Cuéntame un cuento
Charo Montori
C.P. PEDRO SÁNCHEZ CIRUELO. DAROCA
La actividad “Cuéntame un cuento” se realiza con el alumnado de 4ºB del C. P. “Pedro Sánchez Ciruelo” de Daroca (Zaragoza) con la finalidad de cumplir uno de los objetivos del área de Lengua, planteado al inicio de curso, en el 2º Ciclo de Primaria: “Desarrollar la expresión oral y escrita”.
La propuesta a los alumnos y alumnas, agrupados libremente, es redactar un cuento colectivo. Cada grupo escribe un capítulo y prepara una ilustración como apoyo al texto.
El protagonista se busca en el entorno próximo del alumnado. Se trata de un esqueleto que se encuentra en la clase y que ha resultado, en otras experiencias, un elemento muy motivador.
Cuando se diseña esta actividad se hace con la idea de poder “usarla” en situaciones diversas:
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Vinculando el trabajo con el Área de Plástica. |
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Promoviendo la relación con alumnado de otros grupos. L@s autores desempeñan el papel de “Cuentacuentos” en el aula de 4 años. |
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Realizando tareas informáticas basadas en el propio cuento. |
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Aportando materiales a la biblioteca de aula y exponiéndolos en la Semana Cultural. |
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Participando en concursos. |
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Fomentando la participación, colaboración y el respeto a las ideas de los demás. |
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Os vamos a presentar a Mariano, uno de nuestros compañeros de clase.
Está en nuestra aula, 4ºB, mirándonos muy fijamente desde el rincón, entre la puerta y el radiador.
Es muy coqueto, está siempre tieso, es pálido, huesudo, pelón, simpático, poco movido y, desde luego, lo de hablar no es lo suyo.
Le gusta dibujar, bailar, leer, cantar y disfrutar.
Tiene un pequeño corazón, que notamos que le late cuando ve un bombón.
Pero, sobre todo, Mariano es... ¡ UN SOÑADOR !
Radiografía de mariano
Capítulo I: La pesadilla de Mariano
Una noche tuvo una pesadilla horrible. Mariano apareció en el jardín de una casa, era “La casa del terror”. Había luna llena.
De repente oyó unos ruidos dentro de la casa, se acercó a la puerta, vio que estaba abierta y entró. Los ruidos eran en la habitación de arriba, subió las escaleras, pero no veía nada y se cayó en un agujero que apareció por arte de magia. Tuvo suerte porque era un tobogán que bajaba hasta algún sitio.
No sabía dónde estaba y empezó a gritar. Una voz llorosa le dijo:
-“Me llamo Marco. No digas nada, esta casa está llena de fantasmas que atrapan a todos los que entran. Por eso estoy aquí atado, en el sótano”.
-“Yo te soltaré”, respondió Mariano.
Así lo hizo. Entonces se dio cuenta de que Marco era un esqueleto igualito que él. ¡Vaya sorpresa!
Cuando salían los dos juntos del sótano, para escapar, se encontraron con millones de fantasmas que se acercaban a por ellos.
Estaban aterrorizados. No sabían dónde esconderse. Tenían tanto miedo que se pusieron a temblar, y a temblar, y a temblar, y tanto temblaron que los huesos de los dos esqueletos chocaron unos contra otros armando muchísimo ruido.
Los fantasmas, que no sabían lo que pasaba, huyeron a todo correr.
Mariano y Marco pudieron salir de la casa.
Cuando Mariano despertó, no recordaba nada. Pero se notó un poco mojado, se había hecho pis en la cama. ¿Se pudo mear de miedo?
Capítulo II: Mariano viaja a Marte
Mariano soñó que iba al Centro Comercial “La Grulla”, quería comprarse una bufanda y un gorro porque ya empezaba a hacer frío.
Una vez allí vio que había una exposición de maquetas de naves espaciales a tamaño real.
Entró en una de ellas y empezó a tocar los botones y los mandos, y, de repente... ¡ZAS!, la nave salió disparada.
Después de varias horas de dar vueltas por el espacio, aterrizó en un lugar desconocido. El sitio no le gustó mucho porque ni veía gente, ni veía casas, ni nada de nada.
