Las transformaciones tecnológicas de los diarios,
sus convulsiones económicas, las nuevas funciones y lenguajes, permiten
plantear el difícil futuro de la prensa escrita en general y particularmente
en España. Nuevos caminos y soluciones parecen imponerse.
El
desarrollo de las nuevas tecnologías de la información ha afectado ya de forma
singular a la prensa escrita y, sin duda, seguirá incidiendo en ella en un
tiempo próximo. Es lógico, incluso, hablar de futuro, preguntarse si el
periódico, tal y como hoy lo conocemos, sobrevivirá a largo plazo. Y tan
arriesgado resulta, en principio, pregonar su muerte inminente como augurarle
una larga vida.
La realidad
presenta hoy un horizonte crítico, y no sólo por los resultados económicos de
la explotación de los diarios, sino por la propia eficacia y funcionalidad de
la prensa en el nuevo panorama de concurrencia informativa. Algunos hechos
saltan a la vista en una primera aproximación a la realidad del más antiguo de
los medios de comunicación de masas. La prensa perdió hace ya tiempo su
hegemonía como soporte difusor de la actualidad. En época de extraordinario
desarrollo de los flujos informativos, la prensa escrita aparece, en el mejor
de los casos, en una situación de estancamiento. Las tiradas permanecen
prácticamente estacionarias en la última década.
En qué
medida ‑cabe preguntarse‑ ha incidido la reconversión tecnológica
en la definición de un nuevo panorama. Porque es indudable que un profundo
cambio se ha producido en el proceso de preparación y fabricación del
periódico. Una redacción electrónica integral muy poco tiene que ver con la
redacción convencional y su proyección industrial en el taller de artes
gráficas, aún cuando el producto final ‑el periódico‑ ofrezca una
imagen material poco renovada.
EL ALCANCE
DE LA RECONVERSION TECNOLOGICA
La
transformación general del diario, con la incorporación de los videoterminales
(VDTs) como herramienta de trabajo universal del periodista, la automatización
generalizada de los inputs informativos y de los
óutputs redaccionales, el diseño a plena página asistido, la grabación
directa de las planchas impresoras, las teleediciones y multiediciones
facsimilares, etc., han acortado notablemente el período temporal de
producción. La renovación de la infraestructura tecnológica perseguía, sin
duda, situar a la prensa escrita en una mejor disposición de competencia, al
permitir una mayor rapidez en la salida al mercado informativo del producto final.
A la vez, pese al volumen de inversión necesario para dotar a un periódico de
una tecnología punta, todavía en proceso de evolución, el resultado unitario
de producción reduce los costes en base a una mayor
racionalización del trabajo y a una disminución drástica de la plantilla
residual del taller.
Pero la
reconversión tecnológica de la prensa escrita, pese al alto grado de
innovación, no termina por resolver un problema fundamental, que lastra las
mejoras reseñadas en la fase de producción. Y el problema no es otro que la
propia dimensión física del soporte. El papel, asociado histórica y
culturalmente a la información escrita, condiciona cada vez más el nivel de
competencia y concurrencia del periódico en un escenario día a día más complejo.
El gran
avance conseguido en la rapidez de edición queda materialmente congelado
durante el dilatado proceso de comercialización del periódico. El soporte papel
se convierte en un peso muerto para el rápido transporte de los flujos
informativos. Es admisible, como hipótesis técnica, considerar que el tiempo de
preparación y realización de un telediario puede resultar similar al de la
edición electrónica de un periódico de parecidas características informativas;
sin embargo, mientras el noticiario de la televisión se emite y difunde
inmediatamente, el periódico precisa de un proceso lento de distribución,
abierto en función del tiempo útil de venta. A medio o largo plazo, las nuevas
tecnologías, que han vitalizado los sistemas de edición de la prensa diaria,
pueden convertirse en el verdugo de un soporte que se revela reñido con la
propensión al "tiempo real" que domina cada vez más la oferta de los
modernos medios de comunicación.
