Los medios de comunicación social en Escocia La
identidad cultural de un pequeño país
Richard Kilborn / Peter Meech
La Europa común es también la de
las regiones y nacionalidades. Un panorama de la comunicación social en Escocia
muestra las dificultades para la preservación y consolidación de la identidad
cultural en estos pequeños países.
1. INTRODUCCIÓN
Escocia es uno de los países más pequeños y más
antiguos de Europa. Por sus dimensiones físicas puede ser comparado con Austria
y Portugal, mientras que su población, de 5,1 millones de habitantes, sobrepasa
en número a la de Noruega y la República de Irlanda. El 46 por ciento de su
población se concentra en la región de Strathclyde (en la que se encuentra
Glasgow), mientras que un 30 por ciento vive en las cuatro principales ciudades
(Glasgow, Edimburgo, Aberdeen y Dundee) (1). El país es gran parte montañoso y
de población dispersa, especialmente en el norte y en algunas de las islas de
la costa occidental.
Escocia fue un reino independiente hasta 1603. En
aquel año, el rey de Escocia, Jacobo VI, sucedió a Isabel en el trono de
Inglaterra, con lo cual quedaron unidas ambas coronas y la Corte se trasladó a
Londres. Un siglo más tarde, después del Tratado de Unión (1707) , el Parlamento
escocés fue disuelto y los legisladores que representaban a Escocia fueron
obligados a desplazarse también al sur. A pesar de estas fusiones, el sistema
legal escocés ha logrado mantener una tradición independiente de la de
Inglaterra, al igual que la Iglesia de Escocia. La conservación hasta hoy en
día de las lenguas escocesas (el gaélico y el scots) (2), así como del sistema
educativo escocés y de las tradiciones deportivas del país, son asimismo
testimonio de un anterior periodo de independencia. En la actualidad Escocia
forma parte del Reino Unido, junto con Inglaterra, Gales e Irlanda del Norte, y
depende de la Corona Británica, del Parlamento de Westminster y de la
Administración de Whitehall. Si bien carece de la mayoría de las instituciones de
un Estado soberano, su población tiene lo que un destacado historiador ha
caracterizado como “una especie de conciencia étnica dual, con una parte de
lealtad a la realidad y oportunidad de la moderna Gran Bretaña y otra parte de
lealtad a la memoria y tradición de
Escocia” (Smout, 1986: 237).
Por desgracia, en los últimos tiempos Escocia ha
visto reducida su antigua seguridad económica, basada en las industrias pesadas
de la minería del carbón, la construcción naval y la siderurgia, en favor de la
electrónica, el turismo, la banca y los servicios financieros. Las
corporaciones multinacionales, especialmente las de capital norteamericano,
tienen en la actualidad una importante participación en la economía, en
especial en la industria petrolera. En el terreno político, el Partido
Conservador -partido gobernante en el conjunto del Reino Unido- ha sufrido un
serio declive en Escocia durante los últimos años y posee actualmente sólo 10
de los 72 escaños parlamentarios escoceses. Apoya decididamente la continuidad
de la Unión, mientras que el Partido Laborista (el partido dominante en
Escocia) y los demócratas liberales favorecen un cierto grado de devolución de
competencias. El Partido Nacional escocés, por el contrario, lleva a cabo una
enérgica campaña en favor de una Escocia independiente en el seno de la
Comunidad Europea.
Los medios de comunicación escoceses muestran las
características que son de esperar en un pequeño país absorbido por un Estado
de mayores dimensiones. Se conservan determinadas actitudes y criterios
diferenciados y existen diversos grados de autonomía. Pero en términos
generales el marco financiero y político en que se mueven está determinado, en
su mayor parte, desde fuera de los límites geográficos del país. Nuestro
estudio comienza con la prensa (desgraciadamente, el espacio disponible sólo
nos permite abordar aquí el tema de los periódicos y no de los numerosos comics
y revistas que se publican en Escocia). Proseguimos después con una
consideración de la radiodifusión -primero la radio, después la televisión-,
antes de concluir con algunas reflexiones sobre la producción cinematográfica
escocesa.
2. PERIÓDICOS
Los escoceses son, por tradición, voraces
lectores de periódicos. Desde el punto de vista del consumo el Reino Unido en
su conjunto figura en segundo lugar en Europa, después de Suecia, y en el
interior del Reino Unido Escocia presume detener las más elevadas cifras de
tirada per cápita. Los periódicos siguen contribuyendo a la elaboración del
orden del día político y social y juegan un importante papel en el debate de
los asuntos de mayor importancia. Toda la gama de periódicos nacionales
británicos que pueden obtenerse en Londres pueden comprarse esa misma mañana en
toda Escocia, junto con todos los periódicos escoceses. Algunas de estas
cabeceras editadas en Londres hacen un esfuerzo por incluir noticias escocesas,
predominantemente deportivas, o incluso un suplemento completo en sus ediciones
escocesas. El diario de mayor venta de Gran Bretaña, el Sun, saca a la luz una versión escocesa en sus oficinas de Glasgow,
como antaño solía hacer el Daily Express.
Pero, en general, los escoceses siguen prefiriendo leer periódicos
“redactados, impresos y editados en Escocia” (como dice el Daily Record).
