primer número, allá por
el mes de enero del año de gracia de 1.975. Más o menos: queremos cambiarlo
todo, la sociedad, la escuela y sus alrededores. Y además vamos a inventar un
nuevo modo de hacer el oficio de educar; y todo ello lo haremos sintiéndonos
dichosos y sabios, al igual que nuestros alumnos... Como veis, pura modestia y
sensatez. En eso estamos todavía.
Kiki.: A lo largo de los
años Cuadernos de Pedagogía ha ido evolucionando, desde unos postulados más
prácticos, hacia unos postulados más teóricos, de reflexión y análisis.
¿A qué se ha debido esta
evolución?
Fabricio C.: Pues no lo sé. Quiero
decir que no estoy seguro de que esa sea la "evolución" de C. de P.,
de lo práctico a lo teórico... Me falta perspectiva; aunque así debe ser si
así os lo parece a vosotros. Si así fuera quiere decir que no hemos sabido
hallar el equilibrio entre mano y cabeza, entre acción y reflexión. Siempre
hemos querido dar al lector secciones de "tiza" y secciones de
"libro"; tarima y mesa a la vez. Es decir, espacios para el qué y el
cómo, y espacios para el por qué. Prácticas en las que los maestros son los
protagonistas, ellos explican lo que están haciendo, cómo lo hacen y las pegas
y alegrías que en ese trajín hallan.
Quizá en los años
primeros, pongamos del 75 al 80, eso era muy importante: llevar a los otros
la descripción del sueño, explicar pausadamente que era posible otra práctica
profesional, alternativa, apasionante, gratificadora, con la que darle un
susto de infarto a la rutina y a la soledad. Entonces era cierto aquello de
que "no hay mejor teoría que una buena práctica..." por eso
publicamos centenares de
"ejemplos" de cómo empezar a cambiar algunas cosas próximas, que
suelen ser las más duras de pelar. Aunque mantuvimos también secciones de
pensamiento, de reflexión y de opinión, es probable que sea cierto que en
menor medida. Hubo más tiza que reflexión... Pero no había más cera que la que
ardía; o nosotros fuimos incapaces de encontrar otra, a pesar de que nos
pasamos la mitad de la vida a salto de Renfe, viajando y pisando escuelas
rurales, urbanas y mediopensionistas... Las maestras y maestros que intuitivamente
hacían, apenas tenían tiempo -y ganas- para pensar en su práctica, en
darle un fundamento teórico coherente y sólido, digamos en hacer epistemología
dominical... Y viceversa: los que andábamos en la estratosfera -y me incluyo
por salir en la foto- elaborábamos teorías socio-psico-pedagógicas sumamente
bellas, explicativas y precocinadas... pero no teníamos tiempo - ni ganas
tampoco, seguramente- de llevarlas al banco de pruebas de la tiza, de la
práctica... De modo que ese desequilibrio de C. de P. es "natural",
sigue la evolución misma de los acontecimientos. Como Piaget profetiza para los
niños, nosotros también empezamos por la etapa concreta y, al hacernos
mayorcitos, pasamos a la abstracción, al pensamiento formal, a la Reforma y
todo eso ... De la práctica sin teoría, a la teoría sin práctica. Ni lo uno ni
lo otro es bueno. También podría obedecer esa evolución que decís a que ayer
era el reino de los teóricos, del bla bla
bla. Hoy, por el contrario, todos
insisten en el hacer y hacer, la pragmática y el utilitarismo invaden las
aulas y contaminan el discurso escolar. Por lo que ayer, como vacuna, dábamos
más práctica y hoy tiramos más hacia la reflexión, para compensar. Mirando
hacia atrás, siempre caben explicaciones para todos los gustos y razonamientos
para todas las hipótesis. El lector dirá, para qué le sirvió -si así fuera- la
revista. Yo, ya digo, no tengo la necesaria perspectiva. No sé, no sé. Además,
todo este rollo me suena a toreo de salón: se compone la figura a toro pasado...
Kiki.- En los años 70 los M.R.P.s estaban en
auge, tenían fuerza innovadora; pero a partir de los 80 se han ido diluyendo
poco a poco perdiendo en el camino gran parte de su fuerza innovadora.
¿Qué causas crees que han motivado este
declive?
¿Por dónde pasa su recuperación?
