Los deportes en la era informática
Las tecnologías de la información en las emisiones
deportivas
James Larson
La vinculación deporte‑medios de
comunicación masiva ha estado marcada profundamente por los cambios en las
tecnologías de la información. Pero su futuro dependerá también de las
políticas aplicadas, de sus objetivos y de la participación abierta, a los públicos.
Mirando hacia atrás en el tiempo, parece claro que
la evolución de los deportes en las últimas décadas sólo puede entenderse en
relación con los cambios que paralelamente se han producido en los medios de
comunicación y en las tecnologías de la información, ese campo al que nos
referimos colectivamente con expresiones tan genéricas como “sociedad de la
información” o “era informática” . Los medios de
comunicación han llegado a tener un papel extremadamente importante en la
financiación de los deportes, en los ámbitos tanto profesional como aficionado.
También han modificado el carácter del deporte como espectáculo, transformando
la experiencia tanto de los atletas como de los espectadores, hasta el punto de
que el público deportivo se encuentra ahora predominantemente en la audiencia
de la televisión.
La convergencia de tecnologías, industrias y normas
reguladoras en el campo de las comunicaciones es una característica destacada
de la era informática. La evolución de los medios de comunicación parece
orientarse, en términos generales, en el sentido de la integración, la gestión
de redes y los dispositivos multimedia.
No obstante, no es en absoluto fácil discernir el
significado futuro de la era multimedia,
en lo que se refiere a la
producción, difusión y experiencia de los deportes a través de la televisión. Este
artículo parte de la hipótesis de que la relación que se desarrolla entre los
deportes y los medios de
comunicación sólo puede ser comprendida plenamente si se consideran en su
conjunto todos los cambios acaecidos en las tecnologías relacionadas con la
comunicación y con los medios, en vez de considerar aisladamente uno u otro
medio.
En este artículo se analizan algunas de las
principales características de la era informática, se
reconsidera el creciente papel de las telecomunicaciones y de las nuevas
tecnologías de la comunicación en relación con los juegos Olímpicos, y finalmente
se exponen algunas ideas sobre las cuestiones que, en materia de política de
comunicaciones, tendrá que afrontar el movimiento olímpico y, más en general,
el deporte televisado.
1. LOS DEPORTES EN LA ERA INFORMÁTICA
EMERGENTE
Desde el punto de vista de la tecnología y de la
economía, la era informática se basa en ei continuo progreso de la tecnología
de semiconductores. El coste inexorablemente decreciente del procesamiento de
la información es el condicionante de muchos de los actuales cambios respecto
de los ordenadores, las telecomunicaciones y la electrónica de consumo.
La importancia determinante de estos cambios
económicos y tecnológicos puede verse también en el fenómeno de la
digitalización. La transición a la comunicación digital es uno de los
principales factores que determinan la capacidad de integración de la
convergencia en las comunicaciones modernas.
A. El
fenómeno de la convergencia
Los años 80 fueron la era de la convergencia de las
telecomunicaciones y de la tecnología informática, lo que dio como resultado un
aumento de la importancia de todo tipo de redes de comunicaciones. El cambio
principal fue el desarrollo y la instalación de los sistemas de conmutación
electrónica y la conversión a la transmisión digital de información. Esto no
sólo simplificó la conexión de los ordenadores con los teléfonos u otras redes
de comunicaciones, sino que modificó también la naturaleza de las propias
redes, haciéndolas inteligentes. Las
implicaciones fueron múltiples. Entre ellas, la posibilidad de transmitir un
mayor volumen de información, y la posibilidad de manipular o modificar dicha
información en diferentes formas, lo que dio lugar al crecimiento y a la
proliferación de las redes de valor
añadido.
