INFORMÁTICA
Y VISIÓN ESCOLAR
Centro Visiológico y Psicomotor.
La introducción de la
Informática en la escuela crea nuevos ambientes que tienen gran impacto visual.
El uso del ordenador es
un medio muy valioso para facilitar la tarea educativa, pero deberemos tener
muy en cuenta las Demandas Visuales a las que su utilización está asociada.
Ahora bien, ¿qué funciones visuales están aplicadas en dichas
demandas?
Cuando nosotros miramos a
los objetos, dos acciones fundamentales tienen lugar: la Convergencia y la
Acomodación.
Por la Convergencia orientamos nuestros ojos y los colocamos en la
posición adecuada para ver aquello que ha entrado en nuestro Campo Visual ,r ha
estimulado nuestra atención. Los músculos axternos oculares deben funcionar
coordinados ,.para «apuntar» al mismo sitio e impedir la visión doble.
Posteriormente mediante
la flexibilidad de la función acomodativa enfocamos dicho estímulo visual.
Hay que destacar el hecho
de que cuanto más próximo esté el objeto de fijación, en nuestro caso el
teclado y la pantalla del ordenador, la carga visual asociada a las funciones
visuales mencionadas jumenta. Este esfuerzo se vería potenciado, en el caso de
que cuando el escolar mire al estímulo visual éste estuviese en movimiento y el
seguimiento del mismo, ya sea un símbolo o un dibujo, implicaría mayores
exigencias de coordinación de ambos ojos.
Considerando que el
término del Desarrollo Visual del niño se realiza entre los 6 y 7 años, no se
debería someter al escolar antes de estas edades, a aprendizajes que requieran
una visión de precisión. Posteriormente las Funciones Visuales se van afinando
y consolidando.
Si hemos hablado de los
fundamentos de la función visual, los desequilibrios o alteraciones de los
mismos son los que nos provocarán los Problemas Visuales.
Dejando a un lado los
problemas congénitos y haciendo hincapié en los adquiridos, podemos asegurar
que ciertas predisposiciones orgánicas favorecen la aparición de los mismos
asociadas tanto a condiciones deficientes del ambiente como a posturas
incorrectas.
Los defectos implicados
en la función acomodativa, es decir, en el enfoque, son los que conocemos como
miopía, hipermetropía, astigmatismo...
Es frecuente observar el
hecho de que el niño para superar las exigencias escolares, fundamentalmente en
visión próxima, busca «adaptaciones». Entre ellas y en gran proporción se
encuentran las llamadas miopías funcionales. Las predisposiciones miópicas se
manifiestan con el objetivo de evitar un esfuerzo de acomodación prolongado.
Como sabemos, el miope, sin realizar dicho esfuerzo, es muy eficaz en
distancias visuales cortas pero con el sacrificio en parte de la visión de
lejos.
Por tanto, si tenemos en
cuenta el hecho de que el teclado y la pantalla del ordenador se colocan
normalmente dentro de dichas distancias reducidas, estas potenciaciones
miópicas pueden producirse por la utilización excesiva de los mismos.
La gran fatiga
acomodativa que le supone al niño hipermétrope la visión continuada de cerca
puede provocar un rechazo de la actividad ante el ordenador u otro tipo de
tareas.
Los problemas asociados a
la orientación de los ojos suelen pasar más desapercibidos aunque su
importancia es fundamental. Es fácil pensar que si el escolar tiene problemas a
la hora de controlar los movimientos oculares, le será difícil seguir o fijar
con precisión los caracteres o símbolos representados en la pantalla, pasar de
una línea a otra...
Otras consecuencias que
se podrían derivar de un uso prolongado del ordenador en alumnos con problemas
visuales latentes son los estrabismos. En gran mayoría de casos es otra de las
malas adaptaciones que busca el sistema visual del niño, para funcionar sin
esfuerzo. Sus ojos, esporádica o permanentemente, no pueden alinearse
simultáneamente sobre el punto de fijación. Por tanto, para no ver doble,
desvían uno u otro ojo hacia afuera o hacia dentro, suprimiendo la imagen
procedente del mismo. La posible consecuencia es que por falta de uso este ojo
se haga «vago».
Un problema menos grave,
pero que disminuye notablemente la eficacia del escolar, son las llamadas
forias. Los ejes visuales están coordinados sobre el mismo objeto o estímulo
pero empleando un esfuerzo que provoca numerosas molestias secundarias. Si en
una etapa dada la fatiga llegase a un punto crítico, podría desembocar en los
estrabismos mencionados.
Las deficiencias en las
coordinaciones oculares implican mala percepción de las distancias, de la
profundidad...