FUNCIONALIDAD
Y COSTES DE LOS SOPORTES INFORMATIVOS
El papel, en relación a los nuevos soportes electrónicos, ofrece otros
inconvenientes técnicos y funcionales que son, a juicio de los especialistas,
suficientes para poner en entredicho el futuro de la prensa escrita. Así,
Benjamín Compaine, director del Instituto para la Investigación del Impacto de
las Comunicaciones en la Sociedad Actual, de la Universidad de Harvard,
augura, como conclusión de un análisis prospectivo tan riguroso como
deshumanizado, la quiebra del soporte papel en el plazo de dos décadas. Mientras
el papel y demás materias primas necesarias para la producción impresa seguirán
con fuertes alzas de precios en los próximos años, los soportes electrónicos
serán más baratos, multiplicarán sus posibilidades y ofrecerán una respuesta
inmediata a la difusión y distribución de la información.
La incidencia del precio del papel sobre el producto final ha crecido de forma notable en la última década, como consecuencia del encarecimiento de las materias primas. Aunque cada caso varía, en función del formato y del número de páginas de la publicación, puede estimarse una repercusión media del oden del 35 por 100 sobre los costes finales de explotación del periódico. Esta creciente presión del soporte sobre la economía de la empresa periodística ha tenido una doble consecuencia: de una parte, la elevación sucesiva del precio de venta al público, y, de otra, el aumento de las tarifas publicitarias, ya que el papel empleado en la reproducción de los anuncios era más caro. Así, en una década, el precio de venta al público de un diario de información general ha pasado en España de 7 a 50 pesetas, lo que supone un incremento de más del 700 por 100, índice muy superior a la inflación registrada en igual período, con una caída del valor adquisitivo de la peseta del 383 por 100. Este encarecimiento continuado del papel puede llegar a comprometer la rentabilidad publicitaria, como consecuencia de la elevación de las tarifas, especialmente en los diarios de mayor tirada, cada vez menos accesibles para los pequeños anunciantes. Inconveniente desconocido por los medios electrónicos, cuyo nivel de impacto publicitario no está sometido a limitaciones de difusión en el ámbito en el que operan y queda definido por la amplitud variable de la audiencia.
Desde un
punto de vista funcional, el periódico, tal y como hoy está concebido, es una
guía informativa estandarizada, que apenas recoge una pequeña parte del flujo
informativo diario ‑sometido a las posibilidades de la paginación‑
para ofrecerlo a un público amplio. El lector selecciona necesariamente la
información, descartando buena parte de un contenido heterogéneo. Frente a
esta limitación en los flujos ‑utilidad parcial de los contenidos‑
se advierten las posibilidades de los medios telemáticos
interactivos. La llamada "información a la carta" que, en un futuro,
puede ajustar mucho más la oferta informativa a las necesidades específicas,
plurales y diferenciadas de las audiencias. Además, sorteando las dificultades
de distribución que tiene el periódico.
LA PRENSA EN EL MARCO
MULTIMEDIA
La
reconversión tecnológica de la prensa escrita, como necesidad incuestionable
de racionalización del proceso productivo, beneficia, sin duda, a aquellas
empresas que puedan acometerla y hace, a la larga, más grandes a las grandes
empresas. Las no reconvertidas, además de conseguir, a igual volumen de
producción, unos resultados mucho más costosos, quedan al margen de los nuevos
procesos de circulación de los flujos informativos y precisan de un tiempo de
edición mucho más largo. La crisis del sector y el irregular y no siempre
adecuado planteamiento de reconversión han producido un fenómeno de selección
muy acusado, circunstancia que ha favorecido la concentración empresarial.
Concentración que no se cierra en el estricto campo de la prensa, por cuanto
se trata de aprovechar las posibilidades de las nuevas tecnologías en un
abanico de producción multimedia; esto es, la explotación del negocio de la
información y de la comunicación en todas sus dimensiones, medios y soportes.
