El papel
de la prensa en la telemática
La experiencia francesa
Jean‑Mane Charon
La diversificación de la
prensa francesa hacia la telemática supone ya una rica experiencia de fracasos
y éxitos parciales. Mercados y beneficios potenciales importantes impulsan
investigaciones y ensayos.
Diez años después del
lanzamiento del programa telemático francés (Teletel)(1), sigue planteándose la
cuestión del lugar de la prensa en este nuevo medio. A pesar, no obstante, de
la multitud de repercusiones suscitadas en las relaciones entre los
periódicos, France Telecom (2) y los poderes públicos. Las
respuestas formuladas, lo mismo que los interrogantes y los enfoques, se han renovado
con frecuencia. Al principio, en 1979 y 1980, se desató una formidable polémica
entre los diarios, principalmente los regionales, y la administración de las
telecomunicaciones acerca de la distribución masiva y gratuita de terminales
(el minitel), de la posibilidad de que los anuncios
por palabras afluyeran a la guía electrónica, de la negativa de los mediadores
a que los propios protagonistas, ya fueran políticos, económicos, sociales,
etc., pudieran aprovecharse de "informaciones" directas. La prensa
reclamaba garantías; obtuvo, sobre todo, facilidades para volcarse ella misma
en el nuevo campo (3).
Con motivo
de las experimentaciones (Vélizy, Estrasburgo, etc.),
los periódicos descubrieron su capacidad para imponer su liderazgo entre los
proveedores de contenidos. De 1983 a 1985, años de desarrollo inicial, no
parecía que esta posición de privilegio tuviera que desmentirse. Los periódicos
se lanzaban, en número cada vez mayor, sobre Teletel
(4). Sus aplicaciones eran muy amplias, yendo del
flash a la mensajería, pasando por los juegos. Y, precisamente, era esa
integración de los juegos y de las mensajerías la que permitía compensar lo
que entonces parecía ser un mero retraso en la inclinación del público por la
información misma. A partir de 1986, la competencia entre nuevos editores,
creados únicamente en este soporte, logró desestabilizar a menudo el lugar de
numerosos periódicos. La mayoría de las aplicaciones de la prensa
retrocedieron hasta los últimos puestos de las clasificaciones por
"audiencia" (los hit parades), No
obstante, algunas empresas se mantenían en cabeza: Le Parisien
(PL), Libération (Libe), Le Nouvel
Observateur (Obs). Hoy en día, Libération ha. retrocedido claramente, tras haber estado a punto de hundirse
en 1986. En cuanto al Parisien y al Nouvel Observateur, su actividad
global ha disminuido considerablemente, y si bien permanecen en el pelotón de
cabeza son adelantados con frecuencia por algunos recién llegados (5) que dan
muestras de una vitalidad superior a la suya. ¿Cómo se explica este fenómeno?
Dos grandes
dificultades explican tamaña situación: 1)
el carácter problemático de toda diversificación. 2) La falta de pertinencia
de las formas de tratamiento de la información propuestas sobre el soporte.
Todo proceso
de diversificación en un nuevo campo de actividad se plantea, en efecto, en
términos contradictorios: por un lado, el sector o la empresa que intenta
abordar un nuevo campo lo hace apoyándose en algún o algunos conocimientos que,
entiende, pueden ser aplicados a éste. En el caso que nos ocupa, se trata de
dar con unas sinergias en lo que se refiere al tratamiento de las informaciones
por parte de las redacciones, o incluso a la captación de publicidad y de
anuncios por palabras, sin olvidar la venta de un producto a una clientela que
se presume cercana a la del periódico. En efecto, el hecho de encontrarse en el
videotex con lo escrito, con el grafismo, con la compaginación y con la
informática, parecía validar, aún más fácilmente, esa ambición por entrar en
este nuevo campo. Por otro lado, una empresa que asume tal iniciativa se encuentra
hipotecada por el peso de las lógicas, de los valores y, finalmente, de los
conocimientos de su sector de procedencia al que, por lo demás, piensa seguir
considerando como prioritario. Experimentará la tentación de transponer su
forma de hacer. Dudará en adentrarse por vías que se contradicen con sus
valores. Jamás se atreverá a jugárselo todo y a correr con todos los riesgos
posibles en el nuevo sector, mientras que sus competidores, que han nacido en
éste, y no tienen otra elección para desarrollarse, no vacilarán en hacerlo (6).
A priori,
las modalidades de tratamiento de la información, de la actualidad o de grandes
ámbitos de interés para el público, no parecían plantear cuestiones de
importancia. La posibilidad de proponer, rápidamente, servicios de algunas
pantallas de flash permitía imaginar una actualización casi continua,
impensable en otros soportes. Las capacidades de almacenamiento y los modos de
búsqueda, muy simplificados, ofrecían la posibilidad de liberarse del condicionamiento
del espacio en ámbitos como la pequeña información local, el servicio o, incluso,
los datos especializados. Por último, los bancos de datos invitaban a proponer
una memorización en el tiempo, con infinitas posibilidades de búsquedas o,
incluso, de aplicaciones de tipo enciclopédico, actualizables en tiempo real...
