LA ADAPTACIÓN DEL MÉTODO KODALY

 

Sally Albaugh

 

Después de presentar los inicios del Método Kodály, el artículo detalla los fundamentos básicos de su pedagogía. Como consecuencia, introduce cada uno de los recursos didácticos del método, añadiendo conclusiones y experiencias propias de la autora sobre su uso en el aula. El escrito inclu­ye apartados sobre los signos manuales, las sílabas rítmicas y el solfeo relativo además de remarcar el trato de los conceptos del canto a voces, la armonía y la discriminación auditiva dentro del la Metodología Kodály. Expone un sistema propio de la autora de adaptación del DO móvil a un sistema numérico, y una organización progresiva y experimentada del fol­klore infantil español para usar con el Método.

 

La Metodología de Zoltán Kodály (1882‑1967) es única por el hecho de ser aplicable, con recursos didácticos adecuados según la edad de los alum­nos, a cualquier nivel del estudio musical desde Infantil hasta los estu­dios avanzados de la preparación de músicos profesionales. Más conocidos son los recursos de las sílabas rítmi­cas, los signos manuales y el uso del solfeo relativo. Alcanza las áreas de la improvisación, la composición, la armonía, la expresión corporal y las audiciones comentadas dentro del estudio de la lectura del pentagrama. El prodigio de esta pedagogía es lo completa que es, desde abrir el mundo de la música a un niño de cua­tro años hasta analizar las voces de una fuga de J.S. Bach con el solfeo relativo.

 

El Nacimiento del Método

 

En 1905 empezó investigando y acumulando miles de canciones fol­klóricas húngaras de todas las regiones de su país. Luego utilizó muchas de estas melodías en su música com­puesta e hizo ‑con la ayuda de otros músicos, tales como Bela Bartok‑ una recopilación extensa sobre sus inves­tigaciones. Durante esta época muchos compositores, tales como De Falla, Albéniz, Turina, etc., usaron también temas folklóricos en sus obras. Lo que hace singular la labor de Kodály es su extensa recopilación y organización de la materia en cuan­to a sus características analíticas acer­ca de la musicología y sus rasgos rít­micos y melódicos que luego formó el desarrollo de su didáctica de la ense­ñanza musical.

Alrededor del año 1920 Kodály empezó una campaña infatigable para mejorar la calidad de la educación musical de los niños en la escuela pública. Al igual que Platón, dos mil años antes que él, Kodály vio la músi­ca como manera de formar buenos ciudadanos, y en su opinión, era la responsabilidad del Estado ofrecer una buena educación musical a todos los niños. También argumentó que la música tiene valores espirituales que inspiran el alma, beneficios físicos que fortalecen el cuerpo, ventajas escola­res que desarrollan la atención, la concentración, la voluntad y la memo­ria, e importancia social que refuerza el compañerismo global. En 1943 le nombraron “Primer Director Suplen­te de la Academia Nacional” y enton­ces introdujo un programa nuevo que prometió mejorar la habilidad de todas las masas en la educación musi­cal, revolucionando así la instrucción musical en Hungría. Como conse­cuencia, se fundó un proyecto para preparar profesores del método, con el fin de conseguir músicos bien for­mados que a la vez fueron maestros de la escuela, conscientes de las nece­sidades musicales tanto como psicoló­gicas de los niños.

 

Kodály como Compositor

 

Zoltán Kodály es a menudo más conocido como compositor que como pedagogo, siendo sus obras muy variadas y numerosas. Las carac­terísticas más marcadas de su estilo son las siguientes:

- fuertemente tonal, de estilo enérgi­co y directo

- matizado con elementos románticos e impresionistas

‑ nacionalista (emplea muchas melodí­as folklóricas en sus obras)

Las obras más conocidas son:

Psalmus Hungaricus” (1923)

tenor solista, coro, voces blancas y orquesta

Hary Janos” (1 925)

originalmente una ópera, luego arreglada para el teatro y luego escrita en forma de suite.

