Signos Teoría y práctica
de la educación , 21 Abril - Junio de 1997 Páginas 20-24 ISSN 1131-8600
POR UN USO CRITICO DE
LA PRENSA La construcción periodística de la realidad social
MIQUEL RODRIGO ALSINA*
La sociedad europea actual sería incomprensible sin los medios de
comunicación. Ya nadie cuestiona la importancia de estos medios en la
configuración de lo social De los medios de comunicación clásicos, la prensa es
sin duda el que más información aporta y además contribuye enormemente ala
creación de la opinión pública. La prensa constituye uno de los elementos
esenciales de las democracias occidentales. Sin embargo, una de las exigencias
democráticas para que los ciudadanos puedan utilizar adecuadamente estos medios
de comunicación es que se les enseñe, ya en la escuela, a hacer una lectura
crítica de los mismos. Es imprescindible que se enseñe a los estudiantes a
interpretar adecuadamente los discursos periodísticos informativos.
Con este objetivo en este
artículo se analizan, en primer lugar, las características de estos discursos
periodísticos a partir de tres dimensiones: la dicotomía realidad/ficción, sus
funciones comunicativas y el contrato pragmático propuesto. En segundo lugar,
se ofrecen algunas indicaciones para realizar una lectura crítica de la prensa.
La prensa, entre la
realidad y la ficción
Si partimos de la
dicotomía realidad/ficción podríamos decir que el referente de los discursos
periodísticos informativos es la realidad. No profundizaré en el carácter
ontológico de esta realidad, pero deben hacerse una serie de precisiones. Al
igual que la ficción, la realidad es una construcción cultural. A veces la
frontera entre la ficción y la realidad es un frontera blanda, permeable. En
ocasiones, los protagonistas de telenovelas han sido interpelados en su vida
cotidiana por personas que se dirigían a ellos como si fueran los personajes de
la telenovela. Además, a veces, utilizarnos contenidos de ficción para
ejemplificar aspectos de la realidad social. En cualquier caso, a pesar de
estas interferencias, los participantes de una cultura han de poder diferenciar
lo que es la realidad de lo que es la ficción2. Un cualquier caso, una vez
realizada esta diferenciación, la realidad ha de ser considerada
verdadera, porque si fuera considerada falsa entraría en el campo de la ficción
con apariencia de realidad. Asimismo, cada sociedad establece cuáles son los
discursos transmisores de las sociedades3.
Quizás la clave de bóveda
de este dualismo está en la consensualidad de ciertos fenómenos. Es decir, hay
determinados fenómenos que no necesitan demostración para que sean considerados
como verdaderos. Esta consensuabilidad va a permitir la reducción de
complejidad propia de las sociedades.
Evidentemente toda
sociedad necesita la aceptación poco discutida de ciertos fenómenos. Sin
embargo, esta consensualidad, casi automática, puede verse alterada dando lugar
a una polisemia de los conceptos. En estos casos la metacomunicación se hace
necesaria ya que la convencionalidad semiótica es incierta y la opción del
significado escogido debe ser explicitada. También podemos constatar que cuando
las referentes pierden estabilidad y consensualidad lo que queda al descubierto
más claramente es la posición del enunciador en relación al fenómeno descrito.
Así, por ejemplo, en
Cataluña se habla de España o de "Estado español" no sólo para
referirnos a la misma realidad geopolítica sino sobre todo para dejar patente
nuestra postura ideológica sobre la misma. Además, cuando se habla de
"país" o de "nación" el enunciador, para no dejar en
la incertidumbre a su interlocutor, debe añadir si se refiere a Cataluña o a
España.
En cualquier caso, la
información periodística pretende ser un reflejo de la vida cotidiana, incluso
en su excepcionalidad. El periodismo nos muestra lo que ha pasado, lo que pasa
y lo que podría pasar.
En su producción
discursiva , el periodista hace una interpretación de los acontecimientos que
han de estar en sintonía con las enciclopedias de sus destinatarios para que
sea aceptada por estos .
