Evolución vs. involución en la escuela:

una dinámica pendular

 

Rosa Güemes Artiles,

Juvenal Padrón Fragoso

 

Introducción

 

La escuela y sus fenómenos se han convertido en temas de moda en la actualidad de la investigación educativa. A través del tiempo podemos observar cómo la institución escolar se debate continuamente entre el peso de la tradición y las inquietudes innovadoras. Algunos de los elementos que configuran su dinámica, en la que se mantienen patrones al parecer inconmovibles ‑ya sea por su vitalidad o por la incapacidad de reflexión pedagógica acerca de ellos para su posterior transformación, han sido estudiados con detenimiento por diversos autores, obteniéndose diversas conclusiones al respecto. Dentro de ese amplio abanico de problemas podríamos entresacar algunos que, desde nuestro punto de vista, adquieren una especial relevancia en la vida cotidiana de la escuela:

‑ Procedencia sociogeográfica del alumno de las E.U. de Magisterio y su posterior influencia en el papel profesional del maestro.

‑ El libro de texto como recurso didáctico y la presión editorial.

‑ La disciplina escolar y sus instrumentos.

Con respecto al origen sociogeográfico del maestro, hemos de tener en cuenta (Burriel,1975 ), los cambios operados en la distribución poblacional de Canarias a raíz de los movimientos migratorios interiores producidos a partir de 1900, con una gran pérdida de la población rural y un acelerado proceso de urbanización, que crea un desequilibrio espacial con una progresiva concentración en Santa Cruz‑La Laguna. Por lo tanto, nos encontramos con una población (abuelos y padres), procedente de zonas rurales que arrastrarán al espacio urbano elementos culturales del mundo rural.

Es cierto, que "todo proceso migratorio, al menos en las primeras generaciones, no altera sino que refuerza el universo simbólico de origen" (Varela y Ortega, 1984:57). Y esto, al parecer, es lo que ha sucedido con nuestros alumnos de magisterio.

Entrando en el segundo de los aspectos, podríamos señalar que el libro de texto ha sido el medio didáctico por excelencia en la escuela hasta el momento actual. Este papel instrumental se manifiesta, también, de forma tradicional en la planificación, actuando como mediadores de la misma. "En nuestro sistema educativo son sin duda los libros de texto los mediadores privilegiados y más influyentes. Las diversas casas editoriales producen su propia `interpretación' y desarrollo del Programa de cada nivel educativo" (Zabalza, 1987: 53).

Por lo tanto, la utilización del libro de texto en el sentido anteriormente descrito supone una determinada concepción de la enseñanza que subyace de forma implícita en el profesorado. En este modelo encontraríamos una serie de rasgos principales, entre los que destacamos:

 

1º) La utilización del libro de texto en base a criterios heterodoxos y por tradición y no en función de su contextualización curricular.

2º) Reduccionismo y falta de integración en cuanto a otros medios potencialmente disponibles.

3º) Ausencia de planificación en base a un aqálisis concreto de la situación particular de enseñanza.

4º) Implementación mecanicista del proceso educativo en el aula.

5°) Incapacidad real de decisión en cuanto a los diversos componentes curriculares del proyecto educativo a realizar.

También resulta importante la influencia que pudiera tener el libro de texto en la fase del aprendizaje de la lecto‑escritura, situación que se produce prácticamente cuando se inicia la escolaridad, porque la decisión de utilizar un determinado método va a venir condicionada por la tradición y la capacidad de las editoriales para hegemonizar el mercado. En este sentido, la programación de esta enseñanza va a depender fundamentalmente de lo que aquellas ofrezcan. Si observamos los libros de texto que se han utilizado históricamente en el marco de nuestro estudio, predominan los métodos de lecto‑escritura sintéticos.

