La investigación en educación ambiental como
herramienta pedagógica .
Jorge Arturo Martínez Ibarra
Introducción
"La
educación ambiental es un proceso educativo, integral e interdisciplinario que
considera al ambiente como un todo y que busca involucrar a la población en
general en la identificación y resolución de problemas a través de la
adquisición de conocimientos, valores, actitudes y habilidades, la toma de
decisiones y la participación activa y organizada". Debemos, sin embargo,
considerar que la problemática ambiental sobre la que buscamos incidir está
determinada por un sinnúmero de procesos, cuya práctica involucra desde la
manera en que el hombre se concibe a sí mismo como parte de la naturaleza,
hasta los instrumentos concretos con que se apropia de ella. Esto es, los
diferentes saberes y prácticas, no sólo económicos, sino sociales y culturales
de la humanidad (Romero, 1997).
La
necesidad de abordar la problemática ambiental requiere de una perspectiva que
involucre la crítica de estos distintos saberes y el desarrollo del
conocimiento humano para la creación de alternativas. De ahí que, además de los
obstáculos económicos y sociales dados por el estilo de desarrollo para abordar
la problemática ambiental, las posibilidades de revertir los procesos de
deterioro ambiental se ven también limitados por la propia conformación del
proceso educativo y de construcción del conocimiento (Romero, op. cit.).
En
todo caso, estamos ante un campo de conocimiento y de prácticas en
construcción, respecto del cual se están elaborando las concepciones
paradigmáticas y los enfoques teórico metodológicos
(Romero, op. cit.).
Es necesario, entonces, optimizar los resultados obtenidos en los procesos
educativo ambientales que llevamos a cabo. Una forma de lograrlo, sin duda, es
a través de procesos de investigación.
Indudablemente,
las investigaciones nos podrán permitir discernir el estado actual de la
incorporación de la dimensión ambiental en los distintos ámbitos de lo
educativo, así como los obstáculos de distinto orden que pueden enfrentar
nuevas prácticas educativas, que van desde la vida cotidiana en el aula hasta
la puesta en marcha de programas de educación ambiental, sobre todo en términos
de sus impactos sociales (Romero, op. cit.).
La
investigación como principio didáctico
En
un sentido amplio, la investigación es el manejo de cosas, conceptos o símbolos
que permitan extender, corregir o verificar el conocimiento, o auxiliar en la
construcción de una teoría o en la práctica de un arte (Slesinger
y Stephenson, 1962). Otra definición clásica,
menciona que investigar es "hacer diligencias para descubrir una cosa"
o "pesquisar, inquirir, indagar; discurrir o profundizar concienzudamente
en algún género de estudios" (Real Academia Española, 1970). Una tercera,
menciona a la investigación como un proceso que se concibe como indagación
continua y como aportación de explicaciones que contribuyan a la construcción
de saberes, sujetos y ambientes (Romero, 1997).
Como
tal, la investigación puede cumplir dos propósitos fundamentales: producir
conocimiento y teorías (investigación básica) o resolver problemas prácticos (investigación
aplicada). Así, la investigación se significa como una herramienta que nos
permite conocer lo que nos rodea y su carácter es universal (Hernández, et
al., 1999).
Debemos
admitir, no obstante, que en nuestra práctica cotidiana como docentes no se da
con frecuencia la aplicación de los principios de la investigación. De hecho,
la investigación debe ocupar un lugar como principio didáctico vertebrador, al
entenderse como el proceso de detección, análisis y búsqueda de soluciones a
los problemas que los alumnos y el profesor se plantean, porque los sienten
como tales. Así, en la medida en que se ocupe de problemas relacionados con los
intereses e inquietudes de los alumnos, se verá favorecido e incluso, se hará
necesario, un enfoque ambiental de la enseñanza, orientado a la globalización y
la interdisciplinariedad (Cañal, 1987).
Además,
emplear la investigación como un proceso de construcción social de
conocimiento, favorece el manejo de información procedente de distintas fuentes
y la utilización de circuitos adecuados para inducir la comunicación de datos,
resultados, divergencias, etcétera, y así potenciar el flujo de información (Cañal, op. cit.).
