La oportunidad de ofrecer un número
monográfico sobre el tema de la Orientación, en estos momentos de profunda
remodelación del sistema educativo y de la filosofía que lo sustenta, es
fácilmente justificable. No sólo razones de orden teórico sino prácticas
vendrían a avalar la necesidad de publicaciones que arrojen algo de luz en el
proceso de revisión conceptual y funcional del hecho orientador.
El Ministerio de Educación está
"embarcado" en una reforma que persigue básicamente favorecer la
calidad y mejora de la enseñanza. Para alcanzar esta meta desde el Ministerio
se señala el conjunto de factores que están a la base de una mejora de la
calidad de la enseñanza:
a) La cualificación y formación del
profesorado.
b) La programación docente.
c) Los recursos educativos y la función
directiva.
d) La innovación y la investigación educativa.
e) La orientación educativa y profesional.
f) La inspección educativa.
g) La evaluación del sistema educativo.
De todas las áreas mencionadas como
prioritarias nos interesa destacar la que hace referencia a la orientación
escolar y profesional. Sobre esta área vamos a hacer varias consideraciones:
1) La LOGSE (Ley Orgánica de Ordenación
General del Sistema Educativo) no aporta nada nuevo, con respecto a la L.G.E.
(Ley General de Educación) de 1970, al resaltar la importancia de la
orientación dentro del sistema educativo. Quizá lo novedoso es que desde la
LOGSE se tiene una mayor conciencia de que para alcanzas los objetivos
asociados a la orientación, tanto educativa como vocacional/profesional, es
imprescindible la figura de los profesores tutores. Sin la apoyatura de estos
profesionales de la educación, la actividad orientadora corre el peligro de
convertirse en una actividad marginal, no contemplada dentro del plan de
centros y articulada al margen del currículum. Esto es, por otro lado, lo que
ha venido ocurriendo en la práctica cotidiana del trabajo en los centros, salvo
honrosas excepciones.
El hecho de que las actividades de orientación
y de la tutoría se contemplen dentro del Proyecto Curricular de Centro es
fundamental, si tenemos presente que la función básica de dicho Proyecto es
garantizar la adecuada progresión y coherencia de la enseñanza de los
contenidos educativos a lo largo de la escolaridad. Es precisamente este deseo
de coherencia y progresión el que se ha estado reclamando desde el campo de la
orientación. Esto es, se hace cada vez más necesaria la coordinación, tanto
horizontal, como vertical de la actividad orientadora que evite solapamientos y
saltos innecesarios en el subsistema de orientación.
2) Por otro lado la LOGSE, y más
concretamente el Documento del MEC (1990) sobre la Orientación Educativa y la
Intervención Psicopedagógica, ponen especial énfasis en la importancia de la
acción tutorial y del profesor‑orientador a la hora de ofrecer una
coherencia pedagógica a los planteamientos educativos propuestos desde el
centro. Por ello, el profesor orientador debe colaborar a la hora de diseñar la
programación de aula y en la elaboración del proyecto curricular del centro.
3) Tanto desde el Ministerio de Educación y
Ciencia como desde las Consejerías de Educación de los diferentes Gobiernos
Autónomos, con competencias plenas en educación, se está haciendo un intento de
remodelación de todos aquellos servicios que prestan o han prestado apoyo a la
escuela. Es evidente que uno de los problemas que más ha preocupado a la
Administración es el solapamiento de funciones de estos servicios. La
duplicidad de funciones ha conducido a conflictos entre profesionales adscritos
a los diferentes servicios, a un uso inadecuado de los recursos, a dilemas no
resueltos sobre la competencia para desarrollar determinadas funciones, etc.
Además, y ligado al problema de las funciones a realizar, surge la adecuación
de esas funciones a la realidad de los centros. Esto es, ¿responden los
sistemas de apoyo a la escuela a las necesidades sentidas por la comunidad
educativa o trabajan al margen de la casuística de cada centro?; ¿cuándo se
elaboran los planes de trabajo se parte del diagnóstico del centro o se parte
de las propias necesidades del servicio?; ¿existe un equilibrio, a la hora de
elaborar el plan de acción, entre las necesidades expresadas por el centro y
las propias prerrogativas de los profesionales que conforman los equipos de
apoyo?
