Signos Teoría y práctica
de la educación , 21 Abril - Junio de 1997 Páginas 58-65 ISSN 1131-8600
INTERNET: UN PAISAJE
DE PODER Y DESIGUALDADES
ANTONIO BAUTISTA
GARCIA-VERA
El contenido de este artículo nace de la creciente proyección que está
teniendo Internet en ciertos dominios sociales y laborales, entre los que se
encuentra el mundo de la educación. Está utilización va acompañada de unos
significados y de una "música celestial" que es preciso analizar para
evitar, o al menos contrarrestar, la poderosa atracción que está ejerciendo
sobre los usuarios y las usuarias y el peligro de que, según la mitología
clásica, tales "cánticos de sirenas" los arrastren y estrellen contra
las rocas del mar haciéndoles naufragar.
Días después de haber
aceptado escribir este artículo para Signos coincidieron tres eventos que, de
alguna forma, orientaron el esquema que he seguido para desarrollar su
contenido: la celebración en Madrid del "II Congreso Nacional de Usuarios
de Internet e Infovía", el conflicto de las plataformas digitales y de los
descodificadores y, finalmente, la muerte de Carlos Gurméndez.
Los discursos sobre
Internet
En el II Congreso
Nacional de Usuarios (aunque también se dieron cita las usuarias) de
Internet e Infovía, que tuvo lugar del 5 al 8 del pasado mes de febrero con
la presencia de Bill Gates, se apuntaron una serie de significados sobre qué es
Internet. El más aceptado por toda la comunidad de usuarios y usuarias es el
"de red de redes informáticas", si bien se apuntaron algunos con
sentido metafórico, como "una mente global conformada por multitud de
cerebros interconectados". Otros referentes semánticos asociados a
Internet fueron los de "prestigió", "ahorro en tiempo, en
comunicaciones y en material", "prepararse para el futuro",
"inteligencia empresarial", "vencer a la competencia",
"darse a conocer"...
Desde mi punto de vista,
estos significados se están convirtiendo en razones que, según Fuentes (1997),
ayudan a que una empresa no pierda su "carro" tecnológico. Son
discursos portadores de unos marcos referenciales que favorecen la expansión y
uso de este medio de información, discursos de inoculación que están siendo
acompañados por decisiones favorables de los gobiernos de algunos países. Por
ejemplo, según García (1997), Estados Unidos ha rechazado tajantemente la
posibilidad de establecer un impuesto (bittax) para los usuarios y usuarias de
servicios como Internet.
A los anteriores
significados hay que añadir que es una red jerárquica pues existen
puntos de la misma, por ejemplo los routers, los nodos de los
proveedores o servidores, que tienen funciones y niveles de información
superiores y más amplias que las de los usuarios que acceden a la red a través
de ellos (jerarquía por lo demás que ya traía la red precursora de Internet, la
ARPAnet, que nació a finales de los años 60 para conectar a diferentes
instituciones relacionadas con la defensa, seguridad y gobierno de los Estados
Unidos durante la Guerra Fría). Pero esta relación jerárquica y esta situación
de control suele pasar desapercibida por el poder que tiene la red y la
dependencia que de ella tienen una serie de usuarios y usuarias. Unos datos que
confirman esta idea son los aportados por Infante (1997) en su diagnóstico
sobre "ciberenganchados" al comprobar que hay usuarios y usuarias que
piensan a menudo que faltan horas al día para sus actividades informáticas
favoritas, o que sufren cierto desasosiego cuando no usan de forma regular el
ordenador.
En dicho Congreso también
se analizaron cuales eran las virtualidades de Internet , así como sus
funciones en una serie de ámbitos laborales y dominios del saber. Si bien los
intereses prioritarios estuvieron en la dimensión técnica y en las
posibilidades laborales de la red, se hicieron llamadas y advertencias al resto
de los ámbitos profesionales y del saber sobre el peligro que corren de no
incorporarse a esta situación de expansión de las telecomunicaciones.
Curiosamente, días
después, una serie de nuevos "hechiceros" ha ofrecido la oportunidad
de salvación y de enseñar el camino que hay que seguir para incorporarse a este
tren informático. Por ejemplo, entre otros, Louis J. Marcoccia, asesor de
corporaciones y administraciones públicas de Estados Unidos, en la conferencia
pronunciada el pasado 13 de marzo de 1997 en Madrid. En palabras recogidas por
Zafra (1997), Marcoccia urgió conectarse a la red informática: "Ofrecemos
una solución completa y experimentada, combinando metodología, servicios de
consultoria y herramientas que permiten a las organizaciones estimar,
planificar e implantar la solución para el año 2000".