 

Kodály compuso óperas, música sacra, obras orquestales y de cámara, pero quizás donde más destaca es en sus obras corales, que en muchas ocasiones tenía como motivo el desa­rrollo del canto a voces en el aula. Existe una serie de piezas corales, estructurada de forma progresiva, que a continuación exponemos en el orden pedagógico sugerido por el compositor:

I. Bicinia Hungárica 1,2,3 y 4 (a dos voces)

2. 15 Ejercicios a dos voces

3. 77 Ejercicios a dos voces

4. 44 Ejercicios a dos voces

5. 33 Ejercicios a dos voces

6. 22 Ejercicios a dos voces

7. Tricinia (a tres voces)

 

Principios Básicos de su Metodología

 

- El canto diario, junto al ejercicio físi­co, desarrolla igualmente el cuerpo y la mente del niño.

‑ La cultura musical debe iniciarse tan pronto como sea posible en los par­vularios.

‑ La instrucción rítmica comienza con actividades relacionadas con el movimiento, la percusión corporal y los juegos tradicionales.

‑ El canto colectivo está considerado como la mejor iniciación de la edu­cación musical.

‑ El estudio de la lectura musical empieza en la escuela primaria, ini­ciando las figuras rítmicas antes de exponer la lectura del pentagrama.

‑ Los conceptos teóricos básicos pue­den ser introducidos mediante un repertorio de canciones y rimas infantiles folklóricas.

‑ Se debe establecer una base sólida de lectura y de coordinación rítmica además de la percepción auditiva antes de iniciar el estudio de un ins­trumento.

 

El Planteamiento Global

 

• La metodología de Kodály propone los siguientes fines en su plante­amiento global:

         I. Cantar, jugar y bailar de memoria una cantidad de juegos tradicio­nales, rimas infantiles y canciones infantiles, extraídos de la cultura propia del niño, y más adelante, ampliadas para incluir también músicas de otras culturas.

         2. Interpretar, escuchar y analizar la música clásica de los grandes com­positores.

         3. Desarrollar las habilidades musica­les de leer y escribir con la lectura del pentagrama, de análisis de las estructuras formales, de la discri­minación auditiva y del canto afina­do‑solo o a voces.

         4. Improvisar y componer, utilizando el vocabulario musical conocido en cada nivel de la enseñanza.

 

El Proceso de Desarrollo

 

• Cada concepto está organizado en un contexto de cuatro fases:

I. Preparación oral

conocer el material auditivamente

2. Presentación

definir el concepto ‑ visual

3. Práctica

familiarizarse con su uso

4. Asimilación‑Dominio

llegar a formar parte del vocabula­rio musical

 

De este modo, dentro de una misma clase, el profesor tendría el proceso en diferentes fases ocurrien­do a la vez. Por ejemplo, puede que esté preparando la blanca, presentan­do el 6° grado, practicando la doble corchea, y dominando el uso del 3° y 5° grado.

 

Malos Entendidos

 

• Existen varios malentendidos sobre el Método Kodály que debe­mos aclarar:

No depende del uso de la escala pentatónica, sino de un estudio exhaustivo del folklore propio del niño para determinar sobre qué bases debe caminar el desarrollo de los conceptos musicales. Si el folklore materno de los alumnos no es penta­tónico, como aquí en España, el desa­rrollo melódico tampoco debe serlo.

Aclaramos que el uso de los sig­nos manuales y las sílabas rítmicas es únicamente un apoyo para los alum­nos pequeños durante el nivel ele­mental. Se van dejando al aumentar los estudios y el nivel. No se consideran como recursos apropiados para usar con mayores.

Insistimos que el estudio de la música folklórica es una base inicial y no todo el material musical en que se apoya el método. Abre camino a la aplicación y mejor comprensión de la música clásica y a la exploración de diferentes géneros musicales.