4) Por último, no podemos olvidar el tema de
la formación, tanto inicial como continua, de los profesionales que van a
desarrollar su labor en los equipos de apoyo a la escuela. Esta es una
asignatura pendiente de la Administración, nunca satisfactoriamente superada, y
que genera buenas dosis de frustración tanto entre los que diseñan los
programas de formación como entre sus usuarios. En estos momentos de cambios en
el mapa ocupacional y de remodelación de las enseñanzas universitarias, se nos
plantea un reto importante a la hora de diseñar un curriculum de formación que
satisfaga las necesidades del sistema educativo y de la sociedad. El reto es
tal que nos va a exigir reconciliar la formación general con una formación más especializada,
para poder atender las casuísticas puntuales de los centros, sin perder de
vista el contexto donde surgen los problemas ya que éstos trascienden la esfera
de lo puramente individual.
Pero, ¿qué se nos ofrece desde la Reforma?:
a) La esperanza de que las actividades de
orientación adquieran un carácter procesual en la nueva estructura del sistema
educativo, al menos en lo que se refiere al período de la educación
obligatoria.
b) El firme propósito de acercarnos al modo de
trabajo de algunos países europeos, en donde los equipos de apoyo a la escuela
no desarrollan su actividad en ámbitos de actuación diferentes a los
profesores. Todos están ocupados en las mismas áreas de trabajo, pero
focalizadas desde sus particulares competencias profesionales.
c) El deseo de que se vaya fraguando entre los
profesionales de la psicopedagogía el papel de colaborador con todos los
agentes educativos y no el de experto que posee herramientas infalibles para
establecer diagnósticos confiables, válidos y rigurosos.
d) El deseo de diseñar, desarrollar y poner en
marcha programas de formación dirigidos a los equipos de apoyo a la escuela y a
la figura del profesor tutor, ya que se tiene la certeza de que sin la
formación adecuada el ideario de la Reforma quedará sólo en ideas
bienintencionadas plasmadas sobre el papel.
Se podrían seguir enumerando otras cuestiones
que desde la Reforma se apuntan. Por el momento señalo estas cuatro con las
reservas que todos ustedes han podido deducir, a través de la selección de los
vocablos que he utilizado ("esperanza", "deseo", etc.), ya
que de esta forma se atenúan las futuras frustraciones a las que conduce un
ideario pedagógico no desarrollado en la realidad. Razones de salud mental así
lo aconsejan; probablemente este ejercicio de prudencia y cautela sea realizado
por algunos miembros de la comunidad educativa, sobre todo por aquellos que
desean mejorar la calidad de la educación a través de la innovación y han
sentido la soledad del corredor de fondo al trabajar contracorriente en los
centros y "desangelados" por la Administración.
Algunas consideraciones sobre el contenido.
El producto final de un trabajo sufre
generalmente sustanciales modificaciones respecto a la idea primigenia. Sobre
el borrador inicial van surgiendo nuevas ideas, otras se modifican y algunas,
las menos, permanecen inalterables. Estos vaivenes, lejos de ser preocupantes,
resultan saludables ya que reflejan, en cierta medida, que el proyecto suscita
interrogantes, nuevos planteamientos, en definitiva, que es dinámico y está
vivo.
Silo dicho anteriormente es correcto, también es
igualmente cierto que publicaciones de esta índole recogen diversidad de
culturas tanto en el plano de la teoría como en el de la práctica. La
adscripción a determinados presupuestos teóricos, así como la vinculación a
realidades diferentes, confiere una impronta peculiar a todo aquel que se mueve
en un determinado ámbito de trabajo. Obviar esto sería negarla realidad en
laque nos movemos.
Este número monográfico de Orientación está
articulado en torno a ciertos tópicos considerados de actualidad en este campo.
La sección de ESTUDIOS se abre con un trabajo
de la profesora Santana Vega, de la Universidad de La Laguna, que pretende
ofrecer una panorámica general en torno a la filosofía y a la práctica de la
Reforma; en torno a las propuestas ministeriales se van ofreciendo las
reflexiones, las consideraciones críticas y los errores que, a juicio de la
autora, podrían cometerse desde algunos presupuestos del MEC.