Al fin notó que de un agujero salía un personaje muy extraño y le preguntó: “¿Dónde estoy? ¿Quién eres?”
-“Pues soy Severiano, el marciano. ¿Y tú de dónde sales?”
-“De Daroca, de la clase de 4ºB”.
-“¿Y eso qué es? ¿Dónde está?”
-“En Aragón, en el Planeta Tierra”.
Se hicieron muy amigos. Pero Mariano se notaba raro, algunas veces se le caía alguna lágrima y cada vez estaba más pocho. En Marte no estaba la fuente de los 20 caños, ni las murallas, no había Puerta Alta ni Baja, ni parques, ni iglesias, ni Calle Mayor, ni tampoco plazas.
Vamos, que echaba de menos su pueblo. Y decidió volver.
Cuando llegó a Daroca les contó a todos sus vecinos y vecinas que había estado en Marte y les habló de Severiano, pero nadie le creyó.
¿Y vosotr@s, os lo creéis? Cuando vayáis a Marte fijaos bien, allí está la bandera de 4º B que dejó Mariano plantada.
Capítulo
Con el calorcito del radiador que le subía por los riñones, Mariano se durmió. Se puso a soñar que iba a la escuela, que se sentaba en un pupitre y que participaba en todas las clases.
Y que era el alumno más listo. Se lo sabía todo. Pero donde más dieces sacaba era en Cono, decía los huesos del cuerpo muy deprisa y no se equivocaba nunca. Sólo fallaba en una cosa. Lo suyo no era escribir.
El día
de su “cumple” quiso escribir en la pizarra: OS INVITO MAÑANA, A LAS CINCO DE
LA TARDE, A MI
Pero,
con sus manos huesudas, escribió: OS
INVITO MAÑANA, A LAS CINCO DE LA TARDE, A MI
Preparó una fiesta, pero sus compañeros y compañeras no acudieron porque no entendieron lo que ponía. Estaba muy triste.
Al día siguiente, en el recreo, Mariano se encontró un erizo herido y él, con pena, lo recogió y lo curó, lo cuidó muchísimo y se convirtió en su mejor amigo.
Una tarde, en clase de Plástica, mientras Mariano hacía un trabajo sobre animales, el erizo le preguntó: -“Dime, querido amigo, ¿qué deseo quieres que te conceda?”.
Mariano respondió: -“Me gustaría poder escribir muy bien, amiguito puntiagudo”.
El erizo hizo un encantamiento y Mariano probó a escribir. ¡Le salió una letra de maravilla!
Si encontráis un erizo, no lo maltratéis; además de ser un animal muy majico, puede ser mágico.
Capítulo IV: Mariano busca novia
Una tarde que dormía la siesta tuvo otro sueño. Soñó que estaba desesperado, no encontraba la chica perfecta; conocía bajitas, conocía gordas, ... pero ninguna le gustaba.
Entonces se le ocurrió ir a París porque un amigo le había dicho que era “La Ciudad del Amor”.
Y allí se compró un piso. Cuando estaba mirando por la ventana, pasó una
chica y enseguida se dio cuenta de que era su media naranja. Era guapa, huesuda, con un poquitín de melena.
Pero, al momento, la perdió de vista.
Mariano ya no podía pensar en otra cosa, no comía, no dormía, ...
Una mañana fue a visitar la Torre Eiffel. Y allí se la encontró.
Mariano se puso rojo, le empezó a palpitar el corazón y se le salieron los ojos de las órbitas. Tenía un poco de vergüenza, pero se acercó a decirle:
-“¡Hola, te invito a un café!”
Ella se le quedó mirando bastante extrañada, pero, al verlo, pensó: - “Creo que me voy a volver loquita por sus huesos”. Y le sonrío.
Mariano, muy atrevido, le preguntó: “Oye, ¿te quieres casar conmigo?”
Ella respondió, muy deprisa: “¡Siiiiiiiiiiiiiiiii!” Pero, a la vez, preguntó: - “¿No te olerán los pies, verdad?”
-“¡Por supuesto que no! Siempre uso desodorante”.
Y SE CASARON. ¿Sabéis dónde? EN LO MÁS ALTO DE LA TORRE EIFFEL.