Italia: un equilibrio inestable
Paolo Baldi
El equilibrio tecnológico, el duopolio y la
competencia dibujaron la especialización y la imagen de marca de cada antena y
cada red italiana. Ahora, este sistema se tambalea.
1. EL DESEQUILIBRIO TECNOLOGICO
El lunes 10 de febrero,
los cada vez más numerosos italianos que poseen el llamado celular ‑el
famoso teléfono portátil‑ hallaron otro motivo para regocijarse por su adquisición.
Hacia fines de la tarde, RAI 1, la primera cadena pública italiana, emitía por
sus ondas Hora punta, un nuevo
programa dedicado a todos aquéllos que, demorados en un atasco de tráfico
camino de casa, deseaban pasar el tiempo de forma singular.
"¿Cansados
y deprimidos, apresados en un atasco de tráfico después de una jornada estresante?
RAI1 invita a no perder el ánimo y a coger el teléfono que, naturalmente,
tendréis en el coche, para contar vuestra historia..."
O también para saludar a
algún pariente disperso por el mundo. La redacción del programa ofrece, en
realidad, a quien llama la costosa conexión internacional, y pone a disposición
un teléfono portátil para poder intervenir en los lugares calientes a la caída
de la tarde: autopistas, aeropuertos, escalas marítimas, estaciones, y hasta
en el metro y en el autobús.
"Por
primera vez no se usará el teléfono para tomar parte en el concurso... Se trata
de otra fase del proyecto de Raiuno ‑dice el director
Carlo Fuscagni‑ de
emitir televisión en directo 13 horas por día, de las 7 de la mañana a las 20,
en coloquio permanente con el público. "
Es cierto: Hora punta no es más que la última fase
dentro de una valorización mucho más amplia de la emisión en directo que la RAI
había establecido a comienzos de la década de los 80, y que ha terminado por
caracterizar la política editorial de, prácticamente, todas sus cadenas.
Estrategia que ha probado
ser victoriosa, dado que la RAI se mantiene actualmente como la principal
radiodifusora italiana (con el 50 por ciento de la participación en la
audiencia durante 1991), Sin embargo, es una estrategia que sigue siendo
incomprensible para el observador extranjero, si no se tiene en cuenta que el
servicio público italiano ha gozado del monopolio de la emisión durante 14
años: de 1976, año de la liberalización del sistema
televisivo, a 1990, año de la aprobación de la primera ley sobre las
transmisiones de televisión, tanto privadas como públicas (que, entre otras
cosas, garantiza la emisión en directo a las emisoras privadas).
Éste es un dato
fundamental para poder comprender la estructura de la programación televisiva
italiana. En realidad, no hay que olvidar que Italia además de ser el primer
país europeo en liberalizar su sistema televisivo, dejando de lado el caso
especialmente particular de Inglaterra, es también el único país europeo que
ha realizado una liberalización parcial. En 1976, el Tribunal Constitucional
abrió la puerta de par en par a las emisiones comerciales; pero, asimismo, les
impidió realizar cualquier tipo de transmisión en directo. Por esa época se
decía que con ello se quería impedir el nacimiento de una información
televisiva (en particular de telediarios) que pudiera escapar al control del
Estado.
La RAI no se
dio cuenta inmediatamente del potencial editorial de este monopolio tecnológico.
Pero, cuando, al paso de los años, las cadenas comerciales pertenecientes a la Finnivest (Canal 5, Italia 1 y Rete 4) se
consolidaron, y comenzaron una dramática erosión en la audiencia, el servicio
público se vio obligado a reaccionar, comprendiendo que poseía un privilegio
no sólo ideológico, sino también mediológico.
Lo
comprendió de tal manera como para desarrollar una verdadera ofensiva sobre todos
los frentes de programación. Comenzando por la información, con la
multiplicación del número de telediarios, de flashes
y de ediciones extraordinarias, hasta la creación de una cantidad
prácticamente infinita de programas de compañía. Éstos son los programas que se
caracterizan por una duración extraordinaria, hasta 4 horas durante el horario
diurno, y por un clima de convivencia popular en sintonía perfecta
(evidentemente telefónica) con las características propias de la franja horaria
en la cual se transmiten.