Estas recomendaciones no
han sido necesarias en el campo educativo, porque el uso de las redes de
ordenadores en la enseñanza y en la formación del profesorado empezó a finales
de la década de los 80 y a principios de los 90. Su utilización se ha ido
asentando progresivamente en tres campos. Cronológicamente, el primero de ellos
está vinculado al uso de las redes dentro de los sistemas de educación a
distancia (Rubinyi, Scipioni y Lee, 1991). El segundo versó sobre la generación
de situaciones de aprendizaje dentro del sistema de enseñanza presencial. Entre
estas prácticas cabe distinguir las que analizaron los trabajos a casa
(Mountain, 1993) y las que consideraron la red como un buen complemento de las
tareas de enseñanza (Collis, 1992) o como un taller de trabajo en el centro
(Stecples, Goodyear y Mellar, 1994).
Finalmente, un tercer
grupo de usos de las redes telemáticas se ha centrado en la formación laboral
yen la capacitación del profesorado. En España surgieron a partir de las
jornadas internacionales celebradas en Madrid en enero de 1991, organizadas por
Fundesco y el MEC, con el título: "Telecommunications based training
systems in the 90's". El interés inicial se centró en utilizar esta red
para enseñar contenidos curriculares al futuro profesorado que, posteriormente,
en su ejercicio profesional, tiene que impartir (Powell, 1992; I3urlbaw, 1993).
Unos trabajos que inciden colateralmente en esta última temática son los
vinculados al área de Psicología Social que estudiaron las dificultades de los
procesos de relación telemática, concretamente, las suscitadas tanto en el
mantenimiento del grupo como en el funcionamiento del mismo (Willis, 1991;
Brush, Knapczyk y Hubbard, 1993; Peiró, Prieto y Zorzona, 1993).
En los tres últimos años,
con el desarrollo, la difusión y la mejora en el acceso a la red Internet, se
han promovido trabajos orientados a formar al profesorado en el manejo de dicha
red (Savetz, 1994; Monahan y Dharm, 1995). En este momento, más que de
utilizaciones hay que hablar de las investigaciones que se están iniciando y
desarrollando en el campo educativo ante la posibilidad que tiene esta red para
enviar fragmentos de grabaciones en vídeo, además de textos, imágenes fijas,
etc. pues estos dos últimos tipos de datos son los tradicionalmente usados
dentro de los procesos de investigación-acción, como fuentes para iniciar los
análisis, debates y propuestas de mejora de las prácticas educativas del
profesorado que quería ser analizado "transculturalmente" por
usuarios de una red telemática y, previamente, habían fotografiado a modo de
ilustración algunos de los instantes de su trabajo docente (Schrum, 1995;
Spitzer y Wedding, 1995).
Los interrogantes que se
están investigando son: ¿cambiaría la naturaleza de las interacciones
telemáticas dirigidas a analizar la vida de un aula, cuando tales acciones se
muestran con imágenes de vídeo, además de con fotografías y textos
explicativos? ¿Qué sucedería si durante un tiempo tal posibilidad de análisis
se deja abierta a todos los usuarios de Internet además de a unos puestos de
trabajo concretos formados por profesorado de distintos niveles educativos?
¿Qué ocurriría si los procesos dialécticos de pensamiento fuesen interactivos
concurrentes en el tiempo ``On line") y no diferidos? Esta cuestión se
plantea porque cuando existe un proceso de comunicación, los diferentes
participantes intentan precisar sus ideas, utilizar metáforas y símiles cuando
sus contertulios no captan el contenido de lo comunicado..., es decir, son
procesos más vivos y ricos que provocan mayor número de ideas en los otros que
cuando tal debate se hace de forma diferida. Así pues, se pretende conocer si
unas relaciones y actividades concretas a través de Internet, basadas en el
análisis y debate de situaciones de aula grabadas en Vídeo, donde se garantiza
el anonimato de todos los participantes y, por lo tanto, la libertad de
expresión y la emisión de juicios valorativos, permiten al profesorado
desarrollar su reflexión crítica. Asimismo, se quiere saber si esta reflexión
lleva a detectar y a poner de manifiesto las actitudes, creencias y valores del
profesorado, así como la forma en que éstas influyen en su pensamiento
práctico.