Cabría pensar que la proyección empresarial multimedia puede
favorecer el futuro del periódico. Frente a las dificultades del monocultivo
informativo, la prensa aparece aquí integrada en un conjunto de soluciones
informativas mejor coordinado, optimizado en sus posibilidades específicas
como medio de comunicación, apoyada en una infraestructura de producción más
amplia, con una mayor rentabilidad en el uso de las fuentes y en sus
derivaciones múltiplex de difusión informativa. Pero el carácter cada vez más
diáfano de la información como negocio puede, a la larga, convertirse en una
nueva amenaza para el periódico. El abaratamiento de los soportes electrónicos,
sus usos publicitarios, sus ventajas en la carga y distribución de la información,
su inmediatez en la comunicación con las audiencias, etc., pueden llevar a las
empresas multimedia a descartar, por una escasa o nula rentabilidad, el empleo
de un soporte que distorsione las perspectivas económicas del conjunto de
actividades. El esfuerzo de supervivencia y de competencia, tanto en la oferta
informativa como en la captación de los recursos publicitarios, se vería así
profundamente alterado en el marco de las unidades de producción globalizadas.
ESPECTACULO V. OPINION
Desde el
punto de vista sociológico ‑hábitos y tendencias de los lectores‑
cabría asimismo hacer algunas consideraciones en torno al futuro del
periódico. Tradicionalmente se ha considerado al periódico como un vehículo de
opinión indiscutible ‑y lo es‑, como tratando de negar la
capacidad del resto de los medios, hecho que no suele corresponder en la
práctica a la utilización intensiva de los audiovisuales en campañas
electorales y de concienciación fenómenos de máximo esfuerzo generador de opinión
pública. La lectura fragmentaria de la prensa ‑un periódico de 60 páginas
requiere un tiempo medio de unas siete horas‑ no parece decantarse por
la selección prioritaria de las opiniones editoriales. No resulta aventurado
estimar que sólo un porcentaje menor de lectores, dentro del subgrupo de la
audiencia que se informa a través de la prensa,
consulta las páginas de opinión.
El alcance
de la opinión periodística ha sido, sin duda, mitificado, tal vez por su valor
relevante en tiempo pasado, especialmente en las épocas de acentuado
pluralismo informativo y fuerte confrontación ideológica. Hoy, la impregnación
de opiniones en la narración de la actualidad contribuye a la pérdida de
credibilidad de la prensa, que así se aleja de la demanda de información
objetivada por parte de la sociedad. La audiencia cree conocer los resortes de
la interpretación y el sesgo redundante de una definición ideológica o, peor
aún, de una visión parcial y subjetiva limita el valor de la opinión como
elemento sustantivo del medio impreso.
La convenida
seriedad de la opinión se convierte en un consumo
informativo "duro", cuando la información, por obra de los medios
audiovisuales, cada vez más adquiere un valor de "espectáculo" de
la actualidad. Así, frente a quienes han sostenido la importancia del factor
opinión como garantía de futuro del periódico, los diarios que hoy ofrecen una
mayor difusión son, por contra, aquellos que en su diseño, fuerte presencia de
imágenes, empleo de color, etc., se asemejan más a los medios audiovisuales.
Buen ejemplo de esta afirmación es el diario norteamericano USA today, que en muy pocos años ha
penetrado con gran empuje en el mercado, cuando la tendencia de lectura estaba
en plena recesión. Los elementos gráficos, la agilidad de su tipografía, la
estructura dinámica, el lenguaje sintético, etc., descubren una vertiente
comunicativa que dista bastante del concepto de periodismo de opinión.
El periódico
USA Today parece encajar mejor en el
marco de la información "espectáculo" que domina en las sociedades escasamente
ideologizadas de occidente. La función del diseño gráfico cobra aquí un valor
insospechado, que permite adaptar las posibilidades del soporte impreso a
nuevos códigos de visualización, de sugestión, de impacto y facilidad en la
comunicación. De conexión, en definitiva, con las nuevas generaciones,
habituadas ya a una dinámica comunicativa más ligera.
REDEFINICION DE LOS
LENGUAJES
El lenguaje
de la prensa ha evolucionado, sir. duda, porque la
forma de representar la real¡dad sobre la que informa
no es ya el discurso único de la actualidad. Los medios audiovisuales
aproximan a los hechos de forma directa, en muchas ocasiones sin necesidad de
describir lo que las imágenes comunican. Hoy, a diferencia del periodismo
anterior al desarrollo de la‑información audiovisual, la prensa suele
relatar esas imágenes de panoramas conocidos. La economía temporal de las
audiencias, repartida en distintas alternativas de oferta informativa, requiere
de lenguajes menos redundantes, de nuevas soluciones de comunicación escrita,
tal vez más sintéticas, complementarias, indagatorias de las zonas oscuras de
la imagen.