Las funciones
comunicativas de la prensa
A los discursos
periodísticos se les suele atribuir fundamentalmente la función de informar, de
hacersaber: Sin embargo, un análisis más detallado de los mismos nos pone de manifiesto
que se dan otras funciones comunicativas. Es decir que los discursos
periodísticos no sólo pretenden informar (hacer saber) sino también persuadir
(hacer creer), manipular (hacer hacer) y emocionar (hacer sentir).
Los diarios pueden
cumplir la función de hacer creer, de persuadir. Por ejemplo, en los artículos
de opinión, mediante diferentes estrategias argumentativas se pretende hacer
creer la adecuación de un determinado punto de vista. También, a través de sus
editoriales, el diario puede pretender manipular, en el sentido de hacer hacer
. Es decir, el diario puede convertirse en un actor político que proscriba
líneas de actuación a otros actores políticos (Borrat, 1989). Además, en el
periodismo también se puede hacer sentir cuando mediante el fotoperiodismo se
transmite un material periodístico que afecta a la sensibilidad del receptor 5.
Es evidente que ante determinados acontecimientos el periodismo tiende a
emocionalizar los hechos. Sin embargo, se sigue considerando el discurso
periodístico en general como un discurso eminentemente informativo, es decir,
como un hacer saber.
Los contratos
pragmáticos
Todo comunicador ha de
tener en cuenta a sus destinatarios y la relación comunicativa que quiere
establecer con ellos. En toda relación comunicativa se establecen una serie de
contratos pragmáticos con los destinatarios, de forma que éstos hagan el uso
adecuado, desde al punto de vista del comunicador, del discurso. El
destinatario ha de saber cuál es la finalidad del mensaje, corno se puede usar
a incluso qué efectos puede producirle. En el caso de que el destinataria
no aceptara al contrato pragmático propuesto por el comunicador, al discurso
perdería su virtualidad.
¿Para qué sirve en
principio la información periodística si no es para hacer saber?
¿Qué sucedes si el destinatario no cree que determinada información sea
verdad? Nos encontraríamos ante un saber cuestionado y la
información no haría saber. Por consiguiente, para que un discurso sea
efectivamente informativo debe darse un contrato pragmático fiduciario. Se ha
de creer que aquello que dice es verdad, que ha sucedido realmente así 6 .
Si un diario, por
ejemplo, no tiene credibilidad sus informaciones pierdan virtualidad y no
sirven para informarse. Durante la dictadura del general Franco este contrato
era para algunos sectores de la población muy débil y por consiguiente la
credibilidad de los medios de comunicación era muy baja.
Este contrato pragmático
fiduciario es fruto de la institucionalización y la legitimación del rol de
periodista. Es decir, en la historia de nuestras sociedades el trabajo del
periodista se ha ido profesionalizando hasta convertirse en el especialista
cualificado que narra un tipo de acontecer diario.
Pero no hay que pensar
que este contrato pragmático fiduciario es inamovible. A pesar de la
institucionalización del rol de periodista, los medios de comunicación han de
luchar permanente por su credibilidad, por renovar diariamente este contrato.
Para velar por el mismo, algunos diarios han instituido la figura del defensor
del lector, que pretende ser una especie de cláusula de salvaguarda para velar
por la veracidad del discurso periodístico informativo y hacer las
rectificaciones necesarias si fuera procedente.
Hay que tener en cuenta
que cualquier lector puede poner en duda una información concreta porque tiene
otras informaciones distintas o porque hace una interpretación diferente de los
hechos. Pensemos que un contrato es una propuesta de pacto para que las cosas
sean de una manera y no de otra. Es decir, estamos en una negociación, aunque
sea una de las partes los medios de comunicación la que hace las
propuestas.