En los años 90, el fenómeno de convergencia ha
continuado, haciendo más difusas aún las distinciones entre televisión,
telecomunicaciones e informática, llevando al mundo a los umbrales de la era multimedia (1). La
convergencia se puede considerar también en otros ámbitos, además del relativo
a las tecnologías y redes de comunicación. Un primer ámbito es el correspondiente
a las industrias y servicios, como se manifiesta en la actual oleada de
fusiones de empresas telefónicas, operadoras de televisión por cable y
productoras de cine y vídeo de entretenimiento. Otro ámbito es el relativo a
las leyes y estructuras normativas. El esfuerzo del Congreso de Estados Unidos por una reelaboración
global de las leyes en materia de comunicación coincide con iniciativas
similares en muchos otros países. Estos cambios afectan al deporte actual de
muchas maneras.
B. La experiencia humana en relación con el
deporte
Los avances en la tecnología de las comunicaciones
han modificado ya la experiencia humana en relación con los deportes, aunque no
de modo uniforme en todo el planeta. Entre los ejemplos de este cambio cabe
destacar el uso de la función de repetición y repetición en cámara lenta en
las emisiones televisadas de numerosos acontecimientos deportivos.
Estas técnicas ofrecen al espectador de televisión
una experiencia cualitativamente diferente a la vivida por la persona que está
presente en el propio campo de juego. También podemos referirnos al simple uso
de las lentes fotográficas en las cámaras utilizadas para televisar los deportes,
que permite una mayor proximidad de los televidentes respecto de la acción.
Consideremos, por ejemplo, el hecho, cada vez más frecuente, de que los
espectadores acudan al recinto deportivo, estadio o campo de béisbol equipados
con sus propios televisores de bolsillo, que funcionan con pilas, para captar
un primer plano de la acción, completada con las repeticiones.
C.
Mundialización del deporte
Los cambios en la tecnología de las comunicaciones
han modificado también la experiencia del deporte en otro aspecto muy
importante, por medio de la mundialización. Entre las categorías de contenidos
televisivos que traspasan sin dificultad las fronteras nacionales y
culturales, los programas informativos, musicales y deportivos ocupan las
primeras posiciones. La televisión juega un importante papel en la información
deportiva y en la popularización de los deportes, como se ha podido comprobar
en los ejemplos del fútbol americano en Europa o de las competiciones de sumo
fuera de Japón. Ninguna de ambas cosas habría sido posible sin los satélites,
sin el cable de fibra óptica y demás tecnologías en las que se basan las
telecomunicaciones a escala planetaria.
II. LOS JUEGOS OLÍMPICOS EN
A.
Como escaparate para las cadenas de televisión y medios de comunicación
A lo largo de los años, los juegos Olímpicos se han
impuesto como escaparate de primer orden para la industria televisiva. Debido a
las infraestructuras necesarias para gestionar, producir y difundir la emisión
televisada de los juegos, sirven también, cada vez en mayor medida, como
escaparate para las empresas de telecomunicaciones y de informática (2). En ellos se exhiben todas las tecnologías y modalidades
de producción más recientes.
B.
Acontecimientos mediáticos: audiencias masivas en una era
informática
Por supuesto, la razón por la que los juegos
Olímpicos son un escaparate industrial tiene mucho que ver con las audiencias
masivas que atraen y con el papel crucial que dichas audiencias juegan en la
economía de la televisión comercial. En particular, los juegos Olímpicos pertenecen
tal vez a una pequeña categoría de acontecimientos capaces de atraer la
atención simultánea de una audiencia masiva mundial en una era en la que se
produce una proliferación general de canales y medios, y en la que las audiencias
son más fragmentadas y especializadas. Daniel Dayan y Elihu Katz son autores de
la que tal vez sea la obra definitiva sobre este fenómeno hasta la fecha, el
libro titulado Media Events: The Live Broadcasting of History
[Acontecimientos mediáticos: la transmisión de la historia en directo] (3).
En este libro se argumenta que los acontecimientos
mediáticos constituyen un nuevo género narrativo que pone de manifiesto el
excepcional potencial de los medios electrónicos para suscitar una atención
global y simultánea. Su definición de los acontecimientos mediáticos como
género incluye los siguientes elementos:
1. Son una interrupción de la
rutina. Durante un acontecimiento mediático, las programaciones normales
quedan suspendidas o absorbidas, lo que contribuye a transformar la vida
cotidiana en algo especial.