La prensa diaria escocesa está dispersa en las
cuatro mayores ciudades. En este sentido, contrasta con el carácter muy
centralizado de la prensa inglesa, que ha estado dominado por Londres durante
la mayor parte de este siglo (3). Glasgow, Edimburgo, Dundee y Aberdeen son
centros de producción de periódicos matutinos y también, junto con Paisley y
Greenock, de periódicos vespertinos, mientras que los periódicos dominicales se
publican tanto en Glasgow como en Edimburgo. En diverso grado, los periódicos
matutinos y dominicales tratan de presentar una combinación de informaciones y
análisis de noticias locales, escocesas, británicas e internacionales, con un
fuerte énfasis en las crónicas de carácter local. El idioma utilizado es casi
exclusivamente el inglés normal -las palabras o frases en escocés se
circunscriben por lo general a las tiras cómicas-, mientras que sigue siendo
poco frecuente encontrar un artículo en gaélico.
Entre los diarios, el Glasgow Herald y el Scotsman tienen
la consideración de periódicos nacionales de calidad. Son desde hace mucho
tiempo medios rivales, fundados en 1783 y 1817 respectivamente, y siguen
atrayendo a los lectores de clase media que buscan una cobertura informada e
inteligente de los diversos sucesos y temas. El Glasgow Herald vende más de 120.000 ejemplares (4) frente a la
cifra de 86.000 ejemplares de distribución del Scotsman, que tiene su sede en Edimburgo. Aunque cada uno de ellos
tiene un sello inconfundiblemente regional y vende la mayoría de sus ejemplares
en su respectiva área de origen, ambos reclaman para sí mismos la condición de
“ `periódico de Escocia” (como alardea el Herald en su cabecera). Por el
contrario, el Dundee Courier (tirada
de 119.000 ejemplares) y el Press and
Journal de Aberdeen (105.000 ejemplares) dan prioridad a la cobertura de noticias
locales. Pero la suma de las ventas de estos cuatro periódicos, de hecho,
apenas supera la tirada del periódico diario de mayor venta de Escocia, el Daily Record. Este tabloide con sede en
Glasgow domina el mercado popular, muy por delante de sus rivales nacionales
británicos. Se concentra en el deporte escocés y en las crónicas de interés
humano, apoya al Partido Laborista, tiene una cifra de tirada de 777.000
ejemplares, es comprado por uno de cada siete escoceses y leído aproximadamente
por la mitad de la población adulta.
La gran tradición británica de los periódicos
dominicales es todavía más pronunciada en Escocia que en ningún otro lugar.
Mientras que un 69 por ciento de la población de Inglaterra y Gales lee un
periódico dominical, la cifra en Escocia asciende al 85 por ciento. Los de
mayor venta son los dos periódicos populares: el Sunday Post y el Sunday Mail (este
último vinculado al Record). Pese a
una lenta disminución en los últimos años, estos dos periódicos tienen tiradas
de 1, 2 millones y de 880.000 ejemplares respectivamente, lo que indica que la
mayoría de los escoceses leen uno u otro todos los domingos. Donde la prensa
escocesa ha obtenido resultados menos satisfactorios ha sido en la parcela de
calidad del mercado dominical, que sigue estando dominada por títulos ingleses
como el Sunday Times. A comienzos de
los años 80 se llevó a cabo un intento de cubrir este hueco con el
desafortunado Sunday Standard. Pero
hicieron falta otros cinco años -y una revolución
tecnológica y de relaciones industriales en la producción de periódicos-
hasta el lanzamiento en 1988 del Scotland
on Sunday. Desde entonces, este
periódico, propiedad de la empresa Scotsman Publications (tiradade67.000
ejemplares) se ha consolidado como una valiosa incorporación a la prolongada y
distinguida tradición de la prensa de calidad escocesa.
La propiedad de estos títulos nacionales -y de
muchos de los aproximadamente 50 semanarios locales- se circunscribe a un
pequeño número de empresas, en su mayoría registradas fuera de Escocia. Así,
por ejemplo, el grupo de periódicos Scotsman, que es también propietario de los
periódicos de mañana y tarde de Aberdeen, es una sucursal de la International
Thomson Organisation, con sede en Canadá. El Glasgow Herald es propiedad de Outram, que forma parte del
consorcio comercial internacional Lonrho plc. Tanto el Daily Record como el Sunday
Mail son rentables cabeceras integradas en la cadena de periódicos del
grupo Mirror (propietario también de los periódicos ingleses Daily y Sunday Mirrory del People). Esta empresa privada está
controlada por Robert Maxwell, que tiene registrada su principal empresa de
valores, la Pergamon Holding Foundation, en Liechtenstein.
En términos políticos, los periódicos de Maxwell,
tanto los editados en Escocia como los editados en otros lugares del Reino
Unido, mantienen una posición de centroizquierda y apoyan al Partido Laborista.
La mayoría de los restantes periódicos de Escocia son menos abiertamente
partidistas, aunque son en su mayoría críticos con el gobierno conservador, en
consonancia con la opinión pública escocesa en general. En ellos, no obstante,
especialmente en la prensa de calidad, también
se exponen puntos de vista políticos divergentes. Irónicamente, D. C. Thomson,
la única empresa periodística importante con sede en Escocia -y editora del Dundee Courier y del Sunday Post-, defiende una línea
abiertamente conservadora. Pero, al igual que en el resto del Reino Unido,
ningún partido político tiene participación financiera directa ni ejerce control
editorial sobre ninguno de estos medios periodísticos.