Aun cuando
algunas de estas aplicaciones tropezaban con las dificultades de realización y,
sobre todo, con los costes de desarrollo, el problema de fondo resultó ser en
todas las experimentaciones de videotex en Europa, y luego con ocasión de su
masivo desarrollo en Francia a partir de 1983‑84, la falta de interés del público por este tipo de contenidos. Los usuarios no
recurrían, sino excepcionalmente, a este modo de información. En los estudios
relativos a sus expectativas y a sus hábitos respecto del soporte, apenas si
mencionaban la información o la actualidad (7). A1 ser
requerida su opinión sobre este punto concreto, invocaban, para explicar su
falta de motivación, la pertinencia de los soportes preexistentes, el carácter
excesivamente somero de los flashes, el penoso
acceso a los bancos de datos y, finalmente, la falta de apetencia respecto de
aplicaciones que, hasta ahora, no han encontrado su pertinencia. Para
comprender tal fenómeno y sus repercusiones sobre la estrategia de la prensa en
relación con el videotex en Francia, interesa volver a los sucesivos enfoques
habidos en este campo.
TRANSPOSICIóN DEL
PERIÓDICO SOBRE TELETEL
El primer
enfoque de la prensa, británico al principio, sobre Prestel
luego francés, alemán, etc., consistió
en transponer en videotex cuanto podía serlo en un diario. Entonces fue
corriente hablar de "periódicos electrónicos". Los principales
contenidos eran: a) los flashes de los que se
confiaba en obtener una actualización ininterrumpida,
pero que, de hecho, sólo se renovaban algunas veces
al día; b) informaciones temáticas o especializadas, tales como el deporte, la
bolsa, etc.; bancos de datos relativos, a la vez, a la información general y a
campos especializados; d) informaciones prácticas y de servicios
(meteorología, sorteos de la lotería, programas y horarios de los cines, etc.;
e) anuncios por palabras; f) juegos.
A priori, la
problemática de los profesionales, es decir, en aquel entonces, principalmente
los periodistas y los documentalistas, consistía en interrogarse sobre las
mejores transposiciones posibles. En el Centre
de Formation et de Perfectionnement
des journalistes (CFPJ), un reducido equipo se
esfuerza en proponer consignas de "escritura y compaginación
telemática" (8) al tiempo que se pregunta por la adaptación de formas de
artículos tales como editoriales, gacetillas, etc. Entonces se entablan
discusiones entre algunos equipos de los periódicos con el fin de averiguar si
un texto de cinco a seis pantallas es legible e incluso memorizable
por el usuario...
De esta
suerte de telemática nace una estructura de equipo en el seno de los
periódicos. Algunos de estos equipos, como es el caso del Parisien,
se sitúan bajo la responsabilidad de un redactor jefe. Los periodistas, más o
menos numerosos, mantienen relaciones, más o menos directas, con la redacción
del diario. Algunos periodistas se limitan a escribir de nuevo los despachos o
los artículos de sus colegas de la prensa escrita. Por lo que experimentan
entonces un profundo resentimiento. Otros, y también en el Parisien,
obtuvieron la posibilidad de realizar encuestas, de ir sobre el terreno, al
menos al principio. El papel de los grafistas se
aproxima al del fotógrafo y al del maquetista. Ciertos teclistas reasumen la
función tradicional de los linotipistas, etc.
Las
reflexiones que surgen entonces entre los profesionales de la prensa, lo mismo
que entre los investigadores (9), se dirigen a captar en qué pueden consistir
las tendencias que se advierten en el trabajo de los
redactores, en el tratamiento de la información, en su modo de escritura, toda
vez que se excluyen el análisis y el comentario, que no existe valor añadido en
la búsqueda de los hechos, etc. Por parte del público y, más globalmente, de
la sociedad, se planteaban algunas cuestiones con motivo de este tránsito hacia
una información sintética, sin contexto, sin entorno, salvo para aquel que ya
tuviera las claves y la motivación para ir en búsqueda de los elementos
necesarios en las bases de datos. Se perfila un riesgo de suma especialización,
así como de segmentación de los públicos... La información, factor tradicional
de socialización y constitutiva de una cultura y de unos valores colectivos,
corría el riesgo de no poder seguir desempeñando semejante papel, al quedar
apresada en categorías estancas, totalmente separadas.
