Polonia: Las barreras políticas a las limitaciones
económicas
Ana
Sawisz
Antiguamente, en la Polonia comunista, los medios de
comunicación tenían que someterse a la doctrina leninista de la comunicación de
masas, doctrina que afirma que IL los contenidos de la comunicación están
determinados exclusivamente por los intereses de clase social. En el sistema
socialista, la función de los medios de comunicación de masas consiste en
estimular actividades en apoyo del sistema, educar al hombre nuevo, servir al partido y a la clase obrera, combatir a los
oponentes políticos tanto internos como externos (1).
Al ser llevados a la práctica, estos principios
desembocaron en un monopolio partido/ Estado para la difusión de información.
El papel agresivo, político e ideológico de los medios de comunicación
predominaba claramente sobre las exigencias profesionales de objetividad, así
como sobre cualquier otra posible función.
Diversos grupos sociales se han opuesto durante
mucho tiempo a esta situación. Por ejemplo, entre las reivindicaciones planteadas
por los trabajadores de los astilleros en huelga en 1970 y en 1980 figuraban
demandas de apertura, veracidad y libertad de información, así como la
abolición de la censura. Este tipo de reivindicación se repitió en diversos
documentos hechos públicos en diversas empresas en huelga en Gdansk y en
Szczecin, en un total de sesenta ocasiones. Si se compara esta cifra con las
más frecuentes demandas de subida salarial (que se repiten 276 veces), las
demandas concernientes a los sistemas de asistencia sanitaria (57 veces) y las
demandas concernientes a la preponderancia de la ley (22 veces), puede verse
que la demanda de cambio9sn los medios de comunicación social no ocupaba el
último lugar en la jerarquía de necesidades sociales (2).
LA PRENSA
La
Prensa Independiente
De hecho, la ruptura del monopolio sobre la prensa
por parte del Estado tuvo lugar independientemente de la cuestión de la censura.
Tras la experiencia de la II Guerra Mundial, durante la cual, bajo la
ocupación nazi, se editaron cerca de 2.000 publicaciones diferentes, y tras
diversos intentos fallidos entre 1945 y 1950 y en los años sesenta, la prensa
independiente comenzó a florecer después de 1976 (las manifestaciones en
Radom, la creación del KOR ‑Comité para la Defensa de los Trabajadores‑
y, particularmente, después de agosto de 1980. En los años 1980‑81 se
publicaron unos 1.500 nuevos títulos, periódicos y revistas independientes,
con la tolerancia de las autoridades. Tuvo lugar un serio retroceso al
implantarse la Ley Marcial. Todas las publicaciones, incluso las oficiales,
fueron prohibidas (muchas de ellas no volverían a aparecer posteriormente), los
medios de comunicación de masas fueron sustituidos por el sistema de
comunicación informal: panfletos, consignas y velas encendidas en las
ventanas, y ‑enseguida‑ por la prensa ilegal. El primer periódico (Noticias) apareció el mismo día 17 de
diciembre, el primer semanario (El Semanario
de la Guerra), el 7 de enero, la primera revista mensual (Kos) también en
enero. Lo que sucedió a continuación podría llamarse la verdadera socialización de la prensa: las
publicaciones eran elaboradas, copiadas y posteriormente impresas por personas
sin ninguna experiencia anterior en estos asuntos (por ejemplo, La Voz del Taxista Libre salió inicialmente con 50 y posteriormente con 1.500
ejemplares, publicada por los propios taxistas). Asimismo, muchas personas
asumieron las tareas de distribución (en febrero de 1982 el movimiento
clandestino hizo un llamamiento para que la gente llevase grandes bolsas, con
el fin de hacer más difícil la identificación de los distribuidores). En 1982
se publicaron 776 títulos de publicaciones de segunda distribución; posteriormente,
dicho número decreció (491 títulos en 1985, 397 en 1986), algunos
desaparecieron, algunos otros aparecieron por primera vez. Sobrevivieron unos
200 títulos con varios años de existencia. El número medio de ejemplares
distribuidos giraba en torno a los 25.000, de los cuales un 80 por ciento eran
periódicos clandestinos de Solidaridad,
publicados en 150 localidades (3). Durante esta época, la actividad
editorial independiente era objeto de severas represalias por parte del Estado.