El trabajo del profesor Rodríguez Espinar, de
la Universidad de Barcelona, plantea el viejo dilema, no del todo resuelto en
la práctica profesional, de intervención por programas versus servicios. Por
otro lado, se analiza la propuesta realizada por el MEC sobre la Orientación
Educativa y la Intervención Psicopedagógica, al mismo tiempo que se pretende
dar respuesta a algunos interrogantes surgidos desde el modelo institucional de
orientación, vg.:" ¿es suficiente el profesional docente en la
orientación?; ¿puede hablarse de diferentes niveles de intervención que
reclaman diferentes niveles de competencias profesionales?; ¿es necesario en
los centros el especialista en orientación Psicopedagógica?... Es evidente que
algunas de las cuestiones que se abordan en este artículo han sido formuladas
implícita o explícitamente por buena parte de los profesionales de este campo.
El artículo de Hernández, de la Universidad de
Barcelona, tiene la virtualidad de ofrecer una alternativa al papel que
tradicionalmente ha asumido el asesor, esto es, la de un profesional que
prescribe las pautas de actuación y trabaja desligado de la realidad del
centro. El autor de este artículo entiende que es posible plantear la asesoría
como la presencia del "otro" que ayuda a los docentes a construir una
reflexión sobre su práctica profesional. Asimismo se pretende que la práctica
profesional del asesor sea objeto de reflexión critica. El trabajo es a todas
luces sugerente y puede contribuir a que el asesor perciba su rol profesional
de forma diferente. No obstante, existen algunos dilemas prácticos (y que
precisamente están recogidos en el trabajo de Pérez Vega, Rodríguez Suárez y
Vilanova Suárez en la Sección de Experiencias) que pueden obstaculizar la
puesta en práctica de este nuevo rol.
El trabajo de Nieto Cano, del Instituto de
Ciencias de la Educación de la Universidad de Murcia, nos ofrece una panorámica
general de los problemas que plantea el apoyo externo, al tiempo que trata de
clarificar su naturaleza y funciones. Asimismo se resalta el papel de los
apoyos externos en los procesos de formación basados en la escuela. Es un hecho
innegable que los asesores externos tendrán que redefinir sus funciones y roles
a la luz de los nuevos planteamientos de la LOGSE. Este trabajo puede
contribuir a la redefinición de ese nuevo perfil que se pretende conferir a los
agentes de apoyo externo.
La
sección de INVESTIGACIONES se inicia con el trabajo de diferentes profesores de
la Universidad de Sevilla (Alvarez Rojo, Cruz Martínez, García Jiménez y
Rodríguez Diéguez) sobre las necesidades de formación de los orientadores de la
Comunidad Autónoma de Andalucía. La investigación trata de sondear la
percepción/valoración sobre la formación inicial recibida, las carencias
formativas, los intereses de formación del colectivo y la viabilidad de
colaborar con la Universidad en un plan de formación. En el marco actual de
reformas, tanto de las enseñanzas no universitarias como universitarias, este
tipo de trabajo puede ofrecer indicios para reorientar la formación tanto
inicial (preservice) como continua (in service) de los orientadores.
La investigación realizada por Alvarez Pérez y
Santana Vega pretende indagar sobre las posibilidades de realizar un programa
de educación vocacional inserto en el
curriculum, con el profesorado del ciclo superior de
Enseñanza General Básica. Este tipo de trabajos, frecuentes en el contexto
anglosajón, sobre todo en EEUU y Canadá, escasean por estos lares. Entendemos
que esta investigación abre nuevas vías de actuación para los profesionales
prácticos de la orientación por las siguientes razones:
1) Se concibe el trabajo partiendo de la
realidad del centro y en concreto del profesorado del ciclo superior, por tanto
la dinámica a seguir en las sesiones de trabajo han sido consensua-das con el
colectivo que participa en la investigación.
2) Se articula la orientación vocacional
dentro de las distintas áreas de conocimiento que permitan establecer una
matriz de interrelación, con ello se persigue dar un nuevo enfoque a los
contenidos de tal manera que se pueda establecer una vinculación con el mundo
del trabajo y evitar así el excesivo academicismo de las diferentes materias.
