El horizonte artístico de
las tecnologías de la comunicación " El peso y contagio de un arte
representativo"
Antoni
Mercader
Las incipientes
expectativas de los años 70 han cimentado en Cataluña la eclosión de una nueva
creatividad y conocimiento artístico, a través del uso de las tecnologías de la
comunicación. Un amplio repertorio de artistas y de obras testimonia estas
transformaciones.
Cataluña es tierra de paso. Su geografía permite a la perfección los
desplazamientos a través de sus montañas, es y llanuras, de lado de los
Pirineos, entre mar y montañas, de Levante a Poniente, de las regiones
septentrionales a las meridionales. Culturalmente es una entidad diferenciada,
con un alto grado de permeabilidad que la caracteriza y define. Artísticamente,
destaca por una persistente vocación de universalidad basada en ingeniosos
dispositivos de intercambio. El arte moderno catalán puede acotarse, por
ejemplo, a través de las aportaciones de los artistas que primero viajaron a
Roma, después a París y luego a Nueva York y han hecho posible su presencia
entre los círculos de influencia creativa.
Cataluña, sin Estado
propio ni mecenas, ha recurrido a la vehemencia de los ciudadanos pudientes de
cada momento, que han invertido sus mejores hijos y dineros para darse un arte
propio y representativo. El import‑export
del arte en Cataluña, el trasvase de ideologías y tecnologías artísticas y la
asimilación de modas, estilos y comportamientos han articulado y hecho posible
su existencia a lo largo de los siglos, a pesar de todos los avatares
sociopolíticos que ha vivido. De la posguerra mundial a nuestros días las
grandes novedades y avances de las Tecnologías de la Comunicación (TC) y el
desarrollo de los mass media han
dislocado, también, el arte catalán.
Las transformaciones que
se han producido a lo largo de los últimos decenios conducen no solamente a
significativos cambios, sino que representan una gran expansión del
conocimiento artístico en todas las disciplinas y dominios, así como la
creación de otros inexistentes en la línea iniciada hace ciento cincuenta años
con el advenimiento de la fotografía. La liberación del tiempo de trabajo
productivo, la aparición de nuevos tipos de información, ocio y placer han dado
como resultado entidades y sociedades culturales capaces de articular un arte
nuevo. Cataluña, fiel a sus aspiraciones, es una de ellas.
Los fenómenos que
enmarcan esta realidad general dentro del concierto de las naciones
desarrolladas ha producido una revalorización de las relaciones ciencia/tecnología/arte
hasta el punto de recuperar el espíritu de muchos de los postulados
renacentistas, la revisión del concepto de tecnología artística y la
aplicación de otros modos de producción. A su vez, en la comunidad artística
internacional, estos agentes han coincidido con una crisis general del sistema
de valores del arte de las vanguardias, una renovación total del gusto y la
puesta en cuestión de los dispositivos emotivos y conceptuales por los que
hasta ahora se había regido. Las imágenes modernas de un arte audaz y personal
que se reproducía por la técnica de saltos hacia adelante, han dado paso a las
imágenes posmodemas, las de la irrigación informativa, inflación y conflicto
icónicos, aquéllas que comportan complejidad, hibridismo y fragmentación. Las
que, por oposición a todo lo moderno, quieren la ruptura del concepto de
progreso y la deconstrucción de la tradición que supuso la evolución de éste.
Cataluña ha vivido
idénticas vicisitudes en el terreno ¡cónico; la insatisfacción y desorientación
han hecho, también, mella en el mundo del arte actual y una nueva opción
visual/audiovisual/ multimedial hace su aparición en escena. Por el pasillo o corredor catalán circula,
pues, un estatus dificilmente contrastable desde la concepción mecánica y
termodinámica moderna, que poco tiene que ver con las imágenes manuales e incluso
masivas (de inicio de los grandes sistemas de mediación). Alcanzar el grado de
diversificación y representatividad acorde con los tiempos actuales más allá
del peso específico de la tradición plástica catalana, después de la aparición
de la fotografía, más allá de las imágenes cinemáticas después de las imágenes
inteligentes ... es una tarea difícil que ofrece un panorama débil e irregular,
pero que se puede plasmar en una clara gama de tipologías representadas en una
nómina de obras y artistas catalanes en activo.
Desde la continuidad a la
ruptura encontramos un amplio abanico de posibilidades; entre ellas vamos a
destacar las obras que podemos considerar representativas y sintomáticas.
Hemos recurrido al artilugio de crear unos modelos aproximativos con la
finalidad de articular las líneas maestras del actual panorama de relación
entre las prácticas artísticas y las Tecnologías de la Comunicación (TC).