La
prensa oficial ‑ La cantidad
En 1988 se publicaban en Polonia 97 títulos de
periódicos (publicaciones de información general) y 3.031 cabeceras de otro
tipo de publicaciones. La tirada medida individual, en miles de ejemplares,
ascendía a 10.045 en el caso de los periódicos; 45 de ellos eran diarios;
entre las restantes publicaciones, 144 se publicaban de 1 a 6 veces por semana,
110 de 2 a 3 veces por semana, 626 una vez al mes, 230 una vez cada dos meses;
520 eran revistas trimestrales, 604 se publicaban una vez al año, y 699 lo
hacían con periodicidad irregular (4).
La prensa oficial ‑
Monopolio dentro del monopolio (CEO ‑ Cooperativa
Editorial
de Trabajadores)
Otra lamentable expresión del monopolio del partido‑Estado
sobre la prensa ha sido ‑y todavía es‑ la existencia de la Cooperativa
Editorial Obrera «Prasa‑Ksiayka‑Ruch» (Movimiento de Prensa y
Libros), que a partir de ahora denominaremos CEO. Este extraño híbrido, con
estatus oficial de cooperativa, se desarrolló a partir de la apropiación, a
menudo ilegal, de otras instituciones editoriales.
El secreto del
éxito de la CEO reside en el hecho de que su principal accionista, aparte
de algunas organizaciones juveniles oficiales, era el Partido Obrero Unificado
Polaco. Así, de hecho, la CEO es una asociación de apoyo del POUP y disfruta
de numerosos privilegios.
La CEO es la empresa del 75 por ciento de los
trabajadores de prensa. Publica 264 títulos, en su mayoría periódicos diarios
u otros títulos de gran circulación. Supone un total del 83‑85 por ciento
de toda la prensa editada en Polonia. En el año 1990, a la CEO le ha sido
asignado un 37 por ciento del total del fondo de papel prensa disponible (un
3,7 por ciento fue asignado a venta libre) (5). Pese a las controversias e intentos
de defender a la CEO (en su favor hay que admitir la publicación de 129 títulos
deficitarios: ahora parte de ellos tendrán que encontrar otro editor), es obvio
que la estructura actual de la prensa, fuertemente dominada por la CEO, es
insostenible.
Ley de
Prensa
La codificación de la situación de la prensa se
inició en el período de restauración, 1980‑81, junto con los trabajadores
sobre la Ley de Censura. La implantación de la Ley Marcial interrumpió este
trabajo, y la ley correspondiente, la Ley
de Prensa (el título se refería
al decreto del año 1938) no fue aprobada hasta el 26 de enero de 1984,
evidentemente en una versión menos liberal. (El artículo 1 afirma que la
prensa ha de servir al «desarrollo de las relaciones sociales socialistas».)
La Mesa Redonda y evolución
posterior
El subcomité de medios de comunicación social
decidió que, después del registro del NSZZ/Sindicato Autónomo Independiente/
Solidaridad, podían salir a la luz los semanarios de dichas organizaciones.
Asimismo, durante el período de la campaña electoral se publicaría un
periódico diario, que posteriormente se transformaría en un diario de información.
Se llegó a un acuerdo sobre la orientación de los
cambios en la Ley de Prensa: la retirada del sistema de autorización de
periódicos y la implantación de un sistema de registro.
Se acordó que los representantes de la oposición
tendrían acceso al Consejo de Prensa y que dejarían de producirse represalias
contra los editores de estas últimas publicaciones.
Se planteó la exigencia de un mecanismo de mercado
libre en el comercio de papel prensa a partir del 1 de enero de 1990, así como
la libre importación de papel y de maquinaria de impresión, con reducciones
fiscales aduaneras y fiscales; venta de valores y bonos, apoyo a las empresas
mixtas con capital extranjero, creación y libre asociación de productores de
papel, reducciones fiscales para empresas editoras de nueva creación, etc. El
partido de oposición Solidaridad planteó la necesidad de que el nuevo orden
informativo no coincida con el monopolio de la CEO, pero cualquier cambio en
esa dirección fue rechazado por el Gobierno (6).
Las decisiones de la Mesa Redonda se han implantado
sólo en parte. Se fundó un diario de Solidaridad, Gazete Wyborcza (su primer
número apareció el 8 de mayo de 1989, a partir de su segundo número incluía la
publicación del «Foro Libre», en el que también podían expresar sus opiniones
los opositores no pertenecientes a Solidaridad), el semanario Solidaridad reanudó su publicación (su
número 1/38 apareció el 2 de junio de 1989), así como el semanario Solidaridad de los Agricultores (número
1, 1‑3 septiembre 1989) y diversos semanarios de otros sindicatos regionales.