Entre los modelos disponibles, sintéticos y analíticos, existen ventajas y desventajas. En cuanto a las ventajas, los sintéticos se caracterizan por permitir alcanzar en poco tiempo una gran rapidez lectora, pero no se adaptan al proceso de maduración del alumno, no ofrecen motivación, no consiguen relacionar la significación con los símbolos, etc..

Los analíticos parten de las características evolutivas de los alumnos y basan el aprendizaje en el interés y la motivación. Asimismo, utilizan estructuras significativas y son globalizadores. Sin embargo, en relación a los sintéticos son más lentos en cuanto a resultados y conllevan mayor complejidad para el profesor.

Sabemos que uno de los problemas que infieren directamente en el fracaso escolar es la deficiencia en el campo de la lectura (Baticon y otros, 1985 ). Esto, a su vez, podría estar relacionado con la elección de métodos de lectura y, sobre todo, con la forma de decidirlo muy atada a la política editorial imperante.

El último de los problemas observados es el de la disciplina, que si bien no aparece nunca explicitada en el proyecto curricular, forma parte de las decisiones que el profesor adopta en su desarrollo.

La cuestión disciplinaria en la escuela ha tenido y sigue teniendo una indudable importancia. Desde la Ley Moyano (1857), podemos observarlo con claridad: Las Juntas de Profesores tendrán también el carácter de Consejos de disciplina para conocer de las faltas académicas de los alumnos, cuya represión encomienden los Reglamentos a esta clase de corporación" (Art. 280).

Al respecto, Sánchez Pascua (1988) explica que la extemporaneidad de la palabra disciplina no es tal, sino que se han operado transformaciones como que "... primará la disciplina interna sobre la externa, la preventiva sobre la represiva... " (p. ll). Más adelante continúa argumentando que "... se replantea el concepto aboliéndose la disciplina impositiva, pero se comprueba que la calidad de un centro educativo pasa por enunciar, el `saber a que atenerse' los elementos personales, a la hora de cumplir su función" (p.11).

En base a todos los aspectos anteriormente analizados, el objetivo de este trabajo ha pretendido abordar de una manera sencilla algunas cuestiones que forman parte del debate en torno a la escuela. No es nuestra pretensión abarcar un abanico demasiado amplio de elementos de análisis, sino limitarnos a algunos que nos han parecido lo suficientemente "viejos" por su presencia en la escuela y, que, sin embargo, no terminan nunca de resolverse, ya sea por su complejidad, o bien por su capacidad para revitalizarse y sobrevivir a las distintas épocas y generaciones de maestros y alumnos.

Hemos partido de la recogida de datos en relación a los problemas objeto de estudio (el libro de texto, grado de escolarización de la población etc.), para posteriormente proceder a un análisis concreto de éstos. Como ya adelantábamos en el primer párrafo, estos aspectos presentes en la escuela de forma casi permanente han afectado a distintas generaciones de la población. En este sentido, se ha pretendido ir descubríendo en qué medida existen diferencias o similitudes en cuanto a la dinámica de estos elementos en el contexto escolar. Por supuesto, tenemos en cuenta que cada situación es única y, por lo tanto, el análisis debe siempre referirse de una manera específica a cada una de las situaciones, aunque esto no significa que todos los componentes que definen la escuela por dentro no puedan ser transferibles de una época a otra. Es decir, cada uno de los temas escolares requiere un tratamiento distinto, aunque no en un sentido absoluto.

Buscamos la relación existente entre el elemento humano con lo educativo y la técnica didáctica. Esta dimensión no la enfocaremos con toda la profundidad que se requiere, no es el planteamiento de este trabajo, sino de manera circunstancial, dejando amplios espacios para la investigación y la reflexión educativa en el futuro. En esta ocasión hemos tratado, sobre todo, de fijar un esquema de categorías sobre algunos de los aspectos más relevantes del mundo escolar a lo largo de varios períodos, sin entrar ni tan siquiera en su valoración o evaluación.

