El papel de la intervención
educativa en la transformación de la práctica docente.
Entrevista con la Mtra.
Lya Sañudo Guerra, Directora de Investigación y Posgrado de la Secretaría de Educación
La intervención es una categoría que aún está en
construcción dentro del campo educativo. Por ello, resulta interesante que nos
describa cómo están entendiendo este concepto desde la perspectiva de su
programa educativo.
Como bien se señala, la
intervención es un concepto en construcción, sobre todo en el campo educativo,
aunque ya existe una amplia bibliografía y trabajos de investigación
relacionados con el tema. Dentro de la maestría nosotros no nos adscribimos
específicamente a ninguna propuesta o definición sobre la intervención. Más
bien, lo que estamos-intentando hacer es contribuir a la construcción teórica
del campo a partir de la propia propuesta formativa y de las aportaciones a las
que tenemos acceso, provenientes de otros campos que también comparten el
concepto. Consideramos que una de las grandes ventajas de la intervención es la
posibilidad que brinda para que el profesor pueda reconocer un proceso y
transformarlo, conducirlo de una situación "A" a una situación
"B" que signifique mayor calidad. En la maestría consideramos que se
interviene cuando se detecta una problemática, un punto crítico, un aspecto de
la realidad educativa susceptible de ser cambiado, y
en el que
la intervención del maestro, desde el punto de vista estructural, le permita
transformar el objeto, fenómeno o evento educativo de que se trate. Obviamente,
esta es una definición muy general en la que es posible incluir muchas posturas
referentes a la intervención.
¿ Cuál es, a
grandes rasgos, la metodología en que se apoya su programa de formación?
Nos basamos en una serie de
estrategias articuladas que se relacionan, por una parte, con la propuesta
concreta de la maestría y, por otra, con la posibilidad de indagar sobre la
práctica educativa. Utilizamos sobre todo los instrumentos y los métodos de la
investigación cualitativa en una propuesta diferente, en la que las prácticas
de los alumnos se desarrollan bajo la guía de tres asesores adscritos a tres
diferentes líneas de investigación. La formación consiste en que los asesores
intervienen en el proceso de los alumnos de la maestría y a su vez ellos se
plantean un proceso de intervención en sus respectivos espacios de trabajo,
intentando transformar sus prácticas docentes y construyendo de hecho un
potencial trabajo de innovación educativa en su ambiente natural.
Un rasgo común en las distintas
perspectivas de intervención educativa es que, explícita o tácitamente, suponen
una postura respecto al cambio social. ¿Cuál es la perspectiva que su programa
adopta al respecto? ¿En qué niveles creen ustedes que se puede promover el
cambio social (de la sociedad en general, institucional, aúlico) ? ¿Qué estrategias adoptan para promover ese cambio?
Dentro del contexto que acabo
de describir, el cambio inicial que planteamos se ubica en la persona del
profesor, en sus concepciones, creencias, posturas, estrategias docentes,
directivas o de supervisión. En la experiencia de la maestría es estimulante
observar cómo las personas, de una manera gradual y acumulativa, logran
transformar su hacer y su pensar respecto a su propia práctica. La acumulación
de estos resultados individuales nos hace pensar que se puede generar un cambio
a nivel grupal y que esto, a su vez, puede originar incluso cambios a niveles
mayores, como las regiones del Estado. Esto implica que, en principio, no
estamos hablando de cambios a nivel macro, en donde generalmente las políticas
o decisiones administrativas sobre superación, capacitación o actualización
docente se dan desde arriba y van bajando hasta la parte donde los maestros
desarrollan su práctica concreta. Estamos hablando exactamente desde el punto
de vista contrario, de partir precisamente desde el ámbito laboral de cada una
de las personas que participan en el proyecto y de ahí avanzar y ascender hacia
los otros niveles.
Desde su perspectiva ¿ cuál es la relación entre teoría y práctica ? ¿ Cómo plantean vincular la investigación con la práctica
docente ?
Este es un punto crucial dentro
de la maestría. La relación entre teoría y práctica subyace a lo largo del
proceso de formación y producción de los alumnos, los asesores y, en
general, los demás actores que apoyan el proyecto. Nosotros no pensamos que la
teoría y la práctica sean dos eventos diferentes; por el contrario, los entendemos
como dos manifestaciones de un solo evento en donde la teoría es la parte
conceptual que orienta, ilumina y se produce en la acción, mientras que la
acción es el correlato práctico de las concepciones y la visión del
mundo del sujeto. Entonces, estamos hablando de dos manifestaciones de naturaleza diferente pero referidas a un mismo objeto.