También es posible que
algunos medios de comunicación aparentemente informativos no busquen llevar a
cabo este hacer saber sino más bien un hacer sentir. La prensa
sensacionalista a veces ha producido informaciones falsas, pero esto no les ha
hecho perder lectores. Así, el diario sensacionalista norteamericano Sun
inventó en el siglo pasado unas informaciones sobre "pruebas científicas"
de la existencia de vida en la Luna. Cuando el engaño fue denunciado por otro
diario, los lectores no se indignaron con el diario porque el fraude les había
divertido (De Fleur y BallRokeach, 1982:60). Hace unos años existía en España
un autocalificado "Semanario de información" (sic) titulado Noticias
del Mundo que en una portada (20-II-995) recogía la supuesta fotografía de
Jesucristo apareciendo en el cielo de Somalia y la victoria de un caballo de
tres patas en una gran carrera. Evidentemente sólo un lector extremadamente
ingenuo se creerá estas informaciones, mientras que otros simplemente
pretenderán leer narraciones divertidas.
En ocasiones, este
contrato pragmático fiduciario puede quedar en suspenso. Así, el 28 de
diciembre de cada año, el día de los Santos inocentes, los medios de
comunicación introducen una información inventada. Este día hay un cambio de
reglas, sin que se cuestione la credibilidad general del medio éste publica una
noticia falsa. Hay una suspensión parcial del contrato pragmático fiduciario y
se establece una especie de contrato pragmático lúdico por el que el lector
intenta descubrir cuál es la noticia inventada. Esto se puede hacer porque el
destinatario conoce el juego propuesto.
En muchas ocasiones, el
hábito comunicativo de los lectores de prensa hace que no se planteen qué tipo
de proceso comunicativo se está produciendo durante su consumo. Así, se consume
la información de los diarios de forma poco crítica. El lector tiende a aceptar
el contrato pragmático propuesto sin cuestionarse nada más. Lo que se trataría
es de hacer entrar en crisis este contrato tal y como ahora se cumple. En mi
opinión, es una exigencia democrática la formación de lectores de prensa más
críticos.
Cómo ser un lector
crítico
Los medios de
comunicación en general y los diarios en particular se autodefinen como simples
transmisores de la realidad social y al mismo tiempo se nos presentan ubicuos y
omniscientes. Pero su ubicuidad y omnisciencia es autocumplidora, en el sentido
que son los mismos medios los que construyen la realidad de todo lo que pasa.
Así, saben todo lo que pasa porque son ellos los que establecen
"todo" lo que pasa.
Hay que tener claro que
los medios permiten la visibilidad de ciertas realidades, pero al mismo tiempo
no reflejan otras muchas realidades. Además, en relación a los hechos sobre los
que enfocan su atención, cada día está más claro que los productores de la
información lo que hacen es interpretar los fenómenos sociales. Describiendo la
realidad social la interpretan. Esta construcción de la realidad se hace con
estrategias discursivas que son invisibles a los ojos del lector ingenuo.
Para que el contrato
pragmático fiduciario sea aceptado por el destinatario, el periodista debe
construir un discurso que parezca verídico. Para ello cita algunas fuentes
utilizadas para convertir la noticia en algo verificable. Usa las comillas para
poner en boca de los protagonistas sus' declaraciones y justificar así la
objetividad de su trabajo. Estructura la noticia de forma adecuada, recogiendo
en primer lugar los datos esenciales y así previene posibles críticas de sus
superiores. A veces también aporta multitud de pruebas anecdóticas
suplementarias para dar la impresión de que conoce hasta los detalles más
nimios de lo que ha sucedido. En definitiva, se trata de crear un efecto de
verosimilitud a partir de un discurso veridictorio, que sin embargo no
garantiza absolutamente la veracidad.
Tampoco hay que caer en
el otro extremo y pensar que los periodistas mienten sistemáticamente. Aunque
pueda haber casos de fraudes informativos no es ésta la característica esencial
del trabajo periodístico. Lo que hace el periodista es interpretar los
acontecimientos a partir de unas limitaciones personales y profesionales. Las
limitaciones personales se dan por sus conocimientos y por su ideología. Las
limitaciones profesionales hacen referencia al medio de comunicación para el
que trabajan y a la proyección social de su actividad. Los intereses
financieros, políticos y publicitarios ejercen un insoslayable control sobre la
producción informativa.