 

Método

 

Participantes

 

La muestra estaba formada por cuatro grupos clasificados en base a criterios cronológicos: abuelos, padres, alumnos de la E.U. de Magisterio y alumnos de E.G.B.. En total y teniendo en cuenta al propio alumno encuestador (tercer grupo) intervinieron 362 personas de ambos sexos.

Las edades de los distintos grupos se encuentran comprendidas en relación a los siguientes períodos de fechas de nacimiento:

Primer grupo:  1900‑30

Segundo grupo:          1930‑60

Tercer grupo:  1960‑70

Cuarto grupo: 1970‑80

 

Instrumentos

 

Se utilizó una encuesta conformada por 14 preguntas relacionadas con los distintos aspectos que pretendíamos comprobar: procedencia geográfica (zona rural, zona urbana); nivel de estudios y profesión (primero y segundo grupo); escolaridad; inicio y finalización de la escolaridad; empleo o no del libro de texto; tipo de libro o editorial; existencia de castigos y/o premios, motivos y tipos y, por último, lo que más y lo que menos les gustaba de la escuela.

 

Procedimiento

 

La citada encuesta para la recogida de datos fue pasada durante cuatro años por 169 alumnos de 211 curso de la E.U. de Magisterio de La Laguna (cursos 1986‑87 al 1989 - 90) a los siguientes grupos de edad: al abuelo y abuela, al padre y la madre, a ellos mismo y un compañero o compañera y a un hermano y hermana, o primo y prima o parientes que estuviesen realizando en esos momentos la E.G.B.

Una vez obtenido los datos se realizaba una puesta en común para contabilizarlos y proceder al cálculo porcentual.

 

Resultados

 

Con relación a la procedencia geográfica se ha confirmado, coincidiendo con anteriores estudios realizados por los demógrafos (Burriel, 1975), que el 80% del primer grupo y el 70% del segundo proceden de zonas rurales. Por tanto, podríamos afirmar que nos encontramos con una población estudiantil en las Escuelas de Magisterio en la cual perviven patrones socioculturales propios del mundo rural e incrustados en el modo de vida urbano (ver Tabla 1).

 

Tabla 1. Procedencia geográfica

 


                  1900‑30       1930‑60      1960‑70       1970‑80

                  Abuelos        Padres         Al.Magisterio Al. E.G.B.

 

                  H** M          H M              H M               H M

 

R **           79'9 81'6      69'2 72’2     28'4  30'7     21'9 20'1

U                201 18'3      30'7 27'8     71'6 69'2      781 79'9

 


*En todas las tablas, los datos son poncentajes.

** R = Zona rural; U = Zona urbana; H = Hombres; M = Mujeres.

El nivel de estudios de los familiares (abuelos y padres) queda predominantemente situado en los "primarios". Los abuelos son los que tienen la más alta tasa de analfabetismo (30%) en tanto que los padres no han pasado en su mayoría de la escuela primaria (65,6%) a lo que hay que añadir un 6,5% de analfabetos. Asimismo se constata un 68%D de madres con sólo estudios primarios y un 11,8% de analfabetas. Por el contrario, son pocos los padres con estudios universitarios (9,4% de padres y 7%D de madres).

Otro dato que podemos resaltar es que las dos primeras generaciones iniciaron la escolaridad a partir de los 7 u 8 años (43,77% de abuelos y 36,68 % de padres), abandonándola prematuramente sin haber obtenido los estudios primarios, lo cual refuerza el problema del analfabetismo.

En cuanto a las profesiones, las categorías profesionales más abundantes entre los abuelos y padres de los alumnos son las siguientes y por orden decreciente:

‑ Abuelos: agricultores ( 529'0); obreros (18,349'0); administrativos (2,99'0) y pequeños comerciantes (5,39'0).

‑ Padres: obreros (23,669'0); agricultores (14,209'0); administrativos (15,389'0); profesiones liberales (13,69'0); pequeños comerciantes (139b) y profesores (5,32%)

Las abuelas (85,799'0) y las madres (849'0) son en su mayoría amas de casa, datos que coinciden con los estudios existentes sobre la distribución social del trabajo en Canarias.