Por otra
parte, el nacimiento y el increíble desarrollo de la tan comentada tele‑verdad,
en todas su múltiples formas, no es más que la fase
más reciente y el perfeccionamiento más sofisticado de su propia estrategia; valorizar el presente, la actualidad, las historias reales,
en un coloquio permanente con el público.
Los
resultados de esta política editorial se pueden ver con claridad en la
estructura de la oferta de emisiones de la televisión italiana. La información,
el llamado info‑show, el espectáculo y los
deportes, que son los géneros que mejor permiten una continua actualización de
la parrilla de programación, son los que caracterizan a las tres cadenas de la
RAI. Estos cuatro géneros constituyen el 77 por ciento de la oferta de la RAI
1, el 60 por ciento de la oferta de la RAI 2, y el 92 por ciento de la RAI 3.
Sin embargo, estos cuatro mismos géneros constituyen el 34 por ciento de la
oferta del Canal 5, el 24 por ciento de Italia 1, y el 11 por ciento de Rete 4.
Las cadenas de Fininvest, históricamente
acostumbradas, o, mejor dicho, obligadas a dedicarse a géneros menos
temporales, como son los de ficción, concursos y programas para niños,
presentan entonces una estructura opuesta de la parrilla de programación, que,
a su vez, es de carácter prácticamente especular con relación a la programación
de la RAI.
El
desequilibrio tecnológico que ha caracterizado durante cerca de 14 años al
sistema televisivo italiano, ha determinado, pues, una compleja estructura de
la oferta, a la vez que ha favorecido el surgimiento de dos características:
a)
La afirmación y la consolidación general de una televisión popular ‑de
convivencia, pero, asimismo, fuertemente provincial‑, que encuentra sus
mejores realizaciones en el bloque de programación del mediodía, de la franja
previa a la tarde noche, y el fin de semana. Fenómeno éste que, a pesar de ser
típico de la RAI, las emisiones privadas han terminado por emular, hasta los
límites mismos de lo técnicamente posible.
b)
El nacimiento y desarrollo extraordinario de un filón de programas, comúnmente
llamados de tele‑verdad, que oscilan continuamente entre el civismo y el
fisgonismo, la seriedad y la banalidad, y que dividen
(y se puede decir que apasionan) a la opinión pública italiana.
Pero existe
también una tercera característica del sistema televisivo italiano, que no puede
ser identificada sobre una base de puro desequilibrio tecnológico. Se trata del
alto grado de diversificación editorial que es propio de las seis cadenas
principales, tanto las tres públicas, como las tres privadas, después de
dieciséis años de ejercicio de una competencia despiadada.
Es ésta una
característica íntimamente ligada a otra peculiaridad del sistema televisivo
italiano: la existencia de dos sólidos emisores de televisión que, cada uno con
tres cadenas, controlan el 90 por ciento del mercado. Esta concentración de la
propiedad, sobre todo en el sector privado, ha permitido una armonización
estratégica entre las cadenas que pertenecen al mismo grupo radiodifusor, y
una objetivización de la programación.
2. EL BARRIO GLOBAL
"Desde
hoy basta con Domenica in. Regalad un cerebro a vuestra
televisión'. Así rezaba la publicidad de un grabador multimedia de Commodore, que apareció
recientemente a toda plana prácticamente en toda la prensa italiana.
No es,
ciertamente, fácil juzgar el grado de inteligencia de un programa de
televisión. En particular de Domenica in de la Raiuno, programa que, desde hace 16 años, concentra frente
al televisor a unos 6 millones de italianos durante casi 6 horas. Sin embargo,
lo que es cierto es que este programa fetiche ha creado escuela, y que el
modelo de contenido distendido, de juego, y de alto nivel participativo, ya no
es más un fenómeno que caracteriza los momentos más relajados del fin de
semana.
Este género
de programa‑compañía, donde el público se encuentra constantemente animado
por presentadores infatigables, y en el cual también se pueden ganar ingentes
sumas de dinero, ha sido, en realidad, imitado tan ampliamente, y, sobre todo,
exportado en toda la televisión diurna italiana, que ha llegado a convertirse
en la cita cotidiana típica de las cadenas nacionales de corte popular.
El fenómeno
se hace particularmente evidente en la franja horaria del mediodía. Si Raiuno ha experimentado con éxito Piacere Raiuno (12‑14.15), el Canal 5 ha pensado en lanzar el suyo Non é la RAI (13.20‑14.30). Si Raidue emite lFatti Vostri (12‑13),
Italia 1 replica con Mezzogiorno italiano
(11.45‑14).
