Las Humanidades:
Menos reducción y más
comprensión
La derrota en el
Parlamento de la propuesta del Partido Popular sobre el decreto de Humanidades
devuelve a la normalidad un debate que, por innecesario, no debería de haberse
producido. La Sra. Ministra con su propuesta de Humanidades nos ha hecho un
flaco favor a los que venimos defendiendo una mayor relevancia de estas
disciplinas en el curriculum. El debate ha sido falso y estéril. En él no se ha
contemplado que el alumnado en su periodo de escolaridad pasa por distintos
momentos evolutivos y que dependiendo del grado de desarrollo alcanzado
necesitará una mayor o menor nivel concreción o generalización en las distintas
materias que conforman el curriculum. Pensamos que el estudio de la historia y
la geografía de la localidad, comarca, provincia o comunidad autónoma no es
contradictorio, en absoluto, con el estudio de la historia y geografía de
España y de la Humanidad. Y, no lo es porque todo está conectado y relacionado
entre sí. El estudio del entorno físico, de personajes, de acontecimientos o
monumentos locales nos transportan ineludiblemente a campos de intervención más
amplios y globales.
La cuestión no está en
favorecer una perspectiva reduccionista, fraccionada, compartimentada,
parcelada y mitificada de la realidad que parece ser la máxima aspiración de un
curriculum centrado en hechos y datos anecdóticos (como si estuviese
especialmente diseñado para su memorización) de la historia y geografía del
estado o de la comunidad. La escuela, como institución encargada de facilitar
la comprensión de la realidad y la actuación autónoma de las jóvenes
generaciones, no puede pasar por alto la complejidad, globalidad e
interdependencia de los problemas económicos, sociales, políticos,
tecnológicos, axiológicos... a los que se enfrenta la sociedad a finales del
siglo XX. De qué le sirve a la sociedad que el alumnado reconozca los ríos, los
montes, las industrias ubicadas en su localidad o en su comunidad o de qué le
sirve que memorice los acontecimientos más representativos de la historia de su
localidad, comunidad o estado si luego es incapaz de reconocer las causas que
provocan la contaminación de sus aguas, la deforestación de sus montes y la
contaminación que provocan sus industrias; o de comprender críticamente las
causas que provocaron, o provocan el despido de obreros y el cierre de empresas
y las condiciones de trabajo con las que se va a encontrar en su posterior vida
laboral. Pero, pensamos que no basta con saber reconocer las causas de los
desastres ecológicos y de las crisis económicas sino que, además, es necesario
dotar al alumnado de las herramientas suficientes para que sepa buscar
soluciones viables y posibles que primen los intereses colectivos por encima de
los individuales.
Es necesario que las
instituciones educativas en su conjunto abandonen su concepción escolástica y
acumulativa del conocimiento para dotar al alumnado de un talante abierto,
flexible, contextual, global y relacional que permita comprender la realidad en
toda su complejidad. Y el estudio de la Historia de la Humanidad puede ofrecer
las referencias precisas que ayuden a comprender e interpretar mejor el
presente para evitar cometer nuevamente los errores del pasado.
Es cierto que un pueblo
sin historia es un pueblo sin futuro, pero no es menos cierto que la sociedad
actual se enfrenta a problemas multidimensionales y planetarios. Sr. Ministra
abandone ya los planteamientos mitificadores de la realidad y avance hacia
planteamientos más flexibles y críticos que sepan conjugar lo concreto con lo
abstracto, lo singular con lo particular, lo simple con lo complejo, lo
convergente con lo divergente, porque estamos seguro que la sociedad en su
conjunto se lo agradecerá.