F.C.: Las causas de ese declive son múltiples, variadas,
y diferentes según los hábitos territoriales. Son, pues, concausas.
Simplificando un poco-un mucho- podría decirse que son de dos órdenes, internos
y externos. Uno: la progresiva intervención de unas administraciones algo más
sensibles (o en algunos casos recelosas del protagonismo de los MRPs) ha ido
vaciando a los MRP,- de su funcionalidad práctica, reduciéndolos al
voluntarismo o a la automarginación. Esa misma dinámica de "normalización
pedagógica" (comillas, por favor), sobre todo a partir del 82-83, hizo
que los líderes y cursantes de los movimientos fueran absorbidos (y triturados,
también en algunos casos) por las administraciones. Dos: el fuego sagrado de
la renovación pedagógica, la palabra y la quimera, fue en gran parte adquirido
en cómodos plazos por las administraciones., y devuelto en forma de cursillo,
taller o seminario con certificado de garantía innovadora... Fue (otra vez, en
algunos casos) bien administrado como patrimonio común, con un evidente valor
de cambio en el mercado político, no pequemos de ingenuos... Hasta aquí la
simplificación: pero cada caso es un mundo. Ese es un esquema, una caricatura
si se quiere, del declive.
¿Por dónde la recuperación? Por donde siempre:
por la tenacidad y la inteligencia en defender el uso humanizador (es
decir, no técnico- cientificista) del fuego sagrado: el discurso de la
renovación pedagógica, que es –era- el patrimonio más limpio, junto con sus
gentes, de los MRPs. En estos tiempos de Reforma, ese es el terreno en el que
los MRPs llevan las de ganar. Hay signos en el firmamento que permiten augurar
un resurgimiento: desde la reciente federación de MRPs de todo el Estado
español (valga como simple dato logístico); o el retorno, obvio ya para muchos
educadores, de la necesidad de reflexionar ante las avalancha de nuevas y
engañosas palabras que la reforma actual alumbra; o también la creciente
sensibilidad social ante un cambio que se "viene encima" y que hay
que ingerir sin tiempo de digerir; hasta, por ser optimistas, la creciente
conciencia de la crisis escolar (término equívoco...) y sus benéficos efectos para todo aquel maestro o maestra que
quiera pensar por su cuenta propia, más acá o más allá de lo que el
Estado, el Libro o el Partido, la señalan como pensables permitidos ...Para
esa tarea, teórica y práctica otra vez, ciertamente prometeica, hay que
madrugar y hacer coro con todos los gallos que se atrevan a plantar cara a
tantos zorros como merodean por ahí con su
sonrisa de expertos. Nada nuevo: volver a unirse para que muchos compañeros se
enteren de que puede amanecer. Y también que puede consolidarse la noche
tecnocrática, que educa para someter. Todo está por repensar, por fortuna. Si
no lo hacen los MRPs... ¿quién entonces?.
Kiki.- La escuela ha
perdido parte del protagonismo, como centro de socialización y adquisición de
saberes, por la crisis cultural general y porque ha encontrado fuertes
competidores extraescolares en el uso de un código pedagógico más competente y
eficaz. De manera que está quedando como legitimadora para entrar en el sistema
acreditando un título.
¿De qué manera la
escuela puede recuperar el protagonismo cultural y formador que ha ido perdiendo
paulatinamente?
F.C.: ¡Ay, amigo! Si lo
supiera... Me atrevo con una receta, una sola. Recuperando el maestro lo
esencial de su profesión: desarrollar íntegramente la personalidad del niño ...
(art. 27.1, Constitución
española) y rechazando con firmeza, y con el máximo de argumentos pedagógicos,
todo lo que entorpezca, dificulte o vaya en contra de ese objetivo. Lo que
quiere decir, otra vez, cambiar la escuela, cambiar la sociedad y cambiarse, en
esa verbena, a sí mismo. La copla de siempre, dirá alguno. Y acierta. ¿No
quieren reforma? Pues a por ella... pero con nuestra cultura profesional en la
mano, ejerciendo responsablemente el oficio de educar, exigiendo lo que haga
falta para poder hacerlo bien, tanto en la práctica como en la teoría. Y,
claro, exigiéndose tanto como a la administración; si no, no vale...