Y aún ha de incidir sobre esa estructura del lenguaje la emergente presencia de los medios telemáticos, que soportan información alfanumérica, escrita, pero con una formulación de acceso y recuperación basada en una lógica distinta. Una lógica de consulta que crece en unidades fragmentarias y va de lo general a lo particular, con una solución selectiva más ajustada a la voluntad precisa de la demanda. Problemas, pues, de códigos de comunicación que el propio discurrir de las nuevas tecnologías y los nuevos medios definirán, más allá de la especulación teórica que hoy caba insinuar.
En cualquier
caso, como se insiste en la generalidad de los análisis sobre el futuro de la
prensa escrita, la supervivencia del periódico, al margen de su reconversión
tecnológica, sólo puede ser concebida por un cambio o adecuación del lenguaje;
por una presentación de la información más dinámica y visual: por una definición de contenidos que refuerce las posibilidades
del medio y limite la redundancia informativa en relación a otras ofertas; por la búsqueda de nuevas fórmulas de atracción vinculadas
al horizonte de información y de ocio que parecen marcar el futuro próximo, sin
olvidar las soluciones que permitan una mayor eficacia en la distribución.
Soluciones desde la crisis y en ningún caso estimuladas por un optimismo que
anticipe una recuperación pujante. Soluciones desde la tendencia a una
reducción progresiva del número de cabeceras, a una concentración empresarial
y una filosofía basada en la rentabilidad del negocio.
HABITOS Y TENDENCIAS
Las
tendencias no registran precisamente una recuperación generacional del hábito a
la lectura de la prensa. Es elocuente señalar que este fenómeno ocurre cuando
la sociedad goza de un grado de instrucción medio más elevado y generalizado, a
la vez que el consumo global de información es muy superior a tiempos precedentes.
Y esto no quiere decir que la palabra impresa no tenga un valor predominante en
los procesos de formación. Lo cierto es que el periódico no puede incluirse en
los consumos informativos preferentes de las nuevas promociones
universitarias, representación cualificada de la juventud actual.
En un sondeo
realizado entre trescientos alumnos de la Facultad de CC. de
la Información de Madrid, rama de periodismo, más de un treinta por ciento
decía no leer el periódico y sólo recibir información a través de la televisión
y la radio; un veintiseis por ciento se declaraba
lector habitual del periódico, mientras que el resto se definía lector
irregular, ocasional, de fin de semana, etc. En cerca del noventa
por cien de los casos el periódico era comprado por la familia o
consultado en la residencia estudiantil. Resulta inquietante que una publicación
de reparto gratuido en la referida Facultad ‑Cinco Días‑ apenas
consiga interesar a un reducido número de alumnos.
Hace quince
años se realizó una encuesta similar en la desaparecida Escuela Oficial de Periodismo
de Madrid. Aún careciendo de los resultados precisos, sí cabe recordar que la
media de lectura por alumno era superior a dos periódicos / día. En década y
media la evolución de la tendencia, en un colectivo homogéneo y definido
vocacionalmente, descubre una regresión reveladora.
Entre las
iniciativas desarrolladas en España en favor de una más amplia penetración
social de la prensa diaria se encuentra la promoción del periódico en la
escuela. Despertar en el niño un hábito que, años después, le convierta en
lector de prensa. Aún en el mejor de los casos, suponiendo que la promoción
hubiese conseguido resultados de interés, no cabe duda que los medios
electrónicos han calado en los escolares con una "naturalidad" que en
nada se asemeja al caso precedente. La utilización de los audiovisuales y el
uso de los microordenadores en las escuelas ha "revolucionado" la
atención y el interés de los alumnos con una facilidad que asombra a los
adultos. Frente a la resistencia, desconocimiento y desconfianza, el hábito
progresivo a sistemas rápidos y eficaces en la carga y recuperación de
información o en la representación o simulación más directa de la realidad.