El Parlamento todavía no ha modificado la Ley de
Prensa, pero una serie de disposiciones ejecutivas entraron en vigor el 6 de
junio de 1989, y desde dicha fecha hasta el 1 de diciembre de 1989 se
registraron 355 nuevos títulos, patrocinados principalmente por organizaciones
y asociaciones (también estructuras de Solidaridad), así como sociedades de
responsabilidad limitada y entidades privadas. Aproximadamente un 30 por
ciento de los nuevos títulos son típicamente comerciales, publicados con fines
de entretenimiento; algunos otros abordan problemas locales. La mayoría de los
títulos registrados no han iniciado todavía su publicación. Las ediciones
propuestas oscilan entre los 10.000 y los 500.000 ejemplares (7). Solamente
cuatro de los nuevos títulos registrados han sido creados por la CEO.
Parece que las barreras políticas contra el
desarrollo de una prensa libre en Polonia han dejado prácticamente de existir.
Las normas aprobadas en la Mesa Redonda, que ya han entrado en vigor y que
quedarán codificadas en la nueva Ley de Prensa (la entidad responsable del
registro, después de la abolición de la Oficina de Censura, será el juzgado de
distrito), han creado ya las bases tanto para la regionalización como para la
internacionalización de la prensa polaca.
No obstante, las barreras políticas han sido sustituidas
por obras de tipo económico. El precio del papel ha aumentado de forma sustancial
y, por ese motivo, el Gobierno ha decidido controlar su distribución durante
un año más, con el fin de impedir la total comercialización de las empresas
editoriales. Se ha producido una cierta reducción de los derechos de
importación sobre el papel y la maquinaria de impresión, pero el duro programa
de Balcerowicz no estipula ninguna reducción fiscal o crediticia para ningún
tipo de actividad. Numerosos títulos deficitarios han dejado de publicarse,
algunos otros han disminuido su periodicidad. Solamente algunas de las
publicaciones que la CEO no desea publicar serán subvencionadas por el Ministerio
de Cultura. El sustancial incremento de los precios de las publicaciones tuvo
como resultado una dramática disminución de las ventas en el mes de enero. Se
calcula que alrededor de un 30‑50 por ciento de los periodistas serán
despedidos de sus trabajos este año, debido a la quiebra de varios centenares
de publicaciones (8).
Resulta difícil encontrar patrocinadores en una
situación económica tan incierta. Los potenciales inversores extranjeros (por
ejemplo, Maxwell y Murdoch), durante sus visitas a Polonia en enero,
expresaron un interés meramente formal respecto al desarrollo de nuestra
prensa y mostraron una actitud de esperar y ver.
RADIO Y TELEVISIÓN
Monopolio
parcial
La situación, en lo referente al monopolio, era en
este caso más compleja que en el de la prensa. Por una parte, los problemas técnicos
hacían más difícil romper el monopolio dentro del país, mientras que, por otra
parte, desde el período de posguerra existían diversas emisoras extranjeras
que emitían en polaco y eran ampliamente escuchadas en Polonia. La actitud de
las autoridades comunistas respecto a la escucha de estas emisoras evolucionó
desde la más estricta prohibición en los años 50, acompañada de sanciones que
incluían penas de varios años de cárcel, hasta la simple interferencia, que fue
finalmente abandonada en 1988.
En los años 1980‑81, Solidaridad
planteó la exigencia de acceso a la radio y la televisión, pretensión a la que
las autoridades se resistieron. Las únicas concesiones fueron la transmisión
de la misa dominical (ésta fue una demanda de los trabajadores de las astilleros
en huelga) y la invitación de representantes de Solidaridad a los estudios. No
obstante, las declaraciones de estos últimos seguían siendo editadas,
manipuladas, sacadas de contexto, etc. Algunos de los empleados de radio y
televisión (de hecho, un 30 por ciento de ellos eran miembros de Solidaridad)
comenzaron a rebelarse contra esa situación y más en general contra el
monopolio del Estado). El Comité de Radio y Televisión (generalmente denominado
Radiocomité) ‑consejo de dirección de la comunicación audiovisual‑
era formalmente una institución gubernamental. En la práctica, existía el
llamado mando manual: las directrices concernientes a los programas de radio y
televisión salían directamente del edificio del Comité Central del Partido Obrero
Unificado Polaco.
