Hacia
una eclosión del patrimonio artístico Nuevas percepciones, elementos,
recreaciones
Antoni
Mercader
El patrimonio cultural y
artístico se ha constituido históricamente como reproducción de estados
culturales. Las nuevas tecnologías modifican su percepción, amplían su tipología,
posibilitan su recreación y desencadenan una formidable eclosión.
En las XXII Jornadas
Internacionales de IDATE (Instituto del Audiovisual y
de las Comunicaciones en Europa. Montpellier,
Francia), dedicadas al lema Tecnologías
llave, experiencias, nuevos conceptos, fueron reunidas,
bajo el epígrafe Experimentación en el
terreno cultural, un grupo de intervenciones aparentemente desconexas, pero que en el interior del debate dejaron
apuntadas una serie de cuestiones interesantes:
‑
¿Las tecnologías de la comunicación van a establecer relaciones de orden
distinto a las actuales respecto de todo aquello que reconocemos y llamamos
patrimonio artístico y cultural?
‑
¿Podemos esperar la incorporación de posibles sujetos y objetos patrimoniales,
hasta ahora no considerados como tales?
‑
Si esto ocurre, ¿cuáles podrían ser las nuevas tipologías de la concepción y
comunicación/difusión patrimonial?
‑
¿Qué posibilidades reales tiene pensar en la creación de patrimonios virtuales,
en la articulación de versiones personales de los
mismos...?
‑
Por todo ello, ¿vamos hacia otra eclosión
del patrimonio?
Aunque las
jornadas no fueron convocadas para tratar específicamente sobre el patrimonio,
todas las intervenciones de la sesión indicada hicieron referencia ‑directa
o indirectamente‑ al concepto actual del mismo y a la necesidad de su
revisión. Véase (1) la composición de la mesa y los enunciados de las
intervenciones.
EL PATRIMONIO COMO REPRODUCCIÓN
DE ESTADOS CULTURALES
El peso de
las acciones informativas y documentales de los medios de comunicación es de
tal calibre en la actualidad que cualquier intervención implica, muchas veces,
el reto y riesgo de incidir sobre concepciones establecidas. Frecuentemente
ocurre que una parte considerable de estas incidencias, que en su mayor parte
adquieren carta de naturaleza gracias al actual desarrollo tecnológico,
afectan a la percepción, creación y evocación del patrimonio.
A cada
momento y contexto histórico se ha forjado una determinada concepción de patrimonio.
En la actualidad no tenemos idénticos pareceres al respecto que en la Edad
Media, por ejemplo.
Cuando nos
referimos al patrimonio entendemos que estamos hablando de capital, herencia,
propiedad, hacienda... adquisición de bienes propios artísticos y culturales. Se comprende, también, que tratamos de cierto atributo o
cualidad característica de dichos bienes comunes, y concedemos, incluso, una
acepción ‑muchas veces‑ de carácter moral.
Patrimonio
artístico y cultural, hoy, son bienes materiales e inmateriales propios, antes
espiritualizados y ahora capitalizados y adscritos a una determinada situación
sociopolítica, económica, etc.
Constituirlo
ha sido una ardua tarea en muchas civilizaciones y pueblos, ha sido una especie
de sujeción y obligación, un sometimiento al dominio público.
Está hecho
de objetos, cuerpos y cosas materiales e inmateriales, artefactos de múltiples
facturas, situaciones, viviendas, recuerdos... y siempre queda adscrito a un
momento histórico determinado, aun estado cultural
parcial, ECP, al estilo de como M. Minsky
describe su Partial Mental State
(2).
La concienciación patrimonial en general, artística y cultural en
particular, está muy relacionada con el fenómeno de la memoria. La figura del
ECP puede ser una idea técnica apropiada y simple para acceder a su comprensión
y a la interpretación fenoménica de aquélla. En tanto que podemos interpretar ‑siempre
siguiendo a Minsky‑ que la memoria es la
reproducción de un anterior ECP, el patrimonio cultural puede ser, en cierto
modo, la instrumentalización de las reconstituciones
(3) de los ECP, convenientemente dominadas, moralizadas. El hecho patrimonial
lo podemos ver como un complejo dispositivo dedicado a la percepción,
reconocimiento, pensamiento y evocación de las cosas, hechos y figuras del arte
y la cultura. Algo que acontece muy a tenor de los tiempos y que en nuestra
civilización occidental ha tenido mucho de "armar" atributos,
potenciar "valores" y "aferrar" ideología.