Mediante el recurso de citar y relacionar obras y trayectorias concretas,
sacadas de una especie de listado paradigmático extraído de la iconografía
particular de quien firma este trabajo, procuramos aportar pistas suficientes,
aún a riesgo de cometer imperdonables olvidos. En un sólo vocablo intentamos
condensar lo más representativo de cada una de las tipologías tratadas, no idealizadas, procedentes del inventario
de actividades artísticas del Principado durante los últimos tres años.
ADDENDA
Se refiere al uso de las
TC como soporte (trampolín) para la expansión de las disciplinas del arte
plástico. En la mayoría de los casos se trata de la ampliación más allá del
cuadro, más allá del marco. Toda una actitud de trasgresión de los cánones
restablecidos o recuperados a primeros de los ochenta por la conocida
Transvanguardia alpina y todos los movimientos de involución pictórica
acaecidos después del vendaval del arte conceptual de los setenta.
Quien mejor puede
representar actualmente esta opción es la trayectoria y obra del artista Carles
Pujol (Barcelona, 1947), conocido pintor pasado
a videógrafo (la cursiva corresponde al extraño énfasis que en algunos
ambientes se suele dar a la conversión
que para un artista plástico supone evolucionar hacia el uso creativo de la
tecnología electrónica). Su pieza más significativa es la exposición‑instalación
Sense espai (Sin espacio), realizada
en el Palau de la Virreina (Barcelona, enero‑marzo de 1991), producida
por el Servei d'Exposicions del Ayuntamiento de la ciudad siguiendo una
trayectoria de potenciación puntual de la investigación en este terreno. Su
aportación corresponde perfectamente a los parámetros que definen toda una
generación surgida del entorno de las prácticas conceptualistas que han ido
desarrollando las inmensas posibilidades que tiempo y espacio tienen como
laboratorio de experimentación plástica con el apoyo tecnológico de los nuevos
medios. Pujol, con la ayuda de las grabaciones en vídeo, circuitos de
televisión, monitores y multipantallas transformó y diseccionó los elementos
arquitectónicos de la planta baja del palacio del siglo XVIII, y trazó un
complejo juego de observación y reflexión de espacios reales y virtuales.
Arte y tecnología siguen
juntos la andadura. Una adición, la tecnológica, amplia de nuevo el campo y las
posibilidades de la expresión plástica.
EXCELENCIA
Todo un complejo de obras
y cultivadores comprometidos en la optimización y mejora de los lenguajes y las
formas audiovisuales que pueden agruparse bajo una tipología. Se refiere a la
superación de las cotas establecidas por el buen hacer artístico, un poco más
allá de la revalidada profesionalidad. El papel de las NTC es capital en su
desarrollo, y si bien desempeñan un papel determinante y de abierta evolución,
no alcanzan nunca la transgresión. Aún considerando la invalidez y absurdidad
de las fronteras, este modelo de perfeccionamiento técnico y lingüístico‑formal
está radicado principalmente en las aplicaciones de los medios audiovisuales,
bien sean videográficos, televisivos, cinematográficos o todos ellos a la vez,
y no tanto en las esferas del arte convencional entendido como tal. Se trata de
experiencias ligadas a dispositivos de producción suficientemente operativos,
a través de los cuales se presentan trabajos rigurosos que comportan grandes
dosis de creatividad.
Existen múltiples
ejemplos que tipifican este modelo; podemos citar algunos, representativos de
las diferentes líneas. Gaudí film‑vídeo
dirigido por Manuel Huerga (Barcelona, 1957), con fotografía de Toms Pladevall
y producido en 1989 por Virginia Films, goza de todas las consideraciones
indicadas y constituye una baza importante en la débil cinematografía de
Cataluña. Con él, se abren caminos por donde vehicular el adelanto tecnológico
audiovisual y se dan fórmulas operativas de conjunción de las técnicas
ópticas, magnéticas y electrónicas. Como dice su director de fotografía: "Gaudí es una película, un filme,
puesto que se rodó; pero también es
un vídeo, ya que sólo puede verse en una pantalla electrónica, un monitor o un
televisor". La trayectoria videográfíca de Julián Álvarez (Vaguellina de
órbigo/León, 1950), después de más de diez años de experimentación, está dando
frutos interesantes y su trabajo es una buena muestra de las posibilidades
narrativas de la imágen electrónica. Sus pioneras propuestas de ensanchar las
posibilidades expresivas de la cámara de vídeo a mano (Ring, 1988; Jodidas
Navidades, 1990) merecen un lugar de consideración en el sector de la
creación audiovisual.
Técnica, tecnología y
expresión se articulan operativamente en el marco del Trame, para dar muestra de la excelencia del quehacer creativo de
una cultura con vasta tradición artística.