 

Las Primeras Etapas de la Meto­dología Kodály

A. Fase Prelectura

 

Una fase ‘iniciativa' es preciso para preparar el camino para el estu­dio de la lectura musical. Un requisito para leer y escribir un lenguaje es la habilidad de hablar y de comunicar ideas. Igualmente, en música un alum­no debe poseer la habilidad de cantar canciones y de expresar ideas musica­les. La clase de música debe incluir:

• Aprendizaje oral de muchas cancio­nes sencillas en estructura, ritmo y extensión melódica (folklóricas).

• Experimentación con la voz de hablar con rimas infantiles que sir­ven para percibir los aspectos rítmi­cos de pulso, acentuación y dura­ción de los sonidos y para la impro­visación melódica.

• Actividades de expresión corporal a través del estudio rítmico, de la improvisación corporal, de la parti­cipación en juegos tradicionales, dramatizaciones o interpretación de audiciones.

• Desarrollo del sentido agudo/grave, línea melódica, la entonación afinada y la percepción auditiva del oído interno y de la memoria oral.

• Estudio de los elementos rítmicos del pulso, compás (acentuación bina­ria o ternaria) y ritmo (duración de los sonidos).

•Iniciación de canto a voces conel uso de sencillos ostinatos melódicos y luego, de cánones fáciles, además de actividades rítmicas a dos voces, en canon o con ostinatos que se realizan mediante la instrumenta­ción, la expresión corporal o el estudio rítmico.

• Elaboración de audiciones musicales muy variadas con motivo de poten­ciar a cualquier área ya expuesta y fomentar la cultura musical del alumno.

 

B. Fase Iniciación a la Lectura Musical

 

Cuando los alumnos logran una percepción de “agudo/grave” y com­prenden la diferencia entre el pulso y el ritmo, entonces están preparados para iniciar su estudio del pentagrama y las figuras rítmicas. La introducción de las sílabas de solfeo y de las dife­rentes figuras rítmicas es un proceso muy gradual, en correlación directa con el nivel práctico de los alumnos. Las clases deben incluir:

• Trabajo en el pentagrama, con gra­dos relativos y notas absolutas, con actividades de ‑ -- -   -- identificar notas dentro de una frase musical

‑ entonar lectura a primera vista

- cantar afinadamente materia cono­cida

‑ realizar dictados melódicos

- escribir melodías en el pentagrama

‑ solfear con soltura

‑ diferenciar entre distintos esque­mas melódicos

-          improvisar frases cortas de la extensión melódica estudiada en ese momento

• Práctica rítmica con palmadas, instrumentos percusivos y sílabas de duración rítmicas, utilizando un repertorio de canciones folklóricas, contemporáneas y melodías clásicas además de todo tipo de ejercicios, improvisaciones y dictados pura­mente rítmicos para afianzar la coordinación y la escritura rítmica.

• Embellecimiento del canto colectivo con ostinatos, cánones y ejercicios sencillos a dos partes, afianzando así el desarrollo de canto a voces den­tro y fuera del pentagrama.

• Potenciar el desarrollo vocal así como la percepción del oído, exi­giendo más exactitud en el canto y estimulando la visualización del soni­do, con todo tipo de aplicaciones didácticas que agudizan la discrimi­nación y sensibilidad auditiva.

• Elaboración de audiciones musicales muy variadas con motivo de poten­ciar cualquier área ya expuesta y fomentar la cultura musical del alumno.

• Proporcionar una introducción a los conceptos armónicos, auditiva y visualmente, acoplado con activida­des de análisis del fraseo, canto a voces, instrumentación, improvisa­ción, entonación y la discriminación auditiva.

• Perpetuar la expresión corporal con todas las actividades ya iniciadas en la Fase Prelectura, incrementando el nivel de coordinación y expresión corporal.

 

El Método como Síntesis

 

Muchos de los elementos del método húngaro provienen de otras metodologías anteriores, importantes en la evolución de la pedagogía musi­cal:

• SÍLABAS RÍTMICAS

La simplificación del estudio rítmi­co por sílabas representativas del valor rítmico de cada figura distinta. Empezó con las sílabas de duración introducidas por Pierre Galin (1786-­1882), con motivo de posibilitar un estudio aislado del elemento rítmico. Dando una sílaba diferente a cada figura rítmica, ofrece un lenguaje pal­pable para leer los ritmos, que sean de ejercicios, dictados o de materia melódica.