2. La interrupción es
monopolística. La mayoría de los canales de televisión abandonan su
programación habitual, creándose un consenso sobre la importancia del
acontecimiento.
3. El hecho es en directo.
Los acontecimientos se transmiten en el momento en que ocurren, en tiempo
real.
4. Los acontecimientos,
generalmente, están organizados fuera de los propios medios. Estos sucesos
se producen fuera del estudio, en lo que las cadenas emisoras denominan “localizaciones
remotas”, y normalmente no son generados por las propias cadenas.
5. Los acontecimientos son
planificados con antelación. Son anunciados y publicitados por anticipado
por las emisoras.
6. Los acontecimientos mediáticos
son presentados de forma reverente y ceremoniosa. Los comentaristas
periodísticos que presentan estos acontecimientos prescinden de su actitud
crítica y abordan el tema con cierto grado de reverencia e incluso temor.
7. Los acontecimientos
celebran la reconciliación, más que el conflicto. Esta es una diferencia crucial con respecto a los
informativos diarios.
8. Apasionan a públicos muy
amplios. Estos sucesos atraen poderosamente a los espectadores de uno o
varios países, o del mundo entero.
9. Son hegemónicos. En términos generales, celebran
iniciativas oficiales.
10. Son
proclamados como hechos históricos. Incluso en el caso de un suceso
repetido, como los juegos Olímpicos, que son presentados como hechos históricos
excepcionales.
11. Hay
una norma de visión. Durante un acontecimiento mediático, los espectadores
se dicen unos a otros que el resto de la programación
debe pasar a segundo plano.
12. Los
televidentes celebran el acontecimiento. Muy a menudo, los espectadores se
reúnen ante el televisor en grupo, en lugar de hacerlo solos.
13.
Promueven la integración social y la renovación de la lealtad hacia una
sociedad. Aunque este artículo trata sobre las tecnologías informáticas .y de comunicación y su nuevo papel en relación
con el deporte, las observaciones de Dayan y Katz vienen a subrayar que la
respuesta del espectador o del cliente, junto con los avances de las
tecnologías de los medios de comunicación, contribuirán a determinar el futuro
de los deportes televisados y difundidos a través de dichos medios.
Al asumir los avances generales en el campo de las
telecomunicaciones, las emisiones de televisión a escala mundial y otras
formas de cobertura informativa de los juegos Olímpicos de nuestra época
requieren la construcción y la utilización de gran número de redes de comunicaciones,
junto con la provisión de servicios diversos a través de dichas redes. Estas
redes pueden ser de ámbito mundial o local, y su grado de interconexión e
integración es cada vez mayor, formando así una gran “red de redes”. En este
sentido, la ciudad anfitriona de los juegos Olímpicos es literalmente una
“ciudad electrónica” [wired city] durante
la celebración de los juegos Olímpicos.
Las redes construidas como soporte de la emisión
televisada a escala mundial, y de otras formas de cobertura informativa de los
Juegos Olímpicos, cumplen diversos fines. En primer lugar, transportan las
señales de televisión, así como otras emisiones acústicas, radiofónicas, de
fax, correo electrónico o transmisión telefónica, realizadas por los
periodistas de la prensa escrita. En segundo lugar están las redes que proporcionan
una multitud de servicios informativos necesarios para que las cadenas de
televisión y la prensa vayan desentrañando
los juegos Olímpicos a medida que se van desarrollando. Por último, están
las redes y servicios necesarios para una gran diversidad de funciones de gestión
imprescindibles para organizaciones como la cadena de televisión anfitriona, el
comité organizador, las cadenas de televisión internacionales y demás
organismos relacionados con los medios de comunicación. En Barcelona, la infraestructura
de comunicaciones incluía elementos tan diversos como la torre de
telecomunicaciones de la Sierra de Collserola, los marcadores electrónicos en
los diferentes recintos empleados, los tableros de información interactiva,
los sistemas PA y de seguridad electrónica. Una amplia gama de redes
informáticas y de comunicación diversas facilitaban a los usuarios (público,
prensa, funcionarios de las distintas federaciones o atletas) un servicio
informativo completo y tecnológicamente avanzado. Por poner un ejemplo, la
acreditación y entrega de tarjetas de identificación fotográfica laminadas,
para los 7.951 miembros acreditados de los medios de televisión y los 4.800
miembros acreditados de la prensa escrita, requirieron el uso de tecnología
informática de procesamiento de imágenes y datos.