La sección de EXPERIENCIAS la iniciamos con
una interesante reflexión sobre su acción de tres profesionales de la isla de
Gran Canaria (Pérez Vega, Rodríguez Suárez y Vilanova Suárez), en torno a los
errores y dilemas en la intervención orientadora. Evidentemente, el artículo es
fruto de la experiencia de innovación de la práctica por la que atraviesan
estas profesionales. Esto es, la percepción de errores y la existencia de
dilemas no surge por generación espontánea, sino que es fruto de la reflexión
crítica sobre la práctica y del intento por ensayar nuevas pautas de actuación.
El trabajo es esclarecedor del tipo de problemas que enfrentan los orientadores
en su quehacer práctico y probablemente conecte con las experiencias de otros
profesionales que persiguen remozar su práctica profesional.
La experiencia de Angels Martínez Bonafé se
sitúa en el nivel de enseñanza secundaria en Valencia. Sus propuestas de
trabajo surgen del desarrollo de un plan de acción tutorial en EEMM y del
debate producido en el contexto de un seminario permanente sobre "cambiar
el centro". Por tanto, como señala la autora, la experiencia es fruto de
una práctica colectiva de reflexión y crítica desarrollada en el centro y en el
colectivo de renovación pedagógica en el que trabaja. Es admirable cómo una
profesora de Historia consigue reflexionar con tanta lucidez sobre su práctica
profesional. Es asimismo admirable cómo trata de plasmar su ideario pedagógico
en la realidad del aula y del centro, estableciendo las bases que van a
posibilitar la puesta en práctica de las ideas de un colectivo que analiza su
realidad.
Finalmente el apartado de RESEÑAS
BIBLIOGRAFICAS recoge las novedades aparecidas tanto en el campo de la
orientación educativa e intervención psicopedagógica como en el de la
orientación vocacional. Estas reseñas han sido elaboradas mayoritariamente por
el alumnado del segundo y tercer ciclo de la enseñanza universitaria que han
optado por la especialidad de Orientación. Sus intereses de estudios les han
motivado para la realización de estas reseñas.
En definitiva, el número monográfico de
Qurriculum destinado al tema de la Orientación, ha pretendido abordar
cuestiones que resultan relevantes en nuestra área de trabajo tales como los
nuevos presupuestos de la Orientación Educativa desde el marco de la Reforma,
la perspectiva de servicios versus programas, los problemas de la formación de orientadores,
los dilemas prácticos de los profesionales que trabajan en este campo...
Evidentemente, con este número no se agota la amplia casuística de dilemas e
interrogantes que hay planteados, ni los distintos enfoques y tradiciones que
existen a la hora de dar respuesta a los problemas. Este número representa una
visión parcelada y no exhaustiva de la variedad de problemas que deberemos
afrontar dada la indefinición
conceptual y práctica de la orientación. No obstante, en todos los trabajos se
ha hecho un intento por ofrecer las nuevas perspectivas de trabajo que se
perfilan a raíz de la Reforma de las enseñanzas no universitarias.
Por último, pero no por ello menos importante,
queremos agradecer a todos los autores su colaboración, ya que con ella han
hecho posible este número monográfico de Qurriculum. Sus reflexiones han
arrojado nueva luz sobre una esfera de trabajo en la que estamos ciertamente
comprometidos. Posiblemente casi todos al escribir su artículo albergaban el
deseo de ser lo suficientemente críticos y sugerentes como para inducir al
cuestionamiento de algunas prácticas orientadoras. Si se ha logrado dicho
cuestionamiento estamos en el camino
de remozar ciertas ideas y tradiciones ya consolidadas en el campo de la
orientación. ¿Habremos utilizado el lenguaje apropiado para producir un cambio
de actitudes, o al menos para hacer tomar conciencia de determinados problemas consustanciales a este
campo?. Esta pregunta podría tener alguna respuesta si los lectores de este
monográfico se animaran a ofrecernos sus impresiones. El consejo de redacción
de la revista está abierto a cuantas consideraciones estimen oportunas.
LIDIA
ESTHER SANTANA VEGA Coordinadora del
monográfico