El
patrimonio artístico y cultural está basado en dos grandes ríos del
conocimiento perceptivo, el visual y el auditivo. Su existencia se debe al
superior desarrollo de los sentidos de la vista y del oído, puntales sobre los
que se ha edificado nuestra civilización judeocristiana.
En la
actualidad nos estamos debatiendo en un incierto mar de complejas relaciones de
las imágenes auditivas y visuales. Inflación y conflicto ¡cónico
son valores definitorios del momento. Es perfectamente plausible que dicho
estado complejo y cambiante en el orden comunicativo tenga su correspondencia y
repercusión en el orden patrimonial. Ambos, están condicionados por los ECP y/o
las reconstituciones de éstos.
Existen
todos los indicios de que vamos hacia un nuevo concierto audiovisual.
Constantemente se producen alteraciones en el estatuto ¡cónico. Nuestro modo imaginativo ya no se corresponde literalmente
con los más directamente anteriores. Todo nos hace suponer que caminamos hacia
una concepción iconográfica fiel reflejo de "nuestro" particular ECP
colectivo, no exento de problemas (conflicto), repleto de imágenes (inflación). Ante este panorama parece consecuente que nos preguntemos
por la percepción y concepción del patrimonio.
Si un gran
número de ciudadanos percibe el patrimonio directamente o a través de las
ilustraciones de los libros y las guías de los museos y monumentos, ¿qué está
pasando o pasará, ahora, que empezamos a hacerlo mediante la televisión y los
medios de comunicación audiovisual?
¿Qué aportan
o pueden aportar las Nuevas Tecnologías (NT), si ‑desde hace muy poco,
por ejemplo‑ es posible visionar con todo lujo de detalles una simulación
por ordenador de seguimiento e interpretación arqueológica del templo de Karnak (Egipto)?
¿Si los
libros de cuentas de un monasterio medieval o de una singladura militar del
XVII constituyen patrimonio, qué reparos caben o cabrán para la patrimonización de los primeros programas informáticos
(logiciales) como el D Base; Pong, el pionero de los videojuegos; Aspen Movie Map, precursor del vídeo interactivo... Reconocidos,
pero escasamente apreciados?
Ante el reto
que supone la utilización de las NT de la comunicación, es habitual preguntarse
por la capacidad de éstas para crear y canalizar determinados contenidos. De
aquí las innumerables dudas que provoca su uso en tareas consideradas como más
nobles, sea la educación, sean el arte y la cultura... Es absolutamente cierto
que actualmente aún cuesta creer en la posibilidad de aumentar y mejorar
nuestros conocimientos y aportaciones patrimoniales a partir de un empleo
racional de los ordenadores, de las memorias ópticas y, por contra, se tiene
fe ciega en la edición de textos y fotografías, en la convocatoria de ciclos de
conferencias y lecciones magistrales.
Cuando un
piloto de aviación acude a los entrenamientos del simulador de vuelo tiene unas
percepciones que difieren de las que habría tenido en ejercicio real.
Considerando que ambas opciones aportan una vivencia de navegación aérea, la
simulada parece tener un carácter más reductivo que la
real. A pesar de ello, la primera puede ser más operativa y eficaz, de manera
que, según sea el estado de formación del piloto, seguirá su adiestramiento en
tierra y sólo pasará a volar cuando tenga que completar sus experiencias de
formación. En este caso, las técnicas de simulación por ordenador constituyen
un elemento no sustitutivo y complementario de la realidad.
¿Algo
parecido se puede formular respecto al arqueólogo que, gracias al vídeo y al
ordenador, consigue articular una visualización de los movimientos de los
bloques de piedra del templo de Karnak y sus
alrededores a lo largo de veinticinco siglos?
No se
concede crédito artístico y cultural a las NT, su encasillamiento en el ramo de
las ciencias y las técnicas es tan tajante que parece
imposible cualquier consideración. Sin embargo, es procedente hacer una
valoración de cuáles pueden ser las potencialidades de éstas ante la percepción
del patrimonio, visto su incuestionable éxito y efectividad en otros terrenos.