Retrospectivamente,
con relación a las formas de ciertos periódicos telemáticos que iban saliendo
a la luz y a las prácticas profesionales que se instauraban, esas cuestiones y
esos análisis aún parecen, hoy en día, del todo legítimos. Y sin embargo, han
perdido toda su actualidad por el hecho de que esta forma específica de
contenidos telemáticos de la prensa arrastró un fracaso total, toda vez que los flashes actualiza dos, en tiempo real, no corresponden a un público que,
a priori, carece de motivos para conectarse incesantemente con el fin de
conocer la última noticia. Los bancos de datos no se consultan porque, fuera
del profesional, responden a un modo de búsqueda muy excepcional. Las
informaciones especializadas, de servicio, prácticas,
encuentran, en algunos casos, un público, si bien se requiere precisar con
exactitud las que corresponden a las expectativas. Los anuncios por palabras,
que despiertan tanta codicia, por cuanto disponen de abundantes logicales multi‑criterios,
resultaron menos eficaces que en la lectura panorámica de una página impresa y
no encontraron viabilidad económica. A la
postre, sólo los juegos, y luego las mensajerías, facilitaron el éxito de los
servicios de prensa, aupándoles al rango de líderes.
Por último, cada periódico,
progresivamente y a su estilo, cambió la orientación de su servicio
telemático. Algunos, como Sud‑Ouest, renunciaron a la mayoría de sus periodistas. Otros
conservaron sus servicios de información sin desarrollarlos, salvo en algunas
direcciones muy concretas, tales como el seguimiento de grandes acontecimientos
deportivos, políticos, socio‑culturales, etc. El esfuerzo, en realidad,
se orientaba en otro sentido, es decir, únicamente hacia las aplicaciones
portadoras, no informativas.
ADAPTACIÓN
PRAGMÁTICA DE LOS SERVICIOS DE LOS PERIÓDICOS
A partir de
1985 todos los proveedores de contenidos
se enfrentan con una evidencia: la implantación del quiosco (pago a tanto
alzado por la duración de todos los
servicios, recaudado por France Télécom,
a través del recibo del teléfono, con
abono al editor) ha supuesto que los desarrollos importantes en materia de gran
público, con exclusión de los
restantes, sólo se producen en el marco
del tándem juegos‑men sajerías (es decir, comunicación entre los propios
usuarios). Los periódicos más decididos a lograr su
diversificación a través del videotex van
a fortalecer, pues, ambos segmentos, asignándoles medios técnicos,
continuamente refor zados (10). Todos aquellos que
rechazaron esta adaptación pragmática
fueron a menos y sus aplicaciones conservaron una actividad muy marginal.
La propia
adaptación se llevó a cabo con más o menos transparencia. Le Parisien y Libération
conservaron importantes servicios de información con los que, en la práctica,
se financiaban los juegos y las mensajerías. El esquema al que se acogieron
entonces fue el de las relaciones entre información y publicidad en los medios
clásicos. No obstante se apreciaba un matiz importante, porque los periódicos,
las radios y las televisiones no se leen, se escuchan o se miran por la
publicidad, ¡mientras que los servicios telemáticos
apenas si eran consultados para otra cosa que no fueran los juegos y las
mensajerías!
La propia
naturaleza de los contenidos sobre los que se hacía esta adaptación contribuyó
a acentuar un problema que ya se había puesto de manifiesto con el periódico
electrónico: el desprecio por parte de los profesionales de la información
hacia el nuevo soporte. El servicio videotex del periódico fue concebido, por
tanto, más bien como un mal necesario, como una "mina" o una máquina
tragaperras, del que el periódico no tenía forma de
prescindir, pero que, en cambio, tendía a alterar su imagen social, cultural.
De ahí el propósito, frecuente, de separar tajantemente la filial telemática,
su denominación, del periódico en sí (11).
Las
direcciones de los periódicos, incluso si oficialmente se mostraban menos
sensibles a esta desvalorización, por no decir a este desprecio, del nuevo
medio, adoptaron hacia él un comportamiento que por parte de aquéllos también
puso de relieve la escasa consideración que le profesaban. Con frecuencia,
prefirieron reinvertir los cuantiosos beneficios obtenidos en otros sectores,
distintos de la telemática. Actuando de esta forma, crearon una situación que
rápidamente les colocó en una posición de debilidad frente a unos competidores
que sí creían en el nuevo medio y que, sobre todo, no tenían otra alternativa
que la de reinvertir en éste. A partir de los años 86‑87, periódicos como
Libération acusaron el retraso adquirido y,
finalmente, hubieron de soportar un déficit 5 unos esfuerzos considerables para
recuperar e tiempo perdido.
