INTERACCIÓN DE RECURSOS HUMANOS EN LA EDUCACIÓN MUSICAL DE 0 A 6 AÑOS

 

Ana Laucirica Larrinaga

 

Este artículo aborda la problemática planteada después de establecer los propósitos de la reforma educativa desde el Gobierno central y en la comunidad autónoma de Navarra, y de señalar las capacidades e inclinacio­nes que la población de 0 a 6 años refleja o podría reflejar según destaca­dos teóricos de la psicología evolutiva de la música. La formación del pro­fesorado de educación infantil en materia musical es un instrumento defini­tivo en la normalización de la enseñanza y el aprendizaje musicales en esta etapa, aunque la actual planificación académica de este profesorado en sus estudios de Maestro especialista no aporta la necesaria formación para orientar una visión optimista. Nos queda, así, el recurso a hacer rea­lidad el asesoramiento que la LOGSE otorga a los maestros especialistas en educación musical de primaria hacia el profesorado de educación infantil en una empresa tan fascinante como delicada: la educación musical de los más pequeños.

 

Las dificultades para la educación musical de 0 a 6 años en enseñanza general se presentan con tal intensidad en nuestro entorno que, en la mayoría de las ocasiones, es inexistente. En muchos otros, asistimos a desafortuna­dos intentos de crear un acercamiento de niños y niñas al mundo musical a través de atractivos materiales que, por la ausencia de sistematización didáctica en su incorporación, resultan ineficaces para alcanzar los objetivos esperados en esta etapa. Debemos recordar, no obstante, que en contextos aislados se llevan a cabo muy interesantes trabajos de educación musical infantil escolar basados en diseños curriculares bien estructurados. En ellos se refleja la competencia musical del profesorado implicado, lo que no se contempla en la mayoría de los centros educativos estatales e impide una extrapolación a estos últimos de los diseños curricula­res aludidos.

 

I. La educación musical de 0 a 6 años.

 

Desde los comienzos de la historia de la educación musical podemos observar la relevancia otorgada por la generalidad de los teóricos a los prime­ros años de vida en el desarrollo de las destrezas musicales. Tanto en los aspectos motrices como auditivos se encuentra unanimidad en la opinión de que en el período de educación infantil los humanos disponemos de los meca­nismos fisiológicos, emocionales e inte­lectuales idóneos para el desarrollo musical. Willems (1950/76) o jaques­-Dalcroze (1920/65) ya destacaban la idoneidad de este período en la cons­trucción de conocimientos musicales, en la representación de la realidad sonora y en la acomodación a las direc­trices para alcanzar un acercamiento sensorial a los más básicos elementos musicales. Podemos afirmar con los autores citados que la inteligencia e imaginación musicales encuentran un período definitivo para su configuración en la etapa de 0 a 6 años.

Por otro lado, no cabe duda de que la educación musical es un instrumento de incomparable ayuda en el enriqueci­miento del desarrollo integral del ser humano. Como tal supone un elemento imprescindible en el currículo de la enseñanza general, con el objeto de democratizar un bien de tal calidad humana como es el conocimiento y la práctica musical.

 

1.1. Proyección musical de los princi­pios generales y objetivos en el currícu­lo de educación infantil

El currículo de educación infantil obedece a las demandas sociales, que establecen sus inquietudes sobre la fun­ción educativa de esta etapa, y a los fac­tores y procesos evolutivos, que defi­nen las posibilidades vivenciales y de aprendizaje de niños y niñas de esta edad.

Los procesos de desarrollo del ser humano se producen por complejas interacciones entre los componentes biológicos de éste y la experiencia que discurre entre la familia, la escuela y el contexto social. La diversidad derivada de la influencia de todos estos factores en cada uno de los sujetos implicados en el proceso educativo invita a la crea­ción de un currículo flexible y adaptable a los diferentes ritmos evolutivos del alumnado de educación infantil.

Respecto al diseño curricular pro­puesto por el Ministerio de Educación y Ciencia se observa, en general, la determinación de unos contenidos diri­gidos tanto a desarrollar la capacidad de creación de esquemas mentales y representaciones del mundo, como las diferentes opciones procedimentales (del “saber hacer”) o el desarrollo de actitudes y valores.