¿Para otro
arqueólogo, visitante o persona no especialista que acuda a la mencionada
simulación para tener un primer conocimiento del complejo monumental egipcio,
éste se producirá de la forma y manera como era antes
de que la institución francesa CNRS (Centro Nacional de Investigación
Científica) y la empresa EDF (Electricidad de Francia) presentaran su
aportación tecnológica realizada con los grandes ordenadores de las centrales
nucleares?
PERCEPCIÓN Y CONSTRUCCIÓN
DEL PATRIMONIO
Está
comprobado que las percepciones patrimoniales a través del uso de las
tecnologías de la comunicación audiovisual avanzada aportan elementos, matices
y determinados aspectos que no son posibles desde una perspectiva
convencional. ¿Conocer o no conocerla visualización de las evoluciones de Karnak, afecta a la conceptuación de la herencia que el
famoso templo egipcio ha dejado entre nosotros?
Saber cuáles
son las aportaciones y cómo afecta o puede afectar la utilización de tecnologías
informático‑audiovisuales en la percepción del patrimonio artístico y
cultural no es una cuestión sencilla; seguramente una buena referencia estará,
o la hallaremos, en la naturaleza misma de las simulaciones por ordenador. El
tratamiento informático (numérico o digital) de audio (sonidos), vídeo
(imágenes), textos, gráficos y datos constituye, lo que llamamos imagen
numérica o digital. Esta se caracteriza por ser capaz de alcanzar una entidad potencial o virtual. Su génesis
comporta algunos elementos a considerar:
‑
Ausencia de soporte material.
‑ Capacidad de reacción
y auto‑organización.
‑
Opción de intervención/participación del receptor y de las máquinas/programas.
‑
Ubicación automática en los límites de lo posible (4).
Mediante la
simulación accedemos a un cierto estadio de percepción virtual, difícilmente realizable sin la ayuda
tecnológica traductora de un modo imaginativo poco usual. Las NT nos ayudan a
conseguirlo, son factor de virtualización, dan la
posibilidad de concretar un ente virtual
o simulacro.
La aptitud
para generar existencias en potencia a partir de las técnicas numéricas de
simulación y producir sustituciones inmateriales y participativas está
a nuestro alcance. El empleo de las tecnologías de la comunicación y la
información audiovisual: imágenes de síntesis, imágenes comportamentales,
inteligentes, etc., está predestinado a constituir un
gran revuelo en la lectura de las memorias colectivas.
Articular
los objetos patrimoniales con reconstituciones interpretativas del EPC va a
ser un factor a considerar para el enriquecimiento de la lectura (percepción)
del patrimonio artístico y cultural.
Simulando,
acudiendo al simulacro, accederemos a las evoluciones y transformaciones de
ambos. Gracias al modo simulación, alcanzado a través de la virtualidad que
nos proporcionan el vídeo y el ordenador, ampliaremos nuestras posibilidades
de comprensión del patrimonio.
Merced a las
imágenes avanzadas tendremos la posibilidad de entrar en un universo irónico
complejo y participativo que dinamite la tradición contemplativa actual.
El
patrimonio artístico y cultural, anclado en los ECP, se va cambiando y
transformando Constantemente. A lo largo de los tiempos, todo aquello que se ha
considerado patrimonio o herencia del pasado ha sido sumamente mutable,
definido por coyunturas de tiempo, espacio y pensamiento.
Un caso
aleccionador de esta hipótesis son las vicisitudes del patrimonio artístico de
la iglesia románica de Sant Climent de Taüll, en una pequeña población del pirineo catalán, a unos
180 km al norte de Barcelona, basado en un conjunto
arquitectónico singular y pulcro con una magnífica decoración mural.
Las pinturas
fueron arrancadas a principios de este siglo para salvarlas de una posible
explotación, ser instaladas en Barcelona y pasar a formar parte del fondo del Museu d'Art de Catalunya, montadas en ábsides postizos en el Palau Nacional de la Exposición Internacional de 1929.
Unos años
después, sobre las mismas paredes de Sant Climent, de
donde se habían sacado, se reprodujeron ‑con toda fidelidad las imágenes
pictóricas exactamente como están en el museo.
Estos tres
episodios de la existencia/presencia de uno de los tesoros de la cultura
catalana han producido (marcado) tres diferentes categorías del mismo complejo
pictórico‑religioso: la primera, inexistente, y que correspondería al
conjunto en su estado originario (antes de que fueran arrebatadas las
pinturas); la segunda, que se encuentra en el museo y se la considera como
original; la tercera, la que hallamos en el lugar de
origen y que se trata de una reproducción.