3. RADIO Y TELEVISIÓN
Últimamente se han producido diversos cambios en la
prensa escocesa: muy especialmente el lanzamiento del Scotland on Sunday, el lanzamiento de nuevas publicaciones gratuitas
-propiedad de Maxwell- en dos ciudades importantes, y el decidido intento por
parte de News International (propietario: Rupert Murdoch) de impulsar la venta
de sus cuatro periódicos mediante su impresión en Glasgow. No obstante, el
panorama general presenta una industria relativamente estable, financieramente
viable y segura de sí misma.
La radio y la televisión, por el contrario,
presentan una imagen muy diferente. Después de seis décadas de desarrollo
mediante crecimiento gradual, actualmente pasan por un proceso de grandes
mutaciones. La posición de duopolio de la que han disfrutado durante mucho
tiempo la British Broadcasting Corporation (BBC) y sus rivales comerciales,
Independent Television (ITV) e Independent Local Radio (ILR), ha sido ya cuestionada
con éxito por las compañías que transmiten por cable y vía satélite. Pronto la
BBC y las emisoras comerciales tendrán que hacer frente a nuevas amenazas
resultantes de la Broadcasting Act de 1990. Las consecuencias exactas de todo
ello en Escocia todavía están por verse, pero, como parte que es de un sistema
integrado de radio y televisión en el Reino Unido, no puede mantenerse al
margen.
3.1.
La radio
Durante casi 50 años, la BBC ha ostentado un
monopolio de las emisiones radiofónicas en el Reino Unido. No obstante, la
Sound Broadcasting Act de 1972 condujo a la implantación de nuevos servicios
comerciales que se sumaron a los de la BBC y entraron en competencia con ellos.
En el período de 1973 a 1982 se crearon seis nuevas emisoras de la Independent
Local Radio en Escocia, la mayoría de ellas en las principales concentraciones
urbanas. Dos nuevas emisoras, en Galashiels y en Dumfries, iniciaron sus
transmisiones en 1990. En los años 90 está prevista una nueva expansión del
sector comercial, con la implantación escalonada de tres nuevas cadenas
nacionales británicas (5). Aunque los independientes han logrado atraer unos
elevados índices de audiencia, la BBC sigue siendo un destacado proveedor de
servicios múltiples. La mayoría de los oyentes escoceses pueden recibir las
transmisiones de sus redes de emisoras británicas, las Radios 1, 2, 3 y 4,
todas ellas en frecuencia modulada (FM). Y en agosto de 1990 la BBC hizo el
lanzamiento de Radio 5, con especial énfasis en los deportes y en los programas
juveniles, el primer nuevo servicio de difusión nacional creado desde hace más
de 20 años.
Escocia, junto con Gales e Irlanda del Norte, es
considerada por la BBC como una región
nacional y por consiguiente recibe un trato más favorable que el otorgado a
zonas como Yorkshire o East Anglia. Además de sus programas de difusión
nacional, la BBC tiene dos servicios específicamente concebidos para atender a
una audiencia escocesa: Radio Scotland y Radio nan Gaidheal. Radio Scotland
-que en la actualidad llega a 1.600.000 oyentes semanales en Escocia- se creó
en 1978 con una doble finalidad: reflejar la diversidad de Escocia como nación
e informar sobre los acontecimientos ocurridos en el ámbito británico e
internacional desde una perspectiva claramente escocesa. Para ello, Radio
Scotland ha desarrollado un poderoso servicio de noticias y cuestiones de
actualidad (Netas and Current Affairs Service).
Pero la emisora también se compromete a reflejar el aspecto más tradicional de
la vida escocesa, como puede serla pesca del salmón o la música de gaita.
Así pues, una de las dificultades de Radio Scotland
ha sido su obligación de proporcionar un servicio radiofónico a una nación que
es al mismo tiempo culturalmente diversa y geográficamente difusa (Hutchison,
1985). Con sus principales centros emisores en Glasgow y Edimburgo, está
inevitablemente expuesta a la acusación de centralismo. Para hacer frente a
estas críticas, Radio Scotland ha instalado una serie de emisoras llamadas
periféricas, en su mayoría en las zonas más alejadas. Estas emisoras dejan de
emitir la programación principal de Radio Scotland aproximadamente durante hora
y media todos los días, ofreciendo en su lugar su propio servicio informativo y
un mínimo de un programa cultural de carácter local.
Desde 1984 la BBC ha puesto en marcha también un
segundo servicio radiofónico, Radio nan Gaidheal, concebido para promover y
preservar el idioma gaélico, que en la actualidad es hablado solamente por un
1, 6 por ciento de la población de Escocia. Se transmite un total de 28 horas
por semana para oyentes de las Highlands y de las islas occidentales,
principales zonas tradicionales de implantación del gaélico. Se emiten además
seis horas semanales de programación en gaélico para el resto de Escocia,
dedicadas a los hablantes exiliados
de esta lengua -ahora la mayoría- residentes en otras zonas.
