Manuel Gamella
El Plan Nacional de Investigación Científica dedica una especial atención al desarrollo de las tecnologías de información, pero un balance de los grupos investigadores existentes en España plantea importantes problemas para este desarrollo.
El Plan Nacional de Investigación Científica y
Desarrollo Tecnológico, de la nueva Comisión Interministerial de Ciencia y
Tecnología, se hizo público recientemente presentado por las más altas autoridades
de la Nación, encabezadas por el presidente del gobierno, Felipe González. El
Plan establece el mercado para todas las acciones públicas de promoción de la
I+D en nuestro país durante el período 1988‑1991, teniendo como objetivos
declarados, en el aspecto cuantitativo, la duplicación al final del período
del porcentaje sobre el PIB de los fondos destinados a estas actividades, y en
el cualitativo, la fijación de una serie de prioridades basadas esencialmente
en criterios de utilidad social.
El Plan se presenta dividido por áreas y programas
y, en este marco, el Programa Nacional de Tecnologías de la Información y de
las Comunicaciones (ver recuadro adjunto) tiene previsto el mayor presupuesto
de todo el conjunto (38.930 millones de pesetas, o sea, un 14,62 por ciento del
total para el cuatrienio). A esto hay que añadir que existen también programas
separados dedicados a Automatización Avanzada y Robótica (14.433, 5 millones),
Microelectrónica (13.270 millones), Fotónica (9.036 millones) e Interconexión
de Recursos Informáticos (2.252 millones), con lo que en un sentido más amplio
puede decirse que un 29,72 por ciento del presupuesto del Plan está previsto
dedicarlo a temas directamente relacionados con las tecnologías de la
información.
La importancia económica y estratégica en todos los
sentidos de este área tecnológica es ya casi un tópico universalmente
generalizado. Desde el punto de vista económico, se estima que el mercado
mundial de las tecnologías de la información tiene en la actualidad un crecimiento
anual superior al 8 por ciento, siendo ya su cifra de negocios similar a la del
sector del automóvil y esperándose un volumen total de casi 100 billones de
pesetas para 1992.
El desarrollo de las tecnologías de la información
se basa en todos los países industrialmente avanzados en la existencia de un
elevado potencial investigador, donde el número de personas dedicadas,
condiciones de trabajo y medios disponibles son factores que determinan
directamente la capacidad de desarrollo y producción del sistema. Así pues, la
realidad actual y las perspectivas previsibles de la comunidad científica
española en este área constituyen la base ineludible sobre la que tendrán que
irse edificando los objetivos del programa.
Una primera constatación de la que parten
explícitamente estos objetivos es la de que el actual colectivo investigador se
encuentra centrado en su mayoría en organismos públicos y trabajando en campos
básicos. Esta situación, que, como se desprende de la justificación del
programa, es consecuencia de la propia estructura del sector industrial,
desequilibra seriamente el sistema de ciencia‑tecnología‑industria
y en consecuencia viene dificultando que el desarrollo de estas tecnologías
rinda el máximo de sus beneficios potenciales para las empresas y para la
sociedad en su conjunto.
El presupuesto básico, por lo tanto, tiene que ser
doble: es preciso ampliar y mejorar el colectivo investigador y al mismo.
tiempo equilibrar más su composición pública‑empresarial y su orientación
básica‑precompetitiva‑aplicada.
Planteadas así las cosas sería interesante disponer
de una información actual lo más completa posible sobre este colectivo. Esto
es algo lamentablemente difícil de conseguir con el suficiente grado de
fiabilidad y de detalle respecto al sector empresarial. Respecto a los organismos
de investigación públicos (departamentos universitarios y centros del Consejo
Superior de Investigaciones Científicas, CSIC), Fundesco y el CSIC publicaron a
finales de 1987 el informe "Comunidad Científica Española en las Tecnologías
de la Información" que, desglosado por subáreas, cataloga los grupos
investigadores, su personal, financiación, equipamiento, lineas de trabajo,
proyectos y perspectivas.
Las subáreas consideradas en este informe son:
-
Arquitectura
y tecnología de computadores.
-
Automática
y Robótica.
-
Inteligencia
artificial.
-
Microelectrónica
y optoelectrónica.
-
Radiocomunicaciones.
-
Redes
y servicios telemáticos.
-
Tecnología
del software.
-
Transductores.
-
Tratamiento
de señales.