La inversión total realizada por Telefónica en la
provincia de Barcelona entre 1988 y 1992 ascendió a 345.400 millones de
pesetas, de los cuales 92.300 millones
correspondían a inversiones directamente destinadas a los juegos Olímpicos.
A.
Redes y servicios de comunicaciones
El sistema del satélite Intelsat sirve como red de
base para la difusión mundial de la señal de televisión de los Juegos
Olímpicos, mientras que, en el caso de Barcelona, el sistema EUIELSAT cumplió
las mismas funciones en la región europea. La distribución internacional de
señales de televisión se llevó a cabo en España por medio de una red terrestre
de enlaces nacionales e internacionales a cargo de Telefónica y Retevisión (la
empresa proveedora de la infraestructura de red para las cadenas españolas de
televisión). Los enlaces establecidos enviaban
programas de televisión desde el Centro Emisor Internacional (
Una característica de las redes de telecomunicaciones
actuales, que pone en entredicho su poder y su influencia, es que, al igual que
ocurre con el soporte lógico informático, son en gran parte invisibles
para el público. Uno no suele ver cables de fibra óptica, especialmente cuando
están bajo tierra o bajo el mar, como tampoco ve las microondas viajar por el
aire o en transmisiones por satélite. No obstante, la construcción de la
infraestructura de red para los juegos Olímpicos de Barcelona dejó dos señales
muy visibles en el perfil de la ciudad. Una es la Torre de Comunicaciones de
Collserola, en la cima del Tibidabo. La otra es la Torre Telefónica de
Montjuic.
Algunas otras redes de comunicación se instalaron en el Centro Emisor Internacional, en el
Centro Principal de Prensa y otras instalaciones olímpicas. La televisión por
cable dentro del Centro Emisor Internacional permitía la visión de hasta 72
señales o canales. Estos canales proporcionaban a las cadenas internacionales
de televisión acceso a la cobertura deportiva de los principales recintos
olímpicos, junto con resúmenes de la RTO (Radio Televisión Olímpica), ruedas
informativas en el Centro Principal de Prensa, información de la Villa
Olímpica, imágenes de hermosos paisajes captados por las cámaras por toda
Barcelona, y emisiones de canales comerciales de televisión por cable, tales
como la CNN, Sky News y MTV.
Había también redes propias de cadenas individuales
de televisión o de agrupaciones de emisoras. En el caso de cadenas de
televisión de tanta entidad como la estadounidense NBC, el empleo de las redes
de área local (
‑ un sistema de biblioteca que permite a los
usuarios localizar rápidamente cualquier película de vídeo entre miles con
material olímpico;
‑ un sistema de investigación que permite a
los ayudantes de los locutores que intervienen en directo el acceso instantáneo
a biografías de atletas, historias y resultados de acontecimientos recientes
de atletismo y normas olímpicas;
‑ un sistema de seguimiento de personal que
permite controlar el paradero y los horarios de los miles de empleados que
trabajan en los juegos;
‑ un sistema de apoyo logístico que contiene
información personal y financiera para ayudar a gestionar y localizar
información sobre viajes y alojamientos;
‑ un dispositivo de seguimiento visual (que
permita introducir, en directo, un guión en un ordenador personal, para su
transmisión a un monitor de seguimiento visual (teleprompter) en cuestión de
segundos (5).