NUEVOS ESCENARIOS INFORMATIVOS
Sorprende,
asimismo, comprobar cómo en los análisis sobre el futuro de la comunicación, el
desarrollo de las nuevas tecnologías y las prospecciones sobre escenarios
tendenciales no se contempla ‑en todo caso se hace de forma marginal‑
la concurrencia informativa de la prensa, al menos tal y como se concibe. En la
amplia gama de medios y servicios se observa una generalización de la
digitalización de los flujos y del uso para su transporte de nuevas y
polivalentes redes integradas. En torno a esas nuevas "autopistas" de
la comunicación se van articulando los usos que den sentido a las grandes
inversiones previstas. El desarrollo de estas redes inducirá, sin duda, a un
consumo de información que, en su vertiente de masas, reforzará la
penetración de las múltiples alternativas de los soportes electrónicos,
incluidas aquí las soluciones facsimilares del periódico a domicilio, de
incierto futuro, ya que más bien parecen soluciones propias de todo período de
cambio tecnológico, en los que la técnica no rompe del todo con modelos
anteriores.
No se trata
obstinadamente de preconizar la desaparición de una cultura literaria. La
crisis de la prensa se produce cuando, con certeza, la sociedad conoce los
índices de lectura más altos. Así como es de todo punto de vista arriesgado
vaticinar la quiebra del soporte papel en la edición de libros, parece menos
aventurada la afirmación en cuanto a los periódicos. En el caso del libro,
especialmente en los temas narrativos o de ficción, el discurso es lineal y no
cabe la lectura fragmentaria, con lo que el soporte optimiza la dimensión del
mensaje; el contenido es, en términos generales, intemporal. El carácter
urgente de la información de actualidad diferenciada notablemente los futuros
del periódico y del libro.
La
información escrita perdura en los soportes electrónicos emergentes como el
videotex o el teletexto y la traslada por el cable telefónico las ondas hasta
los domicilios, con la posibilidad complementaria de impresión local. Cuando se
cifra en estos medios de comunicación telemáticos, que no se agotan en una
función "periodística", una alternativa seria a la prensa, son muchas
las objeciones que los lectores de periódicos suelen hacer. Una, la dificultad
de lectura continuada sobre pantalla; otra, la fragmentación de la información
en limitados formatos de visualización. Con una cierta perspectiva histórica
cabría asegurar que la generalidad de las objeciones técnicas son propias de
los períodos de experimentación y primeros desarrollos de los sistemas,
superables hasta conseguir el ajuste que favorezca la expansión de la demanda.
¿Cómo no recordar, por ejemplo, las objeciones al
"milagro" de la radio de galena?
Lo cierto es
que hoy se concibe, como proyecto cierto en el inmediato futuro de la comunicación,
la conducción digital de los flujos informativos a domicilio, en esa simbiosis
de informática y telecomunicaciones para usos masivos. En este sentido, la
orientación tecnológica está cada vez más definida.
Parece, en
fin, evidente, dados los intereses económicos en juego, que los programas de expansión
de las transnacionales de la información y la comunicación, cada vez más
concentradas y emparentadas en la amplia gama de producciones de equipos y
contenidos, han apostado ya decididamente por el desarrollo de los soportes
electrónicos, dentro de una posición general de impulso de las nuevas tecnologías.
Negarlo sería negar la evidencia de un proceso en curso, en el que la
reconversión de la prensa, la producción electrónica del periódico, queda
frenada al proyectarse en su soporte tradicional: el papel.
Otro enfoque
de este esbozo de análisis, de este preámbulo especulativo sobre el futuro del
periódico, es el de los efectos sociales, las nuevas direcciones
monoculturales que se vislumbran tras el proyecto de
"sociedad de la información", las expectativas inciertas de ajuste
entre la demanda social de innovación e información y la oferta probable. En
fin, el análisis crítico común entre los teóricos que no se han dejado
seducir por las mercaderías del gran bazar de la llamada "revolución"
tecnológica.