Al imponerse la Ley Marcial, la radio y la
televisión fueron militarizadas y los empleados quedaron sometidos a un veto
político cuyo resultado fue la expulsión de 700 a 1.500 personas (400 en la
propia Varsovia) (9).
Y posteriormente ‑al igual que sucedió en el
campo de la prensa‑ se produjeron los primeros intentos ilegales de
socializaciones de la radio y la televisión. En Semana Santa, en abril de
1982, se emitió en Varsovia el primer programa de Radio Solidaridad,
previamente anunciado mediante panfletos. Unos minutos después, en respuesta a
la petición de sus locutores para verificar su nivel de audiencia, la ciudad
vibró con miles de luces que se encendían y se apagaban. El Servicio de
Seguridad emprendió una feroz lucha contra esta radio (el máximo castigo eran
cuatro años y medio de cárcel). A pesar de la pérdida de varios transmisores,
la radio emitía su programa con bastante regularidad. De modo que comenzaron
las interferencias. Pero los conspiradores aprendieron a emitir en la misma
frecuencia de sonido del principal programa de la televisión estatal,
interfiriendo a su vez los programas propagandísticos con un texto y más tarde
incluso con imágenes (breves consignas como «Solidaridad sigue viva»). En
general, durante siete años se emitieron cerca de 300 programas en más de 20
ciudades polacas. El último programa de despedida se transmitió el 30 de junio
de 1989 (10).
No obstante, a medida que se desarrollaba esta
práctica ofensiva, podía apreciarse una cierta liberalización en los medios
oficiales, impulsada por el clima político y por el desarrollo tecnológico. La
aparición de las técnicas videográficas suscitó un considerable interés en la
sociedad polaca (en 1984, en Polonia había alrededor de 400.000 aparatos de
vídeo, y en 1989 unos 700.000, a pesar de sus elevadísimos precios y de su
práctica inexistencia en el mercado). Esto desembocó en una privatización de
la recepción y en una independencia respecto del distribuidor central, y jugó
un importante papel tanto en la esfera cultural (se desarrolló una red de préstamo
de fondos videográficos, a través de la cual podían obtenerse películas de
Europa occidental), como en la esfera política (diversos editores ilegales,
nacionales y extranjeros, empezaron a distribuir cintas de vídeo sobre
cuestiones políticas, e incluso, en 1987, comenzó a funcionar la primera
productora legal de películas de vídeo, bajo el patrocinio de una oficina
diocesana de Gdansk) (11). Tras un período de resistencia inicial, en 1986 las
autoridades comenzaron a conceder autorizaciones para que ciudadanos privados
instalaran antenas de televisión por vía satélite.
El monopolio en esta parcela de radio y televisión
se ha ido rompiendo lentamente y por diversos medios. Pero queda por resolver
una cuestión fundamental: el funcionamiento de la Radio Televisión Polaca.
El nuevo sistema político y el
futuro de la radio y la televisión
La derrota electoral del partido anteriormente
gobernante no ha desembocado en una rápida transformación de la radio y la televisión.
La existencia del estudio dedicado a Solidaridad se prolongó de manera informal,
comenzaron a aparecer nuevas personas y nuevos contenidos, pero todo ello
dentro del antiguo sistema. Incluso desde el nombramiento, por parte del Primer
Ministro, de un nuevo presidente del Radiocomité, Andrzej Drawicz, un
intelectual independiente, el 23 de septiembre de 1989, el progreso ha sido
muy lento. Este nuevo presidente declaró que no organizaría «cazas de brujas»
y, salvo algunas excepciones, no despidió a los viejos periodistas, sino que
se limitó a cambiar al personal del programa informativo y propagandístico más
importante, la primera edición de los informativos de televisión. El nuevo
jefe de los informativos anunció «una total renuncia a los comentarios
políticos en favor de la presentación de los puros hechos» (12).
Según los acuerdos de la Mesa Redonda, los
periodistas despedidos de su trabajo durante la Ley Marcial podrían volver a
la radio y la televisión. No obstante, la situación financiera de la
institución es muy mala (hay 215 cámaras a disposición de la televisión, pero
120 de ellas no funcionan, la institución necesita 21 millones de dólares en
inversiones básicas), de forma que el número de empleados se verá
sustancialmente reducido en 1990. Según las declaraciones de su presidente,
«el único criterio será la capacidad profesional del empleado» (13).