Los servicios de telecomunicación móvil incluían
servicios interurbanos de radio y buscapersonas, junto con servicios de
telefonía móvil, analógica y digital. El teléfono móvil digital paneuropeo
(GSM) se introdujo a título de prueba en los juegos Olímpicos de Barcelona.
B.
Servicios de información
El sistema AMIC de información de la comunidad
olímpica era un sistema de información y comunicación diseñado básicamente para
los medios de comunicación y a disposición de toda la comunidad olímpica.
Permitía la conexión de unos 1.500 ordenadores personales con un ordenador
central donde se almacenaban las bases de datos. Desarrollado por
El sistema de información para comentaristas (CIS,
Commentary Infomlatbon System) era una innovadora base de datos instalada
en los centros de transmisión de información de algunos de los espacios
olímpicos y en el Centro Emisor Internacional. (Funcionaban 850 secciones del
CIS, de las cuales 200 habían sido instaladas en el Centro Emisor
Internacional) (7). El CIS estaba integrado por un
monitor de imagen con una pantalla sensible al tacto y opciones que incluían
listas de comienzo de competición, resúmenes, estadísticas, récords y
biografías. El CIS permitía el acceso a la base de datos del ordenador central
para consultar las biografías (al igual que el AMIC) y a la información sobre
las medallas obtenidas en Barcelona 92. El sistema estaba disponible en los
cuatro idiomas oficiales y permitía a los comentaristas seleccionar datos sobre
sus respectivos países y atletas. Con ocasión de la ceremonia de apertura,
incluyó información básica especial de apoyo para los comentaristas.
El Centro Emisor Internacional, el Centro Principal
de Prensa y los centros de prensa de los distintos recintos de competición
incluían también casilleros electrónicos complementarios de los casilleros
manuales habituales. Estaban compuestos por un estudio con pantalla táctil y
equipos de impresión para la recogida de información sobre resultados. En
otro ejemplo de conexión entre redes, los resultados calculados por el
servicio de gestión de resultados estaban conectados a la señal de televisión
de RTO 92 para 12 grandes deportes, entre ellos atletismo, ciclismo, gimnasia,
natación y levantamiento de pesas. Este servicio se podía consultar principalmente
en los propios lugares de competición, aunque también se podía acceder a él en
el Centro Emisor Internacional (8).
Para las agencias de noticias, se organizó un
servicio de resultados consistente en la distribución directa de los
resultados a los ordenadores de las agencias en el Centro Principal de Prensa,
nada más conocerse. Para las agencias informativas oficiales (Reuters, AP,
UPI, France‑Press y EFE) existía un servicio personalizado, en lo relativo a
formatos de información (9).
Existían también unos servicios de prensa de
teléfono modular mediante tarjeta, que funcionaba con tarjetas telefónicas de
crédito. Los teléfonos estaban preparados para transmitir datos, telefax y
telefoto, y estaban instalados en 46 centros de prensa situados en los
distintos recintos olímpicos.
Para el público o la “familia olímpica”, Barcelona
incrementó el número de teléfonos públicos en más de un 42 por ciento,
instalando 1.750 nuevos aparatos además de los 4.000 teléfonos públicos
normales. De ellos, 594 fueron instalados en los centros de prensa, 602 en
cabinas públicas, 481 en distintos recintos olímpicos y 65 en locutorios de
Telefónica (10).
C.
Avances tecnológicos esenciales
Barcelona supuso la primera ocasión en que una
televisión anfitriona adoptaba una norma digital de 1/2” para la producción de
televisión olímpica. Esta aplicación a gran escala de la tecnología digital
hizo posible una importante mejora de la calidad de la imagen videográfica.
También significó que las 2.800 horas de señal internacional registrada‑contenidas
en el archivo audiovisual de Barcelona 92, no se deterioren con el paso del
tiempo o por sucesivas copias, gracias a los magnetoscopios digitales.