VULNERABILIDAD DE LA PRENSA ESPAÑOLA
En España la
situación de la prensa no ha mejorado en los últimos años, pese a las cotas de
libertad de expresión conseguidas tras el final de la dictadura, circunstancia
en la que se habían cifrado las esperanzas de despegue en las tiradas de los
periódicos. Nuestro país se enfrenta al reto de reconversión y supervivencia
desde la perspectiva de una realidad preocupante. La venta de periódicos no
alcanza los 10 ejemplares por cada 100 habitantes, frente, por ejemplo, a los
más de 40 que registran países europeos como Gran Bretaña o la República
Federal Alemana. La tirada global diaria, incluidos los periódicos deportivos,
se sitúa en torno a los tres millones de ejemplares, mientras que un sólo
periódico alemán, el Bild Zeitung, supera los cinco millones, o se alcanzan
los cuatro millones en el británico the Sun.
La
vulnerabilidad, pues, del mercado español ante la irrupción de los nuevos
medios es mayor, por cuanto no se parte de un hábito consolidado de lectura
de la prensa. En muy pocos años, pese a la crisis económica latente, el parque
nacional de vídeos ha alcanzado, con más de 9 aparatos por cada cien
habitantes, la misma potencialidad teórica de comunicación que el periódico.
Junto a los
ocho periódicos que en 1984 superaban la tirada media diaria de 100.000 ejemplares,
conviven decenas de explotaciones minifundistas. Más de la mitad de los
diarios editados figuran por debajo de los 25.000 ejemplares y una veintena de
estos no alcanzan, los 10.000. Esta debilidad estructural dificulta los
procesos de reconversión y, a medio plazo, anuncian dificultades de
supervivencia o la absorción por parte de las empresas o grupos más asentados.
Sin duda, en los próximos años se asistirá a un reforzamiento de la tendencia
ya observada a la concentración y, con ello, a la limitación de las opciones
teóricas de pluralidad. De hecho, los ocho diarios que superan los 100.000
ejemplares de tirada, suman en su conjunto más del 40 por 100 de la oferta
informativa de la prensa española, pese a que todos ellos, salvo los de nueva
aparición en los últimos años ‑El País, Diario 16 y El Periódico‑
y El Correo Español‑El Pueblo Vasco, han registrado pérdidas de tirada
entre 1977 y 1984.
La reducida
difusión global de la prensa española recorta sus posibilidades como soporte
publicitario, especialmente en las campañas de carácter nacional de los grandes
anunciantes. En 1983, de las 13 empresas que invirtieron más de 500 millones de
pesetas en publicidad, 11 centraron su máxima presencia en TV y 4 de ellas
destinaron más recursos a la radio que a la prensa. La probable aparición de
nuevos canales televisivos, de carácter nacional, regional o local, así como
la consolidación expansiva de la radio, supone una nueva amenaza sobre esta
fuente de recursos de las empresas periodísticas, que, en algunos casos,
alcanza el 60 por 100 de los ingresos totales.
Salvo en
casos excepcionales y esperanzadores, la situación económica de los periódicos
es deficitaria en la explotación y ni las ventas, la publicidad o las ayudas
estatales permiten superar las dificultades. A la crisis reseñada hay que
añadir otro factor crítico que aumenta la debilidad del medio. La credibilidad
de la prensa española es, en conjunto según las encuestras de opinión,
inferior a los informativos de la radio y la televisión que, además, son gratuitos.
Pese al
sesgo general pesimista que puede desprenderse del análisis, cabe añadir, no
obstante, que a la prensa española le quedan aún muchas zonas inexploradas de
penetración en el mercado. Toda solución de viabilidad, partiendo de una
infraestructura tecnológica adecuada, debe asentarse en una atención a la demanda
real informativa, lo que la haría ganar en credibilidad. En un país
mayoritariamente decantado hacia soluciones de cambio político, no existe una
oferta periodística que atienda esa realidad o, aún mejor, sólo parece dominar
una tendencia, muy politizada, que ejerce sistemáticamente la oposición
conservadora. Y, además de la modernización técnica, la de los contenidos.
Modernización de lenguajes, de la imagen de la información a través de nuevos
conceptos de diseño gráfico, de implicación de las audiencias en procesos
interactivos, etc. Soluciones que, en tiempos de crisis, permiten todavía un margen
para la esperanza.
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