En realidad,
las cadenas privadas no han hecho más que introducirse dentro de una tendencia
que ya había cobrado forma en las cadenas públicas. Esto es tan cierto, como
que el programa de Canal 5 y el de
Italia 1 son actualmente conducidos por presentadores que eran antes de la RAI
(Enrica Bonaccorti y Gianfranco Funari). No obstante, es tanto el éxito que alcanza este género de
programas, de los cuales en la franja horaria aludida la RAI controla el 60 por
ciento de la participación de la audiencia, que Finnivest
no ha podido hacer otra cosa que reproducirlo en sus propios canales.
La rápida
multiplicación de este tipo de programa de variedades de mediodía (pero que también
alcanza a las horas de la tarde) ha terminado por determinar un fenómeno nuevo
en el ámbito de la programación italiana: la tendencia
a acentuar, hay quienes dirían a exacerbar, esa componente provincial‑narcisista,
que ya contenía en buena medida el modelo original (Domenica in), y que hoy se promueve
como arquetipo editorial.
El mejor
ejemplo de esta tendencia lo ofrece seguramente Piacere Raiuno, programa itinerante que se
transmite cada semana en directo desde una ciudad diferente, y que compromete
a los italianos a prestar su voz a la provincia. La canción de la presentación
del programa, compuesta e interpretada por el mejor representante de la Italia
profunda (roto Cotugno), nos da una idea del
contenido y de la atmósfera del programa:
"...y
en tanto el coche de correos va hasta el corazón de tu ciudad. El ama de casa
sola a mediodía enciende el televisor...
¿Mamá qué
hay? Es la Rai. Es la Rai
que, si lo desea, le brinda compañía; sólo basta con sonreir
un poco. Es la Rai... es la Rai...
es la Rai... que te quita
del agobio cotidiano... y, si sirves un plato de más en la mesa, date la vuelta
y mira la televisión..."
Asimismo, la
escenografía, reproduciendo techos, plazas, campanarios, iglesias y balcones
del teatro ciudadano de turno, no hace más que subrayar visualmente el intento
localista‑de barrio de toda la transmisión. Por no mencionar el continuo
y prolongado uso del zoom sobre los rostros rubicundos y complacidos
de los niños, de los jubilados, de la madre, los militares y los estudiantes
presentes en la sala. Verdadera y absoluta ostentación sociodemográfica de una
parte altamente representativa de la población local.
CUADROI
ITALIA
ESTRUCTURA DE LA PROGRAMACIÓN
POR GÉNEROS 1990 (%)
Programa/ Género |
RAIUNO |
RAIDUE |
RAITRE |
CANALES |
ITALIA 1 |
RETE 4 |
TOTAL
(horas) |
Ficción |
20,20 |
28,50 |
6,40 |
27,60 |
53,20 |
66,50 |
251,05 |
Información |
32,20 |
22,40 |
39,00 |
8,20 |
2,60 |
5,70 |
127,30 |
Info-Show |
0,00 |
0,00 |
11,50 |
8,30 |
0,80 |
0,40 |
23,15 |
Show |
7,90 |
28,00 |
9,70 |
7,10 |
3,30 |
17,00 |
87,30 |
Juegos |
0,00 |
0,00 |
0,00 |
43,90 |
0,00 |
0,00 |
54,15 |
Niños |
7,50 |
7,40 |
1,30 |
0,00 |
29,10 |
5,20 |
62,45 |
Deporte |
24,20 |
10,60 |
29,60 |
0,00 |
9,50 |
3,40 |
89,20 |
Otros |
4,00 |
3,10 |
2,40 |
4,90 |
1,60 |
1,70 |
21,25 |
Total |
125,00 |
126,00 |
99,35 |
123,30 |
126,00 |
116,00 |
717,05 |
Fuente: Euromonitor 1992.