El conflicto de las
plataformas digitales
El conflicto de las
plataformas digitales lo vinculo a esta temática por dos razones. Una es de
naturaleza técnica: tales plataformas
serán el soporte de
comunicación que utilizará Internet en un futuro próximo. La otra razón, para
mí más preocupante, es que la regulación del tipo de descodificadores a
través de un Real DecretoLey (R.D. del 31I97; BOE, 1II97) ha ilustrado con
un nuevo caso sobre cómo la tecnología es una herramienta donde se incrusta,
entre otros, el poder regulador utilizado por los Estados modernos para
gobernar y, en este ejercicio, tener la posibilidad de favorecer a unos grupos
a la vez que se perjudica a otros, marcando, inevitablemente, unas
desigualdades entre ambos.
El anterior evento, unido
a una serie de datos y reflexiones que paso a exponer seguidamente, me llevan a
ver Internet como una tecnología utilizada en diferentes dominios sociales e
institucionales para estructurar jerarquías de autoridad y, de esta forma,
facilitar relaciones de poder entre quienes están vinculados a esos escenarios.
Por su complejidad y amplitud, he considerado a esta red como un subdominio o
subsistema que opera en distintos dominios (educativo, militar, laboral...)
para facilitar la gobernabilidad de los mismos.
¿Qué tiene Internet para
que al ser usada en un ámbito humano, contribuya a estructurarlo
jerárquicamente y favorezca las relaciones de poder entre sus miembros? Para mí
es una herramienta que hace posible el contacto y combinación de dos técnicas
de poder:
-de
dominación de los demás son técnicas de regulación del cuerpo social
(Foucault, 1979) y de legitimación institucional (Habermas, 1984) que hunden
sus raíces en una ideología. Son mecanismos de gobierno de las poblaciones a
través del derecho público y de su concreción en una legislación; y
-de
dominio de uno mismo. son técnicas disciplinarias, o tecnologías del yo
(Foucault, 1991), dirigidas a vigilar, controlar y regular los propios cuerpos.
Son maneras de automoldearse a través de técnicas creadas y propuestas por la
cultura y el ámbito social donde se encuentran los sujetos.
En primer lugar,
analizando el poder regulador, estoy percibiendo la emergencia de una
nueva legislación en ámbitos sociales concretos que se materializa, entre otros
aspectos, en la utilización de unas herramientas y de unos materiales
tecnológicos. En la mayoría de los casos, la existencia y aplicación de una
normativa legal sobre tales medios define las funciones de los mismos así como
su utilización, distribución dentro de una estructura y limitaciones de algunos
usos.
Estudiando cómo han
evolucionado los significados asociados a los artefactos culturales a lo largo
de la historia, observo que tal regulación de los medios se va incrustando en
ellos formando a veces un mismo "cuerpo" y llegando tal normativa a ser
considerada como parte esencial y propia de los mismos, cuando en realidad es
un "añadido" interesado en regular su utilización.
Ahora bien, en mi
opinión, hay tantos análisis de los medios como normas generales sobre ellos
que, además de regular sus usos, son portadoras de poder. Por ejemplo, la
legislación sobre la transmisión de señales de televisión que homologa los
descodificadores o indica las características que deben tener los nuevos
receptores de televisión.
Internet y la
construcción de las desigualdades
Es así como, respecto al
poder regulador utilizado por los Estados modernos para gobernar, una serie de
datos me llevan a contemplar una función entre las diversas que tienen las
herramientas en una cultura y en un momento determinado: dividir y jerarquizar
grupos a la vez que se lleva a un sometimiento de unos sobre otros, pues a
través de una serie de leyes reguladoras de las características, papel y
utilización de los medios tecnológicos, se crean categorías entre los sujetos,
usuarios o no usuarios de esas tecnologías, y también, dentro de éstos, ser
creadoresemisoresinformadores o ser receptores informados.
Así, por ejemplo, observo
que en los diferentes dominios donde se usa Internet como herramienta existen
sistemas diferenciadores y unos objetivos en las relaciones que se entablan
(vendercomprar, informarinformarse...). Son elementos que suponen la existencia
de poder, según señalé anteriormente apoyándome en la aportación de Foucault.