Los
acontecimientos (ECP) han producido esta variedad tipológica
ejemplar. Ello puede dar una idea de cómo la tradición dinámica del patrimonio
artístico y cultural ha ido bastiendo un enorme y
gigantesco abanico de posibilidades, ópticas y puntos de vista no sólo en Taüll y el MAC., sino en todas partes.
Ahora
tenemos, por ejemplo, una idea de las ruinas romanas que no tenían quienes las
utilizaron, sin ningún tipo de reparos, como fuente generosa de materiales para
sus construcciones. Lo hicieron durante años y años, convencidos de que el
patrimonio (lo que ahora entendemos como patrimonio) era justamente la
provisión de mármol, piedra y elementos de la obra, que no les servía puesto
que no respondía a ninguna de las motivaciones y funciones en vigor.
La aceptación del carácter moral del patrimonio artístico y cultural
se ha evidenciado principalmente en los monumentos, museos y exposiciones,
aunque nunca haya existido un pensamiento fuerte, rígido y permanente sobre él,
sobre cómo se articula, conforma... El patrimonio artístico y cultural
significa el mantenimiento de una tradición dinámica de la memoria colectiva.
De Sant Climent de Taüll
podríamos, pues, realizar una maqueta al estilo de la que se ha hecho para Karnak. Nos llevaría a otra
categoría la cuarta, distinta de las anteriores‑ en la línea de
continuidad dinámica que el mantenimiento exige, a tenor de los tiempos y de
las condiciones técnicas del momento.
De acuerdo
con las distinciones hechas podríamos establecer el espectro formado por las
posibilidades siguientes:
1. La inexistente
realidad profunda, de orden sacramental, del conjunto originario atado a un
momento histórico determinado (ECP), quizás sólo presente en la mente de los
historiadores y aficionados.
2. Una
apariencia y representación situada en la asepsia
del mundo, fuera del originario ECP. Una exhibición de pinturas acotada
por unos ECP artificiales (los propios de las políticas museísticas de las
juntas y comisiones que intervinieron en los traslados, instalación, remodelaciones...)
3. Un enmascaramiento sur place basado en la copia de las pinturas, tocado por la
ausencia del ECP originario, y que el desdoblamiento
de la reproducción de las imágenes ha desnaturalizado considerablemente.
4. Una nueva opción inmaterial.
UNA REACTUALIZACIÓN NECESARIA
Sea como
sea, los tres primeros estadios, de carácter material, han sido reducidos a una
referencia lejana por la misma diversificación. Han entrado en el terreno de la
artificialidad: por la descontextualización, por derivas de la restauración,
por las acomodaciones del museo... de tanto buscar, proteger/codiciar el
original inmaculado y aséptico.
El cuarto
representa‑puede representar‑la adición e incorporación de nuevos
elementos al patrimonio, el reto de cada época, era o civilización que,
generación tras generación, impulsa nuevos sujetos (entes) y objetos (cosas),
distintas tipologías de la concepción y comunicación/difusión.
El último estadio nada tiene que ver con la realidad, será él mismo,
"su propio y puro simulacro", nos dice Jean Baudrillard.
No jugará a ser, ni será copia como el tercero, ni artificio como el segundo,
ni tampoco puro reflejo de una profunda realidad como el primero.
Será
inmaterial, hecho de códigos numéricos almacenados
"sin ningún soporte aparente, sin otra persistencia que la de la memoria
visual, mental o instrumental" ‑según Paul
Virilio‑ de ordenadores, simuladores y
almacenes de datos. Se comportará de manera parecida a los sistemas orgánicos,
con capacidad de reacción y autoorganización. Será cibernético, interactivo. No
será ni real, ni conceptual, ni imaginario; estará situado en el encuentro
intersticial de estos conceptos. Será virtual. Tendrá existencia en potencia.
Taüll numérico no será una idea, no serán unas imágenes,
no será la realidad. Será el resultado de una simulación y constituirá todo un
universo, un lugar de encuentro, contracción y superposición entre imaginario,
conceptual y real. Toda una alternativa al programa artístico original y a
todos sus sucesores artificiales.
Será un simulacro, un ente virtual.