CUADRO2
ITALIA
ESTRUCTURA DE LA PROGRAMACIÓN POR GÉNEROS 1991
Programa/ |
RAIUNO |
RAIDUE |
RAITRE |
CANALE 5 |
ITALIA
1 |
RETE 4 |
TOTAL
(Horas) |
|||||||
Género |
|
|
|
|
|
|
|
|||||||
|
Total |
Noche |
Total |
Noche |
Total |
Noche |
Total |
Noche |
Total |
Noche |
Total |
Noche |
Total |
Noche |
Ficción |
14,50 |
26,00 |
40,00 |
39,50 |
6,50 |
12,10 |
23,20 |
31,20 |
52,70 |
50,70 |
82,90 |
78,10 |
266,43 |
74,50 |
Información |
41,80 |
28,70 |
20,40 |
27,30 |
26,60 |
37,00 |
12,20 |
7,40 |
8,30 |
12,50 |
3,70 |
6,70 |
135,18 |
37,42 |
Info-Show |
6,90 |
12,40 |
11,50 |
3,00 |
11,50 |
35,50 |
13,80 |
29,00 |
1,20 |
4,80 |
0,40 |
1,30 |
39,46 |
27,05 |
Show |
13,60 |
18,50 |
17,20 |
15,60 |
5,80 |
8,60 |
8,00 |
19,70 |
4,20 |
4,70 |
4,70 |
5,00 |
65,04 |
22,43 |
Juegos |
0,10 |
0,00 |
0,20 |
0,00 |
0,00 |
0,00 |
28,40 |
12,40 |
4,00 |
0,00 |
6,40 |
1,60 |
46,26 |
4,24 |
Niños |
6,10 |
1,30 |
6,40 |
0,00 |
0,60 |
0,00 |
13,00 |
0,00 |
19,00 |
3,40 |
0,00 |
0,00 |
58,20 |
1,28 |
Deporte |
14,50 |
13,10 |
10,50 |
12,30 |
48,40 |
6,70 |
0,00 |
0,00 |
10,60 |
23,90 |
1,90 |
7,10 |
97,05 |
19,54 |
Otros |
2,60 |
0,00 |
2,50 |
2,40 |
0,50 |
0,00 |
1,30 |
0,40 |
0,00 |
0,00 |
0,10 |
0,30 |
8,35 |
0,58 |
Total |
126,0 |
31,30 |
126,01 |
31,31 |
103,15 |
31,30 |
118,30 |
|
31,30126,00 |
31,30 |
117,30 |
31,30 |
717,16 |
189,01 |
Fuente: Euromonitor 1992.
Y todos los
platos fuertes de la transmisión estarán a tono con esta dimensión provincialnarcisista, con el beneplácito de los divos
televisivos como referencia constante, ya sea a la población local, como a la
población hiperfamiliar. Por ejemplo, cuando llega
el momento de los juegos tendremos un concurso dialéctico llamado Dialettando, donde más que
adivinar se trata
simplemente de comprender el proverbio recitado en el dialecto de la ciudad
que hace las veces de anfitriona. Y después, en OK el busto é giusto, hay que reconocer
y dar un orden determinado a las voces de los presentadores más famosos de la
televisión italiana.
En resumidas
cuentas, la distribución horaria diurna y la periodicidad cotidiana han favorecido
seguramente el surgimiento de temáticas más caseras, de juegos que llaman más
la atención, y de confesiones más íntimas. Todo condicionado en una constante
chismografía mundano‑televisiva y auto‑referencial, dado que la gran
familia de los presentadores y las presentadoras no habla más que, incestuosamente,
de sí misma.
3. EL MERCADO DEL DOLOR
La segunda
tendencia está constituida por el extraordinario desarrollo de los programas
que se inspiran en la filosofía de la tele‑verdad. Es cierto que no se
trata de un género típicamente italiano: los alemanes, los franceses y, recientemente,
los españoles también tienen el suyo propio, quien más quien menos, con su
buena dosis de programas que rotan en torno a la dramatización de la crónica y
de los problemas sociales en general,
Pero lo que
es típico de la programación italiana es que la tele‑verdad no es sólo un
género de éxito que podemos encontrar en todos los canales, sino también un
género que se identifica con un canal en particular: Raitre.
La llegada de este nuevo
género televisivo ha coincidido, en realidad, con la reconversión, sobre
finales de la década de los 80, del tercer canal del servicio público, de lo
que era cadena Gutural‑regional, a cadena‑verdad.