• SIGNOS MANUALES

Originados por John Curwen (pedagogo musical inglés del siglo pasado), apoyan visualmente la ento­nación, afinación, dictado melódico y el oído interno. Son la representación visual de los grados relativos de la escala.

• SOLFEO RELATIVO

Tiene sus raíces en la labor de Guido D'Arezzo del siglo IX que lo utilizó como artificio para facilitar el canto de los modos gregorianos. También llamado “DO móvil”, trata de un enfoque de la tonalidad relativa en lugar de las alturas absolutas.

• “EURÍTMICA”

Enseñanza de la música por medio de movimientos rítmicos, fue desa­rrollado por jaques Dalcroze (1865­-1950) y algunas de sus ideas sobre la expresión corporal han sido incorpo­radas en el Método Kodály. Muchos de sus principios fundamentales sobre la enseñanza intuitiva y lúdica puede encontrarse en los tratados del suizo Pestalozzi (1746‑1827) y el filósofo Rousseau (1712‑1778).

 

Las Sílabas Rítmicas

Las sílabas de duración rítmica facilitan el estudio rítmico y propor­cionan una mejor distinción entre las diferentes figuras estudiadas. Quedan como apoyo únicamente oral (jamás se escribe en el encerado) represen­tando la duración de un sonido dado. Se emplea el nombre propio de la figura al referirnos a ella y se utiliza la sílaba de duración al leerla en la prác­tica. Sin embargo, en la práctica la autora ha encontrado que de vez en cuando es necesario insistir a sus alumnos pequeños, “No es un “ti‑ti”, es una doble corchea, pero decimos “ti‑ti” cuando la palmeamos”.

Basado en el uso de una conso­nante fuerte y una variación de voca­les, cada figura rítmica utiliza una vocal diferente. Existe mucha varia­ción entre los sistemas de sílabas empleados hoy día. La autora, des­pués de años de experimentación, uti­liza las siguientes sílabas:

la negra           ta”:

el puntillo ‑ añade una “m”

la doble corchea “ti‑ti”:

ligadura de duración ‑ seguir con la 1ª vocal

la blanca                   to”:

tresillo de la corchea ‑ “ro‑la”

la redonda                  “te”

las semicorcheas “ti‑ki‑ti‑ki”

 

La recitación rítmica con sílabas de duración es más musical si utiliza­mos un tono de voz expresivo con inflexiones parecidas a la voz de hablar. Utilizamos las sílabas de dura­ción siempre al realizar un ejercicio sin melodía porque la duración de las figuras rítmicas resulta más exacta que con una simple palmada que se extingue enseguida. El profesor pal­mea sin las sílabas únicamente si se trata de un tipo de dictado o una acti­vidad para diferenciar entre varios esquemas rítmicos. Yo encuentro útil el uso de la sílaba “ta” para todo el ritmo en este último caso, especial­mente cuando se trata de figuras rít­micas de larga duración.

El uso de las sílabas rítmicas facili­ta el diálogo rítmico, siendo un recur­so útil para:

- contestar a un dictado corto (pal­meando o cantando con sílabas

‑ improvisar con figuras específicas

‑ realizar ejercicios rítmicos, recitan­do con voz hablada

‑ cantar las sílabas de duración al pal­mear el ritmo de una canción

‑ apoyar la ejecución de ritmos toca­dos por instrumentos de pequeña percusión

 

¿Hasta qué nivel rítmico seguimos la práctica de las sílabas rítmicas con los alumnos? Pues con los niños pequeños, al aprender una nueva figu­ra rítmica, la primera pregunta, a menudo interrumpiéndome con impa­ciencia, es “profe, ¿cómo se dice?” En general, Yo sigo usando las sílabas rít­micas hasta que los alumnos pierdan interés por ellas, situación que encuentro diferente en cada grupo de niños. Normalmente suelen disfrutar usándolas hasta que tengan 10 ó 11 años.