En
el aula, cada uno de nosotros debe plantear las propias interrogantes a
investigar y buscar sus propias respuestas. El procedimiento de investigación
sólo puede aprenderse y compartirse de una experiencia a otra. Debemos estar
conscientes, sin embargo, que la enseñanza aprendizaje utilizando como
herramienta la investigación pretende ser mucho más que un eficiente método de
instrucción escolar.
Para
Titone (1981), por ejemplo, la investigación
constituye la forma más auténtica y natural de la experiencia de cualquier
sujeto humano, la vía más natural y espontánea seguida por el desarrollo humano
en general y la base de todo aprendizaje efectivo, incluido el escolar.
Bunge (1983), por su parte, define la
investigación como un proceso encaminado a hallar problemas, formularlos y
resolverlos. Este proceso podrá dirigirse a la investigación científica cuando
se realice con la metodología y los objetivos propios de la ciencia. Así, los
problemas serán considerados científicos cuando se planteen con un trasfondo
científico y se estudien con métodos científicos, con el objetivo primario de
incrementar los conocimientos.
No
obstante, la metodología didáctica basada en la investigación no debe reducirse
a la adaptación del método científico, o de las formas habituales del trabajo
de los científicos. Un modelo didáctico basado en la investigación deberá
proyectarse en varios planos igualmente importantes (García y Cañal, 1995):
•
Hacia el desarrollo de los objetivos generales de la educación.
•
Hacia el desarrollo del espíritu científico y el dominio de las operaciones
intelectuales propias de la metodología científica, como instrumento válido
para lograr la progresiva estructuración de los aprendizajes de todo tipo,
realizados dentro y fuera del ámbito escolar.
•
Hacia el impulso de un desenvolvimiento en el medio, de acuerdo con lo
anterior, todo ello basándose y dando una continuidad a los métodos más
espontáneos de aprendizaje, a la vez que utilizándolos como herramienta de
desarrollo intelectual.
Para
seguir con lo anteriormente expuesto, la investigación puede aceptarse sin
vacilaciones como una base suficientemente sólida para sustentar un enfoque
curricular alternativo, al fungir como una opción didáctica global que puede
caracterizar y organizar coherentemente la práctica escolar (García y Cañal, op. cit.).
Los
ámbitos de investigación
Los
ámbitos de investigación constituyen un elemento curricular de singular interés
y utilidad didáctica para encarar muchas de las interrogantes que se pretenda
resolver. De hecho, resultan imprescindibles para hacer posible una adecuada
globalización de los conocimientos, para estimular los procesos de
investigación del medio, para estructurar los conocimientos escolares y para
conseguir una correcta integración de los conocimientos transversales del
currículum (García y Cañal, op.
cit.).
Considerando
la realidad natural y social desde una perspectiva sistémica, Cañal (1992 a y b, 1993 a y b) ha definido los ámbitos de
la investigación como subsistemas del medio especialmente seleccionados por su
validez para generar líneas de investigación escolar y como estructuras de
organización e integración del conocimiento escolar. Así, por ejemplo, los
ámbitos de investigación del medio socionatural pueden
considerarse como todo el conjunto de elementos socionaturales
que mantienen procesos organizados de interacción y cambio, tales como: los
sistemas universo, la sociedad, la ciudad, la casa, el ser humano, la escuela,
el grupo social, etcétera.
Por
lo tanto, el ámbito de investigación se constituye como un organizador
curricular del más alto nivel, pudiendo sugerir y organizar el desarrollo de
múltiples unidades didácticas a lo largo de su etapa. Por ejemplo, el ámbito de
investigación de "la casa" puede estar relacionado con aspectos como:
•
la caracterización de los elementos de todo tipo que
forman parte del "sistema casa" (familia, vivienda, otros seres
vivos, enseres domésticos, mobiliario, etcétera);
•
las relaciones interpersonales (afectivas, de poder,
comunicativas, etcétera);
•
las relaciones de las personas que habitan la casa con
el medio doméstico;
•
la distribución del espacio y las actividades
domésticas;
•
el flujo de materias y energía en la casa;
•
la organización doméstica (relaciones, conflictos,
economía, consumo, etcétera).