Al igual que sus colegas al sur de los límites de
Escocia, las seis emisoras de radio independientes escocesas dependen, para su
funcionamiento económico, de los ingresos publicitarios y de diversos tipos de
patrocinio. La necesidad de proporcionar grandes audiencias a los anunciantes
ha llevado en muchos casos a una fuerte dependencia de los programas
discográficos, que emiten especialmente música pop, y a una relativa ausencia
de programas hablados y dedicados a cuestiones de interés local. Esto
contradice en cierto modo su designación original como emisoras radiofónicas
independientes de ámbito local.
Pese al éxito de algunas de las principales emisoras
independientes escocesas -Radio Clyde, con sede en Glasgow, alcanza una
audiencia semanal de un millón de oyentes en la región occidental/central de
Escocia-, en los próximos años aumentará probablemente el número y la
importancia de las emisoras de interés
especial o comunitarias. Estas emisoras de pequeña escala podrán dirigirse
a las comunidades escocesas que en la actualidad son atendidas sólo en parte
por los programas periféricos especiales de Radio Scotland o por las
derivaciones locales de la programación de las emisoras de la MR. Las minorías
étnicas que viven en las grandes ciudades son sólo uno de sus potenciales
beneficiarios. En 1990 comenzaron a transmitir las dos primeras emisoras
comunitarias escocesas, Centre Sound en Stirling y EastEnd Radio en Glasgow. En
los próximos meses está previsto el inicio de las transmisiones de otras cinco
emisoras, cuya producción, al menos en parte, depende del apoyo de voluntarios
de las distintas comunidades. Sólo el tiempo podrá decir si estas emisoras -a
las que el Gobierno exige que sean administradas con criterios estrictamente
comercialesseguirán siendo viables en un entorno en el que los medios de
comunicación son cada vez más competitivos.
3.2.
Televisión
En 1957 -dos años después de Londres y de los Home Counties- el servicio de
televisión de la BBC en Escocia tuvo que hacer frente a su primer rival, la
Scottish Television, que formaba parte de la red británica de la Independent
Television (ITV), financiada con publicidad.Hoy en día casi todos los
televidentes escoceses pueden recibir las dos cadenas nacionales de la BBC en
el Reino Unido (BBC 1 y BBC 2), junto con la cadena comercial ITV y el Canal4
(Channel 4). Por otra parte, se ha producido en los últimos años un brusco
incremento en el número de familias que poseen aparatos de vídeo y que se han
suscrito a los servicios de televisión por cable o reciben transmisiones
directas vía satélite.
La BBC Scotland Television tiene un campo de acción
más limitado que el de su equivalente radiofónico; no existe, por ejemplo,
ningún servicio escocés de televisión similar al de Radio Scotland. A pesar de
la sobreimpresión de la señal de identificación de la emisora sobre la
pantalla, los televidentes escoceses reciben en su mayor parte la misma
programación de difusión nacional que puede verse en los hogares de todo el
Reino Unido. Sólo una minúscula proporción de dicha programación es realizada
por la BB C Scotland: el 2 por ciento en 1989-90 (6). Por otra parte, es
responsable de una programación adicional de 11‑12 horas por semana, que
ofrece un servicio escocés de noticias, temas de actualidad, deportes,
educación, música, religión y gaélico.
Cada una de las tres compañías de la ITV en Escocia
-Grampian, Scottish y Border- atiende a una región geográfica diferente: el
norte de Escocia, la región central y la zona a ambos lados de la frontera con Inglaterra,
respectivamente. De las tres únicamente la Scottish Television tiene el empuje
comercial necesario para competir con Thames, London Weekend, Granada, Central
y Yorkshire. En los últimos años ha intentado, con cierto éxito, obtener un
mayor porcentaje de encargos para la ITV. Esta última, no obstante, sigue
estando dominada por esas cinco poderosas compañías inglesas. Scottish,
Grampian y Border tienen que producir para sus audiencias locales programas
informativos, de actualidad, deportivos y de otro tipo, y así lo hacen hasta un
máximo de 12 horas por semana.
Por el contrario, Channel 4, el canal minoritario
creado en 1982, no produce sus propios programas; los encarga a productoras
británicas independientes y a organizaciones de radiodifusión, o bien los
compra a otros países. Se financia en gran parte con las ventas de tiempo de
emisión cedido a las compañías de la ITV en sus respectivas áreas (hasta 1993
solamente). Con sede en Londres, ha encargado a productoras escocesas un número
de programas anuales relativamente pequeño.
Durante los años 80, los cuatro canales de
televisión existentes en Escocia se vieron incrementados en distintas formas.
La exhibición familiar de películas de vídeo en alquiler se convirtió
rápidamente en la más popular de todas ellas, hasta el punto de que al término
de la década más del 50 por ciento de los hogares poseían un aparato VCR (7).
Mientras tanto, la televisión por cable tuvo unos difíciles comienzos en
Aberdeen y Glasgow, pero en 1990 muestra síntomas de tener un éxito mayor, como
resultado de grandes inversiones norteamericanas y debido también a la
posibilidad de ofrecer canales de televisión por satélite. La propia televisión
de emisión directa a los hogares por vía satélite tuvo también un comienzo
lento y caro. A pesar de una amplia publicidad y de unas generosas ofertas de
presentación, los cuatro canales Sky de Rupert Murdoch, lanzados en 1989, y los
cinco canales de la British Satellite Broadcasting (1990) habían alcanzado un
total combinado de sólo un millón de suscriptores en el conjunto del Reino
Unido hacia septiembre de 1990, poco antes de que procedieran a su fusión (8).
