Presentación
Tradicionalmente, tendemos a pensar en la evaluación
educativa como un fenómeno circunscrito al aula, al espacio físico y social
donde se relacionan de manera directa los actores principales del acto
educativo, esto es, los profesores y los alumnos. Esta visión se limita a la
calificación de los aprendizajes de los alumnos y al control de los
conocimientos adquiridos a través de pruebas de diverso tipo.
Afortunadamente, junto con la
manifestación de mayores exigencias institucionales y sociales por conferirle
un papel más importante y explícito a la evaluación, se le han atribuido
mayores funciones por desempeñar en los innumerables contextos y ámbitos en los
que se desarrolla la educación. La evaluación, por tanto, tiene ahora el
encargo de interrogarse por el valor educativo de los programas y el de
plantearse como un medio privilegiado para entenderlos y tratar de mejorarlos.
El presente número de educar
está dedicado a ofrecer una visión panorámica de las diversas producciones
realizadas por nuestra comunidad de investigadores educativos en este polémico
campo. Para este propósito, hemos elegido desarrollar tres campos temáticos.
En el primero, con el que
abrimos la presente edición, se ofrece una perspectiva general sobre el campo
de la evaluación a través de dos artículos que abordan las condiciones actuales
y las perspectivas de desarrollo de la evaluación en el ámbito, sobre todo, de
la educación superior. Su inserción en este terreno no significa que sus
aportaciones no sean valiosas también en otros niveles: antes bien, nos invitan
a una reflexión sobre las problemáticas comunes que atraviesan todo el sistema
educativo.
El
segundo núcleo temático contiene informes de investigaciones de corte
evaluativo realizadas en distintos objetos de estudio. Dentro de este rubro,
cabe destacar un estudio sobre la situación de los posgrados dependientes de la
Secretaría de Educación Jalisco y una evaluación sobre la actividad de los
Centros de Maestros.
Por último, incluimos un
interesante artículo sobre una propuesta de investigación-acción en las aulas,
mismo que, aunque no se refiere directamente a la evaluación, en tanto que
describe y propone lineamientos sobre la planeación de procesos investigativos,
constituye un referente y un complemento necesario sobre la función evaluativa
que seguramente despertará el interés de nuestros lectores.
Quintanilla, Susana y Mary Kay
Vaughan, Escuela y sociedad en el período cardenista, fce, México, 2001, 288
pp.