Asimismo, es significativo el cambio de actitud
respecto al control sobre el Radiocomité. El partido que en la Mesa Redonda
planteó la exigencia de subordinación de la radio y la televisión al
Parlamento, una vez en el poder cambió de actitud y defendió la postura de que
la institución debe estar compuesta en base a criterios organizativos y bajo
el control del Gobierno (14). En la declaración antes citada, Andrzej Drawicz
justificó este cambio en base al hecho de que «la actitud del Gobierno está en
consonancia con las opiniones de la mayoría de la sociedad». Solamente se han
creado posibilidades de acceso a la radio y a la televisión. En la actualidad,
hace uso de ellas principalmente la Iglesia Católica, sobre la base de la Ley
sobre las relaciones entre la Iglesia y el Estado, del 17 de mayo de 1989, y
del acuerdo con el Radiocomité, del 28 de junio de 1989 (emisiones
radiofónicas regulares desde el 3 de septiembre de 1989, y emisiones por
televisión desde el 26 de octubre de 1989). Estaba previsto un programa
informativo semanal sobre los partidos políticos fuera del Parlamento, pero
ninguno de ellos se mostró interesado al respecto (15).
A pesar de los escasos cambios reales que se han
producido hasta la fecha (el Parlamento, ocupado en la solución de los
problemas económicos, no tiene tiempo para abordar los decretos sobre el
Radiocomité y las comunicaciones), la forma futura de la radio y la televisión
sigue siendo objeto de animados debates y, además, se han llevado a cabo determinadas
medidas prácticas.
En esta discusión, cuyos participantes a menudo se
refieren a soluciones de otros países ‑la BBC, la República Federal,
Yugoslavia surge el siguiente modelo social: organización estatal, pero
«socializada», autónoma, dirigida por un organismo colectivo responsable ante
el Parlamento pero constituida por diversas fuerzas políticas y posiblemente
por un representante del Gobierno.
El verdadero pluralismo quedaría garantizado en el
futuro con nuevas leyes que hicieran posible la creación de nuevas emisoras de
radio y televisión, incluidas las emisoras privadas (16).
En espera de la nueva ley sobre comunicación (la
anterior de 1984 no permite la creación de emisoras no estatales), se han organizado
grupos para la puesta en marcha de nuevas emisoras. A grandes rasgos, existen
diez grupos de radio (por ejemplo, sobre la base de la clandestina Radio
Solidaridad se creó el Comité Organizativo de Radio Solidaridad en la región
de Mazowsze, con sede en Varsovia, y la Fundación de la Comunicación Social de
Cracovia estableció la Radio Malopolsk, que gracias al apoyo de uno de los
senadores ya emite programas de prueba) y un grupo de televisión de Wroclav. La
nueva ley debe definir los principios para la autorización de emisoras
radiofónicas y decidir un nuevo orden del espacio de emisión, porque la banda
de frecuencia 88‑108 MHz asignado a Polonia por el Plan de Ginebra en
1984, que tiene cabida para 500 emisoras, ha sido copado muy eficazmente por
emisoras de la radio oficial polaca. Las normas internacionales siempre son
necesarias (en la actualidad la instalación de una nueva emisora de radio en
Polonia requiere el permiso de ocho países) (17).
Un nuevo foco de interés es el CATV que podría
reunir las virtudes de descentralización, regionalización e
internacionalización (retransmisión de programas vía satélite). En este
sentido, en diciembre de 1989 se fundó una empresa mixta llamada CATV Polaca,
el 70 por ciento de cuyas acciones son propiedad de la American Holding
Association Chase Enterprise, mientras que un 30 por ciento es propiedad del
Servicio de Correos, Radio y Televisión de Polonia y de las autoridades
municipales de Varsovia y Cracovia. El pago mensual de 8,5 dólares permite la
recepción de 18 canales. En el área de la cooperación internacional hay que
señalar el acceso de Polonia al programa Eureka
Audio‑Visuel (18) y la apertura de las oficinas de Voice of América
y Free Europe en Varsovia. Asimismo, han comenzado a emitirse los primeros programas
conjuntos de la Radio Polaca con Voice of América y la BBC.