El lector crítico es
aquel que sabe interpretar la noticia. Entiende lo que dicen las noticias y
sabe por qué y cómo las informaciones afirman lo que afirman. Veamos algunos
elementos que un lector crítico debe tener en cuenta.
En primer lugar, en la
selección y jerarquización del contenido de un medio se puede apreciar la
orientación general del mismo. Los diarios no sólo dan cuenta de unos
acontecimientos y no de otros, sino que además determinan la importancia de los
mismos haciéndolos aparecer, por ejemplo, en la portada. Recordemos que el
único diario de alcance nacional que no otorgó la portada a la información
sobre el fallecimiento de Dolores Ubárruri fue el ABC
En segundo lugar, también
hay que percatarse de la relación cotextual de las informaciones. Es decir, no
es lo mismo aparecer en una sección o en otra del periódico. Por ejemplo, si
una información sobre un delito ecológico la sitúo en la información de
sucesos, economía, sociedad o política, el significado de la información cambia
notablemente.
En tercer lugar, debemos
fijarnos en las fuentes citadas que se utilizan para interpretar los
acontecimientos. El hecho que se dé voz a determinadas fuentes para
interpretar, valorar y, en definitiva, opinar sobre el acontecimiento es un
elemento fundamental en la construcción del sentido. En una reciente
investigación hemos constatado que en las informaciones sobre minorías étnicas
en diarios de élite europeos las fuentes más citadas no corresponden a las
minorías étnicas sino que son fuentes políticas8.
En cuarto lugar, el
periodista construye la noticia a partir de un modelo interpretativo. En la
información sobre el terrorismo puede apreciarse claramente el modelo
interpretativo que se utiliza para calificar a los actores. Así, durante el
gobierno sandinista nicaragüense, los grupos de "La Contra" eran
denominados por cierta prensa norteamericana como " la resistencia
democrática" o "los luchadores de la libertad nicaragüense",
mientras que para el gobierno sandinista eran simplemente terroristas (Rodrigo,
1991). En relación con este punto es muy interesante hacer una lectura
comparativa de un mismo acontecimiento en distintos diarios para descubrir
distintos modelos interpretativos.
En quinto lugar, toda
narración es una construcción retórica que el lector no tiene por qué aceptar
sumisamente. En la noticia se hacen predicciones sobre las consecuencias del
acontecimiento, se analizan las causas, se sacan algunas consecuencias, etc.
Veamos el siguiente
titular de El País (211-1-1997, p.24): "Un taxista secuestrado pide ayuda
con un móvil y acarrea un tiroteo sangriento". Luego, en la información,
se puede apreciar que la supuesta implícita culpabilidad del taxista se debe a
que éste, después de ser encerrado en el maletero de taxi por dos delincuentes,
utilizó su móvil para llamar a la policía. Posteriormente, al localizar la
policía a los delincuentes, se produjo un tiroteo en el que murieron un guardia
civil y un delincuente.
En mi opinión, la
interpretación crítica del lector debe ir acompañada de un cambio de
mentalidad. No hay que ver en los medios de comunicación instituciones
certificadoras de "la verdad". La metáfora de los medios como
"notarios de la realidad" es engañosa. Los diarios hacen
interpretaciones de la realidad. Cuanto más se ajusten a la interpretación de
la realidad que haría el lector si estuviera en el lugar del periodista, más
creerá aquél que se trata de una descripción objetiva.
Cuando, aún en estos
casos, el lector sea consciente que se encuentra ante una construcción de la
realidad social se habrá producido un cambio de mentalidad. El lector crítico
es el que sabe por qué los medios afirman lo que afirman y comprende, además,
que estas afirmaciones no son verdades absolutas.
Notas
(1) A veces los medios
contribuyen a fomentar esta confusión. Esto sucedió en el asesinato, en
diciembre de 1993, de la actriz brasileña Daniella Pérez. Su supuesto asesino
fue otro actor, Guilherme de Padua, que actuaba como su novio en la misma
telenovela. En el tratamiento del principal diario de Brasil, O GLOBO, se
producía una confusión permanente entre los acontecimientos reales y la propia
telenovela. Eran dos narraciones que se iban confirmando hasta crear un visión
unívoca de los personajes (Rodrigo y Veloso, 1994).