Durante 1992, tanto Barcelona como los juegos
Olímpicos de Invierno de Albertville fueron empleados como campo de prueba a
gran escala para el lanzamiento de la norma europea de televisión de alta
definición. En una colaboración entre RTO 92, Retevisión, Pesa Electrónica,
S.A. y RTVE, durante los juegos de Barcelona se produjeron en alta definición
12 horas diarias de programación en directo y en diferido. La NHK emite diez
horas diarias a Japón utilizando su propia norma de alta definición. También
instaló una sala de visionado para que los visitantes del Centro Emisor
Internacional pudieran experimentar por sí mismos la calidad de la televisión
de alta definición.
Las actividades de investigación y desarrollo
hicieron posible la utilización de cámaras y sistemas de grabación con un
mayor número de opciones y flexibilidad de tipos de filmación. Las cámaras
submarinas y las cámaras de control remoto fueron algunas de las principales
innovaciones que permitieron una mayor variedad de expresiones en la
transmisión de los deportes olímpicos por televisión.
D.
Conflicto entre patrocinadores
La dependencia del patrocinio comercial en las redes
y servicios informáticos necesarios para televisar los juegos Olímpicos,
implica también una serie de problemas. Un ejemplo de ello fue el Proyecto
Alcatel en Barcelona 92. Se trataba de un proyecto conjunto del COOB y la
empresa Alcatel, con participación de Toshiba. Dentro de este proyecto, se
repartieron ordenadores portátiles gratuitamente entre 3.600 usuarios, casi
todos ellos periodistas del mundo entero. Alcatel prestó apoyo técnico y la red
internacional mediante la cual se podría acceder a una base de datos en
Barcelona desde 50 países de todo el mundo, simplemente con una llamada
telefónica local. Los ordenadores fueron especialmente configurados con un
soporte lógico que permitía a los usuarios acceder a una base de datos de
información sobre los juegos Olímpicos de Barcelona en cada uno de los cuatro
idiomas oficiales de los juegos. La base de datos estaba dividida en las
siguientes nueve principales categorías de información: Historia de los juegos
Olímpicos; Barcelona 92 (programas y proyectos); Estrellas del 92; El
movimiento olímpico; Barcelona hoy; Cataluña hoy; España hoy; Boletín de
noticias y Servicio de buzón electrónico. Este último servicio permitía a los
usuarios solicitar y recibir la información específica solicitada sobre
Barcelona 92.
El servicio se inició en octubre de 1990 y fue un
éxito absoluto. No obstante, dado que
IV. LOS RETOS DE LA POLÍTICA DEPORTIVA EN LA
ERA INFORMÁTICA
Existen diversos paralelismos entre la política de
telecomunicaciones, según es convencionalmente concebida, y las cuestiones de
política de televisión y comunicaciones en relación con el movimiento olímpico
o con el deporte más en general. Tradicionalmente, los servicios de telecomunicaciones
de la mayoría de los países del mundo eran facilitados por las empresas públicas
de correos, teléfonos y telecomunicaciones. Funcionaban como proveedores en
régimen de monopolio (el regulador es también el proveedor) de dichos
servicios, en parte con el argumento de que las telecomunicaciones constituían
un monopolio natural en el que las economías de escala permitían que un único
proveedor ofreciera servicios a un coste inferior al que tendrían de existir
servicios competidores. Otro de los soportes tradicionales de la política de
telecomunicaciones ha sido el ideal y el objetivo del servicio universal. Desde
sus inicios en los años 70 y 80, el sector de las telecomunicaciones ha
experimentado, a escala mundial, una oleada de nuevas tecnologías y nuevos
servicios, acompañada de una evolución hacia una liberalización del mercado o
una situación de desregulación o privatización.
