LA RADIO:
UN MEDIO QUE
SE OYE
Medios Audiovisuales del
CENEBAD
La proliferación de las
llamadas radios libres ‑emisoras de Frecuencia Modulada sin intereses
comerciales‑, la popularidad de los periodistas radiofónicos, la
participación de los oyentes en los programas ‑a través del teléfono o
las ligeras unidades móviles‑, así como la sencillez de los aparatos de
radio, su tamaño y ubicación en automóviles de cualquier lugar, expresan la
vitalidad de este medio, a pesar de la competencia de la televisión, vídeo,
ordenadores y otros ingenios que nos llegan sin cesar.
En cualquier habitación
de la casa, en el coche, incluso en el trabajo, es fácil encontrar un aparato
de radio que entretiene con música, informaciones, debates o cotilleos sociales.
Se puede estar haciendo otra cosa y tener la radio encendida, de forma que
cuando algo nos interesa ‑y ya tiene el propio medio su lenguaje para
advertírnoslo podemos prestar una atención más selectiva, sin dejar por ello
nuestra ocupación. La radio no absorbe nuestra actividad hasta el extremo de
impedirnos hacer otra cosa, como sí ocurre con la televisión.
El cambio de una emisora
a otra es sencillo y caprichoso; la decisión del oyente se basa en sus
preferencias informativas, musicales, locutor‑periodista o conductor del
programa, temas de actualidad, deportes, debates o noticias atrevidas que luego
no son tanto; en una palabra, lo que el oyente no admite es el aburrimiento de
acuerdo con sus personales criterios de gusto, entretenimiento y cultura. De lo
que no pasa es de estar a la última conforme a su particular visión del mundo y
de la actualidad. Igualmente, la selección de la emisora depende del estado de
humor, de las circunstancias personales y del momento del día. Incluso hay
quien tiene por norma, que más bien parece manía, pereza o inercia, sintonizar
continuamente la misma emisora. Así pues, hay quienes no son capaces de
prescindir de los cuarenta principales, la música clásica o los deportes, por
poner algún ejemplo.
Da un poco de miedo
asomarse al mundo de la radio desde la ventana educativa o cultural, ya sea
para estudiar lo que se hace en este terreno o para ver qué vamos a hacer
nosotros desde nuestro entorno escolar. En una primera aproximación la
vertiente educativa‑cultural despierta en la audiencia un tufillo a rollo
que no sabemos cómo quitárnoslo de encima. A lo mejor lo que tenemos que hacer
es asumirlo y, en consecuencia, no marcarse objetivos que persigan el
entretenimiento fácil y despreocupado como si necesariamente todo lo que se
haga a través de este medio tenga que pasar por el criterio menos exigente.
De aquí no se puede
concluir que un programa educativo cultural se tenga que hacer de cualquier
forma, sin tener en cuenta el lenguaje propio de la radio. Precisamente, por
las características de los programas de este tipo, se necesita más atención,
conocimiento de los recursos y una elaboración cuidadosa tanto del guión como
de la realización y el montaje. No podemos acumular en un programa educativo o
cultural un guión deficiente, unas voces monótonas, una dicción confusa y una
realización improvisada. Es necesario, pues, conocer cómo se escribe para la
radio, cómo se redacta, cómo se habla y se elabora un guión, qué recursos
sonoros existen y cómo se dispone de ellos.
Para empezar convendría
situar la radio siguiendo el criterio de McLuhan cuando estudia la historia de
las civilizaciones humanas en tres fases sucesivas, cada una de ellas dominada
por un conjunto de medios.
La primera de estas fases es la de las civilizaciones arcaicas
carentes de escritura en las que predomina lo oral y auditivo. Es el período
analfabeto, en el que el pensamiento se difunde libremente y se mantiene
próximo a lo concreto.
La segunda fase, con la
invención de la escritura y el alfabeto fónico, se prolonga a un solo sentido:
la visión. De aquí se pasa a la tercera fase, que viene determinada por la
aparición de los medios electrónicos que significa una rehabilitación de la
expresión oral, lo que constituye un retorno a la situación arcaica, aunque con
cambios notables.
McLuhan nos lleva a la
conclusión de que la sociedad actual es eminentemente auditiva; en este
contexto la radio sería un medio privilegiado, situado en la categoría de los
medios calientes, es decir, de aquellos que prolongan un solo sentido y le dan
una alta definición.
Desde el punto de vista
educativo, si exceptuamos la letra impresa, la radio ha sido el medio tecnológico
de comunicación más utilizado (no vamos a entrar ahora en las razones que han
intervenido), sobre todo, en educación a distancia. Pero en la actualidad se
está produciendo un cambio importante y significativo. La colaboración de
padres, alumnos y profesores; el intercambio de experiencias a través de cursos
y escuelas de verano; la viabilidad de la instalación de una sencilla emisora,
así como la cooperación de diversos centros para hacerse cargo de los gastos ‑por
otra parte, asequibles‑, hacen que la experiencia radiofónica entre en
una situación muy distinta de la que ha sido hasta ahora, es decir, no se trata
de hacer una radio para la enseñanza, para seguir unos planes educativos
conforme a unos programas, sino de hacer radio desde la escuela. Entramos así
en el capítulo de las actividades que tienen que ver más con lo extraescolar
que con los planes de estudio. De cualquier forma, las relaciones entre los dos
aspectos pueden prolongarse en las aplicaciones derivadas del uso de la radio.
En este contexto, la
radio que parte de la escuela puede ofrecer, sin pretensiones y en lo que le
atañe, una alternativa modesta de información, formación y, a la vez,
entretenimiento para quienes la hacen y para quienes la escuchan.
Las actividades que
supone la instalación de la radio en la escuela van desde los conocimientos
técnicos hasta los propios del lenguaje del medio, géneros, redacción,
locución, análisis de emisiones y otras que surgen con la propia dinámica de la
emisión. Desde cualquier materia escolar; desde la actualidad; con el
protagonismo de todos los niveles se pueden llevar a cabo programas de radio
interesantes para la comunidad escolar. En sucesivos artículos daremos
sugerencias alternativas, propuestas concretas de trabajo, organización y
realización de programas. De momento, queremos hacer una primera aproximación
al medio.