Hay que decir que ni la Sky ni la BSB se comprometieron de un modo específico
con Escocia o con una programación escocesa.
De acuerdo con la exigencia del Gobierno de ampliar
el acceso a la televisión, la BBC y la ITV han empezado a encargara productoras
independientes el 25 por ciento de su producción, sin contar los servicios de
noticias y los programas de carácter informativo. No obstante, el hecho de que
en el presente año las productoras independientes escocesas no hayan recibido
ningún encargo de la ITV -en comparación con las compañías inglesas, que han recibido
encargos por valor de 60 millones de libras esterlinas- ha ocasionado un
inevitable resentimiento (Macdonald, 1990). La cuota del 25 por ciento debe
alcanzarse en 1993, fecha en la que el sistema ITV habrá sido reestructurado,
posiblemente con diferentes regiones geográficas y con nuevas compañías en
posesión de las franquicias de zona. En Escocia, las presiones del mercado
podrían conducir a una reducción de tres a uno de los actuales concesionarios
-posiblemente Scottish Television-, pero es probable que las consideraciones
políticas puedan llegar a garantizar la supervivencia de al menos dos de ellos.
La Ley de Radiodifusión de 1990 (Broadcasting Act) acelerará un proceso de cambio que en todo caso
ya estaba en marcha. Ya ha contribuido a intensificar un ambiente de
incertidumbre en el sector, dado que las compañías de la ITV imponen medidas de
ahorro antes de hacer opciones de compra en efectivo por sus franquicias. Por
primera vez, los que tengan éxito se verán expuestos posteriormente a asumir dichas
opciones de compra como cualquier otra compañía de cotización pública. El
origen de tales acciones no será exclusivamente escocés o británico: los nuevos
propietarios de las empresas del Canal 3 de Escocia (cuando se den a conocer)
podrán provenir de cualquier lugar de la CE. Además, un nuevo Canal 5 dará
lugar a una competencia todavía mayor en los años 90. Todavía no está clara la
naturaleza exacta ni la localización de este servicio, pero su dependencia de
los ingresos de publicidad supone una nueva amenaza para las emisoras ya
existentes, lo mismo que las propuestas de Channel 4 de vender su propio tiempo
de emisión nacional. Existe el comprensible temor de que la reducción de los
ingresos ejerza un impacto negativo sobre la calidad y diversidad de la
programación.
También la BBC, aunque no sea el objetivo principal
de la Broadcasting Act, ha tenido ya
que empezar a adaptarse a las circunstancias cambiantes. La cuota de licencia,
que sigue siendo su principal fuente de ingresos, ha sido fijada por el
Gobierno para tres años, en un contexto de aumento generalizado de los precios
al consumo, tradicionalmente inferior al aumento de los costes de emisión.
Existe la posibilidad de que, a partir de 1991, dicha cuota de licencia se
establezca de hecho por debajo del índice de precios al consumo. Con los
presupuestos cada vez más ajustados y la necesidad de encargar a las
productoras independientes un 25 por ciento de la producción (97 horas por año
en Escocia), la BBC practica unas radicales medidas de ahorro. Se teme que la
programación regional sea una de las víctimas de este proceso, con una
concentración cada vez mayor en Londres y en otros centros ingleses.
Existe, no obstante, un proyecto que se contradice
con los que acabamos de describir y que tiene interesantes implicaciones
culturales y políticas. En diciembre de 1989, el Gobierno anunció la
sorprendente creación de un Fondo de Televisión Gaélica (Gaelic Television Broadcasting Fund). El objetivo es triplicar el
volumen de emisión de programas en lengua gaélica por parte de la BBC, Scottish
y Grampian (en la actualidad unas 100 horas por año) para la pequeña minoría de
la población escocesa que habla dicha lengua. El modesto nivel de esta
disposición demuestra que, tradicionalmente, las demandas de aumento han
ocupado un lugar secundario en el orden del día político. (Como contraste, la
población de habla galesa de Gales obtuvo su propio canal de televisión en 1982, después de vigorosas campañas). Pero
viniendo de un Gobierno británico tan profundamente impopular en Escocia como
el actual, es posible que la iniciativa se haya considerado políticamente
oportuna, rentable y segura. Después de todo, el reconocimiento de la
diferencia cultural que supone el gaélico dentro del Reino Unido es menos
polémica que la aceptación de la demanda de autodeterminación política por
parte de Escocia. Cualquiera que sea el motivo, el reto ahora consistirá en
hacer programas que combinen un enfoque diferenciado con la capacidad de atraer
audiencias, especialmente juveniles.
4. EL CINE
Las oportunidades de desarrollar en Escocia una
variante específica de la realización cinematográfica han sido y siguen siendo
extremadamente limitadas (McArthur, 1982). Esto no es resultado de falta de
talento por parte de los cineastas escoceses, sino que tiene que ver
principalmente con la economía de la producción y de la distribución
cinematográficas. Un pequeño país como Escocia ha tenido siempre dificultades
para mantener su propia industria cinematográfica, y varios de sus cineastas de
mayor talento decidieron, a su pesar, proseguir sus carreras en otros lugares.
