Revista Candidus Año 2 -
No.13 - Enero/ Febrero 2001
La Integración Social
Principio Rector de la Educación Especial
Gladiz Rivero
La integración es un derecho humano, que propugna la
incorporación efectiva de la población con necesidades educativas especiales a
la vida familiar, escuela, trabajo, y comunidad. Implica gozar de igualdad en
la educación, trabajo, recreación, cultura, servicios sociales, derechos
económicos, así como el cumplimiento de los deberes que el estado les tiene
asignados.
En Venezuela a partir de la década de los 70, se asume la integración para dar
respuesta a la discriminación de que son objeto las personas discapacitadas.
A tal efecto se ha legislado siguiendo los principios de leyes internacionales como
la Declaración de los Derechos Humanos, la Declaración de los Derechos del
niño, Declaración de los Derechos de los Impedidos, Ley de Integración de las
Personas con Incapacidad, Declaración de Salamanca, Declaración Mundial de
Educación Para Todos, etc.
La Constitución de la República Bolivariana de Venezuela, la Ley Orgánica de
Educación, la Ley de Protección al Niño y al Adolescente y las resoluciones
1005 y 1762 del Ministerio de Educación, Cultura y Deporte, contienen la
normativa que garantiza todos los derechos a las personas discapacitadas y con
necesidades educativas especiales.
La reforma educativa sugiere hacer adaptaciones curriculares que tomen en
cuenta las necesidades presentes en el alumnado con el fin de lograr el
desarrollo de los objetivos establecidos para cada grado y etapa. Sin embargo,
en la práctica, la integración se reduce a simples remisiones e intentos
fallidos de los equipos de educación especial.
La reflexión va más allá de hacer cumplir los instrumentos legales. Se trata de
tomar conciencia del problema de la marginalidad en la que viven estas personas
y el consecuente empobrecimiento que limita su desarrollo personal social.
Si la integración como normativa legal no resuelve la desintegración, entonces,
¿Cuál es el problema?. Analizando nuestra escuela encontramos que es
excluyente, los índices de repitencia y deserción se han elevado, a pesar de la
reforma educativa. Los docentes de educación especial no logran romper la
barrera discriminatoria. En la comunidad impera el prejuicio de discapacitado o
anormal.
El Estado docente ha lanzado políticas de acción integradoras, que no han
surtido los efectos deseados. Es necesario ampliar el margen de atención a los
alumnos con necesidades educativas especiales hacia la calidad de vida de la
población en general.
También es pertinente revisar la acción educativa que reciben estos alumnos, el
tipo de comunicación que se establece entre los adultos y compañeros de clase.
Además se debe debatir sobre sí la normalización como principio democrático, es
sinónimo de ser normal, los docentes y la comunidad tiene la creencia de que
integrar es «convertir el anormal en normal».
Otro elemento a tomar en cuenta es el hecho de intervenir a los alumnos con
necesidades educativas especiales partiendo del déficit del individuo,
parcelándolo con su problema particular. El abordaje debe ser integral tomando
en cuenta al individuo como un ser biopsicosocial, la transformación de su
problema pasa por una interpretación centrada en todos los aspectos que
configuran su entorno intra y extra escolar.
La integración es una sociedad como la nuestra, preñada de individualismo y
competitiva, es muy difícil. Se requiere de una atención educativa integral.
Los recursos humanos y materiales deben estar acorde con las necesidades de los
alumnos.
DE LA INTEGRACIÓN A LA
INCLUSIÓN
La integración es un proceso social, profundamente humano, que debe tomar en
cuenta el contexto socio histórico y cultural del individuo y las interacciones
con los adultos significantes y compañeros de clase para lograr un óptimo
desarrollo de los alumnos con características especiales.
En el mundo se está poniendo en práctica una tendencia de integración hacia la
inclusión. Esta propuesta toma en cuenta el contexto en el que se desenvuelve
el ser humano para satisfacer todas sus necesidades, sean de discapacidad,
étnicas, culturales, religiosas, socioeconómicas, etc. Poner en práctica este
propósito, necesita una escuela con planteamientos educativos ajustados a las
necesidades de los discapacitados, superdotados, de culturas distintas a la
falta de motivación, que redimensionen sus posibilidades creadoras y su
pensamiento.
La familia ha de ser tomada en cuenta con criterios de respeto y comprensión,
esto los torna en activos para desarrollar las potencialidades de sus hijos o
representados.
Los medios de comunicación deben jugar un papel concientizador en relación a
las personas con necesidades educativas especiales. El Ministerio de Educación,
Cultura y Deporte, debe asumir un compromiso político serio, no populista, con
proyectos de formación permanente para los docentes en ejercicio.
Con malas condiciones de vida y de trabajo de la población es utópico pensar en
mejorar la integración, pues ésta además de ser un derecho, es un proceso
social profundamente humano.
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