El director
de Raitre, Angelo Guglielmi, desde 1987 no pierde oportunidad alguna de explicar
cómo la elección de emplear a fondo la tele‑verdad está, en realidad,
implantada dentro de una línea editorial definida, de una teoría bien
meditada sobre la televisión:
"La
televisión debe ser la reconstrucción electrónica de la plaza del pueblo, y la
ocasión, por ende, de crear el estruendo más estrepitoso". (La Repubblica, 3‑6‑89).
"La
televisión es una reflexión sobre la realidad en las formas más variadas, de la
sátira... a la documentación de la justicia. Ésta debe ser la obligación
cultural de la cadena". (Panorama, 13‑1‑91).
El
protagonista de la televisión es hoy el mismo destinatario. Hemos sido los
primeros en entenderlo. En un tiempo, la televisión presentaba una realidad
dulzona, censurada; ahora muestra la verdad de la crónica, con sus improvisaciones,
sus escándalos, sus más y sus menos". (Corriere
della Sera 18‑2‑9).
Precisamente
esta misma coherencia editorial, construida en torno a una filosofía específica
de los programas, es el fenómeno que aporta la experiencia italiana, diferente
a la de los demás países europeos.
Coherencia
editorial y deber cívico, que le han permitido también a Raitre
no omitir el fisgonismo ocasional y oportunista,
típico del que ha descubierto la tendencia, de quien está persiguiendo la moda.
Bastará dar
un rápido vistazo a la parrilla de programación de Raitre
para darse cuenta de qué es lo que pretende el director de Raitre
con cosas como reflexiones sobre la
realidad. El martes presenta Parte
Civil, programa que intenta ofrecer soluciones concretas a los problemas
de los ciudadanos víctimas de abusos e injusticias. El miércoles, Mi manda Lubrano, un
programa en el que se reconstruyen fraudes y estafas clamorosas, y se efectúan
pruebas severísimas sobre los productos alimenticios: verdadero manual
catódico contra la Italia de las trampas, como dice el subtítulo. El jueves
ofrece Samarcanda, una kermesse político justiciera que insiste sobre
los problemas de la mafia, que ocupa regularmente las primeras páginas de los
periódicos. El viernes presenta Chi l’ha visto, el programa arquetipo de la
tele‑verdad italiana, que busca reencontrar, con la ayuda de los
telespectadores, a las personas que se han perdido de vista. Se trata de
programas que gozan no sólo de disposición horaria extremadamente favorable,
todos en la primeras horas de la noche, sino también
de una duración excepcional: una media de dos horas,
prácticamente lo que dura una película.
También los
datos de Euromonitor confirman la entidad de esta
inversión, Raitre es la única cadena italiana que
dedica nada menos que el 35 por ciento de su horario principal, prime‑time, al llamado info‑show, que es la categoría de
programas que contiene la televerdad, en
contraposición al talk‑show. Este fenómeno no se refleja
sólo en la programación de la noche. Toda la parrilla de programación, sea
diurna, de tarde‑noche, o nocturna, está tapizada de mini o maxi programas que, en tono de humor o en serio, apuntan el
dedo contra las faltas de la Administración, los abusos del poder, los males de
la sociedad.
La
perseverancia con la que Raitre ha sabido recorrer
esta vía editorial desde hace más de cinco años, haciendo gala de una gran
capacidad de renovación, no podía sino provocar reacciones e imitaciones en el
resto de la oferta televisiva italiana. Relegando en el entramado de la paleotelevisón toda aquella información que busca
crear espectáculo por la simple fogosidad de los participantes (la tele contienda),
buena parte de las cadenas italianas, y visto el éxito de Raitre,
se han encaminado hacia esta nueva forma de información‑espectáculo.
Y así,
también Raidue, Canal 5, Rete 4 e Italia 5 se han ido
poco a poco insertando en este movimiento, lanzando programas en cada nueva
temporada televisiva que se inspiran en el mismo principio de arrastre: el
redescubrimiento de la crónica como fuente inexorable de narratividad
espectacular‑nacionalista.
Pero, con el
correr de los años, el principio se ha afirmado y prácticamente dividido en dos
tendencias aún más precisas. Por un lado, la tele‑justicia, una
televisión que tiende a recuperar, a través de nuevas formas expresivas (como
la llamada sátira‑demencial), aquellas funciones de denuncia que el
periodismo tradicional ya ha abandonado prácticamente. Por el otro lado, la
tele‑umbilical, una televisión que intenta concentrarse, en cambio, sobre
los aspectos más privados, más íntimos, más patéticos y más desgarradores de la
gente que sufre: sean drogodependientes, enfermos de sida, o simples
divorciados.