Kiki.- La ciudad es un
lugar donde se produce una cultura rica y diversificada como resultado de la
relación entre los hombres y entre éstos con el entorno. Y por tanto un
escenario excelente para el aprendizaje escolar.
¿Qué papel debe de
cumplir el Ayuntamiento en todo esto?.
F.C.:Decíamos ayer: Hay que abrir
la escuela a la vida. Y la vida está también afuera, en el territorio próximo,
esperando ser leída como un gran libro de texto. Los Ayuntamientos somos
nosotros "ayuntados" para vivir bien. Su papel es el de gestionar la
vida cotidiana -lo que no es poco- pero
también el de amueblar el espacio para que sea humanizador, educativo y
estimulante de esa exploración permanente que es el aprendizaje. Pero hay que
decir también hoy: debemos cerrar la escuela para que haga bien, con calma,
medios y responsabilidad, lo que es propio de su tiempo y de su espacio:
producir inteligencia, reflexión, y una convivencia gozosa y exigente. Abrir
y cerrar la muralla, según, pues, quién llame a la puerta de nuestra escuela,
la escuela de todos. Ayuntados, pero también tranquilamente alejados del
bullicio exterior. Dialéctica y tensión entre el fuera y el dentro... A cada
polo su momento y su valor.
Kiki.- Con la aprobación
de la LOGSE llega el turno a la auténtica Reforma, la que tiene que afrontar
día a día el profesorado en su centro, en su aula.
¿Crees que el
profesorado, en general, se encuentra en estos momentos en condiciones de
afrontar con éxito el reto de innovar su práctica tal y
como propone el discurso formalista y tecnicista del Diseño Curricular Base?
F.C.:La respuesta es no.
Y esa rotundidad por dos matices de la misma pregunta. Uno, en cuanto que ella
dice "el profesorado en general". Otro, porque añade "en estos
momentos". De modo que, en general y en estos momentos, creo que el
profesorado no está en condiciones de afrontar -lo de "con éxito"
debería analizarse con cuidado- el reto de innovar su práctica. Repito: en
general y ahora.
¿Qué le falta entonces?
¿Dinero? ¿Recursos? También, claro. Pero eso no es lo esencial. ¿Qué es eso
tan esencial? No es sencillo decirlo ahora y aquí. Diré tan sólo: otra
mirada. Que se "mire" al maestro y a la maestra con una mirada
social distinta; con una mirada política y administrativa nueva; y,
finalmente, que el profesorado se vea a sí mismo de otra manera, bajo otra luz,
con ojo propio, autónomo y limpio de imágenes impuestas por el poder. Desde esa
"mirada diversa" podría emerger una cultura pedagógica nueva,
una ética profesional distinta y una fuerza moral para el
quehacer cotidiano. Desde ese mirador, ahí se puede reivindicar, sin
autoengaños y máscaras corporativas, un estatuto social distinto para con el
maestro como profesional; y desde esa mirada es más fácil redescubrir
"otra" educación, esa reiterada utopía que se aleja cuando casi se
toca con los dedos. Disculpen ustedes el énfasis. Me callo. No diré más, por
ahora. Que cada cual piense, con orgullo y sin temor, en el color, la calidad y
la intensidad de esa mirada capaz de describir el arcoiris.
Kiki.: La inminente
puesta en marcha de la Reforma exigirá del profesorado un cambio de valores y
actitudes en su actividad docente. Para facilitar este cambio las Administraciones,
Central y Autonómicas, han puesto en marcha distintos modelos de
perfeccionamiento de dudosos resultados, aunque todos coinciden en su carácter
dirigista y centralizado. Obviando casi por completo la Formación Inicial del
futuro profesor.
¿Qué opinas de la
Formación Inicial y Permanente?
F.C.:Bueno, mi opinión acerca de eso que llamamos "formación" no puede formularse sin ampliar el concepto de "mirada" a que aludía antes. Pues es un concepto, no únicamente una banal metáfora literaria, como alguno habrá pensado. De modo que callo también al respecto. No me parece que, tal como nos solemos plantear la cuestión de la formación, podamos escapar del "ojo" con el que nos miran, nos vemos y nos imaginamos. ¿Lo dejamos para otra ocasión?. Gracias por dejarme entrar en vuestras páginas y asomar la cresta...