EDITORIAL
El arte, la tecnología y la vida
Dos millones de marcos federales para una exposición de vídeo escultura: una
multinacional japonesa fabricante de equipos audiovisuales electrónicos
establecida en Alemania ha aportado esta suma aproximadamente ciento
veinticinco millones de pesetas‑ a una gran muestra retrospectiva que presentará,
en Colonia, Berlín y Zurich
(Suiza), cuarenta y cinco vídeo‑instalaciones, vídeo‑circuitos,
vídeo‑montajes... concebidos, producidos, realizados, inscritos y reconocidos
estricta y unívocamente en el campo del arte; eso es, que su finalidad última y
principal no fue, no ha sido y no es otra que la propia y específica del arte,
de la comunicación artística del goce y el deleite estéticos, de las intuiciones
y vivencias creativas, nacidos de este especial sentido crítico y vitalista que
el arte da a las cosas.
Quizás un buen número de lectores de esta publicación dedicada a temas
de comunicación, tecnología y sociedad se preguntarán ‑como hace unos
años interpeló al que suscribe el entonces director
general para España de la misma compañía indicada‑: ¿Usted cree que
esto es arte?
¿No será que el atónito lector y el escéptico directivo comparten con
algunos de los altos cargos técnicos de cultura la idea de que la complejidad
cultural de la cinematografía y el audiovisual es la madre de todos los males:
en tanto que su práctica presupone un acto de creación colectiva, en tanto que
incluye un proceso industrial y tecnológico complejo y cualificado, en tanto
ambas están sujetas a una rapidísima transformación de los sistemas de
explotación, difusión y producción?
El arte siempre ha sido complejo, siempre ha implicado un proceso
tecnológico y muchas veces ha supuesto un acto de creación colectiva (no creo
sea conveniente, ni necesario, citar la catedral de Burgos o “Tron”). El arte siempre ha sido
una expresión emotiva de la colectividad en la que se produce, conducida por la
sabiduría natural de los que en su proceso creativo intervienen y, sobre todo,
de aquellos que lo conciben; luego vendrán los que lo producirán, los que lo
explotarán difundiéndolo...
¿Qué estructuras, qué programas, qué realizaciones culturales reflejan
la existencia de manifestaciones artístico/creativas y responden al estado de
desarrollo técnico y social de nuestros medios de comunicación?
¿Qué esfuerzo se ha hecho para estar al día en arte bajo la panorámica
de la sociedad informatizada y audiovisualizada?
¿Es que las empresas colectivas de crear redes y estructuras de
comunicación audiovisual, de potenciar las experimentaciones científicas, de
atender al desarrollo de las tecnologías de comunicación masiva, de procurar
metodologías para la investigación técnica se ha visto
en un pequeño y prudencial tanto por ciento reflejada en actuaciones cara a la
formación artística y el desarrollo de nuevas expectativas par la expansión de
la creatividad audiovisual?
¿Puede interpretarse mi interés en presentar el modelo y el caso
concreto de “Video‑Skulptur,
retrospektiv und aktuell: 1963 ‑ 1989” en la República Federal de
Alemania en la que, aparte de la mencionada firma electrónica, colabora una importante
editorial de libros de arte, con la publicación de un libro‑catálogo y la
edición de una vídeo‑cinta sobre el acontecimiento, además de varias
instituciones culturales, museísticas y televisiva: alemanas en coordinación
con otras de Suiza, como una fórmula idónea a imitar, ¿Algo así como para ver
si los patrocina dores de aquí se animan y conseguimos i: más allá del “pacto
de las nicotinas” potenciador de lo plástico?
Este editorialista desea que se resitúen posiciones con respecto a la concepción del arte y
de las fórmulas de realización del mismo. Desea que se superen los mecanismos
equívocamente ritualizados dE verificabilidad y autenticidad
tópica, estructurados en base a normatividades y
regularizaciones arrulladoras.
Le disgusta que le presenten como algo reciente lo de la industria y
el riesgo inversor refiriéndose a las actividades artísticas de y en los medios
de comunicación, puesto que en el mundo del arte, en todos los contextos y
situaciones se h¿ transformado y se ha producido como capítulos importantes de
una actividad capital que es.
En definitiva, le gustaría que proliferasen las “subversiones
estéticas”, que se hagan actuales, que se correspondan con la realidad
científica y tecnológica. Que en todo esto de las tan traídas y llevadas
tecnologías, de la conexión audiovisual, de la informatización de los
sistemas... abordemos la complejidad y no dejemos de lado la vía emotiva que
nos conduzca a una comunicación artística plena, acorde y avanzada: aquella que
nos acerque a una reconciliación del arte con la ciencia actual, con la
tecnología de hoy, con la vida.
Antoni Mercader