Con respecto a la utilización del libro de texto, todas las generaciones se manifiestan afirmativamente acerca de la existencia de este recurso didáctico en el aula como medio de información. Sin embargo, debemos comentar que en las dos primeras etapas (1900‑30 y 1930-60), sin llegar a tener una relevancia especial, destaca el mayor número de respuestas afirmativas con respecto a la no utilización del libro de texto en la escuela, comparativamente con las etapas posteriores (ver Tabla 2).

 

Tabla 2. Uso de libro de texto en la escuela

 


          1900‑30        1930‑60        1960‑70   1970‑80

          Abuelos        padres       Al.Magisterio         Al. E.G.B.

 

             H M            H         M    H        M      H        M

       63,3 57,4      91,1 92,3    100    99,4  99,4   99,4

No      17,1 13,0      4,7    2,9       0     0,5    0,5     0,5

NC      20,6 30,6      5,2    5,8       0     0       0        0

 


Se percibe, pues, incremento progresivo en la utilización de éste a medida que nos acercamos a nuestra época, al mismo tiempo que disminuye, lógicamente, el porcentaje en cuanto a su no utilización.

Por otro lado, se ha evidenciado en la actualidad la hegemonía de determinadas editoriales en el mercado del libro de texto, tal y como podemos apreciar en la tabla.

 

Tabla 3. Tipos de libros o editoriales

 


                  1900‑30       1930‑60                           1960‑70   1970‑80

                  H M              H M                                  H M          H M

 


Cartillas      31,3/26        40,3/42,6    Amiguitos     20,7/ 20,7 12,4/10

El Catón     27,2/26        1,8/11,2      C. Palau        12,4/ 13,6 14,8/16,5

E. Dalmau   4,7/3            8,2/12,4      Santillana     29,5/32   42,6/37,9

E. Alvarez   13,0/8,2       26,6/29       Anaya           52 53,8     46/45

Manuscrito 8,2/8,9         17,18,3       Vicens‑V.      17,1/       15,4     8,3/10,1

Libro Lect   3/8,2           6,5/4,7        S.M.              13,6 14,8  7,7/8,9

 


En los datos referentes al empleo o no de castigos por parte del maestro, las respuestas obtenidas en las.cuatro épocas estudiadas dan un percentaje mayoritario y similar en todos los casos de carácter afirmativo. Y si bien los castigos físicos van disminuyendo a medida que nos vamos acercando a la actualidad, no desaparecen totalmente (ver Tabla 4). De hecho, éstos persisten adquiriendo otras modalidades.

 

Tabla 4. Empleo de castigos en la escuela

 


                  1900‑30       1930‑60      1960‑70       1970‑80

                  H M              H M              H M                  H  M

 


                67,4/64,5     92,3/91,1    97,6/92,9     83,4 /82,2

No              8,2/7,1         3,6/6,5        2,3/4,1         16/17,8

 


Así, en la encuesta realizada se pone de manifiesto que el castigo físico ha disminuido, pero ha sido sustituido por el castigo psíquico y/o material. Asimismo, en la mayoría de los casos y en todas las épocas se ha utilizado el procedimiento del castigo como medida eficaz contra los actos indisciplinados y el logro de unos buenos resultados escolares (ver Tabla 5).