CONCLUSIONES
Polonia ha dado los primeros pasos en el camino que
conduce, desde una política típicamente totalitaria y monopolista en lo concerniente
a los medios de comunicación social, hacia una situación que puede considerarse
normal, en la cual, además de las instituciones estatales, se garantice el
libre acceso a la transmisión de información por parte de los restantes
protagonistas de la vida social: organizaciones, asociaciones, administraciones
locales o personas individuales. Se están sentando ciertas bases para la
internacionalización de los medios de comunicación de masas. Los pasos
realizados son todavía pequeños y la velocidad del cambio no es tan rápida
como sería de desear, pero, para las personas que viven en este país, hace sólo
unos meses semejante metamorfosis era inimaginable.
Traducción: Antonio Fernández Lera
NOTAS
(1) Pisarek, W, «Marksistowsko‑leninowska
teoria i metodologia badan prasoynawczych», Zeszyty Prasosnawcze 1976, nr 4;
Michalowski J., «Obieg informacji w podzielonym swiecie», Kiw. Warazawa 1986.
(2) Cálculo en base a los datos incluidos en:
Krzemisnki, l., «Czego chieli, o czyn mysleli? Analizy postulatow robot nikow
Wybrzezy z 1970 i 1980 r.».
(3) Bober L., «Bibula»,
Tygodnik Solidarnosc nr 1/38/, 02.06.89.
(4) Roczgnik Statysticzny (Anuario Estadístico),
GUS, Warszawa, 1989.
(3) Gielzynski W , Fikus D., .Moloch‑Politruk»,
Gazeta Wyborcza 6‑8.10.89, y Zycie Warszawy 30.11; 01.12; 21.12.89.
(8) Establishments, p. 71‑75
y 78.
(7) Olsyewska, B., qPrasowa karuzela», Polityka
06.01.90. Tiene un especial interés la primera revista para homosexuales de
Polonia, que se distribuye por correo privado. Hay varios periódicos diarios,
cf. Bikont, A., «Nie masz jak dziennik», Gazeta Wyborzca, 11.12.89.
(8) Entrevista con M. Ilowiecki en Zycie Warszawy,
21.11.89. en esta discusión se calcularon los costes totales de creación de un
periódico diario en 3 billones de zlotys (con salarios medios de unos 400.000
zlotys).
(9) Gazeta Wyborzca, 3.10.89.
(10) «Sierkiera motzka...», Gazeta Wyborcza, 23‑25.06.89;
gellberg A., «Emiter na dachu», 7ygognik Solidarnsc, 10.11.89.
(11) Kusmierczyk S., «Vídeo z Gdanska», Tydognyk
Solidarnosc 08.09.89.
(12) El Centro de Investigación de la Opinión
Pública sobre Radio y Televisión reveló que, después de un mes de emisiones,
la información de la nueva televisión no está mucho mejor considerada que la
antigua (Gazeta Wyborcza, 15.12.89).
(13) «Ojalá consigamos la normalidad para nosotros
mismos», conversación con A. Drawicz, Zycie Warszawy 09/10.12.89. En la
actualidad hay en Polonia 7 centros de emisión de radio y televisión y 14
emisoras de radio, con un total de 11.275 empleados, entre ellos 1.746
periodistas. En Varsovia este Centro prepara el 80 por ciento de los programas
y tiene un personal de 6.641 empleados, entre ellos 1.094 periodistas. El
llamamiento de vuelta al trabajo de las personas despedidas por motivos
políticos fue
respondido por 476 personas, 59 de ellas volvieron a
ser empleadas en televisión y 32 en la radio. Olszewsk B., HRuch w TV»,
Polityka, 27.01.90.
(14) Entrevista con la portavoz del Gobierno, M.
Niezabitowska, Gazeta Wyborcza, 29.09‑01.10.89.
(15) .Nie chca dostepu do telewizji?», Gazeta
Wyborcza 14.11.89.
(16) Respuestas al cuestionario a¿Qué radio?, ¿Qué
televisión? «en Gazeta Wyborcza, 11‑20.09.89; también Strezeszewski M.,
«I”elewizja panstwowa czy publiczna», Tydodnk
Solidarnosc, 01.12.89, así como entrevistas con L. Rywin y K. Jakubowicz,
Zycie Warszawy, 20.12 y 28.12.89.
(17) Kilian K. Reszczynski W, «Manifest radiowy.
Demokracja takze w eterze», Gazeta Wyborzca, 28.12.89.
(18) «Wizje telewizji ‑ ekran Europy», Zycie
Warszawy 21‑22.10.89.