John Grierson, el padre fundador del cine documental, nacido en Stirling, es
quizá el ejemplo más conocido de exilio voluntario.
A lo largo de los años han tenido lugar una serie de
intentos de apoyar a los realizadores cinematográficos nacidos en Escocia. Ya
en 1938 se creó un comité, Films of
Scotland, para producir una serie de películas escocesas que serían mostradas
en la exposición Imperial de Glasgow. Un comité similar funcionó entre 1955 y
1982, con la tarea de “promover, estimular y fomentarla producción de películas
escocesas de interés nacional”. Dado que este comité carecía de fondos propios,
su función principal consistió entonces en ayudar a encontrar apoyo para
películas educativas y documentales con patrocinio privado. Aunque la
iniciativa de Films of Scotland proporcionó
a algunos realizadores escoceses, como Mide Alexander, oportunidades de
adquirir experiencia en la producción, tuvo poca influencia sobre el impulso de
la realización de largometrajes. Para esto último, los cineastas escoceses
tuvieron que buscar medios alternativos de apoyo, especialmente la televisión
en estos últimos años (Hardy 1990 y Dick 1990).
En los años 80, las compañías de televisión se han
convertido en importantes fuentes de financiación para la industria
cinematográfica escocesa. El Channel 4 -con su finalidad específica de
promoverla realización cinematográfica autóctona-ha apoyado económicamente la
obra de dos de los más prestigiosos directores contemporáneos de Escocia: Bill
Forsyth, más conocido por su Gregory”s
Girl (1980) y Local Hero (1983),
y Charles Gormley [Living Apart Together (1983)
y Heavenly Pursuits (1986)]. Algunas
de las compañías de la ITV han jugado también un cierto papel en su intento de
mantener una tradición cinematográfica independiente, mediante su apoyo
financiero a un número seleccionado de proyectos de largometrajes. Scottish
Televison, por ejemplo, financió en parte Gregory”s
Girl. La misma compañía, además, siguió el ejemplo de uno o dos de sus
colegas ingleses con la creación de su propia sucursal cinematográfica,
Scottish Television Films Enterprises (STFE). Desde su fundación en 1988, la STFE ha producido la película Killing Dad (1988) y ha cofinanciado The
BigMan (1990), y tiene otros proyectos en cartera.
Otro mecanismo adicional de apoyo a la cultura
cinematográfica escocesa ha sido el Scottish
Film Council (SFC) (Consejo Cinematográfico Escocés). Aunque su
financiación se canaliza a través del Departamento de Educación de Escocia, se
convirtió en una entidad totalmente independiente en 1990. Los fondos con los que cuenta son relativamente limitados
(600.000 libras), pero cumple una serie de funciones de gran valor. La SFC
administra, por ejemplo, el Fondo de Producción Cinematográfica Escocés, que en
los últimos diez años ha proporcionado un dinero imprescindible para una serie
de proyectos realizados en la propia Escocia. Y a través de su Training Trust (Consorcio de Formación)
el Film Council realiza una aportación pequeña pero muy positiva en favor de la
preparación de un personal cinematográfico con una formación profesional
adecuada en Escocia.
Otra de las actividades de la SFC es garantizar que
los espectadores escoceses tengan acceso a una amplia gama de material
cinematográfico. Con este objetivo, ha creado -y sigue apoyando- seis salas
cinematográficas regionales, dos de ellas con horario completo y cuatro de
ellas con horario parcial. (Hay que señalar, a este respecto, que
aproximadamente uno de cada tres asistentes a los cines subvencionados del
Reino Unido corresponden a estos cines regionales escoceses, mientras que, dada
la distribución de la población, cabría esperar solamente un tercio de dicha
proporción). La SFC dedica también una suma de dinero al Festival Internacional
de Cine de Edimburgo, el acontecimiento que -al menos durante una semana al
año- convierte a Escocia en la Meca del mundo cinematográfico.
Estos esfuerzos por parte del SFC y de otras
entidades no deben hacernos olvidar, no obstante, los problemas de la promoción
de una vigorosa cultura cinematográfica en Escocia. Es lamentable, por ejemplo,
que las películas escocesas no ocupen un lugar destacado en el circuito de exhibición
escocés. Esto es debido principalmente al hecho de que las distribuidoras
multinacionales y las cadenas cinematográficas comerciales (en el Reino Unido
principalmente Rank y Cannon), que son las que determinan lo que puede verse en
la mayor parte de los cines escoceses, planifican a escala de todo el Reino
Unido británico el modelo de exhibición de sus películas. Asimismo, la ausencia
de una financiación adecuada ha llevado a un director como Bill Forsyth a
realizar sus dos películas más recientes, Housekeeping
(1987) y Brealang In (1990) en Norteamérica.
En el aspecto positivo, en los últimos años se ha
experimentado un notable incremento en el número de pequeñas productoras
cinematográficas y videográficas: actualmente funcionan más de 30 en el ámbito
escocés. El tipo de trabajo que llevan a cabo va desde la producción de
largometrajes (por ejemplo, Antonine, Freeway y Jam Jar Films), pasando por
vídeos y publicidad para empresas, hasta encargos para la televisión.