(2) Como afirma Schmidt
(1991:10): "Desde el punto de vista social pragmático el dualismo
"realidadno realidad" es indispensable. Tanto el individuo como la
sociedad han de poder responder a la pregunta ontológica casi automáticamente
para poder preservar su identidad cognitiva y social".
(3) "Cada sociedad
tiene su régimen de verdad, su "política general" de la verdad: es
decir, los tipos de discurso que acoge y hace funcionar como verdaderos o
falsos, el modo como se sancionan unos y otros, las técnicas y procedimientos
que están valorados para la obtención de la verdad, el estatuto de quienes
están a ergo de decir lo que funciona como verdadero" (Foucault 1981:143).
(4) Como señala Luhmann
(1996:8889), "la verdad es el medio que acta como el portador de la
reducción de la complejidad lntersubjetiva. La confianza solamente es posible
donde la verdad es posible, donde la gente puede llegar a un acuerdo acerca de
alguna entidad dada que es obligatoria para una tercera parte. La verdad
facilita este entendimiento y, de este modo, la reducción de la complejidad con
la suposición de que la tercera parte también consideraría su posición como
correcta. (...) La cantidad de complejidad que existe como socialmente
disponible es inmensamente grande. Por lo tanto, el individuo solamente puede
hacer uso de ella si se le presenta en una forma ya predispuesta, simplificada
y reducida". Esto es lo que hace la información periodística.
(5) En ocasiones se
pueden romper las reglas tácitas de la sensibilidad colectiva y entonces se
habla de periodismo sensacionalista. Por ejemplo, recordemos la polémica que se
generó en Italia por la publicación de las fotos de Federico Fellini durante su
agonía en la UVI (El País, 23 X 93, contraportada).
(6) Como señala Luhmann
(1996:89), "en otras palabras, tiene [el individuo] que ser capaz de
depender y confiar en el proceso de información de otras personas (...); podría
desconfiar de los diarios, pero aun así supone que las noticias al menos son noticias..."
(7) "En un entorno
tan complejo este tipo de confianza ya no puede tomar la forma de confianza
personal, aunque esta forma este todavía (...) Su forma típica es la confianza
en las habilidades especializadas y demostrables para procesar información, en
la autoridad funcional..." (Luhmann 1996:89). Además, esta autoridad
"no es cuestión de la sabiduría conferida por la gracia a unas pocas
personas, sino un asunto de alguna competencia específica aprendida y
practicada dentro del marco de la división del trabajo." Luhmann
(1996:91).
(8) Se trata de un
estudio (Rodrigo y Martínez, 1997) sobre el tratamiento de las minorías étnicas
en ocho diarios europeos de élite ( ABC, El País, Le Fígaro, Le Monde, Corriere
della Sera, la Repubblica, The Times y The Guardian).
(9) "Desde el punto
de vista del receptor, la noción de objetividad se basa en un extraño juego que
consiste más o menos en lo siguiente: un discurso sobre unos acontecimientos de
actualidad será considerado objetivo cuando el receptor tenga la sensación que
si él hubiera estado allí donde los acontecimientos se produjeron, los habría
descrito más o menos de la misma manera." Verón (1990:14). Es decir que
nos encontramos ante una negociación de subjetividades o intersubjetividad.
Referencias bibliográficas
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periódico, actor político. Barcelona. Gustavo Gili.
DE FLEUR, M. L. y
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LUHMANN, N. (199:
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RODRIGO, M. (1991): Los
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SCHMIDT, S. J. (1991):
"Més enllá de la realitat i la ficció? El destí del dualisme en l'era dels
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VERÓN, E. (1990):
"La construction sociale des événements", en Periodística nº 4,
pp.916.
(*) Miquel Rodrigo
Alsina es profesor de Teoría de la Comunicación de la Facultad de Ciencias
de la Comunicación de la Universidad Autónoma de Barcelona (teléfono de
contacto: 93581 11 95).