Más allá de
este aspecto meramente económico, los equipos telemáticos de los periódicos a
menudo insuficientemente respaldados pop sus direcciones, enredados en sistemas
de va lor propios de la prensa, incapaces de definir
estrategias claras, se encontraron, cada vez cor mayor frecuencia, pisando en
falso respecto dE las innovaciones fundamentales con que se
¡bar imponiendo sus competidores: vinculación masiva
con la promoción‑publicidad en los servicios, adopción de una connotación
erótica par¿ las mensajerías, incorporación de animadores en las mensajerías,
etc. Con la excepción de Le Parisien y del Nouvel Observateur, todos sE
demoraron en tomar estas iniciativas y fueron distanciados o, incluso,
marginados. En cierto; casos (raros, bien es verdad) fueron abandona dos
algunos servicios.
La violencia
de la competencia, los abusos los que se llegó en las
formas de promoción 5 en la definición de los temas de las mensaje rías, la
excesiva atomización de los servicio: (¡9.000, en la actualidad!), enfrentaron a todo: los
participantes con una crisis de crecimiento que fue, a la vez, económica,
social, cultural. Lo: editores telemáticos fueron señalados con e dedo y
denunciados por su mercantilismo y su falta de moralidad, cuando no por su
carácter nocivo... Era necesaria, por tanto, una nueve
mutación. Debería ser de tipo editorial.
BÚSQUEDA DE UN ENFOQUE EDITORIAL PROPIO DE LOS PERIóDICOS
Desde
finales de 1987 convergen dos factores para incitar a una nueva formulación, de
tipo editorial, de los contenidos telemáticos: por una
parte, se agotan las tendencias al desarrollo in tenso de los juegos y de las
mensajerías, y la multiplicación de los participantes que radical¡za
el fenómeno desemboca en un retroceso de volumen de tráfico en el caso de los líderes
(que pasa de las 220.000 horas/mes a una; 160.000 horas/mes, en la actualidad); por otra parte, el parque de
terminales ha llegado a ser realmente
masivo (ahora supera los cuatro millones de miniteles).
Los servicios útiles de empleo más episódico han sido mejorados y acaban por
encontrar una clientela significativa en el sector de la población equipada (en
torno al 15 por ciento). La SMCF (ferrocarriles), los bancos, la venta por catálogo... ven,
por fin, cómo una parte apreciable de su actividad, que no hace más que crecer,
deriva del videotex. Incluso han hecho su aparición nuevas formas tales como
el "supermercado a domicilio". Resulta entonces tentador y necesario
para todo gran editor el procurar apoyarse en su saber hacer, en el capital que
representa su clientela, en sus medios técnicos, para tratar de reestructurar
la oferta de contenido. Todos los editores lo intentarán. Los líderes entre
los periódicos han de asumir la parte que les corresponde en esta iniciativa.
En el plano
de la reestructuración "editorial" fueron consideradas dos vías hasta
la fecha: la primera de ellas intenta reagrupar bajo la marca (el mnemónico) de un editor un conjunto de
aplicaciones muy diversificadas y complementarias. Este reagrupamiento se
efectúa en función de la imagen que tiene el editor y del público al que se
dirige. Se esfuerza entonces en homogeneizar el tono y el estilo del
tratamiento de todas las aplicaciones propuestas, incluso si son realizadas por
productores de contenidos externos que están asociados con él. La promoción de
la marca y de las aplicaciones que ofrece se hace en coherencia con el tono
adoptado y, por tanto, con el público. En las aplicaciones propuestas aparecen incluídos lugares de recepción y asesoramiento del usuario
(particularmente en diálogo directo) que le facilitan la circulación y el uso
en el conjunto de las posibilidades ofrecidas.
En el seno
de la prensa, Le Monde fue sin duda
el primero en adentrarse por una vía como ésta, toda vez que junto a su marca
y, por consiguiente, a su notoriedad, y además de sus propios servicios,
aportaba un sistema de flah (el de la agencia France Presse), un
sistema de "supermercado a domicilio" (Telemarket),
un banco de datos de anuncios inmobiliarios (FNAIM), una aplicación de
servicios financieros (Cerus) y, pronto, un servicio
de oferta y demanda de empleos para cuadros a través de la Agencia nacional de
empleo y de una asociación para el empleo en esta categoría social (la APEC).
Ya procedan
del mismo modo (Libération,
por ejemplo) o bien con una especificidad que puede obedecer al hecho de
desarrollar lo máximo por sí mismo (Le Parisien) o
de apoyarse en una agrupación sectorial (los grandes regionales tales como Sud Ouest, La Voix du Nord, Ouest France, etc. ), ninguna de
estas estrategias ha dado realmente frutos. De hecho ocurre lo mismo con
estrategias similares llevadas a cabo todavía con más dinamismo y coherencia
por editores no vinculados a la prensa (los SOS profs,
jurídicos, viajes, etc., de la sociedad Crac...). ¿Se
trata acaso de problemas de puesta en marcha, de concreción de la estrategia?