¿Y con adultos, es aplicable las silabación rítmica? Aunque original­mente ideada como recurso infantil, es indudablemente útil en actividades puramente rítmicas debido a su exac­titud rítmica. Por esta razón, Yo sugiero con mayores el uso de sólo la sílaba “ta”.

 

Los Signos Manuales

 

Los signos manuales son una manera de indicar las distintas alturas para remarcar la correcta entonación. Funcionan como señales visuales ‑cada grado de la escala con su propio signo‑ en el canto dirigido por la mano. Hace que el sonido sea visual, factor de suma importancia en el aprendizaje melódico y auditivo.

El arte de enseñar melodías con la ayuda de signos manuales (fononímia) llegó a ser particularmente desarrolla­do en las tradiciones en las que falta­ba una equivalente notación escrita musical, tal como fue el caso de la mayoría de las antiguas culturas musi­cales occidentales y orientales. Encon­tramos en la Mano Guidoniana, así como en la música antigua de China, Japón y la cultura Hindú, la conver­sión de la mano en un tipo de tabla, utilizando la palma y los dedos para representar intervalos melódicos. La “Tonic Solfa”, sistema utilizado por John Curwen (pedagogo musical del siglo XIX) combina los dos métodos antiguos; las sílabas de solfeo de Guido D'Arezzo junto con los signos manuales egipcios que representan los grados de la escala. En la actuali­dad, aparte del Método de Kodály, hay una renovación de la fononímia en la enseñanza del canto gregoriano.

Los signos manuales acompañan al uso de los grados relativos, pero no al canto del solfeo absoluto. El 5° grado con su correspondiente signo manual representa la dominante de cualquier escala Mayor y no una altu­ra específica dentro del pentagrama. Por esta razón no tiene lógica utilizar los signos manuales al cantar con síla­bas de solfeo absolutas. La enorme ventaja de los signos manuales es que debido a su aspecto relativo, se adap­ta a la entonación en cualquier escala absoluta.

Es interesante comprender cómo los signos manuales reseñan la inte­rrelación de los grados principales y secundarios de la escala en cuanto a sus funciones melódicas y armónicas:

• En la armonía tradicional el 4° grado resuelve al 3° y el 7° al 1° en la cadencia auténtica del V7‑I. Lógi­camente el signo manual para el 4° grado indica una caída al 3° y el signo para el 7° grado indica su tirantez hacia la tónica.

• Los gestos para los grados principa­les del modo Mayor son más fuertes y convincentes, siendo la tónica el gesto más poderoso.

• El signo manual para el 2° grado es de intermedio, de importancia secundaria, que adorna los grados principales de tónica y mediante.

• El gesto para el 6° grado se muestra como adorno al 5° grado además de indicar su ligera tirantez hacia la tónica aguda.

 

Los signos manuales son un recur­so estupendo que facilita el estudio melódico y auditivo tanto para los niños como para el profesor. La auto­ra los pone en práctica en las siguien­tes actividades:

• Fuera del pentagrama:

esquemas melódicos (practicar, diferenciar, descubrir, etc.)

dictados

- ejercicios de grados para pasar al pentagrama

- Estudio de la melodía de una can­ción cuyo compás o ritmo es demasiado avanzado. Se

presenta con los grados debajo de su letra en forma gráfica que indica su línea melódica.

• Dentro del pentagrama:

‑ leer a primera vista con grados

aislar y corregir problemas de entonación

oído interno

práctica interválica (también fuera del pentagrama)

 

El DO Móvil

 

La utilización de los grados de la escala es un concepto relativo que facilita el aprendizaje de la función de una nota dentro de una escala dada, tanto como su interrelación con los demás grados. Entonces los niños perciben el solfeo como alturas espe­cíficas dentro del pentagrama (el nombre de las notas) y los grados como componentes que constituyen las notas de una melodía dada.