Como puede verse, pues, el informe CSIC-Fundesco
(1) abarca toda el área cubierta por los programas del Plan Nacional citados
anteriormente. Su capítulo de Perspectiva General, que trascribimos casi
íntegramente a continuación, proporciona una información muy ilustrativa
sobre el estado actual de la cuestión.
"Dada la diversidad y heterogeneidad de los
diferentes grupos de investigación que desarrollan actividad en el campo de
las Tecnologías de la Información, la elaboración de conclusiones generales y
pautas comunes resulta ser una tarea más bien compleja. Además, al haber
grupos que reparten su actividad en varias áreas, los datos obtenidos no son
totalmente independientes, por lo que resulta difícil obtener de forma bien
delimitada las características principales de las nueve áreas consideradas. No
obstante, creemos que se pueden resaltar una serie de aspectos que, con sus
diversos matices según las áreas temáticas, pueden dar una idea global de la situación
de la investigación en las Tecnologías de la Información y permiten establecer
algunas comparaciones entre las distintas áreas.
Existe un consenso generalizado en la opinión de que
el personal investigador en las TI es escaso, teniendo en cuenta además las
cargas administrativas y docentes que muchos investigadores se ven obligados a
simultanear con sus tareas científicas. Muchos grupos han expresado el deseo
de poder formar y mantener de manera estable las masas críticas necesarias para
desarrollar su labor eficazmente.
En el cuadro que se muestra a continuación puede
verse un resumen de las características más significativas en cuanto al
personal, según se detalla más adelante para las distintas áreas temáticas. El
personal de los grupos aparece clasificado en permanente y temporal, indicando
asimismo en otra columna el equivalente en personas‑año, destacando las
cifras correspondientes a doctores y titulados superiores, ya que constituyen
los elementos básicos de los grupos de investigación. Puede observarse que en
la mayoría de las áreas, los doctores representan un porcentaje entre el 20 y
el 25 por ciento del total, mientras que los titulados superiores varían entre
el 45‑50 por ciento. Aunque no se muestra en el cuadro, en los resúmenes
de cada área se verá que la proporción de los becarios en los grupos oscila
alrededor del 25 por ciento, aunque no queda claramente especificado si se
refiere en todos los casos a alumnos becarios o bien a titulados que colaboran
provisionalmente con una beca de investigación. El personal correspondiente a
titulados de escuelas universitarias es prácticamente insignificante en los
grupos de investigación y el personal auxiliar es bastante reducido en casi
todos los grupos; de hecho se puede estimar que este personal para servicios y
tareas administrativas oscila entre el 0 y el 5 por ciento en la mayoría de
los casos, lo que viene a corroborar el hecho de que se están pagando
secretarias a precio de doctor. En cuanto a valores medios, los grupos suelen
presentar una media de 1‑1,5 doctores por grupo y una proporción mayor
de titulados superiores.
Respecto a la comparación entre las cifras correspondientes
a las diferentes áreas, Automática y Robótica seguida de Microelectrónica y
Optoelectrónica destacan como las más numerosas. En esta última se puede ver
además que la mayoría de los grupos la especifican como área prioritaria, lo
que indica una mayor concentración de esfuerzos. Es interesante también
destacar las áreas más reducidas que según el cuadro anterior corresponden a
Redes y Servicios Telemáticos, Tecnología del Software y Transductores. En
estas áreas el número de grupos es menor así como las personas‑año
equivalentes correspondientes. En un reciente informe de Fundesco en el que se
analizaba la demanda y la oferta de titulados en TI se señalaban las
especialidades de Tecnología del Software y la Ingeniería Telemática como los
tipos de conocimientos de mayor demanda, por lo que las cifras anteriores
parecen explicar, por un lado, el fuerte tirón industrial de graduados con esos
perfiles, y consecuentemente el menor número de investigadores en esas áreas y,
por otro, muestran las dificultades de satisfacer la demanda a partir de un
número tan reducido de formadores.
Como deseo generalizado, todos los grupos señalan
la necesidad de incrementar el número de investigadores y el porcentaje de
tiempo dedicado a la investigación, así como un incremento significativo del
personal de servicios y apoyo administrativo.
Una característica común en casi todos los grupos es
la mayor proporción, con bastante diferencia, de fondos públicos, en relación a
otras fuentes de financiación, para el desarrollo de las actividades científicas.
Aunque hay algunos grupos que últimamente han visto notablemente incrementada
la financiación de origen privado y de proyectos internacionales, el peso
principal reside todavía en las fuentes tradicionales de la CAICYT (ahora
CICYT), CSIC y los organismos autónomos de investigación. Por otro lado, cabe
destacar que en muchos casos la financiación de origen privado corresponde a
contratos con empresas que son más de desarrollo que de investigación.