MULTI
Se trata de autores y
obras realizadas/expuestas en el panorama artístico actual con cierta
asiduidad, la caracterización de la cual se basa principalmente en el principio
de la instalación multimedia o la
creación de una relación de espacio y tiempo radicalmente distinta de la pintura,
escultura, arquitectura y audiovisual habituales. Se trata de modificar las
condiciones de lectura en el receptor de la pieza artística, de manera que
corresponda a otros mecanismos de percepción distintos a los mencionados y, a
la vez, a todos ellos (nos estamos refiriendo al multimedia). Su intención obliga al usuario a seguir e interpretar
la obra propuesta bajo otros parámetros distintos a los estandarizados como los
del arte del XVIII para acá. La instalación multimedia es de multiplicidad
compleja, y el uso plural de objetos, textos, nuevos y viejos medios de
expresión plástica la caracteriza como práctica habitual de los movimientos
artísticos de los sesenta‑setenta que el arte actual ha heredado.
Cataluña dispone de muy buenos artistas en este dominio y sus obras son a
menudo presentadas al público no solamente en Barcelona sino en ciudades como
Sabadell, Hospitalet, Girona o Lleida.
Podríamos citar muchos
ejemplos y de muy variada índole, pero nos limitaremos a mencionar tres obras
paradigmáticas, de tres autores sobradamente conocidos. TV Ring, del conjunto Honeymoon
Project 1986‑1992 (Proyecto Luna de Miel), de Miralda (Terrassa,
1942), realizada dentro de la Engagement
Ceremony en el New York City's Jacob K. Javits Convention Center de la
ciudad de los rascacielos el 11 de octubre de 1986, presentaba el anillo de
compromiso de los esponsorios de la Estatua de la Libertad y el Monumento a
Colón de Barcelona, cuyo diamante/televisor emitía un vídeo sobre éstos. Exposure Time (Tiempo de exposición), de
Eugénia Balcells (Barcelona, 1943) vídeo‑instalación presentada en la
Sala d'Exposicions de la Fundació Caixa de Pensions (Barcelona, enero‑febrero
de 1989), concebida como un diorama, ofrecía una escena dentro de una gran
cápsula plateada donde se exhibían restos marinos de las demoliciones
olímpicas, junto a vídeos de dichos trabajos y juegos cíclicos de luz
ambiental. Amnesia/ Memóna, de
Francesc Torres (Barcelona, 1948), instalación presentada en el Centre d'Art
Santa Mónica de la Generalitat de Catalunya (Barcelona, octubre‑diciembre
de 1991), en un recinto cerrado con grandes ampliaciones fotográficas y los
textos del título corporizados a gran escala, conducía al espectador por la
aventura social y humana de los anarquistas del maquis catalán durante nuestra
posguerra, a modo de conciencia histórica visual.
Desde diferentes ópticas
y puntos de vista, desde objetivos y contenidos distintos, el arte de la
instalación multimedia insta al receptor a concebir su propia propuesta
artística en el contexto adecuado para una renovación de las relaciones de
comunicación artística.
MEDIA
La visión crítica de los
propios medios y tecnologías de la comunicación constituyen de por sí una
tipología, la MEDIA. Toda una manera de escaparse de la pura aplicación
tecnológica para propiciar un estadio/estado de reflexión en el
espectador/receptor. La transgresión de los códigos que se hace desde la
experimentación con los medios es aprovechada para provocar una puesta en
cuestión de la tecnología práctica que lo hace posible; estamos ante un caso de
tautología (conceptual). El carácter complejo de la articulación artística muy
en la línea de la iconografía tecnificada actual, el aspecto puramente
reflexivo del pensamiento artístico y la amplitud del registro tecnológico
definen este modelo. El carácter pluridisciplinar, la vocación de
transversalidad y el ascendente híbrido en la concepción, en la producción, en
las relaciones de colaboración y de difusión conforman un tipo de marcada
singularidad en el actual panorama de las formas y de la comunicación
artísticas.
Un buen ejemplo de todo
ello es la actitud, obra y condición de Muntadas (Barcelona, 1942) . La pieza The Board Room (La Sala de juntas)
presentada en el Palau de la Virreina (Barcelona, septiembre‑noviembre de
1988), hacía referencia a una realidad que por un lado goza de una existencia
cotidiana y tangible de la relación Religión/Media muy determinada y, por otro, nos lleva a una lectura abierta
mediante la selección de la estructura arquitectónico‑metafórica de una
sala preparada para una hipotética reunión de líderes religiosos que inducía a
una reflexión sobre el poder, la manipulación.
Media es un claro
exponente del uso creativo de las TC para incidir en el papel socioeconómico y
artístico de éstas. Una forma de compromiso artístico relativo a la ecología
de la realidad mass‑mediática a
partir de las conquistas del multimedia.