La
caracterización inmaterial (sólo
datos), cibernética (capaz de
reaccionar), interactiva (participativa)
e intersticial (en los límites de lo
posible) de las imágenes digitales de Sant Climent de
Taüll se desmarca claramente de las demás opciones
apuntadas.
El primer Taüll fue exterminado al museificarlo.
El segundo y el tercero son intentos de la ciencia para resucitarlo en una
escalada de artificialidad que desdibuja el propio recuerdo del conjunto
(iglesia y pinturas) originario. Taüll digital, el
cuarto, no va a engañar a nadie. En un ambiente simulado, clónico, la versión
audiovisual de Sant Climent de Taüll
constituirá un todo, una clara posibilidad de otorgar existencia en potencia.
Una puerta abierta a la expansión y ampliación del patrimonio, tanto por lo que
se refiere a su lectura y mantenimiento, como para una revisión a la resituación, incorporación, conceptualización del mismo.
Los modelos definitivos y
explicativos de las cualidades y características de cada situación patrimonial
determinada han ido variando considerablemente. Estamos inmersos en un proyecto
de sociedad cultural pluriforme, mediática y
tecnológicamente innovadora. Se está hablando tanto de la posibilidad como de
la imposibilidad de proyectos civilizatorios homogeneizadores
que demanda actualizaciones y puesta al día en gran cantidad de campos, y el
patrimonial es uno de ellos. La reactualización en
la Europa de los noventa va a estar al orden del día.
Basta con
hojear la prensa para percatarse de las múltiples problemáticas legales que
continuamente se suscitan en torno al patrimonio artístico y cultural, y de lo
mucho que queda por hacer; la necesidad y la conveniencia
de abordarlo en profundidad demandan líneas de actuación claras y operativas:
para recuperar el tiempo perdido, para orientar nuestro futuro patrimonial...
Todo el
sistema conceptual y comunicacional del patrimonio requiere un ambicioso plan de actuación y previsión que
deberán asumir las instancias y poderes competentes en el tema, por un lado.
Por el otro, queda un vasto horizonte de especulación teórica y activación de
los dispositivos y modelos propios de nuestra particular y generacional forma
de concebir, percibir y ofrecer el patrimonio.
Actualmente
gozamos de una mezcla surgida de los componentes más diversos, suma de aquéllos
que establecieron terratenientes prusianos, nobles ingleses, actuaciones de las
casas reinantes del antiguo régimen...; las políticas de la iglesia y estado modernos...; las malas conciencias burguesas...; el pensamiento post‑industrial...
Influenciados
por la angustia de establecer unos límites de confrontación entre natural y
artificial, antiguo y nuevo, auténtico y falso, selecto y vulgar, abrumados por
no caer en falsedades históricas los especialistas políticos y técnicos del
patrimonio han vivido el calvario al que se ha accedido después de habernos
quedado sin la liberación que gozaban nuestro
antepasados al aplicar agentes depredadores
que desempeñaban un importante papel en concepción y preservación dinámica
del patrimonio.
El
reciclaje, la reforma y destrucción activa, las transformaciones abiertas, etc.
hicieron posible llegar a tipologías complejas: veamos sino la sofisticación
patrimonial con que hacían las renovaciones, modificaciones y cambios en las catedrales
y cómo permanecieron y permanecen vivas.
Los
adelantos tecnológicos van a incidir sobre esta situación y van a ser motivo
para la controversia respecto de la actual tipología patrimonial. Estamos
aumentando la capacidad actual para hacer aproximaciones más precisas y conocer
las condiciones de optimización de los sujetos, objetos y contextos del
patrimonio artístico y cultural.
La eficacia
operativa del universo patrimonial (concebido, realizado, transformado, destruido,
restaurado...) es, sin lugar a ninguna duda, más amplia en tanto las NT
intervienen, en tanto éstas se vuelven críticas
(decisivas).
LAS GRANDES INTERROGACIONES
Sin que este
momento haya llegado, el desarrollo de los modelos y tipos, el estudio y
conocimiento científico de los mismos va a ser una cuestión prioritaria. Al
margen de otras consideraciones propias de las postrimerías de siglo, las
tipologías patrimoniales a considerar en el momento actual pasan por:
A. Un modelo
clásico, generoso, de dinámica abierta. El modelo de las catedrales; ejemplo,
Catedral de Girona: erigida sobre un recinto ibero‑romano, con la torre
románica (s. IX), el claustro gótico del siglo XII, la nave del mismo estilo
terminada en el s. XIV, la fachada neoclásica (s. XVIII), todo ello en perfecto
estado de uso y conservación.