La función básica de Internet en esos dominios es la de establecer sistemas
desiguales. Por ejemplo, dentro de los usuarios, por un lado están los
particulares, empresas o instituciones que, entre otras operaciones, usan la
red para emitir informaciones y para presentar y vender unos productos. Éstos
constituirían los contextos o agencias de producción de los contenidos
culturales que "habitan" en Internet. Tienen que crear páginas dentro
de la red y, evidentemente, tienen que poseer y conocer las herramientas
oportunas o contratar los servicios de una empresa para hacer tal diseño. Un
ejemplo, que ilustra esta dificultad es el uso de la transferencia de ficheros.
Para ello se dispone de la aplicación o servicio "ftp" que consta de
una serie de comandos para poder copiar ficheros o para conocer el listado de
los mismos. El usuario debería saber cuáles son los iconos correspondientes en
un entorno gráfico, o los respectivos comandos en uno no gráfico. Por ejemplo,
"get" para especificar la copia de uno de los ficheros,
"ls" para obtener el listado de los mismos...
Respecto a estos
productores de cultura, en otro ámbito están aquellos (empresas o particulares)
que utilizan la red para buscar documentos, recibir información, realizar
alguna compra, etcétera, y no tienen por qué conocer algún sistema de edición
de páginas en la red, ni algunos de los comandos de los servicios de Internet,
ni contratar algún servicio de edición de páginas para anunciarse o
promocionarse.
Otra dimensión de las
desigualdades generadas en Internet se concreta entre los usuarios que acceden
sólo a fuentes documentales o usan "buscadores" que son gratuitos, y
aquellos que no tienen dificultad para satisfacer ese pago mediante tarjeta de
crédito.
Pero además, de crear
desigualdades, la legitimación técnico científica ha hecho posible que los
nuevos saberes informáticos, generados y materializados en Internet, hayan
creado modernos espacios y herramientas de poder que facilitan una nueva forma
de control y vigilancia dentro de instituciones o empresas. Son herramientas que
ayudan a mantener unos límites en esos dominios, pues cada uno de los
proveedores del acceso a esta red proporciona unas herramientas concretas de
búsqueda de información y la posibilidad de acceder a unas fuentes documentales
limitadas.
Estas reflexiones me han
llevado a ver Internet como una herramienta creadora de espacios donde el poder
regulador opera con toda facilidad pues, según Foucault (1983), dos elementos
claves en la generación de poder en unos dominios sociales concretos son la
existencia de una normativa reguladora y sancionadora de comportamientos y la
demarcación de un espacio o territorio. Como ambos están en la red, considero
Internet una herramienta aplicada en unos dominios para materializar un poder
poco visible. Tal uso está generando nuevas normativas que permiten ejercer un
control sobre una serie de usuarios que, por extensión, llevan a grupos de
poder a gobernar poblaciones en su totalidad.
En segundo lugar, en lo
que atañe al poder disciplinar, los usos de medios tecnológicos en ciertos
dominios, como instrumentos que facilitan la formación de subjetividades,
responden a diferentes funciones. Éstas cubren un abanico de posibilidades que,
por un lado, favorecen la apertura o manifestación del "yo" o
"uno mismo" hacia el especialista en algún rasgo o dimensión de los
sujetos, como es el caso del tutor escolar, del psicoterapeuta... Éstos conocen
los referentes de la verdad que se apoyan en un saber científico. Por otro
lado, los medios facilitan la recepción en el alumnado del consejo
proporcionado por el experto sobre la conducta que debe seguir.
Unos espacios donde
percibo la asignación de esas funciones a Internet son los cursos y seminarios
desarrollados en ciertos ámbitos educativos (Centros de Profesores y Recursos,
departamentos universitarios,..) sobre "el ejercicio de la acción tutorial
mediada por redes de ordenadores". Cada usuario, pudiendo preservar su
anonimato, puede manifestar su "yo" al tutor. Otro dato que valida
esta idea lo encuentro en la Orden Ministerial del 15 de febrero (BOE del 5 de
marzo de 1997) por la que se convoca concurso para la selección de centros
públicos que deseen desarrollar proyectos educativos que integren los medios
tecnológicos en el marco de los proyectos Atenea y Mercurio. Concretamente, en
la primera disposición, se especifica que se dirige "al profesorado que
desee utilizar con finalidad educativa las tecnologías informáticas para el
acceso a la información digital a través de Internet". De igual forma, en
la disposición quinta se indica que el profesorado responsable en cada centro
de estos proyectos "recibirán una formación específica a distancia".