Por otra parte, consideramos
que no podemos hablar de intervención de la práctica si no participa la
investigación. Se trata de la concepción del docente-investigador, no
tanto en el sentido de la investigación formal sino en el del docente
transformador de su práctica.
De su programa ya han egresado
alumnos posgraduados. ¿ Tienen una evaluación al
respecto? ¿ Cuáles son rasgos más importantes del
proceso formativo vivido por los estudíantes de la
maestría?
Hace aproximadamente diez meses
empezamos a trabajar un primer acercamiento evaluativo. En ese entonces había
una serie de foros en las distintas sedes de la maestría, y nos acercamos a
algunos de ellos tratando de identificar cuál era hasta el momento el proceso
que se había generado en el programa. Fue un primer acercamiento informal que
nos dio pistas para empezar a tomar decisiones, sobre todo pensando que
podríamos tener un poco de tiempo antes de que los primeros maestrantes
estuvieran en la recta final de su formación. La intención fue acercamos a la
producción de los alumnos, y para tal fin diseñamos una serie de indicadores
de análisis sobre las ponencias presentadas por nuestros alumnos en los
foros. Con ello conseguimos identificar áreas críticas dentro de la maestría.
Cuando hablo de "áreas críticas" no me refiero a situaciones buenas o
malas, sino simplemente a aspectos en los que había que tener más cuidado que
en otros. Estos puntos críticos nos permitieron tomar decisiones de forma que
el proceso formativo fluyera de una manera más efectiva hacia el propósito
general de la maestría.
¿
Cuáles considera Ud. que son
las aportaciones que ofrece su programa al debate actual en educación, sobre
todo al nivel del Estado de Jalisco?
Recientemente acabamos de hacer
un análisis de la maestría a la luz de parámetros como el Programa de
Desarrollo Educativo, los criterios de calidad establecidos por Conacyt, las diez propuestas para la educación pública del
SNTE, el Acuerdo Nacional para la Modernización de la Educación Básica y
el Plan de Desarrollo Estatal. Con base en ello, concluimos que la maestría
tiene amplias posibilidades de responder a la necesidad expresada por el Estado
en el aspecto de la superación del magisterio. Asimismo, vimos que la maestría
responde a la necesidad del profesor de desarrollarse dentro de su propio
ámbito laboral, es decir, que no requiere salir de él para mejorar y
transformar su práctica educativa, para ser mejor docente, director o
supervisor. Por otra parte, la maestría se maneja en un esquema de
descentralización, en el sentido de que el profesor no requiere desplazarse
hacia Guadalajara. Hemos intentado que las distintas sedes del posgrado en las regiones tengan el mismo nivel de calidad,
de tal manera que responda no solamente a la necesidad del sujeto en particular
sino también a las demandas de las diferentes regiones dentro del Estado.
¿ Qué
aspectos de su programa han detectado que es necesario corregir, reforzar o
retroalimentar?
Para evaluar este aspecto es
necesario partir del hecho de que el alumno se encuentra en un proceso de
construcción, y de que existen algunos puntos críticos en el transcurso del
proceso formativo, mismos que nos dan la pauta para poder intervenir y tomar
decisiones.
Un punto crítico es el hecho de
que en el subsistema estatal de la maestría contamos con más de sesenta
asesores que requieren tener la experiencia, 'la visión y la capacidad para
involucrarse con el proceso global de formación de la maestría. Esto de por sí
constituye un problema operativo serio, pero la mayoría de los asesores han
participado y colaborado generosamente en su propia actualización, ya que no
tenían experiencia previa en las áreas de innovación y análisis de la práctica
docente. El esfuerzo que ellos han hecho para tener acceso a estas competencias
y poder ser responsables, a su vez, del proceso con sus alumnos, el esfuerzo
por capacitarse a corto plazo, ha mostrado ya sus frutos, y hemos continuado
reforzando esta área a través de cursos de actualización y de un trabajo
constante y periódico de asesoría que se realiza cada quince días. Por otra
parte, es necesario subrayar el papel que han desempeñado los asesores, puesto
que, con la poca remuneración que les representa su sueldo, han estado
dispuestos a dar su tiempo para estar en estas experiencias y poder
incorporarse totalmente al modelo propuesto por la maestría.