¿Tiene que ver con una orientación errónea? ¿O es que otros fenómenos externos
han llegado a contradecir esta orientación?
En lo que se
refiere a las dificultades de puesta en marcha, la prensa parece haber tropezado
más que otros con problemas en materia de centros distribuidores (sistemas
informáticos), que quiso dominar por sí misma, y terminaron por engullir la
mayor parte de sus inversiones, a expensas de la investigación editorial.
Sobre todo cuando se extenuó por desembocar en una falsa vía, tal como la del
"mega‑distribuidor". Comparados con sus principales competidores,
los gestores de sus servicios parecen más indecisos en cuanto a la estrategia y
a los objetivos a largo plazo, ¡cuando no se desvían, de forma sorprendente, de
su área natural, como es el caso del Observateur, que
después de haber intentado un costoso desarrollo en USA, puede convertirse en
un lugar de paso de los usuarios norteamericanos deseosos de acceder a los
servicios videotex franceses!
El entorno,
evidentemente, ha sido muy severo. Algunos especuladores e inversores financieros
han comprado, a precios absolutamente disparatados, un gran número de posibles
socios en esta estrategia editorial. Sin embargo, no han llevado a efecto las
esperadas reestructuraciones, conformándose con explotar a corto plazo las
marcas costosamente adquiridas. En el plano técnico, un servicio como el "reencaminamiento", que facilita las asociaciones de
participantes, aunque prometido desde 1987, todavía no ha sido puesto en
funcionamiento por France Télécom.
Por último, persiste el fenómeno de competencia desbocada, a corto plazo, con
una multiplicidad de nuevos componentes.
La otra
estrategia, practicada principalmente por Le Nouvel Observateur en la prensa (y por varios de los editores
independientes más emprendedores: Politel, AGL, ...) consiste más bien en trabajar con gamas de servicios.
Cada servicio se dirige a una clientela meticulosamente definida, mientras que
las aplicaciones en sí son muy homogéneas: mensajerías,
juegos, información financiera, etc., es decir aplicaciones portadoras. Cada
mnemónico de la gama disfruta de la misma metodología de tratamiento, de
promoción, etc., depurada a su vez a través del mismo saber hacer de la
sociedad. Los medios técnicos, en cambio, pueden ser subcontratados y
fraccionados (lo que no es el caso del Nouvel Observateur).
Aparentemente
más eficaz, esta orientación a más corto plazo, que pone en práctica una metodología
más afinada, parece haber encontrado, de un año a esta parte, sus límites
comerciales; lo que obliga a sus titulares a enriquecerla, desarrollando sus
mejores mnemónicos para convertirlos
en marcas que recubran las aplicaciones más diversificadas, como en la estrategia
precedente. Es así como Le Nouvel Observateur,
que ha absorbido a uno de sus competidores (Laser Communication), que a su vez había adquirido los SOS
para su fondo de servicios, anuncia que en los
sucesivo va a realizar y desarrollar estos últimos, con una marca de
contenidos numerosos y complementarios.
Así pues,
los editores de prensa, enfrentados con dificultades para el desarrollo de su
estrategia editorial, no parecen estar dispuestos a abandonarla, animados como
están por el hecho de que sus competidores (editores independientes) se
aproximan a su orientación y que las aplicaciones útiles ‑similares a sus
aplicaciones‑ experimentan una lenta, pero indiscutible progresión...
Por todo ello, la pertinencia de los periódicos en este ámbito de diversificación
parece depender de su capacidad para resolver, por sí mismos, dos cuestiones:
a) el lugar de la información y el tipo de información general que,
finalmente, prevalecerá en este soporte; b) la extensión de los sectores de
información especializada que puedan competer al videotex.
EL LUGAR DE LA INFORMACIóN, LA CUESTIÓN DE LOS "ACONTECIMIENTOS"
En relación
con las primeras desilusiones relativas a la información en Teletel, varios enfoques han sido modificados o han salido
a la luz del día. En materia de flash, la tendencia de todos los periódicos es
la de reengancharse a los servicios de la agencia France
Presse (AFP). Consisten en
treinta páginas de informaciones generales de telem,
permanentemente actualizadas, tan pronto como se reciben en la consola del
teletipo de los periodistas que redactan directamente un texto telemático a
continuación de su despacho. Por otra parte, unos servicios especializados
pueden completarlo tratándose de informaciones de Bolsa o hípicas. Este servicio
de la AFP es barato (reparto de los
recursos de consulta). Está conectado directamente con
los centros distribuidores de los periódicos y cabe que no precise de un nuevo
tratamiento. El interés por los flashes no ha
crecido, pero éstos, gracias a la sinergia y a la economía de escala que sólo
la AFP puede permitirse, han quedado
al alcance de todos los periódicos que, por lo general, quieren señalar su
vinculación a la prensa mediante este tipo de contenidos, cuya función, por
tanto, es más simbólica que estrictamente económica.