Las deficiencias de las
capacidades y habilidades visuales se suelen manifestar con una serie de signos
fácilmente observables por el profesorado.
Por esta razón y antes de
someter a los alumnos al uso del ordenador, debería observarse si:
‑ Sitúan la cara
muy cerca del objeto de fijación (teclado, pantalla...).
‑ Mezclan o saltan
palabras, símbolos e incluso líneas...
‑ Adoptan posturas
incorrectas como inclinación de la cabeza a un lado...
‑ Se tapan o
cierran un ojo.
‑ Comentan que al
tapar uno u otro dicen ver mejor con el otro.
‑ Se quejan de
dolores de cabeza y/o oculares; enrojecimiento u ojos llorosos con gran
sensibilidad a la luz...
‑ Presentan ojos
desviados manifiesta u esporádicamente...
‑ Realizan
movimientos exagerados de la cabeza cuando siguen algún estímulo visual
(caracteres en la pantalla del ordenador...).
Como consecuencia, se
producen estados de fatiga o nerviosismo, con disminución de la comprensión y
concentración. Si el sistema visual del escolar no puede mantener estas
tensiones, rechazará las actividades que estén por encima de sus capacidades
visuales.
¿Qué medios podemos utilizar para proteger la visión del escolar?
La visión sin problemas
existe y puede mantenerse siempre que adoptemos algunas precauciones.
Desde el nivel ÓPTICO
podemos aplicar un concepto relativamente nuevo: la OPTOMETRÍA FUNCIONAL.
Considera que en ausencia de condiciones patológicas, las dificultades
visuales se deben a alteraciones de las Funciones.
Su objetivo es la
Prevención y el Bloqueo de posibles problemas visuales.
La Terapia a seguir
incidirá tanto en el Entorno Ambiental como en el propio niño.
En cuanto al Entorno,
actuaremos sobre aquellos factores que tienen influencia sobre las funciones
visuales, aplicando unas normas de Higiene Ambiental, Postural y Visual.
Unas condiciones
ambientales deficientes harán que el escolar se aproxime excesivamente a los
componentes del ordenador con el consiguiente aumento de la carga visual.
Buscaremos, por tanto, un
nivel de iluminación equilibrado en el que no existan fuertes contrastes de
luz. Evitaremos reflejos sobre el teclado y fundamentalmente en la pantalla,
por lo que no debe ser colocada ni de frente ni de espaldas a ventanas por ser
zonas sobreiluminadas. As¡ mismo, trataremos que su ubicación no bloquee, en
la medida de lo posible, el campo de visión frontal del alumno.
En cuanto a la pantalla propiamente dicha, evaluaremos la calidad de
los símbolos en ella representados, considerando características tales como
estabilidad de la imagen (no centelleo), nitidez y contraste adecuado de los
caracteres con respecto al fondo... todos ellos factores con incidencia
directa en la Adudeza Visual.
La postura corporal está
asociada a la posición que toman los.ojos y al desgaste fisiológico consecuente
al mantenimiento de una actividad.
Una postura correcta requiere un equilibrio de altura entre la mesa y
el asiento. La espalda recta y apoyada, tanto para evitar tensiones a nivel de
la columna como excesivas inclinaciones de cabeza sobre el teclado y la
pantalla. Piernas no flexionadas forzosamente, formando un ángulo aproximado
de 90° en las rodillas, ángulo que también debe ser respetado para los codos.
Disminuirá la sensación de fatiga si los pies permanecen apoyados en el suelo
o nos servimos de un reposapiés.
Normas de Higiene Visual
serían el efectuar breves pausas cada 30 minutos, con el fin de relajar las
funciones visuales. Para ello miraremos distancias lejanas; lo ideal sería a
través de una ventana y en caso de no ser posible, nuestros ojos se dirigirán
hacia objetos situados a varios metros.
Si el cansancio es muy
manifiesto, una gran sensación de bienestar se produce si durante 2 o 3 minutos
cerramos los ojos apoyando las palmas de las manos sobre los mismos.
Se recomienda no someter
a escolares entre los 8 y 10 años a sesiones muy largas ante el ordenador,
aproximadamente una hora. Si no se consulta excesivamente la pantalla, el
tiempo de permanencia ante la misma puede ser aumentado en alguna proporción.
A partir de los 11 o 12
años la duración de las sesiones puede prolongarse considerablemente aunque
siempre teniendo en cuenta las normas de higiene desarrolladas.
Siempre que observemos
alguno de los signos mencionados anteriormente es imprescindible someter al
niño a un Análisis Visual, aunque es conveniente hacerlo ya al término de la
etapa preescolar. El Análisis Optométrico evaluará si el Sistema Visual del
niño está preparado para afrontar los nuevos aprendizajes a los que será
sometido.