editorial

 

MANIFIESTO POR LA EDUCACIÓN

         

La situación actual de nuestras escuelas es cada día que pasa más lamentable, y sólo muy de vez en cuando se hace mención en los grandes medios de comunicación. Las causas de dicho deterioro hay que situarlas, en principio en la falta de sensibilidad de las autoridades educativas que gobiernan las diferentes administraciones del Estado Español.

 

Pero son mucho los aspectos que podríamos analizar, veamos brevemente los que nos parecen que necesi­tan urgente atención: La igualdad de oportunidades, que las leyes y el sentido común protegen, y la comprensivi­dad de los conocimientos y tareas que habitualmente se desarrollan en las aulas, las cuales, desde la puesta en marcha de la LOGSE, incorporan el concepto de integración y diversidad suponen la aceptación de cada alum­no/a con sus características personales, sociales y psíquicas. Pero para que esto sea posible es necesario no sólo un principio ideológico o un reconocimiento legislativo, es imprescindible poner los medios adecuados para hacerlos realidad.

 

Así mismo se les reconoce a las escuelas y a sus equipos educativos/Consejos escolares el derecho al desa­rrollo de Planes y Proyectos que convierten la escuela en centro de desarrollo cultural, abriéndola al entorno socio‑cultural y natural en donde está inmersa, obligación, que entendemos tiene ante la comunidad y la socie­dad. El seguimiento y la dotación de recursos necesarios no se ha puesto en marcha para hacerlo posible.

 

Por otro lado, a las escuelas se están incorporando alumnos/as de diversa procedencia cultural conviertién­dose los centros en lugares donde la diversidad cultural se aprecia en mayor grado. Sin embargo, a pesar de que las leyes reconocen la igualdad de oportunidades, la integración y diversidad de alumnos/as, la no discriminación del alumnado, la compensación de desigualdades manifiestas, la aplicación del concepto tan amplio de comprensi­vidad, los medios económicos, personales y materiales aún no se han puesto en funcionamiento o lo que es lo mismo: carecemos de ellos. Son las bases, ejes o principios en los que todos estamos de acuerdo, pero que los poderes siguen sin garantizar, convirtiendo los presupuestos para educación en tacañería anual.

 

La Formación del Profesorado basado en las necesidades, en la investigación desde los propios centros y compartiendo experiencias con otros docentes aún sigue estando en el punto de mira para todas las asociacio­nes de profesorado y en el debe de la Administración.

 

La atención a la diversidad reclamada por los poderes públicos y refrendada en la LOGSE desde el 90 sigue en la sala de espera de las medidas que hay que aplicar de forma urgente.

 

Todo ello necesita que el Ministerio de Educación, y las Consejerías de las distintas comunidades sean sensi­bles y consideren a la Educación como un servicio social prioritario dentro de sus planes de acción. Ello significa, incrementar las dotaciones económicas a los centros para que estos puedan llevar a cabo actividades culturales y educativas encaminadas a la integración y disfrute cultural de todo el alumnado, sin que las familias tengan que asumir dicho gasto; dotar de materiales curriculares para uso del alumnado: libros de texto, bibliotecas de aulas, videos, cd‑rom, audios, diapositivas, transparencias, aula de ordenadores y otros materiales específicos que mediante proyectos de innovación pudieran poner en práctica los equipos educativos de cada centro, incenti­vando la innovación y la investigación del profesorado; dotación del profesorado necesario para intervenir edu­cativamente en los centros: hoy aún no está garantizada que el alumnado esté asistido por el profesorado que necesita ya que en caso de enfermedad, la sustitución no se hace automáticamente, sino que la administración, en muchas ocasiones, puede esperar hasta un mes mientras los centros tienen que administrar las medidas para atender al alumnado. Y, finalmente, señalar que difícilmente se puede atender con garantías y efectividad la inte­gración de alumnos/as, la diversidad del alumnado y el desarrollo de la comprensividad con la ratio actual, 30 alumnos/as en el aula, y un solo profesor/a: disminuir la ratio y aumentar el número de profesores/as adscritos a los centros en la situación actual se hace urgente.

 

Proclamar la Gratuidad y Obligatoriedad de la Educación en España no debe ser solamente un acuerdo, ha de ser también, para los poderes públicos, una obligación que habría que empezar a cumplir poniendo en mar­cha las medidas que acabamos de nombrar.