El
lanzamiento de servicios de debates en directo o en diferido con
personalidades políticas por parte de editores no vinculados a la prensa (Démocratie Directe) proporcionó
ideas a numerosos periódicos para tratar la información según este modelo. Le
Monde propuso foros sobre temas de actualidad. Libération, Ouest France, Le Progrés, Le Parisien... ensayaron
diálogos con responsables políticos, estrellas de cine o artistas de
variedades, e incluso con personalidades del mundo cultural. Se desarrolló un
abanico de aplicaciones que acoplaban mensajerías y debates entre usuarios con
periodistas o protagonistas de la vida pública, pero sin éxito suficiente. El
videotex, en efecto, es un medio de debate paradójico para una discusión en
directo con personas de primera plana. El número de diálogos posibles es
físicamente limitado. El procedimiento resulta fastidioso para el
"invitado". Por lo que esta forma activa de práctica en torno a la
actualidad podría recuperarse en un futuro, aunque mejor circunscrita, integrada
en un conjunto informativo más diversificado.
Los únicos
grandes éxitos dependen, de hecho, del tratamiento de acontecimientos, ya sean
inesperados o programados por el periódico. El resultado del videotex en
relación con lo inesperado depende de la capacidad para desarrollar la
información en tiempo real, mientras que los restantes medios están sometidos
a la periodicidad de sus propios flashes. En materia
de programación, se trata de ampliar la información, incluso de abrir
posibilidades de comunicación en directo, o de acceder a servicios muy
desarrollados, acerca de eventos deportivos de gran notoriedad (torneo de
tenis Roland Garros,
regata de veleros alrededor del mundo, etc. ), momentos álgidos de la vida
educativa (exámenes, pruebas de selectividad, matrícula en las facultades,
etc.), comicios políticos (elecciones). Mediante una
investigación experimental de los acontecimientos más pertinentes, Le Parisien, Libération, etc., lograron alcanzar auténticos éxitos.
Aquí el
problema, una vez más, consiste en la paradoja de tener que desplegar enormes
medios técnicos, incluso redaccionales, para una
actividad de naturaleza efímera, episódica, etc. ¿Cómo asegurar la continuidad
de la actividad, tanto para conservar la notoriedad del servicio como para
mantener en activo un equipo básico suficiente? Se consideran entonces varios
caminos, el más importante de los cuales gira hoy en torno a la información
especializada. Le Monde, por su
parte, gracias a un acuerdo muy favorable con un gestor de bancos de datos, se
ha decidido por la vía del banco de información, ofreciendo tanto abstracts como textos completos del diario que abarcan un
dilatado período.
El conjunto
de estas adaptaciones han proporcionado hasta la
fecha resultados desiguales y, con frecuencia, insuficientemente rentables en
comparación con los medios empleados. Globalmente, su notoriedad es
insuficiente para atraer la atención de un público significativo hacia este tipo
de contenidos, según ponen de relieve todos los paneles de audiencia realizados
con usuarios del minitel. Queda, pues, mucho trabajo
por hacer, conforme reconocen numerosos responsables de servicios de prensa.
Martín Desprez, director general del grupo Amaury (Le Parisien), declaraba
recientemente: "es un problema de i + d. Falta por encontrar el servicio
barato e interesante en materia de información".
LA INFORMACIÓN
ESPECIALIZADA
Los únicos
grandes aciertos indiscutibles en materia de información se refieren a dos
sectores de la información especializada; 'Bolsa‑economía‑finanzas"
y transportes. En ambos casos favorecen a periódicos que disfrutan de una indiscutible
notoriedad en estos campos. Es decir, la Cote Desfossés
y Lamy. En cada uno de estos casos, la telemática
representa cerca del 20 por ciento de su cifra de negocios (12) con una
rentabilidad muy importante si se tiene en cuenta que la plantilla asignada a
la aplicación videotex es muy reducida (3 y 12 personas, respectivamente).
El éxito del
área "Bolsa‑economía‑finanzas" no hace sino confirmar
otros casos observados en el extranjero, como el de Dow
Jones en USA. Hay un público profesional y un
"gran público" muy específico, el de los titulares de acciones. La
tendencia estriba en enriquecer continuamente este tipo de aplicaciones,
ofreciendo tanto una muy rápida actualización de las cotizaciones (cada cuarto
de hora) como servicios de ayudas para la gestión de carteras y de simulación.
A corto plazo se plantea, por descontado, la cuestión del cruce de órdenes,
con o sin acuerdo de los bancos.