No se aprenden notas como soni­dos aislados, sino intervalos, relacio­nes de altura entre los sonidos de una escala. Sea cual sea la secuencia elegi­da de presentación de las notas, ha de entrenarse auditivamente el reconoci­miento de los intervalos entre los grados de la escala. El estudio intervá­lico con el solfeo relativo se aplica a la lectura en cualquier tonalidad abso­luta porque las distancias entre los grados son constantes. Como conse­cuencia, fomenta la comprensión de las relaciones melódicas y armónicas entre las diferentes notas de una melodía.

El DO móvil facilita el estudio de la entonación en cuanto a la práctica de leer a primera vista y a la realiza­ción de los dictados. También es apli­cable al estudio del transporte, la retención auditiva, el análisis de estructuras y el canto afinado.

En el transcurso de la evolución de la enseñanza musical, se ha expe­rimentado mucho con el canto con números. El concepto del solfeo rela­tivo puede aplicarse a un sistema numérico para facilitar su uso conjun­tamente con el solfeo absoluto. Tiene la ventaja de que un sistema numérico es fácil y lógico para los niños.

Los grados relativos, representa­dos por números, se entonan de la siguiente manera: un, dos, tres, “cua­“ “cin-”, seis, “siet-” ; siendo necesa­rio cortar la segunda sílaba de las cifras con más de una sílaba.

La adaptación numérica es un sis­tema inferior al solfeo relativo, no sólo por la torpeza de cantar diptongos en algunos de los números, sino por ser limitado a la escala diatónica (no hay sílabas cromáticas). También puede ser confusa en el momento de nombrar acordes; por ejemplo, el acorde de tónica menor (I‑) se canta­ría “6‑I‑3”.

Soy consciente del hecho de que fuera de mi aula de música mis alum­nos han de conformarse al solfeo absoluto y no puedo permitir que no sean capaces de comunicarse con los demás músicos educados por el siste­ma español. Por eso, combino el uso de los grados relativos (con números) con el solfeo absoluto, ofreciendo así muchas de las ventajas del sistema móvil sin pretender aislar a mis alum­nos. Encuentro que mi sistema numé­rico es muy útil en todos los niveles de la enseñanza musical como viable sustituto al solfeo relativo.

 

El Folklore Español

 

Debemos fomentar el estudio y el conocimiento de la cultura propia del niño, para conservar, recuperar, divulgar y potenciar la evolución del folklore. Un objetivo importante en la educación es conseguir que los niños se identifiquen plenamente con la sociedad, la cultura y el ambiente que les rodea. El folklore refleja tales índoles, ilustrando las experiencias y pensamientos de su propia niñez.

El folklore infantil camina acorde con el nivel de desarrollo musical y evolutivo en el que el niño se encuen­tra, sirviendo así como elemento motivador que potencia la atención y la autoexpresión de los niños. Las ventajas musicales son las siguientes:

‑ La letra es apropiada y atractiva para los niños.

‑ Suele tener frases cortas y semejan­tes, facilitando así el análisis de su fraseo.

‑ Tiende a acompañamientos sencillos de ostinatos, canto a terceras y acordes primarios.

‑ Existen muchas melodías de exten­siones reducidas, perpetuando así el canto afinado y el gradual desarrollo vocal.

‑ Los esquemas rítmicos son natura­les al idioma (enlazados con la letra) que los niños captan rápidamente.

 

El “folklore infantil” es una cate­goría de canción popular presente en toda España. También es importante incluir un porcentaje de canciones de la propia región y/o idioma del niño. En tierra gallega, la autora suele usar aproximadamente 40% folklore galle­go y 60% español, dependiendo de la situación sociocultural del niño. Gra­cias al uso de las canciones gallegas en su clase, ha logrado un mejor aprecio y comprensión de la cultura gallega y disfruta compartiéndolo con sus alumnos.

El folklore español, basándose en los estudios e investigaciones hechos por la autora, podría formar parte principal del repertorio escolar musi­cal, ordenando el estudio de los aspectos melódicos, rítmicos y polifó­nicos como se muestra en la tabla I.