El resto del profesorado del centro recibirá formación no presencial a través
de las citadas redes. La naturaleza de esta convocatoria explica que en estos
días (marzo de 1997), los asesores y asesoras de Nuevas Tecnologías de los
Centros de Profesores y Recursos estén recibiendo una formación específica
sobre Internet a través del Programa de Nuevas Tecnologías de la Información y
de la Comunicación del Ministerio de Educación y Cultura.
Una utilización análoga
de Internet es la que se está haciendo en algunas universidades, no siempre de
Educación a Distancia, con el propósito- de que el alumnado haga
autoevaluaciones o reciba lecciones. Tal uso se justifica por el nivel de
interactividad que ofrece la red y por la posibilidad que tiene para mantener
comunicaciones tanto orales (usando herramientas del tipo "sound
blaster") como escritas. Concretamente, Redondo (1997) informó de la existencia
de servicios como el "Webspacho" creado en la Facultad de Psicología
de la Universidad de Murcia, destinado a entablar contacto directo entre el
profesorado y el alumnado tanto para consultas personalizadas como para
proporcionar apuntes.
¿Qué hay detrás de estas
relaciones soportadas en Internet que, a veces, como en la última convocatoria
de los proyectos Atenea y Mercurio, son reguladas por una normativa legal? Creo
que detrás está la idea de una escuela que, además de ofrecer unos saberes y
unas actitudes ante las situaciones de vida, contribuya a modificar el modo de
ser del alumnado. Los anteriores tipos de relaciones facilitados por Internet
elevan al profesorado a la categoría de "ejemplos vivientes" para sus
discípulos y discípulas. De esta forma, la función de Internet en la
tutorización o en la formación del profesorado es conferir y reforzar
identidades a los tutores y a los alumnos; identidades y subjetividades que
llevan a estos últimos a una apertura o manifestación de lo que son mediante
reflexiones, exámenes (de contenidos y de "conciencia") que hacen en
las cartas y misivas que envían por correo electrónico. La apertura que hacen
los discípulos al maestro de aquello que les preocupa (por su ignorancia, por
la insatisfacción en su proceder, por sus angustias, etcétera) forma parte del
reconocimiento de sus hándicaps, insuficiencias, perversiones... así como de
una renuncia a parte de su mundo interior. Este estado de conocimiento y
renuncia a uno mismo es el origen de la propia reconstrucción que harán los
discípulos mediante la obediencia profesada a esos expertos o tutores y a la
realización de las orientaciones dadas por estos últimos. Entre las razones que
fundamentan esas relaciones en Internet, observo que los expertos o
especialistas gozan de credibilidad por poseer un saber que se ha generado al
aislar y traducir los discursos y relaciones humanas al lenguaje
"neutral" de las ciencias. Tal credibilidad lleva a un
"sometimiento voluntario" o "gobierno" de los discípulos o
tutorandos, sometimiento que, desde mi punto de vista, explica que Internet
contribuya a mantener unas relaciones de poder entre distintos usuarios. Un
caso extremo, afortunadamente poco frecuente, de este uso de la red es el
realizado por las tecnosectas. Tal vez la más conocida por los acontecimientos
recientes es la "higher source", que además de ofrecer servicios para
diseñar gráficos, páginas Web, análisis de sistemas, programación, etc.,
también emite mensajes en una "Web site" denominada The Haeven's
Gate ("La puerta al cielo"). El último de sus mensajes hacía
presagiar las relaciones de dependencia y poder que existía entre
"castas" de esa secta que llevó a treinta y nueve de ellos a
suicidarse el pasado día 27 de marzo de 1997 en San Diego (California).
Textualmente se leía en la página Web de despedida: "La alegría el que
nuestros miembros más viejos en el nivel de evolución nos han dejado claro que
el acercamiento del cometa Hale-Bopp es la señal que estábamos esperando".