En cuanto al
éxito de la Cote Desfossés, parece obedecer
a la conjunción de una iniciativa precoz (a partir de las experimentaciones),
muy coherente (gama de aplicaciones complementarias), con una imagen, para el
periódico, de indiscutible especialista del sector. La aceleración del
tráfico, estimulado por el atractivo que ejerció la Bolsa entre 1986 y 1987, y
luego durante la crisis del otoño de 1987, no se puso en tela de juicio a raíz
de la afluencia de competidores (Le Nouvel Observateur, L’Expansion,
entre otros) que sufrieron entonces las consecuencias, bien de su
inexperiencia en telemática, bien de su falta de imagen como especialistas en
asuntos bursátiles y financieros).
En materia
de servicios ligados a los transportes, el enfoque de Lamy también combina la precocidad de la iniciativa, la imagen previa
de editor especializado en el sector, todo ello puesto al servicio de
aplicaciones muy diversificadas, la más atractiva de las cuales consiste en
una bolsa de flete (Telefret)
para los camiones, permanentemente actualizada por los propios oferentes de
fletes. La importancia de este servicio atrajo también aquí a varios
competidores que tampoco lograron imponerse.
Más allá de
estos dos campos, los periódicos se esfuerzan en identificar otros ámbitos
portadores y, sobre todo, unos modos de tratamiento, unas formas de aplicación
atractivas. Entre éstos figuran, bien situados, la informática, la educación
(como, por ejemplo, Etud, de Sud 0uest), que hasta ahora padecen la circunstancia de limitarse a
un círculo excesivamente reducido, o de ser demasiado estacionales. Se están
llevando a cabo numerosos trabajos con los sindicatos profesionales en
sectores tales como el turismo, el inmobiliario, el ocio, el empleo..., pero
hasta el momento la pertinencia tarda en llegar y la búsqueda continúa.
CONCLUIR CON
NUMEROSOS INTERROGANTES
En relación
con las situaciones que han prevalecido hasta 1987‑88, la telemática de
los periódicos se presenta, pues, bajo la forma de numerosos interrogantes
que condicionan ampliamente su perpetuación en cuanto ámbito de diversificación
significativo. Los tres principales, sobre los que deberían volcarse todos los
esfuerzos de investigación se refieren, prioritariamente, a la forma
editorial, que permitirá que se clarifique y se simplifique la oferta de servicio
para el usuario. Aquí la prensa está obligada, a la vez, a participar en un
movimiento de investigación con todos los editores. Además, debe afirmar su
originalidad. Ésta descansa, en gran medida, sobre los otros dos interrogantes
planteados: ¿qué modo de tratamiento de la actualidad, de la información
general, puede permitir salirse de los meros acontecimientos importantes,
para atraer y captar la fidelidad de un público hacia aplicaciones que expresan
la especificidad del soporte y su contribución respecto de otros medios. Aquí también es necesaria la búsqueda. Probablemente sea
de larga duración y arriesgada, porque numerosas vías resultarán erróneas. Por
último, la información especializada, en la actualidad, sólo está, probablemente,
en sus balbuceos. Los campos ya identificados dan, y darán, lugar a una fuerte
competencia, que necesita innovar continuamente. Para todos los restantes,
todo está por hacer. Aquí también la investigación es difícil, costosa y,
probablemente, condenada, a menudo, a numerosos fracasos antes de conseguir
formas pertinentes.
La
diversificación de la prensa en la telemática no es, pues, tan fácil como parecía
a priori. Numerosos periódicos
tendrán que deplorar pérdidas y decepciones, como ocurrió con la radio y con la
televisión. Algunos preferirán abandonar, convencidos de que la información no
tiene cabida en este soporte, o bien, de que otros participantes (tales como
los nuevos editores) están mejor situados que ellos. Bien es cierto que la
prensa cuenta con bazas específicas que dependen de la proximidad entre la
actividad videotex y su propia actividad: escrito, compaginación, recurso a la
informática, venta del contenido día a día... Por tanto, parece justificado
que los periódicos se dediquen a encontrar un lugar en tal sector que ha demostrado
hasta ahora que podía permitir la generación de recursos y una sustanciosa
rentabilidad.