El
número de posibles problemas de interés educativo a investigar es, en
principio, muy alto. Entre otros, pueden mencionarse los siguientes: ¿cómo es
mi casa?, ¿qué cosas tenemos en casa?, ¿quién decide en casa?, ¿cómo es la
relación entre la familia?, ¿hay cosas prohibidas?, ¿por qué?, ¿qué otros seres
vivos habitan la casa?, ¿cómo se regula el consumo y la economía en casa?,
¿cómo eran las casas de otras épocas?, ¿hay gente sin casa?, ¿por qué?
Este
listado de problemas, sin duda, puede dar pie a la puesta en marcha de
múltiples unidades didácticas adecuadas para distintos niveles de percepción,
razonamiento y complejización. Además, los distintos
ámbitos de la investigación no sólo proporcionan orientación para la selección
de problemas de distintas unidades didácticas, sino que son un importante
auxiliar para comprender e interrelacionar los conocimientos generales
adquiridos, con los conocimientos particulares, aportando criterios,
conocimientos e instrumentos para la construcción de nuevos esquemas de
conocimiento, más amplios y sistemáticamente mejor estructurados (Cañal, 1993 a y b).
La
investigación educativa en materia ambiental
La
necesidad de abordar la problemática ambiental requiere de una perspectiva que
involucre la crítica de los distintos saberes y niveles de desarrollo del
conocimiento humano, con la búsqueda y/o creación de alternativas o soluciones.
Por ello, la construcción de lo ambiental, entendido como la relación
entre naturaleza y sociedad, precisa de una nueva visión, que considere la
realidad como un todo, esto es, la articulación de los procesos naturales y
sociales y la interrelación entre ellos (Romero, 1997).
De
ahí que, además de los obstáculos económicos y sociales originados por el
estilo de desarrollo para abordar la problemática ambiental, las posibilidades
de revertir los procesos de deterioro ambiental se ven también limitados por la
propia conformación del proceso educativo y la construcción del conocimiento.
En efecto, las pocas experiencias que plantean la posibilidad e intención de
modificar el proceso educativo, para hacer posible la incorporación de la dimensión
ambiental, son limitadas y cuando ocurren enfrentan diferentes tipos de
obstáculos (Romero, op. cit.).
Estamos
ante un campo de conocimiento y de prácticas en construcción, respecto a los
cuales todavía no existen concepciones paradigmáticas y que, por el contrario,
genera propuestas polémicas, lo mismo de enfoques teórico
metodológicos, como de acciones sociales. En este sentido, la educación
constituye un espacio donde la dimensión ambiental puede dar un nuevo sentido a
los procesos de transformación del sujeto a través de la transformación de
concepciones y prácticas educativas (Romero, 1997).
Por
ello, es necesario realizar distintas investigaciones que nos permitan
discernir el estado actual de la incorporación de la dimensión ambiental en los
distintos ámbitos de lo educativo, así como de los obstáculos de distinto orden
que pueden enfrentar las nuevas prácticas educativas, que van desde la vida
cotidiana en el aula, hasta la puesta en marcha de programas de educación
ambiental, en términos de sus impactos sociales o sus incorporaciones formales
(Romero, op. cit.).
En
este contexto de búsqueda y propuesta debe inscribirse todo proyecto de
investigación ambiental que pretenda arribar a un análisis crítico de las
formas concretas de relación entre la sociedad y la naturaleza, y de la
educación humana como estrategia de cambio cultural y paradigmático, en la
búsqueda de una explicación integral de la realidad (Romero, op. cit.).
¿Cómo
hacer investigación en educación ambiental?
Primeramente,
es necesario abordar el estudio de lo ambiental en lo educativo desde una
perspectiva sistémica. Debemos estar conscientes que la conceptualización de
educación ambiental abarca contenidos de varios campos: conservación, equidad,
contaminación, ambientes urbanos/rurales, derechos humanos, ecología, ciencias
ambientales, educación integral, población, energía, pobreza, ética, desarrollo
sustentable, sociedad, tecnología, calidad de vida, etcétera. Además, que
dichos campos se entrecruzan y se traslapan. Debemos entonces concretar qué
relaciones, interacciones, resultados o consecuencias nos interesa descubrir y
posteriormente comunicar (Mrazec, 1996).