Aunque la televisión olímpica no es un monopolio exactamente en el mismo sentido en que lo son
las empresas públicas de telecomunicaciones, en ciertos aspectos ha funcionado
con un único regulador, el COI, que actúa a través de la cadena de televisión
anfitriona y a través del comité organizador de los juegos, para facilitar una
señal internacional de televisión. Por otra parte, la política aplicada ha
exigido la limitación de los derechos de emisión a una emisora o asociación de
emisoras por país. Como ha sucedido en general en el campo de las telecomunicaciones,
los avances en la tecnología de los medios han suscitado ya una presión sobre
el COI, en el sentido de abrir la cobertura televisiva a organizaciones de la
competencia, tendencia que probablemente se mantendrá.
A. El
objetivo del servicio universal
Los objetivos del universalismo olímpico suponen
para la televisión y para los medios de comunicación algo muy similar al
objetivo del acceso universal a los servicios de telecomunicaciones.
Realmente, dada la importancia clave de la televisión en relación con la
experiencia olímpica de la mayor parte de las personas del mundo, el COI no
puede argumentar que ha logrado sus objetivos hasta que todos los pueblos del
mundo no tengan acceso aproximadamente a un mismo volumen y diversidad de
programación de los medios de comunicación sobre los juegos Olímpicos. Hoy en
día, este objetivo sigue estando muy lejos de verse realizado, al igual que
ocurre con el objetivo de la UIT de acceso universal a los servicios básicos de
telecomunicaciones a escala mundial.
En relación con las visiones de superautopistas de la información y de proliferación de
las redes y servicios de comunicación avanzados, el problema es que,
históricamente, tales innovaciones se han difundido por todo el mundo según un
patrón extremadamente desigual. Pese a los progresos y avances tecnológicos, la
diferencia entre ricos y pobres en materia de información sigue siendo muy difícil de superar. Por consiguiente, el objetivo del
servicio universal ‑entendido aquí como acceso universal y participación en
relación con el deporte‑puede seguir siendo algo tan esquivo como siempre, en
un futuro previsible. Esto supone un reto esencial en materia de política
deportiva, no sólo para el movimiento olímpico, sino también para el campeonato
mundial de fútbol y en general para el deporte internacional.
B.
Financiación del deporte
La creación de nuevas empresas de medios de
comunicación, ante la convergencia de las tecnologías de información y
comunicación, tiene profundas implicaciones para la futura financiación del
deporte. Aunque probablemente la relación entre el deporte y los medios de comunicación
seguirá teniendo un carácter básicamente comercial, el inminente aumento del
número de canales, junto con una programación más interactiva y más adaptada a
los individuos, significará que los ingresos comerciales dependerán de una
base distinta de la que determina las actuales negociaciones con redes y asociaciones
de empresas de televisión, sobre derechos de televisión.
La cobertura de la televisión de pago en los juegos
Olímpicos de Barcelona [Olympic Triplecast] representa sólo la punta del
iceberg en lo relativo a los futuros servicios olímpicos de vídeo y televisión.
En general, no obstante, la televisión de pago plantea un dilema a la política
olímpica en materia de comunicaciones. ¿Sólo aquéllos que puedan permitirse
pagar tendrán acceso a esa programación más variada e interactiva? Si es así,
esto parece ir directamente en contra del ideal de participación universal en
la experiencia olímpica. Asimismo, si los servicios más avanzados son más
costosos, ¿implicará eso una influencia excesiva, sobre la financiación y
producción de la televisión olímpica, por parte de los pocos que puedan acceder
a los servicios de alto coste, a expensas de las masas que no tiene esa
posibilidad? Tales cuestiones sólo pueden ser abordadas en el terreno político,
mediante difíciles decisiones políticas.
C.