La educación musical contribuye a la consecución de cada uno de los obje­tivos que para la educación infantil recoge el Real Decreto aludido:

         a) La estructuración del esquema cor­poral, la estructuración espacio‑tem­poral, el equilibrio, el ajuste postu­ral, el ajuste motor ola coordina­ción óculo‑manual ejercen en las destrezas de contenido rítmico unas funciones básicas. Por ello la rítmica dalcroziana está impregnada de acti­vidades dirigidas al desarrollo de las habilidades de coordinación espacio­-tiempo‑energía conjugadas con la expresión corporal de mensajes musicales seleccionados.

b) Los primeros contactos con el mundo sonoro a través de la mani­pulación de instrumentos u otros objetos sonoros, por la audición de ambientes sonoros reconocibles, por el canto y por los acompaña­mientos motrices que a veces intro­ducimos en éste, contribuyen a incrementar la seguridad afectiva y emocional en los niños y niñas de esta etapa.

c) Las canciones, improvisaciones y juegos rítmicos se realizan de un modo colectivo por imperativo de las condiciones de los protagonistas de educación infantil: De esta mane­ra, la música participa en la configu­ración de la identidad y socialización de niños y niñas.

d) Los contenidos actitudinales se tra­bajan desde cualquier actividad plan­teada en el aula de educación infantil cuando las características de la tarea favorecen la disposición de respeto y solidaridad hacia los otros. Las actividades de contenido musical se convierten, así, en un instrumento más al servicio de este objetivo.

e) La realidad sonora es un espectáculo fascinante para niñas y niños de cual­quier edad. La sorpresa se encuen­tra incluso en la exploración y emi­sión de sonidos procedentes del propio cuerpo. Cualquier estrategia de aprendizaje (percepción, imita­ción, improvisación, etc.) activa de un modo positivo las relaciones del sujeto con el entorno sonoro.

         f) La procedencia de las canciones y de los mensajes musicales que utiliza­mos en el aula (en directo o a través de grabaciones) es, por lo general, de la propia cultura de nuestro alumnado. Sin menoscabo de la gran aportación que supone el acerca­miento a la música de otras culturas, las canciones, instrumentos y estructuras musicales autóctonas favorecen las condiciones para afian­zar los contenidos de las tres áreas del currículo infantil.

         g) La música permite por sí misma y en relación con el texto que acompaña a canciones y cuentos musicales un desarrollo de la imaginación y un cauce para la representación simbó­lica de la realidad. El juego expresivo gestual y musical es la herramienta para la efectiva construcción de la representación sonora en esta etapa.

h) La interrelación entre los diferentes lenguajes fomenta la construcción de nuevas estructuras que perfec­cionan las estrategias en las que la representación se manifiesta. El pro­gresivo perfeccionamiento del len­guaje verbal participa en la com­prensión de contenidos musicales, en la mejora y velocidad de las tare­as interpretativas e improvisatorias y en la concreción de los significados extraídos de la apreciación musical.

         i) Se percibe la importancia que para el legislador supone el lenguaje musical entre otros lenguajes artísti­cos en la educación integral del ser humano. Las vertientes expresiva, cultural y creativa del hecho artísti­co cubren la mayor parte de las pre­tensiones educativas para la etapa de 0 a 6 años en la enseñanza gene­ral.

 

1.2. La música en las áreas de conoci­miento en el currículo de educación infantil

 

El currículo se distribuye en tres áreas: Identidad y autonomía personal, Medio físico y social, y Comunicación y representación. Se plantean desde una perspectiva globalizadora, propia de una etapa integrada como la de educa­ción infantil. Es preciso señalar que la existencia de estas tres áreas tiene por objeto facilitar al educador o educado­ra la sistematización, ordenación y pla­nificación de la práctica docente y, en ningún caso, pretende fragmentar la realidad o encuadrar las actividades en las tres áreas aludidas.

En concreto, la educación musical aparece representada en cada una de las tres áreas aludidas aunque, como sabemos, el lenguaje musical se refleja expresamente en el área de Comunica­ción y representación. La integración de las tres áreas puede explicar la exis­tencia en todas ellas de contenidos conceptuales, procedimentales y actitu­dinales que encajan en el ámbito de la educación musical.