Esta última
tendencia ha terminado por poner de moda una cínica caza de la víctima, del
desgraciado acróbata del sufrimiento, lo que
la prensa nacional no duda en definir como "el mercado del dolor".
4. GENERALIDADES, PERO NO MUCHAS
La
diversificación progresiva de la programación de los seis canales que
pertenecen a las dos radiodifusoras principales italianas (RAI y Fininvest) constituye la tercera característica del sistema
televisivo de este país.
El fenómeno se
viene desarrollando desde hace varios años, pero ha sido la Fininvest
la primera en aplicar este proceso de diversificación de los canales propios,
orientándolos hacia un público específico: la familia
(Canal 5), los jóvenes (Italia 1), el ama de casa (Rete 4). Por su parte, el
servicio público no ha hecho más que seguir esta tendencia, aunque sobre la
base de criterios diferentes. Son estos, criterios ideológico‑envasados,
dado que las tres cadenas de la RAI deben respetar, sobre todo, la diversidad de
las opiniones políticas y de los gustos más o menos culturales.
Ha sido sólo
recientemente, al darse cuenta de que seis, siete, ocho o nueve canales generales
eran tal vez demasiados, cuando el proceso de diversificación ha sufrido una
súbita aceleración, y la necesidad de posicionarse (o reposicionarse) ha pasado
a ser una cuestión de supervivencia para cada uno de los canales nacionales.
Bastará con observar cómo se articula la oferta italiana de uno de los
géneros televisivos más importantes, el de ficción, para advertir que este
género ya ha dejado de ser transversal,
y no es más el género sobre el cual rota cualquiera de las parrillas de
programación. En dos canales de la RAI (Raiuno y Raitre), y también en el comercial Canal 5, la ficción ha
pasado a ocupar ya valores inferiores al 25 por ciento de la programación.
Otras cadenas, que pertenecen al mismo grupo, son las encargadas de satisfacer
las preferencias del público más aficionado a este tipo de programas: por
ejemplo, la Raidue, de la RAI, y la Rete 4, de la Fininvest, se especializan más en la oferta de los
culebrones de transmisión diaria.
Si
comparamos los datos de 1990 con los de 1991, no podemos menos que destacar que
la división de funciones en el interior de las cadenas de un mismo grupo
radiodifusor no ha hecho más que aumentar. Respecto de 1990, en realidad, el
Canal 5 ha disminuido su dedicación a la ficción, para transferirla a la Rete
4, y lo mismo ha hecho Raiuno con Raidue.
La evolución
de otro género clave, como es el de la información, confirma esta tendencia. En
el grupo de la RAI, Raiuno, el canal que goza de la
mayor audiencia, con un 22 por ciento de participación, está orientado tradicionalmente
hacia las noticias y los programas de actualidad, y se encarga de consolidar
este papel tan importante para la propia identidad del servicio público. Los
programas de información en 1991 han pasado a ocupar el 42 por ciento de la
programación total, con un aumento del 10 por ciento respecto de 1990.
Tanto Raidue como Raitre, en armonía
con la estrategia general del grupo, a su vez, disminuyen su propia dedicación
a la información.
El fenómeno
se hace menos evidente en el grupo de Fininvest, dado
el reducido espacio que sus tres cadenas han dedicado siempre a la información.
No obstante, Canal 5 parece querer perfilarse como el canal más informativo
del grupo,, con un 12 por ciento de su programación. Esta es una previsión que
se refuerza con el aumento del interés que demuestra este canal, a su vez
líder en el grupo de la Fininvest, por un género
bastante afín: el del info‑show, que pasa de un 8 por ciento
en 1990, a un 14 por ciento en 1991.
En resumen,
las cadenas italianas de tipo generalista han ido sufriendo, desde hace un
tiempo, un proceso de especialización de su programación, para adjudicarse una
identidad más clara, y dedicarse a un objetivo dominante. En este tipo nuevo
de semi‑generalidad de programación se perfilan
con claridad dos modelos.