Nuevas comunicaciones, mensajes olímpicos y experiencia del público
Muchas empresas y especialistas sugieren,
actualmente, que el mundo se acerca a una época de comunicaciones multimedia,
interactivas, móviles (o sin trabas) y personalizadas. Una de las hipótesis se
centra en los servicios de comunicación personal (
Dada la fuerte tendencia hacia la informatización de
la ciudad anfitriona de los juegos Olímpicos y de la red global con la que está
conectada para retransmitir los programas olímpicos, es totalmente plausible,
incluso probable, que la difusión de los mensajes olímpicos sea, en el futuro,
más personalizada, móvil e interactiva. Si se puede
llegar a una red de servicios de comunicaciones móviles en el ámbito de la
ciudad olímpica y de los recintos de competición olímpica, junto con
dispositivos de comunicación personal ligeros de peso, portátiles y de fácil
uso, no se requiere un gran esfuerzo de la imaginación para concebir cómo podrían
ser utilizados. Podrían ofrecer explicaciones de
fondo y apoyo informativo a la ceremonia de inauguración, junto a una
información rica y variada sobre deportes, equipos, atletas, la ciudad
anfitriona, etc. En pocas palabras, podrían abrir una red mucho más amplia para
el tipo de servicios informativos que en la actualidad se están expandiendo,
pero que permanecen aún relativamente confinados al ámbito de la comunidad
olímpica. Mediante conexiones con la red mundial, tales servicios se
extenderán por todo el mundo.
Este breve ensayo ha abordado algunos de los avances
producidos en las tecnologías y en los sectores relacionados con la
comunicación, que no se limitan a describir la nueva y ampliamente anunciada
era informática, sino que se aplican en su integridad a la relación cambiante de
los medios de comunicación con los deportes. No obstante, sigue sin estar
clara la forma precisa que adoptará en un futuro la imagen del deporte en los
medios de comunicación. Al igual que ocurre con los cambios pasados y presentes,
eso dependerá en gran parte de las políticas que se apliquen, y el proceso de
elaboración política sigue siendo un proceso de carácter esencialmente político
y humano.
Los juegos Olímpicos nos ofrecen el ejemplo más
claro en este sentido. El desarrollo de las políticas futuras de televisión y
comunicaciones será mucho más positivo si se cede la palabra no sólo a los
representantes de las empresas que construyan las nuevas redes y que produzcan
unos servicios más avanzados de comunicación olímpica, sino también a una gran
variedad de públicos interesados en el mundo del deporte y en el mundo en
general.
Traducción:
Antonio Fernández Lera
NOTAS
(1) “Feeling for the future. A
survey of Television “. The
Economist, 12‑18 de febrero de 1994 .
(2) Ver De MORAGAS, Miguel,
Los juegos de la comunicación. Las múltliples dimensiones comunicativas de
los Juegos Olímpicos, Fundesco: Madrid, 1992, páginas. 131‑200, y Larson, James F. y Heung‑Soo Park, Global television and the politics of the
Seoul Olimpics, Boulder, Colorado: Westview Press, 1993, páginas. 123‑147,
(3) Daniel Dayan y Elihu Katz Media events:The live broadcsting of History, Cambridge, Harvard University Press, 1992, páginas. 414.
(4) Braodcasters Handbook, sección dedicada a las
telecomunicaciones, página 6.
(5) “ Novell NetWare joins
NBC in the 1988 Summer Olympic Games”, Business Wire, 22 de agosto de 1988.
(6) Radio Televisión Olímpica, T0 “ 92, Informe
presentado a la Comisión de Radio y Televisión el COI con motivo de los juegos Olímpicos
de Verano de 1992, Barcelona, España, Anexo 4, páginas 222, 223.
(7) Radio Televisión Olímpica, T0 “92, Informe
presentado a la Comisión de Radio y Televisión el COI con motivo de los Juegos
Olímpicos de Verano de 1992, Barcelona, España, Anexo 4, pagina224.
(8) Radio Televisión Olímpica, T0 “92, Informe
presentado a la Corrosión de Radio y Televisión el COI con motivo de los juegos
Olímpicos de Verano de 1992, Barcelona, España, Anexo 4, pagina 225.
(9) Radio Televisión Olímpica, TO “92, Informe
presentado a la Corrusión de Radio y Televisión el COI con motivo de los juegos
Olímpicos de Verano de 1992, Barcelona, España, Anexo ,
pagina225.
(10) Telefónica, Las telecomunicaciones en los
juegos Olímpicos, dossier de prensa, julio de 1992, página 6.