Pero Internet no crea
subjetividades únicamente en las relaciones "internas" a la red sino
que también extiende tal creación en espacios "externos" a la misma,
espacios de un dominio donde Internet es una herramienta o un subsistema. Esta
idea la apoyo en la percepción que he tenido de la existencia de diferentes
grupos de cibernautas en el II Congreso Nacional de Usuarios de Internet e
Infovía. Soy consciente de la inmediatez y fugacidad de las situaciones
donde recogí tales datos, hecho que justifica la provisionalidad de estas
ideas, pero al menos éstas pueden ser la base de posteriores inquietudes o
curiosidades de investigación que, a modo de hipótesis, puedan justificar
estudios más sosegados y profundos. En tal encuentro de cibernautas, observé
once casos de petición de información en puntos o stands atendidos por
personal de la empresa Microsoft, que era la organizadora. Estos informadores o
"consejeros" orientaban abiertamente sobre los beneficios y
posibilidades que ofrecía su software para resolver los problemas
planteados. Tengo la sensación de que, en la mayoría de los casos los
"visitantes" a los puntos de información se "confesaban",
analizaban y expresaban sus torpezas, sus dudas y su ignorancia. Desde esta
apertura y renuncia a su estado de analfabetismo aceptaban y agradecían los
consejos y orientaciones dados por esos expertos y expertas en saber
informático (sobre todo del software de Microsoft) ubicados en los centros de
información.
Esta relación entre
expertos y usuarios de Internet no deja de ser una consecuencia del
conocimiento por parte de los primeros, (los técnicos) de unos saberes sobre un
subdominio o subsistema (el informático) que les lleva a ejercer un poder, pues
logran un moldeamiento y sometimiento constante de los sujetos que realizan tal
apertura y renuncian a parte de su yo. Es así como he llegado provisionalmente
a la idea que el mundo de la informática, en general, y el de Internet, en
particular, son un subdominio de poder.
Estas prácticas apoyadas
externa o internamente en la red tienen un carácter disciplinar. Exigen un
autoanálisis y apertura del yo hacia el tutor a la vez que éste toma decisiones
y orienta al alumnado sobre qué y cómo tiene que hacer para tomar alguna
decisión o resolver algún problema. Es una forma actual de vigilar y controlar
los cuerpos a distancia. Es una práctica postmoderna de influencia,
sometimiento y moldeamiento de sujetos. Es una nueva herramienta de las
tecnologías del yo que, junto a las reguladoras, son utilizadas en lo que
Foucault (1981) llamó el gobierno de los Estados modernos.
En este subdominio de la
red, donde ésta es una herramienta o medio de otros dominios, estoy apreciando
una normatividad particular que está vinculada a la creación de subjetividades.
A diferencia del poder regulado por leyes que se justifican y apoyan en un
saber científico-técnico, el poder disciplinar opera mediante una serie de
elementos y prácticas, entre las que distingo la emergencia de un nuevo código,
de un nuevo catálogo de normas propias de Internet que, a modo de reglas de
convivencia o de "urbanidad", están regulando las interacciones entre
usuarios de esta tecnología. Dentro del conjunto de normativas distingo las de
carácter técnico (por ejemplo, conocer los pasos para enviar un fax o hacer una
llamada internacional) y las de tipo social (tales como las formas utilizadas
en una llamada telefónica o en el correo electrónico para saludar o despedirse,
"estimado.. ", "sí, digamé.. "). Ambas están contribuyendo
en esos dominios no sólo con los medios sino con un nuevo saberpoder
disciplinar, pues, en manos de expertos, regula los comportamientos, somete la
percepción, guía los gestos, etcétera, de los usuarios y de las usuarias.
Estas relaciones, a su
vez, facilitan nuevos caminos y formas dirigidas a jerarquizar, clasificar,
vigilar, adiestrar..., es decir, a mantener una disciplina y control de los
cuerpos dentro del dominio donde interviene. En Internet se aprecia un nivel de
control en distintos eventos. Por ejemplo, la existencia de empresas, como
Altavista, que se dedican a hacer estudios de mercado mediante peticiones de
información en los "motores de búsqueda". De igual forma Alzaga
(1997) apunta cómo las personas que participan en foros de discusión a través
de Internet pueden localizar sus mensajes y, por tanto, su dirección electrónica.
También es casi automático conocer su proveedor de acceso a la red y su país.
Si, además, un usuario o usuaria tiene páginas web, se puede obtener mucha más
información de él o ella (particular, empresa..). Esta idea de control conlleva
la existencia de una relación jerárquica que, junto a otras ejercidas en otros
dominios, asegura la influencia y disciplina desde las posiciones superiores de
la estructura organizada para orientar y gobernar a los sujetos de una
población.
Internet y la pasión
posesiva de la información
La muerte de Carlos
Gurméndez el pasado 7 de febrero ha supuesto para mí la pérdida de alguien que
buscó crear una antropología de las afectos y de la pasión. Entendió el
sentimiento como la combinación de un "sentir" (distinto y superior
al percibir) y de una referencia a la "mente" preocupada, entre otras
dimensiones, por la base ética de nuestras acciones cuando sentimos
apasionadamente. En su obra "Tratado de las pasiones" ilustra el
reflejo de las anteriores ideas en diversos aspectos de la personalidad humana.