En cuanto a la gestión de las actividades, todos los
grupos de las diferentes áreas coinciden en señalar la excesiva burocracia con
la que se ven obligados a enfrentarse, lo que genera una gestión poco flexible
y detrae recursos humanos valiosos que ya de por sí son escasos. La crítica de
los procedimientos ádministrativos de intervención es común y hay un acuerdo
unánime para sustituir esa forma de operar por otros procedimientos de
auditorías y control a posteriori. En algunos casos la intervención de
fundaciones de diversos tipos ha servido para agilizar esos procedimientos así
como para dar cobertura legal a la contratación de personal colaborador.
En general todos los grupos señalan la escasez de
medios materiales de que disponen, así como el espacio físico que les limita
bastante en el desarrollo de sus actividades investigadoras, sobre todo cuando
éstas han de simultanearse con la docencia y si se tiene en cuenta que el
número de alumnos en TI aumenta comparativamente más que en otros campos.
Debido a una ausencia de planificación casi absoluta, los recursos ‑sobre
todo el tipo informático‑ no son compatibles en muchos casos, lo que
dificulta, junto a la ausencia de una red a la que nos referiremos después, su
mejor aprovechamiento y la colaboración entre grupos afines. Se ha sugerido
también la posibilidad de establecer algún tipo de negociación colectiva para
la comunidad investigadora encaminada a la adquisición de equipamiento en
condiciones más ventajosas.
A pesar de que la colaboración entre grupos de
investigación y empresas ha ido en aumento en los últimos años, no se puede
decir que ésta sea demasiado intensa, si bien se ha notado un esfuerzo considerable
en ambas partes por acercar sus posiciones. No obstante, los recelos todavía
existen y la comunidad científica se queja de que se ve obligada a afrontar
temas con «demasiada D y poca I», lo que no contribuye a potenciar los grupos
adecuadamente.
Otra queja frecuente es la poca valoración del
título de doctor por parte de las empresas. Por otro lado, la industria no está
demasiado interesada en el desarrollo de temas que no vayan a tener resultados
rentables a corto plazo.
Esta situación ha mejorado en parte mediante los
programas cooperativos tales como ESPRIT, RACE, EUREKA, en los que se impulsa
esta colaboración entre empresas y grupos de investigación y, en este sentido,
hay grupos que han desarrollo esfuerzos verdaderamente encomiables.
La colaboración entre grupos que trabajan en temas
comunes no alcanza, en general, el grado que todos los grupos han expresado
sería deseable para una labor más eficaz. En este sentido se ha sugerido la
realización de reuniones periódicas o seminarios para el intercambio de ideas.
Algunos han expresado la opinión de que el método seguido para la realización
de este informe, mediante reuniones con los investigadores más representativos
de las diversas áreas, constituye un primer intento en esta dirección.
También es un deseo generalizado la posibilidad de
compartir herramientas comunes para determinados desarrollos, lo que se ve
como una posibilidad de enriquecimiento de experiencias, además de una gestión
más eficaz de recursos.
Por último, y según se deduce con facilidad de lo
expuesto anteriormente, todos los grupos reclaman insistentemente la puesta en
funcionamiento de una red informática de ámbito científico que haga verdaderamente
factible esa coordinación, tanto dentro de la comunidad científica española
como en el entorno internacional".
PROGRAMA NACIONAL: TECNOLOGÍAS DE LA INFORMACIÓN Y LAS COMUNICACIONES (2)
El campo abordado en este Programa Nacional cubre
dos de las áreas conocidas como nuevas tecnologías: telecomunicaciones e
informática. El impacto de estas tecnologías en los aspectos sociales y culturales
de la vida humana, en tanto en cuanto afectan al proceso y transmisión de la
información, recurso básico de la inteligencia, es ubicuo, esencial y difícilmente
cuantificable. Su efecto sobre la civilización es tan importante como lo fueron
el control energético, la agricultura, el transporte, o los metales, e inconsciente,
sucesiva y paulatinamente se va incorporando en la sociedad y lo impregna
todo: hogar, educación, administración, defensa, salud y producción de los
países.
Las tecnologías de la información se sobreentienden
en los países desarrollados como esenciales para garantizar la hegemonía
industrial y económica en las próximas décadas. Se considera que serán sólo
unos pocos países los que asumirán el control tecnológico, y por lo tanto se
estimula su desarrollo con carácter prioritario.