Otro punto crítico lo
representa el modelo de la maestría en sí mismo. El trabajo por competencias
implica, para el maestrante, descentrarse de los contenidos hacia la
competencia de que se trate. Este proceso tiene como base las propias creencias
y construcciones metodológicas del asesor y los alumnos. Muchas veces el
profesor de posgrado piensa que mientras mayor sea la
cantidad de conocimientos a los que tenga que enfrentarse el alumno, mayor será
el nivel académico alcanzado. En nuestro caso, lo que nos interesa es más bien
incidir sobre la acción, la concepción sobre la práctica y la articulación metodológica
que el alumno pueda alcanzar en su ámbito laboral. En este sentido, la
justificación que logre el alumno sobre sus creencias y concepciones es
fundamental. La mayor parte del bagaje teórico que logra el alumno surge a
partir de sus propios requerimientos y necesidades en relación a la
transformación de su práctica. Este ha sido un aspecto que ha sido necesario
registrar y recuperar constantemente para poder establecer los criterios que
nos permitirán evaluar el programa de la maestría.
Precisamente, la evaluación es
otro de los puntos críticos detectados. Creemos que la mayor situación de
tensión entre alumnos, profesores, directivos, etc., será precisamente el
momento de la evaluación. Este aspecto es complejo y delicado, sobre todo si no
tienes como eje una prueba ,,objetiva", si el
proceso no está centrado, por su propia naturaleza, en un parámetro
"objetivo". Es una situación que es necesario resolver, pero que no
es exclusiva de un programa en particular, sino que es compartida por todo el
campo educativo. En todo caso, lo que hemos intentado es establecer criterios
amplios, flexibles y claros para que puedan ser compartidos por profesores y
alumnos.
¿Qué diferencias han observado
entre el programa actual, tal como está funcionando, y el proyecto original?
Es muy poca la distancia entre
uno y otro. El proyecto original está construido desde la perspectiva del
análisis de la transformación de la práctica; en ese sentido, su espíritu se ha
respetado hasta la fecha. Lo único que hemos hecho es solventar los aspectos
que hacían falta desde el punto de vista de la operación del programa y del
manejo de los contenidos, aparte de corregir los puntos críticos a que me he
referido anteriormente.
¿Podría describirnos un esquema
de las partes que constituyen un proceso de intervención?
En la intervención, lo más
importante es obtener las mediaciones necesarias para recuperar la práctica
desde una perspectiva conceptual y, desde una perspectiva de supuestos
determinada y explícita, recuperar los momentos de la práctica y poder actuar a
partir de esa recuperación. Por ejemplo, caracterizar los elementos que
constituyen la práctica, cómo se establece ésta, cómo se articula con otros
niveles de acción, cuál es la perspectiva de manejo de las estrategias, de la
metodología aplicada, etc. Saber cuáles son los factores que intervienen, cómo
se constituye y de qué está hecha la práctica. Se trata de formular y entender
qué es lo que está sucediendo con mi práctica, ubicar un punto de la realidad
que quiero transformar y plantearme
las
posibilidades y las estrategias para poder transformar ese punto hacia un punto
de mayor calidad a través de una propuesta concreta, pertinente, de
transformación que involucre elementos estructurales.
¿ Qué le
recomendaría a un profesor o estudiante que esté interesado en abordar o
profundizar en el tema de la intervención?
Que se inscriba en la maestría,
que esté dentro de una experiencia de intervención, que se acerque a este
programa o a proyectos similares. La transformación de la propia práctica es un
hecho fascinante y atractivo. Pienso, por ejemplo, en la vivencia que significa
cuando uno tiene por primera vez delante de sus ojos un registro de su propia
práctica. Creo que la posibilidad de revisar, evaluar y hacer una vigilancia
permanente de la práctica docente es una competencia necesaria para el educador
en cualquier área que se desempeñe. En ese sentido, creo que la maestría es una
posibilidad para generar el cambio e incidir en la práctica diaria de los
profesores.
Artículo publicado en la revista Educar
Número 1 Intervención Educativa
http://www.jalisco.gob.mx/srias/educacion/consulta/educar/dirrseed.html