Por
otro lado, debemos considerar como metas concretas de nuestros proyectos de
investigación en educación ambiental que:
a)
Los resultados de nuestras investigaciones sean útiles tanto para nosotros como
para nuestros alumnos. Esto implica que nosotros, como investigadores, debemos
comprender los problemas ambientales y la necesidad de resolverlos, pero
vinculando a los alumnos en este proceso.
b)
El éxito en la transmisión de los resultados de la investigación para el
estudiante depende de cómo se comunica y del grado que es memorizable.
No podemos esperar que nuestros alumnos comprendan un mensaje mal diseñado (Monroe y Kaplan, 1996).
Pero,
¿cómo llevarlo a la práctica?
Las
investigaciones, en cualquier ámbito, se originan a partir de ideas.
Así, las ideas para realizar una investigación en educación ambiental pueden
surgir en cualquier momento y en cualquier lugar: en la escuela, al observar
las relaciones entre un grupo de vecinos, en un parque, en la construcción de
una obra de ingeniería, al lavarnos las manos, al tirar la basura, al ver un
programa de televisión o escuchar uno de radio, etcétera.
Si
bien la mayoría de las ideas iniciales son vagas y requieren analizarse
cuidadosamente para que sean transformadas en planteamientos más precisos y
estructurados, a través del conocimiento de estudios e investigaciones
similares y/o anteriores, es como será estructurada formalmente la idea de
investigación (Hernández et al., 1999).
Posteriormente,
habría que plantear el problema de investigación, lo cual no es otra
cosa que afinar y estructurar más formalmente la idea de investigación. Los
elementos considerados para plantear un problema son:
•
Los objetivos, es decir, lo que se pretende con la investigación.
•
Las preguntas de investigación, a partir de las cuales se guiará el desarrollo
de nuestro proyecto. Dicho de otra manera, a qué interrogantes se pretende
responder con la investigación que llevaremos a cabo.
•
La justificación del estudio, en donde se exponen las razones y la importancia
de realizarlo (Hernández, op. cit.).
El
paso siguiente será elaborar el marco teórico. Esta etapa consiste en
sustentar teóricamente el estudio. Ello implica, mediante la revisión de
literatura acerca del tema, analizar y exponer las teorías, los enfoques
teóricos, las investigaciones y los antecedentes que se consideren válidos y/o
necesarios para el encuadre del estudio (Rojas, 1981). El marco teórico
permite, entre otras cosas, prevenir errores que se han cometido en estudios
similares, orientar sobre la manera de realizar el estudio, proveer un marco de
referencia para interpretar los resultados del estudio.
Posteriormente,
tendremos que definir el tipo de investigación a realizar, es decir, la
manera de llevar a cabo nuestro proyecto. Algunas de las formas más
tradicionales de llevar a cabo proyectos de investigación son:
a)
Exploratoria: donde el objetivo que se persigue es examinar un tema o problema
de investigación poco estudiado o que no ha sido abordado antes.
b)
Descriptiva: la cual busca especificar las propiedades importantes de personas,
grupos, comunidades o cualquier otro fenómeno que sea sometido a análisis. Mide
o evalúa distintos aspectos, dimensiones o componentes del fenómeno a
investigar (Dankhe, 1986).
c)
Correlacional: donde se miden dos o más variables
para ver si están o no relacionadas en el mismo sujeto y después se analiza la
correlación. La utilidad consiste en saber cómo se puede comportar un concepto
o variable conociendo el comportamiento de otras variables relacionadas.
d)
Explicativa: que está dirigida a responder las causas de los eventos físicos o
sociales. Su interés se centra en explicar por qué se produce un fenómeno y en
qué condiciones se da éste, o por qué dos o más variables están relacionadas
(Hernández et al., 1999).
El
tipo de investigación seleccionado, a la vez, deberá definirnos los métodos
a utilizar. Si éstos son cuantitativos y objetivos, muy bien; ahora, si son más
subjetivos o cualitativos, ¡excelente!, siempre que sean utilizados con
criterio y responsabilidad (Marcinkowski, 1996).
Finalmente,
una vez terminado el proceso de investigación, deberá de realizarse un análisis
de los resultados obtenidos y la elaboración de las conclusiones
a las que dicho estudio nos permitió llegar.
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Artículo
publicado en la revista Educar
Número 13 Educación Ambiental
http://www.jalisco.gob.mx/srias/educacion/consulta/educar/dirrseed.html