Es precisamente en el capítulo cuarto de esa obra donde señaló "la
posesión" como una pasión desmesurada, o como un rasgo de la personalidad
caracterizado por una apertura afectiva sin argumentos éticos ni control de la
mente, dimensión que me preocupa, sobre todo cuando contemplo el paisaje que
ofrece Internet y que yo expresaría como el fomento de la pasión posesiva de
información, o lo que Derrida (1997) ha denominado "mal de archivo".
Este tipo de uso de la red, preocupado por la búsqueda, acceso y posesión de
información, me lleva a ver Internet como un simulacro de contacto únicamente
perceptivo y que no tiene nada que ver con unas relaciones que, según
Gurméndez, deberían estar trufadas de sentimientos guiados por unos valores.
También la muerte de
Carlos Gurméndez ha revivido en mí un doble temor. El primero de ellos está
vinculado a la posible separación entre lo cognitivo y lo sensitivo, al
empobrecimiento de nuestras percepciones y sentidos, sobre todo los de la vista
y el tacto, que siento estamos sufriendo al usar herramientas de la información
como Internet. Son instrumentos que, de alguna manera, evitan que nos miremos y
toquemos como se hacía y se hace cuando hay una relación directa con lo que nos
rodea. Son, por esto, artefactos anestesiantes de nuestros sentidos y
percepciones. El segundo temor es que desaparezca con Gurméndez una
preocupación por "atar" el desarrollo tecnológico y cualquier
tecnología que éste produzca a unos valores éticos que lleven a utilizarlas de
tal forma que no se hagan realidad los presagios apuntados por Hidalgo (1996):
que en el año 2025 la población mundial adquirirá una dimensión de 8.122
millones de habitantes de los cuales 909 millones vivirán en países
industrializados y el resto estará en vía de desarrollo, la mayoría de ellos en
condiciones miserables.
Si bien en el punto
anterior presenté el papel que tiene la tecnología en mantener unas relaciones
de poder y facilitar el gobierno de los pueblos, este segundo temor me lleva a
entender que un desarrollo tecnológico desasido de unos referentes morales
contribuirá a generar desigualdades entre países y, dentro de éstos, entre
grupos sociales.
Esto me lleva a plantear
que, frente a las autopistas de la información, se deben desarrollar las
"autopistas morales" o aquéllas usadas no para fomentar la posesión y
explotación de unos (los más desprotegidos) por otros (los mejor situados).
Esta idea la fundamento en que, en los últimos años, se tiende hacia una
globalización técnicoeconómica de Internet pero falta desarrollar la dimensión
ética y legal de la misma que evite la producción de unas desigualdades
inmediatas, directas o primarias (ausencia en la red del mundo de los
valores y afectos; crear ámbitos desiguales de usuarios...) y de un incremento
de los efectos secundarios, tal como ya ocurrió en la revolución
industrial del siglo XIX. Se puede producir un aumento de las diferencias
socioeconómicas entre los grupos y pueblos que dispongan del acceso a Internet
y aquellos que no lo tengan, pues los primeros tendrían más recursos de
comunicación y mejores estrategias organizativas que los segundos, los
subdesarrollados, que estarían en mejor "disposición" para sufrir una
explotación de sus recursos y, así, hundirse cada vez más en la miseria. En este
sentido habría que completar uno de los significados dados a Internet en el
mencionado II Congreso Nacional de Usuarios de Internet e Infovía.
Concretamente, me refiero a la metáfora de "una mente global conformada
por multitud de cerebros interconectados" que debería ser ampliada con
"a la que no todo el mundo puede acceder".
Al hilo de las anteriores
reflexiones sobre Internet, observo que corremos momentos de incertidumbre en
el desarrollo tecnológico, momentos a los que hay que aportar un desarrollo moral
que acompañe a las herramientas tecnológicas, pues los valores son lo único que
no quiebra con facilidad, como las leyes, y lo que consigue que no se
empobrezca la experiencia que tengamos al usarlas.
(*) Antonio Bautista
García-Vera pertenece al Departamento de Didáctica y Organización Escolar
de la Universidad Complutense de Madrid (teléfono de contacto: 91394 61 67).
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