 

El Canto a Voces

 

Es tarea fácil inventar ostinatos o una segunda voz para acompañar a una melodía folklórica. Basándose en el nivel de conocimientos musicales de los alumnos, con un acompaña­miento de una canción se puede suplementar un estudio rítmico, melódico, armónico o plástico (movi­miento, expresión corporal, danza) además de crear un ambiente creativo de interpretación musical, que sea a través de la improvisación, la compo­sición o la instrumentación.

Específicamente, para armonizar las canciones folklóricas españolas es preciso entender que la gran mayoría de ellas están formadas por la escala diatónica, hecha por tonos y semito­nos. Una de las maneras más sencillas de armonizar las melodías diatónicas es con los acordes primarios. Tam­bién muchas de las canciones se adap­tan al canto a terceras, debajo o arri­ba de la melodía.

Antes de iniciar la práctica de canto a voces en el aula es preciso que los niños tengan cierto control vocal y que estén entonando afinada­mente o por lo menos, aproximándo­se a ello. Basándonos en pasos pro­gresivos en cuanto a dificultad, pro­pongo el siguiente orden acumulativo de conceptos:

I. ostinatos rítmicos y/o melódicos

2. cánones fáciles

3. 2a voz añadida a una canción conocida

                   a. de los acordes de tónica y domi­nante

                            b. contrapuntística

4. ejercicios melódicos a dos voces

                   a. de los acordes de tónica y dominante

                   b. contrapuntística

5. el canto a terceras

6. cánones más complejos

7. el canto a terceras con bajo

8. ejercicios melódicos a tres voces, el canto a sextas, un discantus

 

A cada paso exigimos que se fijen más en la afinación y en cada actividad insistimos que sean atentos y pen­dientes de las otras voces sonando. Todos los niños aprenden todas las voces y se intercambian en la realiza­ción de las mismas para potenciar esa capacidad de sensibilidad. Por supues­to, el trabajo se hace “a capella” para poder concentrarse más en el escu­char, sin apoyarse en el piano para su aprendizaje. Sobre todo, damos énfa­sis a la buena reproducción vocal, al uso correcto de la respiración y a la búsqueda del timbre dulce y encanta­dor que es natural a la voz infantil.

La autocrítica por parte de los alumnos es factor importante en el desarrollo del canto a voces. Pregun­tas como:

“¿Os gustó como sonó esta vez?”

“¿Dónde oísteis problemas para corregir?”

“¿Cuál es la parte más difícil de cantar?”

“Dónde podríamos respirar en esta frase?”

“¿Qué matiz os parece más apropiado aquí?”

“Cuándo debemos empezar el “ritar­dando” al final?”

animan a los niños a fijarse más en el sonido grupal y en una interpreta­ción más musical. Enseñando a los alumnos a evaluar y criticar la música que producen es un modo excelente para estimular su sensibilidad auditiva y potenciar su expresión musical.

 

La Discriminación Auditiva

 

El desarrollo del oído es parte íntegra del Método Kodály, punto de partido para resaltar las capacidades de distinción y comparación de fuen­tes sonoras, valoración y criterio de sonido musical, concentración auditi­va, oído interno y la memoria musical. Tiene correlación directa con el uso de los signos manuales por el hecho de que visualizan los sonidos. Es estrechamente emparejado con el sis­tema del solfeo relativo por su énfasis en las relaciones melódicas y armóni­cas entre las notas. Es siempre pre­sente en la práctica del canto a voces y es la base del estudio armónico a un nivel inicial. Esta orientación y aten­ción especial hacia la sensibilidad audi­tiva en todas las ramas de la Metodo­logía Kodály enriquece las experien­cias musicales en el aula y cultiva un mejor aprecio de la música.