ALTER
Podría ser la tipología
que reúna otras opciones que pretenden alcanzar los trabajos de investigación
y búsqueda de una nueva creatividad, bien sea bajo nuevos parámetros, bien sea
con nuevos medios, experimentando nuevos soportes. Por las distintas
procedencias, vivencias artísticas y enfoques de la producción de cada uno de
ellos citaría, entre otros, a Teresa Picazo (Barcelona, 1951) la más internacional
de nuestros artistas del ordenador y que mantiene una cuidada línea de
investigación sobre soportes distintos; Lluís NicoLau (Barcelona, 1960), vídeo‑artista
implicado en la búsqueda de nuevos campos de actuación, pionero en el desarrollo
de propuestas audiovisuales interactivas.
El amplio repertorio de
obras y trayectorias son testigos de las grandes posibilidades del uso de las
TC en la creación artística una vez salvado el importante escollo que en todos
los casos, sin excepción, supone mantener una producción regular y un rigor en
las investigaciones.
TEORIA Y CRÍTICA
En otro orden, deberíamos
situar las aplicaciones teóricas y críticas que se desarrollan paralelamente
a las presencias artísticas. En este dominio quisiera citar a Eugeni Bonet y
Joaquim Dols Rusiñol (en la historiografía y en la docencia) y a Juli Guillamón
(en la prensa), como tres destacadas personalidades del sector artigráfico
interesado en lo aquí tratado. Asimismo, sería necesario mencionar las
interesantes actividades de artistas y productores en las aplicaciones industriales,
comerciales e institucionales del arte de las TC. Todo un plantel de animáticos y/o pixelistas, que vehiculan
sus actividades artísticas en el diseño gráfico por ordenador. La mayoría de
ellos, estrechamente vinculados a la evolución artística que aquí queremos
reflejar, como Remo Balcells (Turín, Italia, 1953), y otros tantos que de
manera firme y segura lideran una interesantísima producción en la cresta de la
ola.
Como hemos visto, la mayor
parte de las actuaciones están centradas en las tecnologías electrónicas de
los medios de comunicación, pero también otras tecnologías como el viaje
(Miralda, boda Honeymoon en Las Vegas, 1992), el automóvil (Muntadas, The Limousine Project en Nueva York, 1990‑91),
así como las telas emulsionadas de Joan Rabascall, los fotomontajes de Quim
Daví, las fotocopias y fax de Rom Arranz y Oscar Font o las pinturas por
ordenador de Josep Giménez, que si bien no pertenecen al círculo de las nuevas
tecnologías descritas, se relacionan a la perfección y son igualmente
representativas del nuevo quehacer artístico/tecnológico actual.
Dentro de la gama de
puntales que conforman el sector aquí presentado habría que citar todas las
opciones formativas que nutren el sustento singular y la personalidad del arte
de las TC. Me refiero al Aula de Infografía de la Universidad de Barcelona, al
PCI de la Escuela Massana, a los cursos organizados por la Escuela Elisava y al
Aula Informática del Centre de Tecnología Aplicada del Valles, la Mediateca y
las actividades del CIEJ., las escuelas de las televisiones de Cataluña, la
industria videográfica, así como las frecuentes actividades culturales y
exposiciones que programan el Palau de la Virreina, el Instituto de Estudios
Norteamericanos o la Fundació la Caixa. Actualmente, y hasta febrero de 1992,
la muestra Idees i actituds: entorn de
l'art conceptual a Catalunya, 1964‑1980, organizada por Pilar
Parcerisas en el Centre d'Art Santa Mónica, presenta la génesis y origen del
fenómeno hace ya algún tiempo.
Si en los años 70 eran
unas incipientes expectativas (véase el catálogo exposición que acabamos de
citar), la evolución individual y colectiva junto al desarrollo de la
comunicación han hecho posible una nueva forma de conocimiento artístico por
imágenes ligadas al proceso de perversión del tratamiento plástico, a las
ampliaciones y expansiones visuales y audiovisuales de las tecnologías mass mediáticas. Esperamos, una vez más,
que los poderes culturales se den cuenta con celeridad de su existencia y
corrijan el desfase entre posibilidades de producción y opciones creativas y de
investigación de los artistas y científicos del país. No vaya a ocurrir como siempre que deciden aplicar la conocida
medida de paliar olvidos, en virtud de la cual sólo la ciudad de Barcelona
cuenta con treinta y cuatro museos y fundaciones. Por favor, que no nos monten un museo. Simplemente, que favorezcan
el magmático fluido de las imágenes avanzadas para que lo infecte todo, sin
ponderación y sin miedo al contagio. Como emotiva y continuada aportación de
esta tierra de paso a un artístico cambio de milenio.