La situación industrial española en estas tecnologías
de la información y de las comunicaciones presenta un desequilibrio entre dos
grandes sectores: por una parte, en telecomunicación disponemos de una
industria con un potencial y nivel tecnológico avanzados y con una balanza
comercial aceptable, aunque sensiblemente inferior a la del resto de países de
la CEE con los que somos deficitarios. Al cariz conservador típico del sector
se añade que las industrias importantes son empresas mixtas entre multinacionales
y Telefónica cuyo fin básico es el autoaprovisionamiento del mercado
oligopolístico. La industria restante (nacional y no Telefónica) es reducida,
de pequeño tamaño, aunque dispone de una vocación innovadora no desdeñable.
Por otra parte, el sector de la industria
informática de propósito general sigue embrionario y depende de multinacionales
con vocación exclusivamente comercial, o está mezclada con producción fabril
parcial de alguno de sus productos; pero en general, su aportación tecnológica
es residual o muy pequeña. La situación en este sector es doblemente grave porque
las posibilidades de disponer de una producción tecnológica propia son muy
limitadas; los intentos que ha habido no han resultado fructíferos. Por otra
parte el sector está considerado de importancia estratégica y paradójicamente
aceptado como abordable y muy prometedor para la industria nacional.
Buenas perspectivas potenciales tiene todavía la
tecnología del software informático, bien sea en sus aspectos de soporte al
desarrollo electrónico, en la llamada ingeniería del software, o bien en el
área de inteligencia artificial. Se trata de aquellos aspectos de valor añadido
a los sistemas informáticos que constituyen el 80 por ciento del valor final de
los mismos.
El programa pretende dar un salto desde un colectivo
centrado en su mayoría en centros públicos y trabajando en campos básicos, a
una situación de mayor incidencia de I+D en las empresas que en los centros
públicos y, en consecuencia, más actividad en investigación precompetitiva que
en básica.
Los objetivos a alcanzar son:
‑ De adquisición de
tecnología:
A continuación se enumeran siete grandes campos de
investigación tecnológica que se consideran de interés preferente según los criterios
mencionados en el apartado anterior.
‑ Tecnología de
radiofrecuencia.
‑ Tecnología de
radiaciones ópticas.
‑ Codificación y procesado
de señal.
‑ Software.
‑ Inteligencia artificial.
‑ Análisis y simulación de
sistemas.
‑ Arquitecturas.
Los conocimientos y tecnologías
adquiridos en este campo constituyen la base imprescindible para la innovación
en muchas áreas de actividad industrial del sector y especialmente en algunas
donde nuestro país puede y debe aspirar a ocupar una posición razonablemente buena,
tanto en la oferta de productos como de servicios.
Las acciones que se llevarán a cabo se centrarán en
proyectos de investigación, preferentemente para centros públicos, y en
proyectos precompetitivos y de estimulación para empresas.
‑ De formación de
personal:
El Programa presta atención a los dos últimos ciclos
de la enseñanza superior potenciando la capacidad de las unidades
estructurales adecuadas de las Universidades para producir doctores que puedan
liderar la actividad investigadora en la industria, así como para ofertar
programas docentes de postgrado de interés para las empresas.
Es importante poner de relieve la conexión que un
Programa de Tecnologías de la Información y Comunicaciones puede tener con los
programas europeos en la línea 2: «Hacia un gran mercado y una sociedad de la
información y la comunicación», y en algunos aspectos de la línea 3:
«Modernización de los sectores industriales», ambas del Programa Marco de la
CE. Esta conexión es de fundamental importancia para la incorporación adecuada
de nuestro país a estas nuevas tecnologías.
En otro sentido, el presente Programa guarda una
estrecha relación con los nacionales de Automatización Avanzada y Robótica,
Espacio, Fotónica, y Microelectrónica. A estos últimos debe servir de referencia
para los dispositivos que deben llevarse a cabo mientras que para los dos
primeros ha de servir de soporte en los sistemas que se desarrollan. La
imbricación de todos ellos es obligada.
(1) Comunidad científica española en las
tecnologías de la información (2 vols.). Fundesco/CSIC. Madrid 1987.
(2) Plan Nacional de
Investigación Científica y Desarrollo Tecnológico. Comisión Interministerial de
Ciencia y Tecnología. Ministerio de Educación y Ciencia. Madrid 1988.