 

Tabla 5. Tipos de castigos

 


                  1900‑300     1930‑600    1960‑70       1970‑80

                     H M             H M             H M                H M

 


Físicos        62,1/99;4     72,8 /71      67,4/58,6     45/44,3

Psíquicos    16,5 /14,2    24,9/20,7   39,6              3/4,3 30,7/39

Materiales  9,5/11,9       4,1/4,8        18,3/            18,3 17,8/25,4

 


En lo que respecta a la administración de premios por conductas ejemplares, también las encuestas nos descubren que ha sido una práctica tradicional que se sitúa en un porcentaje medio de un 59%

 

Discusión

Teniendo en cuenta los resultados obtenidos, podemos presentar las siguientes conclusiones de carácter provisional:

a)Se confirman los estudios realizados por Díaz Rodríguez (1985) quien afirma que

 

hasta los años sesenta de la presente centuria, la economía canaria se caracterizaba por la preponderancia incuestionable de la actividad agraria, pues ésta daba empleo a la mayor parte de la población activa... A partir de la década de los sesenta, se produce lo que ha venido llamándose la gran 'crisis del sector agrario', como efecto del desarrollo'turístico. Desde entonces se produce una transferencia masiva y continua de la fuerza de trabajo desde el ámbito agrícola al de servicio y construcción (p.114).

 

b) Como podemos comprobar, al igual que los estudios realizados por Varela y Ortega (1984) con alumnos de magisterio de Madrid, la extracción social de éstos se hace principalmente entre los estratos bajos de las clases medias. Por el contrario, apenas están representadas las diversas categorías profesionales de la clase alta. Asimismo el que las madres sean fundamentalmente amas de casa es otro rasgo definitorio y que las diferencia de las mujeres de clase media‑alta, cuyo rol social se realiza a través del trabajo fuera de casa.

c) La procedencia social de quienes estudian magisterio, distante de la cultura dominante y de las pautas del mundo académico, podría influir de manera específica en su ulterior acción docente.

d) El libro de texto aparece como un medio tradicionalmente empleado en la escuela, aunque sería necesario confirmar con otro tipo de cuestiones en qué medida se utilizaba y si era o no un recurso de carácter exclusivo. Contextualizando dichos datos y teniendo en cuenta las investigaciones realizadas al respecto, podríamos deducir que el libro de texto ha constituido en relación al docente una guía curricular para la planificación de la enseñanza.

e) Es evidente que las editoriales han determinado en estos casos los contenidos a impartir y, por lo tanto, el papel del profesor se ha limitado de hecho a aceptarlo como tal, sin "adoptar decisiones fundamentadas y adecuadas al contexto en que trabaja" (Zabalza, 1987: 121).

f) En el mercado editorial, según nuestro estudio, predominan los métodos de lectoescritura sintéticos por razones obvias, de manera que éstos van a condicionar en gran manera las decisiones del profesorado y los resultados concretos del aprendizaje obtenido por el alumno.

g) La técnica del premio y el castigo ha tenido una función esencial en la delimitación de los "buenos" y "malos" comportamientos, así como reforzar aquellas actitudes que garantizan la tranquilidad y la atención en el aula y, en definitiva, facilitar el aprendizaje.

h) El alumno de E.G.B. se suele identificar generalmente con los aspectos escolares que tienen poca o ninguna significación en los curricula escolares.

 

Referencias

 

BATICON, J. Y OTROS (1985): Didáctica de la lectura. Métodos y diagnóstico. Barcelona: Humánitas.

BURRIEL, E. (1975): Evolución moderna de la población de canarias. Tenerife: Aula de Cultura.

DIAZ RODRIGUEZ, M.C. (1985): Geografía de Canarias. Geograla Humana. Tomo II. Sta. Cruz deTenerife: Interinsular Canaria.

GIMENO SACRISTAN, J. Y FERNANDEZ PEREZ, M. (1980): La formación del profesorado de E.GB. Análisis de la situación española. Madrid: M.U.I.

SANCHEZ PASCUA, F. (1989): La disciplina, factor que condiciona la calidad de los centros educativos. Visión histórica. Revista Campo Abierto, 6, 11‑20.

VARELA, J. Y ORTEGA, R (1984): El aprendiz de maestro. Madrid: M.E.C.

ZABALZA, M.A. (1987): Diseño .y desarrollo curricular. Madrid: Narcca.