El Gobierno de Navarra desarrolla, como otras comunidades autónomas con transferencias educativas, las direc­trices establecidas por el Real Decreto para las enseñanzas mínimas en educa­ción infantil. Contempla las funciones lúdico‑creativa, comunicativa y repre­sentativa de cada uno de los lenguajes que integran el área de comunicación y representación, y propone la constante interrelación entre ellos. Se percibe en la exposición de contenidos un gran espacio para la exploración y percep­ción del ambiente sonoro, y el lenguaje musical se concibe como un medio más de comunicación y expresión. Quizá podríamos esperar una mayor sistema­tización que permitiese hacer efectivos los objetivos perceptivos y comunicati­vos establecidos.

 

1.3. La evolución musical de 0 a 6 años

En lo que se refiere al desarrollo musical en esta etapa, Swanwick (1988/91) establece hasta los 4 años el período denominado Dominio (respues­ta sensorial y manipulación). Dentro de éste, el modo sensorial se presenta a partir de los 3 años de edad y se mani­fiesta por la atracción hacia los diferen­tes timbres, los contrastes de intensi­dad y la manipulación de objetos sono­ros. Se presenta asimismo desorganiza­ción en el tiempo y en la tonalidad. La exploración sonora es imprevisible e irregular.

El modo manipulativo se asocia con el interés en conocer y aplicar las técni­cas y recursos instrumentales. Se inicia la organización del tiempo a través de la regularidad en el compás y en las composiciones se observa una inclina­ción por manejar los recursos conoci­dos frente a los novedosos,

De 4 a 9 años se desarrolla el perí­odo de Imitación (la expresión personal y lo vernáculo). Dentro de éste, el modo de expresividad personal (de 4 a 6 años) se contempla en el canto y en la práctica instrumental. Se perciben muestras de expresividad en cambios de pulsación y de altura. Ha aumentado el control estructural, aunque se man­tiene la incapacidad de repetición de determinados esquemas, la espontanei­dad, la falta de reflexión y de crítica.

En definitiva, podemos observar que en la etapa de educación infantil, a partir de los 3 años, se presentan las condiciones para incorporar estrategias de aprendizaje que permiten el comien­zo en las actividades musicales de apre­ciación, interpretación y creación.

 

1.4. La formación del profesorado de educación infantil en materia musical.

 

El profesorado para el ciclo de 0 a 6 años procede, desde la aplicación de la Reforma Universitaria, de la diploma­tura de Maestro especialista en Educa­ción Infantil. El nivel musical del alumna­do que inicia estos estudios es muy escaso y, en especial, desde la existen­cia de la especialidad en Educación Musical, ya que las personas con forma­ción en este campo se matriculan en esta última especialidad.

Cabe señalar que los Planes de Estudios en Navarra acumulan un número de créditos relativos a música y educación musical superiores a gran parte de los establecidos en otras comunidades autónomas del Estado. No obstante, este número de créditos no es suficiente para formar musicalmente a este futuro profesorado, aun­ que nos debemos preguntar ¿se preci­san especialistas musicales para este ciclo? Parece unánime la respuesta negativa. Como señala Fernández‑Mar­cote (1995:53) “en absoluto se precisa un músico para trabajar así con niños de etapa infantil (3, 4 y 5 años). Es funda­mental ....tener un conocimiento básico de los fundamentos psicológicos de la educación musical”.

Sin embargo, Bernal (1999:29) sugiere la necesidad de que el profeso­rado de esta etapa posea los conoci­mientos y las destrezas del lenguaje musical, el conocimiento de los méto­dos activos, y el marco teórico donde se fundamenta la educación musical en la edad infantil. Los nuevos planes de estudios nos ayudan a distinguir las funciones que los maestros de educa­ción infantil deberían desempeñar, aun­que los contenidos no son suficientes para garantizar una adecuada prepara­ción. Por otro lado, la autora añade: “La actuación educativa no debe ir en la línea de cuánto ha de saberse de música, sino qué se sabe hacer con la música. Ser especialista en educación infantil precisa una preparación cultural, pedagógica, psi­cológica, etc. unida a una actitud, aptitud y sensibilidad musical necesaria que comple­te su formación musical” Bernal y Calvo (1997:33) señalan que maestros y maestras de educación infantil deben conocer la importancia y el atractivo de la música en la vida infantil, su contribu­ción al desarrollo afectivo e intelectual, su relevancia como eje motivador y globalizador, y su influencia en aprendi­zajes de otras materias.