B.
El modelo convencional actual, analógico, unívoco (descrito
más arriba, dominado en el binomio ficción/destino, sometido a todo tipo de rigideces y perpendicularidades. El modelo de las
restauraciones rurales como, por ejemplo, la premiada y festejada restauración del pueblo de Pals, en el
Bajo Ampurdán (Prov. de Girona), que obligó a los
payeses del pueblo a trasladar los establos del núcleo histórico por
consideraciones decorativo olfativas.
C. La opción de tipología tecnológica digital, basada en el binomio
simulación/deseo, de fluctuante complejidad, de vocación transversal. Surgida
de la percepción y entidad virtual. Se trata de un modelo interpretativo, que
da el salto de lo contemplativo a lo participativo, entramado y conexionado
con las reconstituciones de los ECP que el mismo motiva. El modelo del Museo
Imaginario de la Revolución de Jeffrey Shaw y Tjebbe Van Tijen realizado parcialmente en Ars
Electrónica 1989 (Linz, Austria).
D.
La adición multidimensional y creativa de las anteriores.
¿Las
tipologías indicadas van a enriquecer los dispositivos de transmisión de la
herencia artística y cultural traduciéndose en una facilidad tecnológica para
crear y descrear entes virtuales que nos ayuden a
interpretar y vivir de otra manera el hecho patrimonial?
¿Un aumento
en el peso específico de los componentes inmateriales, la aparición de
capacidades de reacción y autoorganización, la ampliación del espectro de
intervención/ participación, la reubicación de límites... va a hacer posible
una apropiación personal ‑a modo de autoproyección‑
del patrimonio artístico y cultural? ¿La tecnificación de los dispositivos
ayudará a montarnos nuestra particular concepción del mismo y
potenciará la sabiduría natural para virtualizar (hacer
realidad virtual) auténticas
versiones individualizadas y unipersonales en aras del nuevo protagonismo del
receptor?
Está por ver; quizá así
sea.
Indudablemente
el estado actual de la mediación tecnificada ‑su inmediato futuro está
provocando una (¿nueva?) eclosión de la comunicación de fin de siglo.
Dicho fenómeno forzosamente ha de comportar efectos de parecidas
características en el complejo mundo de las relaciones patrimoniales.
NOTAS
(1) La mesa convocada
bajo el título Experimentación en el
campo cultural, presidida por Daniel GARRIC (Le Point,
París) de las siguientes intervenciones: "Interconexiones entre los
grandes museos europeos", de Jürgen
BLJERSTENBINDER (Projektgesellschaft für Kabelkommunikation, Berlín),
"Los nuevos servicios de la Videoteca de París", de Jean Marie MAHIER
(Vidéothéque de Paris). "La Bibliothéque
de France: ¿hacia nuevas lecturas?", de Alain GIFFARD (Bibliothéque
de France, Paris). "Creación artística y nuevas tecnologías",
de Pierre MUSSO (Ministére de la Culture,
Paris). "Hacia una percepción virtual del
patrimonio", de Antoni MERCADER (Videografía
S.A., Barcelona).
(2) Partial Mental State es una idea técnica simple para comprender y
explicar fenómenos complejos, Se trata de una figura inventada por Marvin MINSKY en su obra The Society of Mind (Heinemann. Londres,
1985). Se refiere a una descripción del estado de la
actividad de algún grupo particular de agentes mentales basado en asumir que
cada agente puede estar completamente activo o completamente tranquilo,
ignorando la posibilidad de diferentes grados de excitación para poder ser
cómodamente tratados por ordenador.
(3)
Simplificando mucho, entendemos por reconstitución un dispositivo capaz de
alcanzar la evocación potencial (posible) del ECP,
(4) Dicha
ubicación la hallamos entre los límites que definen el intervalo y las opciones
(posibles) de la inltersticialidad que nunca van más
allá de lo establecido por el protocolo riguroso de la máquina (hardware) y del
algoritmo, instrumentalizado como espacio entre dos tiempos (uno determinado,
otro de acontecimiento incierto).