Consecuencia de ello ha sido que el número de trabajadores autónomos del sector
cinematográfico y videográfico escocés es en la actualidad cuatro veces mayor
que a mediados de los años 70 (9).
A diferencia de otros países de similares
características, en los que ha existido un apoyo muy superior para los
cineastas, en forma de ayudas e inversión oficial en la producción -los
cineastas de Québec reciben más de 40 millones de libras anuales en
subvenciones- los realizadores escoceses no lo han tenido tan fácil. Pero el
hecho de que una película como Venus
Peter (1989), financiada en parte por el Consejo de las Islas Orkney y
ambientada en una comunidad local de pescadores, fuese un éxito tanto de
crítica como desde un punto de vista comercial, permite albergar cierto
optimismo. Y también recibieron un reconocimiento internacional otras dos
recientes películas escocesas, Play Me
Something(1989), que obtuvo el Premio Europa en el Festival de Cine de
Barcelona, y Silent Scream (1990), que
fue nombrada Mejor Película del Año en Berlín. Por otra parte, ¿es realmente
posible tener confianza en el crecimiento de un cine nacional cuando el número
de largometrajes que se producen anualmente en Escocia oscila entre tres y
ninguno?
5. CONCLUSIÓN
Algunas de las reservas expresadas entorno ala
realización cinematográfica en Escocia están también justificadas con respecto
a los restantes medios de comunicación escoceses, aunque no respecto a la
prensa. Entre las personas que trabajan en las industrias de medios de
comunicación existe la creciente sensación de que en los próximos años puede
ser más difícil que nunca preservar y promover un sentido de la identidad
cultural escocesa en el seno de un mercado de medios de comunicación cada día
más internacionalizado. No obstante, existe la convicción igualmente poderosa
de que, en una época en la que van a desaparecer muchas de las antiguas
fronteras, la diferenciación y la diversidad no deben ser simplemente
sacrificadas en aras de la búsqueda comercial de un producto suave y
normalizado que pueda viajar bien.
Sin embargo, incluso a la luz de esas tendencias
homogeneizadoras, seria erróneo aplicar a los medios de comunicación escoceses
la etiqueta de especies en peligro de
extinción. En todo caso, la perspectiva actual de los medios de
comunicación en Escocia parece bastante más brillante que hace una década. Esto
puede atribuirse en parte a la mayor vitalidad de la escena cultural escocesa,
muy especialmente en los campos de la narración, la música rock, la pintura y
el teatro. El hecho de que Glasgow fuese elegida Ciudad Europea de la Cultura
en 1990 ha supuesto también un fuerte impulso a la corriente de confianza y
renovada autoestima en la mayor ciudad de Escocia, por lo menos. Mientras
tanto, Glasgow se ha puesto a la cabeza de las instituciones civiles escocesas
al llevar a cabo importantes inversiones en las artes, como parte de su
estrategia global de crecimiento económico.
En términos más generales, existe la determinación
de hacer frente alas amenazas contra la identidad cultural escocesa, mediante
una vigorosa defensa de las organizaciones existentes y mediante la creación de
estructuras que garanticen que Escocia participe activamente en las iniciativas
actuales y futuras sobre los medios de comunicación. En el momento de escribir
este informe, por ejemplo, Glasgow y Edimburgo compiten por convertirse en la
sede central del Canal 5, el nuevo servicio de televisión británico de ámbito
nacional. También se han puesto en marcha planes para crear una Scottish Screen
Commission que ayude a coordinar los diversos sectores de la producción
cinematográfica en Escocia y a establecer un marco de actuación para la
comercialización internacional de películas escocesas (10). Uno de los
objetivos de esta Comisión será mejorar las oportunidades de formación de aquellas
personas que se incorporen a la profesión; otro objetivo es crear un
departamento especial de asesoramiento para animar a los realizadores tanto
británicos como extranjeros a utilizar localizaciones escocesas, así como la
capacidad del personal cinematográfico escocés.
Otra importante iniciativa para elevar el nivel de
formación de los medios de comunicación en Escocia es la propuesta de creación
de una Escuela de Cine y Televisión de Escocia, que sería complementaria de la
ya existente National Film and Television
School del Reino Unido. Asimismo, en breve plazo un nuevo curso de
postgraduado sobre periodismo escrito ofrecerá algo que hasta la fecha
solamente existía en Londres y en Cardiff (Gales). También hay que señalar, a
este respecto, que Escocia siempre ha estado a la cabeza en el desarrollo de
actividades educativas o cursos de estudios sobre los medios de comunicación en
los colegios, escuelas superiores y universidades. Glasgow y Stirling, por
ejemplo, pueden jactarse de tener dos de los mayores y más activos
departamentos universitarios de cine y medios de comunicación en todo el Reino
Unido.