Parece ideal, aunque poco realista, este planteamiento en la formación del profesorado de educación infantil en lo relativo a la educación musical. Aunque compartimos con las autoras citadas las aspiraciones presentadas, pensamos que la situación ideal consistiría en que la población general alcanzara un ciclo completo de formación en educación primaria con especialistas, ya que podríamos encontrar así estudiantes de educación infantil con una formación musical suficiente, a los que solamente tendríamos que formar en los aspectos práctico y psicopedagógico.

 

2. Proyecto para un asesoramien­to real de los especialistas de edu­cación musical al profesorado de educación infantil.

 

Según el art. 16 de la LOGSE el asesoramiento al profesorado de Edu­cación Infantil en la labor de educar en materia musical a niños y niñas de 0 a 6 años es función de los y las especialistas en Educación Musical. hemos podido constatar que, en la práctica y en Nava­rra, este asesoramiento no se llega a producir debido a la sobrecarga horaria de los especialistas en educación musi­cal por un lado, y a la deficiente forma­ción musical de los especialistas de educación infantil, por otro.

Iniciamos, así, un proyecto piloto en tres centros de la comarca de Pam­plona para un asesoramiento real al profesorado de educación infantil. Con­siste en un trabajo de desarrollo longi­tudinal que utiliza técnicas y principios propios de la investigación‑acción. Va dirigido a niños y niñas de 3 años y en él aportamos semanalmente un diseño flexible con actividades para el trabajo diario acompañado de los materiales necesarios para compensar las deficien­cias formativas del profesorado.

Los contenidos procedimentales incorporados abarcan los bloques temáticos de desarrollo rítmico y meló­dico, discriminación tímbrica y dinámi­ca, y el canto y el movimiento corporal como medios de expresión y ala vez herramientas para el desarrollo de las destrezas aludidas. Estos contenidos se articulan a través de las estrategias per­ceptivas, de exploración, imitación, e improvisación.

Consideramos fundamental intro­ducir los objetivos didácticos propues­tos en la transmisión de las actividades al profesorado de educación infantil. Así aportamos autonomía al profesora­do a la vez que abrimos las vías para su propia producción didáctica.

La evolución en los diferentes grupos y centros es heterogénea, ya que depende de múltiples factores por lo que el seguimiento y la adaptación curricular deben ser constantes. Ade­más las personas responsables del pro­yecto (especialistas en educación musi­cal) mantienen con el profesorado de educación infantil un constante inter­cambio sobre la marcha de las sesiones didácticas. Así, podemos observar una gran satisfacción por la marcha de este proyecto en el profesorado y en los niños y niñas que reciben estas sesio­nes didácticas.

Se ha establecido la continuidad de este proyecto durante dos cursos aca­démicos más con el fin de finalizar la etapa de educación infantil con la pri­mera promoción. Una vez finalizadas las últimas sesiones se realizará un con­traste con otros grupos de alumnado de 5 años y se registrará la información relativa al cambio de aptitud y actitud de las docentes de esta etapa. Igual­mente se recabará información sobre la vida musical del profesorado: posibles estudios musicales específicos, estudios realizados en su formación básica y media, formación musical recibida en sus estudios de magisterio, preferencias musicales personales, asistencia a con­ciertos, etc.

 

Referencias bibliográficas

 

BERNAL, J. (1999): “La formación musical del maestro especialista en educación infan­til” en Eufonía. Vol. 15 Pags. 23‑32.

BERNAL, J. y CALVO, M. L. (1997): Didáctica de la música en la educación infantil Granada: Las autoras.

FERNÁNDEZ‑MARCOTE, M.A. (1995): “Maestros antes que músicos: La importan­cia de la Educación Musical desde la escuela” en Docencia e Investigación. Vol. Ene‑Jun. Pags. 51‑56.

JAQUES‑DALCROZE, E. ( I 920/65): Le rythme, la musique et l’éducation Lausanne, Suisse: Foetisch fréres S.A. Editeurs.

LEY ORGNANICA 1/1990, de 3 de octubre de Ordenación General del Sistema Educativo (BOE 238 de 4 de octubre de 1990).

REAL DECRETO 1330/1991, de 6 de sep­tiembre de 1991, por el que se establecen los aspectos básicos del currículo para la educación infantil (BOE de 7 septiembre de 1991).

SWANWICK, K. (1988/91): Música, pensa­miento y educación. Madrid: Morata.

WILLEMS, E. (1950/76): La preparación musical de los más pequeños. Editorial Uni­versitaria de Buenos Aires.