En primer
lugar, los canales dominantemente nacionales y populares, Raiuno
y Canal 5, cuyas parrillas de programas diarios se
confrontan con un menú bastante parecido: una televisión
de desayuno, un bloque de mediodía, el cine de gran reclamo familiar y el show de las primeras horas de la noche.
Hay algunas diferencias estratégicas importantes: si Raiuno,
por su parte, busca imponerse a través de los deportes y de la información,
Canal 5 tiende a mantener una fidelidad con su público por medio de los
programas de concursos (de los cuales tiene prácticamente el monopolio) y los
programas para niños.
En segundo
lugar, están los canales que, si bien conservan algunas de las características
de las redes nacionales y populares (en la tarde‑noche y al mediodía),
tienden a acogerse a una audiencia femenina, de amas de casa, a través de una
notable oferta de ficción con series sentimentales. Como ya se ha visto, es el
caso de Raidue y Rete 4, que, con este tipo de
programas, dominan la audiencia de la televisión diurna.
Quedan
Italia 1 y Raitre; pero en el primer caso el modelo televisivo
prácticamente brilla por su ausencia, en tanto que en el segundo, el modelo
televisivo es demasiado fuerte para poder formar parte de una tipología
cualquiera. Italia 1, que nació como canal dedicado preferentemente a los
jóvenes, ha ido perdiendo esta característica progresivamente, y actualmente
atraviesa una seria crisis de identidad. Por su parte, Raitre,
que ha dado la espalda radicalmente a todos los géneros típicos de la televisión
de masas (la serie, el concurso, el espectáculo), se ha jugado todas las
cartas a la renovación del lenguaje televisivo (tele‑verdad,
ironía, etcJ, y se marca como una especie de
prototipo mediológico.
5. LA INCÓGNITA MAMMI
Si éste es,
a grandes rasgos, el cuadro de fondo de la programación televisiva italiana, no
hay que olvidar tampoco que la reciente ley sobre emisiones radiotelevisivas
(conocida como Ley Mammi)
podrá alterar los contornos, aunque tal vez no en breve plazo. En realidad, la
nueva ley ha introducido toda una serie de obligaciones, como limitación en el
número de concesiones, limitación de las interrupciones publicitarias y de los
patrocinios, introducción de cuotas de producción europea, obligación de
emitir telediarios, etc., que no tardarán en tener sus
repercusiones sobre la estrategia de las principales radiodifusoras de
televisión.
Ya a
comienzos de este año se ha comenzado a comprender que la situación estaba cambiando.
Por ejemplo, el 13 de enero, se han transmitido los primeros telediarios de las
cadenas privadas, en Canal 5, Italia 1 y Rete 4, y no se ha tratado, como
muchos pensábamos, de simples noticiarios leídos por un locutor. Siguiendo la
reciente liberalización de la transmisión en directo, el grupo Fininvest ha decidido invertir 200.000 millones de liras
en la producción de verdaderos telediarios. La intención es evidente: legitimar ulteriormente la televisión comercial italiana y
establecer una relación de confianza más sólida y duradera con su propio
público. Como ha explicado claramente un autorizado portavoz del grupo Fininvest, "Hace 10 años (...) nos habían salvado los
Pitufos; éramos indispensables para los niños. Ahora
debemos llegar a ser una voz indispensable para la opinión pública: debemos convertirnos en una institución. " (F. Confalonieri, Corriere
della sera, 15‑1‑92).
Y los
resultados no parece que tarden mucho en llegar.
Recuperando recetas e ingredientes de la prensa popular, el TG5, del Canal 5,
con el 28 por ciento de la participación de la audiencia, está haciendo vacilar
la histórica supremacía de los noticiarios de las cadenas de televisión
pública.
Pero,
prescindiendo del mayor o menor éxito de los telediarios de la televisión
privada, considerados como programas individuales, toda la impostación de la
parrilla de programas de Fininvest podría verse
modificada en función de esta nueva dedicación. El poder finalmente establecer
un contacto directo, y no mediado con el público y con cualquier tipo de
desarrollo, permitirá que los canales privados puedan establecer la sinergia
con otros sectores de la programación. Así podrán poner en antena programas
menos atemporales que los que se transmiten actualmente (sea concurso, dibujos
o serie). En realidad, el desequilibrio tecnológico ha
llegado a su fin, y la estrategia del servicio público italiano no podrá menos
que enfrentarse con esta nueva situación.