NOTAS
(1) El
sistema telemático francés se denomina Teletel. Se
basa en una norma de presentación llamada .ntiope. El terminal autónomo, muy simplificado, del
que se han distribuido millones de unidades, recibe el nombre de MiniItel,
(2) Nueva
denominación de la Dirección General de Telecomunicaciones (de hecho, es un
organismo autónomo que disfruta de un régimen de presupuesto anejo o especial). Fue la que lanzó, en diciembre de 1978, el programa
telemático francés, que suponía la instalación de 10 a 20 millones de
terminales gratuitos, el desarrollo de una guía telefónica electrónica, etc. De
1981 a 1983, tendrían lugar algunas experimentaciones como, entre otras, la de
Vélizy, en la región parisiense, para todo tipo de
servicios, la de llle et Vilaine,
referida exclusivamente a la guía electrónica, Nantes y Grenoble
para los servicios municipales,.,
(3) En
noviembre de 1980, para acallar la polémica y conjurar los riesgos de bloqueo
del programa, el ministro de los PTT propone ayudas financieras y técnicas directas,
el monopolio de los anuncios por palabras y de la publicidad para la prensa,
mientras duren las experimentaciones, el respeto del objeto social de los
editores sobre el nuevo soporte... La ley de 1982, de comunicación
audiovisual, establece un período transitorio durante el cual la prensa
continúa beneficiándose del monopolio de los anuncios por palabras. Finalmente,
France Telecom le reservará, durante varios años, el
servicio quiosco y seguirá asignándole ayudas puntuales a la innovación, [N. del
T: La gama de servicios quiosco, cuyos proveedores son empresas periodísticas ‑de
ahí el nombre‑, abarca tres grandes categorías de prestaciones, juegos
electrónicos (batallas navales, horóscopos...); mensajería (para la
comunicación directa a través de la pantalla entre los "minitelistas"; e información
(general, local, programación tv y salas
cinematográficas, horarios de trenes y aviones, meteorología...). Los usuarios
acceden a este servicio marcando el 36.15 y la clave atribuida al proveedor],
(4) En una
comunicación presentada al coloquio Infodial de 1984,
indicábamos el número de periódicos que participaban en Teletel.
En un informe de 1985, titulado Télématique el emploi dans la presse quotidienne (Telemática y
empleo en la prensa diaria), cfr. Réseaux,
n.° 15, de diciembre 85, señalábamos que la cifra era ya de 35, equivalente a
22 equipos que proporcionaban trabajo a 160 profesionales.
(5) Hablamos
de "Nuevos editores telemáticos". Fueron muy numerosos los que se
crearon, sobre todo a partir de 1984. Sus patrocinadores proceden de orígenes
muy diversos, tales como la informática, la comunicación, la información, las
ciencias humanas, etc. Los dos líderes actuales de esta categoría son Politel‑Mylwatel y ACL.
(6) Sin duda
es la mejor lección que han permitido impartir los reiterados fracasos de la
prensa italiana en la televisión privada y de la prensa francesa en las Radios
locales privadas. En ambos casos, la prensa no se atreverá, o llegará siempre
con retraso, a dar saltos cualitativos en la evolución del soporte, frente a
líderes como Berlusconi, NRJ, etc., que no dudaron
en incurrir en la ilegalidad y, sobre todo, prescindieron de la información
para desarrollar, al menos inicialmente, nuevos modelos de televisión y radio
comercial.
(7) En una encuesta reciente (1988), realizada por el INSEE a 10.872
individuos, consagrada al ocio de los franceses, entre los poseedores de miniteles (es decir, el 11 por ciento de la población), la
utilización de los servicios de "prensa‑información' sólo era
evocada por el 4,5 por ciento de acuerdo con la siguiente distribución:
Profesiones liberales/Cuadros superiores . .2%
Cuadros medios .............................. 3%
Empleados.................................... : 3°.6
Obreros ....................................... : 3%
Inactivos ..................................... : 2%
15/21 años .................................. : 4%
22/29 años .................................. : 3%
30/39 años, ................................. : 3%
Cfr N. Arnal y J. Jouet: Teletel: État des pratiques, TAS.,
n. 4, junio 89.
(8) Título
de una investigación llevada a cabo por el CFPJ en 1982‑83. (9) Véanse
nuestros propios análisis de la época, especialmente: La presse
détient la clé du développement de la télématique grand public ("La prensa posee la clave del desarrollo de la
telemática gran público"), Bulletin de NDATE,
n.° 10, enero 1983.
(10) Esta
tendencia todavía se mantiene en la actualidad, ya que Le Pausen es parte
interesada en un reagrupamiento con otros importantes participes para el
desarrollo de un centro distribuidor de gran tamaño En cuanto a los regionales Sud Ouest, Nouvelle
République du Centre Ouest y Voix du
Nord, aliados con una sociedad de informática ‑Sinorg‑, acaban de reagrupar sus recursos en un
distribuidor que, en la actualidad, representaría 130.000 horas al mes.
(11) Libération representa bastante bien esta actitud, toda vez
que los periodistas desprecian Teletel, mientras que,
en cambio, los sustanciosos beneficios obtenidos gracias a éste sirvieron para
enjugar un déficit muy importante, de varios millones de francos, en la radio,
en 1985. Por lo que se refiere a la separación de las estructuras, cabe
señalar: al Parisien con la CESI; a
Sud Ouest con Atlante], a
La Voix du Nord con Norte]; a Les Derniéres Nouvelles d'Alsace con SDV‑Gretel‑
(12) O sea,
40.000 horas/mes para la Cote Desfossés y 130.000 horas/mes
(¡!) para Lamy.