Sería absurdo concluir con la sugerencia de que
estos avances, por positivos que sean, anuncian una edad de oro en los medios de comunicación escocés. Una base
productiva pequeña y una financiación inadecuada han obstaculizado un
crecimiento serio en el pasado, y las actuales dificultades económicas sugieren
que los recursos serán escasos en un futuro próximo. Una solución es lograr una
mayor cooperación financiera y de otro tipo, con socios europeos, japoneses y
norteamericanos, aunque esto lleva consigo el riesgo evidente de un compromiso
artístico inaceptable. Una estrategia más defendible consistiría en tratar de
obtener un nivel de participación más adecuado en el mercado interior
británico, especialmente en la televisión. En caso de tener éxito, dicha
estrategia promovería el florecimiento del talento creativo existente en los
medios de comunicación escoceses y, al mismo tiempo, contribuiría a la creciente
confianza en sí misma de la nación escocesa.
Traducción: Antonio Fernández Lera
-
N. de los A.
1. Los autores desean expresar su agradecimiento al
Consejo Británico y al Ministerio español de Educación, por su apoyo a las
Acciones Integradas entre la Universidad de Stirling y la Universidad Autónoma
de Barcelona. Su ayuda ha supuesto un gran estímulo para nuestro trabajo sobre
los medios e comunicación escoceses y ha servido para incrementar de manera
considerable nuestro conocimiento sobre cómo presentar nuestras conclusiones
aun público español.
2. Desde que se escribió este artículo se han
producido varios cambios en los medios de comunicación escoceses. Los más
importantes son los siguientes: el grupo de periódicos Mirror, dueño del Daily Record y del Sunday Mail, es en la
actualidad una empresa cotizada en Bolsa; la mayoría de sus acciones (en este
momento) permanece sin embargo en manos de la familia del extinto Robert
Maxwell. El Washington Post ha aumentado su presencia en Escocia, en cuanto a
la televisión por cable se refiere, con franquicias en Dundee, Perth y varias
otras ciudades. EastEnd Radio ha cesado en su funcionamiento, en tanto que
CentreSound (ahora llamada Central FM) ha sido absorbida por Radio Clyde y
tiene una orientación más comercial, Hacia finales de 1991 se pondrán en marcha
en Escocia cuatro nuevas pequeñas estaciones de radio comunitaria.
REFERENCIAS
BIBLIOGRÁFICAS
Dick, Eddie Id) (1990), From Lime light to Satellite.
Scottish Film Council y British Film Institute, págs. 193-206.
Hardy, Forsyth (1990),
Hetherington, Alastair (1989) ,
Nevusin the Regions (La información en las regiones),Londres: Macmillan.
Hutchison, David (1985), “Broadcasting
and the Scottish identity” (La radio y la televisión y la identidad
escocesa),AMES Journal, vol. 3, 1985, págs. 64-66.
Lewis, Peter, y Booth, Jerry (1989), The Invisible
Medium (El medio invisible), Londres: Macmillan.
McArthur, Colin (1982), Scotch Reels (Películas
escocesas), Londres: British Film lnstitute.
Macdonald, Gus (1990), “Fiction Friction”, en Dick,
Eddie (ed.) From Limelight to Satellite.
Macdonald, M,
,la (1978), “The Press in
Magnusson, Magnus y otros (1967), The Glorious
Privilege. The History of The Scotsman
(El glories privilegio .La
historia de The Scotsman), Londres: Nelson.
Phillips,Alastair(1982),
Smout,T.C. (1986),A Century of the Scottish People,
1830-1950 (Un siglo de historia del pueblo escocés) Londres. Collins.
NOTAS
(1) Fuente: ScotLand. An Econornic Proffle (Escocia,
un perfil económico),Scottish Office, 1988.
(2)El gaélico, lengua céltíca muy similar al
irlandés, es hablado solamente por unas 5000 personas, la mayoría de las
cuales, hoy en día, hablan también inglés. Por el contrario, el scots es una
lengua con una historia paralela a la del inglés normal, con el cual tiene
mucho en común, No obstante, conserva características fonológicas,léxicasyqramaticalespropias,queamenudovaríande
una región a otra. Es el idioma cotidiano de la mayoría de la población nativa,
aunque en su forma escrita se limita a la literatura, especialmente la poesía y
el teatro(3) En la actualidad se producen en Londres 11 diarios matutinos,
mientras que sólo siguen editándose 10 periódicos matutinos provinciales en
Inglaterra.
(4) Fuente: Audit Bureau of Circulations (Oficina de
Control de Tirada), enero-junio 1990.
(5) Para mayor información sobre el desarrollo de la
radio en el Reino Unido, ver el libro de Lewis y Booth (1989).
(6) 250 horas anuales sobre un total de poco más de
12.400 (Fuente, BBC Escocia).
(7)
Fuente: AGB Establishment Survey 1990.
(8 Fuente: Financial Times Satellite Monitor. Hay
que señalar que muchos hogares reciben las emisiones de Sky y de la BSB a
través de antenas comunitarias o por cable y que el porcentaje de adultos que
ven la programación transmitida por cable y por vía satélite había sobrepasado
el 40 por ciento en agosto de 1990 (Fuente: Cable Authority),
(9) Film Bang, que contiene analista de las
personas, compañías y organizaciones que integran la industria cinematográfica
escocesa y el sector independiente escocés de televisión y vídeo, puede
obtenerse en e1 Scottish Film Council, 74 Victoria Crescent Rcod, Glasgow, G 12
9JN,
(10)Ver el Report of the Scottish Film
TV&vide Working Party (1989) (Informe del Grupo de Trabajo sobre Cine, TV y
Vídeo en Escocia).