 

La Armonía

 

Diferente a la enseñanza española, en Hungría se estudia el solfeo y la armonía simultáneamente, con énfasis en las actividades relacionadas con el análisis, la improvisación y la discriminación auditiva. Al principio se reali­zan con más atención al aspecto audi­tivo que teórico en los conceptos del:

‑ sentido de tónica

‑ “pregunta‑respuesta” (relación V‑I)

- resoluciones de los grados secunda­rios a los principales

‑ análisis y conocimiento de sencillas estructuras (forma ternaria, rondó, canon)

 

Por ejemplo, tengo una clase de 20 niños de 8 a 9 años que están cur­sando el primero de Lenguaje Musical en el conservatorio. Saben entonar y leer con los primeros seis grados del modo Mayor, en DO, FA y SI b Mayor. Conocen los grados principa­les y el acorde tónica en el pentagra­ma, pero cuando nos turnamos improvisando frases tipo “pregunta-­respuesta” a la letra de una rima infantil, la actividad es oral y su parti­cipación depende del nivel auditivo adquirido de la relación dominante-­tónica. Igualmente, en el análisis de canciones, melodías clásicas o audicio­nes musicales en los primeros años de la instrucción musical, tiendo a hacer más hincapié en la intuición auditiva y la expresión musical que el estudio teórico de la armonía.

A un nivel más avanzado, con el estudio formal de los acordes, caden­cias y modulaciones, el enfoque es tanto de oído como teórico, combi­nando las actividades de canto a voces, instrumentación y audiciones musicales con el trabajo teórico en pentagrama. Para la autora es inconcebible la enseñanza de la armonía sin prestar una atención especial a su aspecto auditivo.

 

Las Rimas Infantiles

 

Existen indicaciones científicas que afirman que la experimentación con el habla es el comienzo más lógi­co en la educación de la voz. Aunque el Método Orff es más conocido por su empleo de juegos lingüísticos como inicio al estudio rítmico, el Método Kodály también aprovecha de la lengua materna hablada del niño para potenciar el estudio de los con­ceptos musicales.

Las rimas infantiles recalcan el desarrollo del canto en su énfasis de la buena vocalización colectiva, ofre­ciendo a los niños la oportunidad de improvisar y crear vocalmente. Rese­ñan la percepción rítmica por su enfo­que en los aspectos del pulso, el ritmo de la letra y el sentido del com­pás. Los poemas y rimas proporcio­nan letras para usar en la improvisa­ción melódica, para adaptar a diferen­tes métricas, para dramatizar y para jugar en corro, en pareja o saltando a la cuerda.

Es fundamental que el profesor sea capaz de modular su propia voz utilizando una variedad de inflexiones vocales al recitar para dar buen ejem­plo a los niños. Si se establece un ambiente de motivación positiva y cariño hacia el alumno, el resultado será que todos demostrarán interés por experimentar con su propia voz.

La autora encuentra que el traba­jo con la voz hablada repercuta favo­rablemente en el aprendizaje del canto afinado. Es especialmente útil en los casos de niños que cantan bajo tono o que no controlan las subidas y bajadas de su voz cantada.

 

Conclusiones

 

Los métodos contemporáneos de la educación musical tienen varios principios en común, siendo lo funda­mental el acercamiento intuitivo o lúdico, donde el niño es protagonista en el aprendizaje. También concurren que la voz y la canción infantil es el comienzo más lógico para los niños de tres a cinco años, edad idónea para su inicio. Otro principio que tie­nen en común es el uso del cuerpo (descubrimiento del esquema corpo­ral, expresión corporal, dramatiza­ción) como base para el desarrollo rítmico. Como último, todos los métodos actuales comparten la opi­nión de que la música debe servir como vehículo para el desarrollo de la personalidad, creatividad e imagina­ción del niño.

Entonces, después de veinte años en la docencia musical, ¿porqué me considero especialista, o por lo menos‑plenamente dedicada a, la Metodología de Zoltán Kodály? Sim­plemente, por ser lo que mejor resul­tado me ha dado con mis alumnos en el aula y por la recompensa musical que me aporta, reflejada en mis alum­nos y en mi misma.