CEP, CEFIRE,
¿CÉFIRO? EN EL PAÍS VALENCIANO
Enric
Ramiro i Roca (*)
En
el presente artículo se hace un recorrido por la formación del profesorado en
el País Valenciano a través de los CEP y actuales CEFIRE, con el objetivo de
marcar aquellas líneas y hechos más significativos de su evolución. En una
segunda parte del escrito se realiza una comparación entre sus inicios y su
desarrollo, para terminar ofreciendo una visión subjetiva del estado actual de
la cuestión.
Es
evidente que hablar de los Centros de Profesores (CEP) o de los Centros de
Formación, Innovación y Recursos Educativos (CEFIRE) es hablar de la formación
del profesorado que realiza la Administración educativa, y esto implica, a su
vez, cuestiones sociopolíticas. Sería iluso por nuestra parte separar una cosa
de otra, toda vez que consideramos incuestionable su relación intrínseca,
aunque nos centremos en la evolución de los CEP y CEFIRE como núcleo central
del artículo. Por eso, a pesar del reducido espacio que permite esta
colaboración, hemos considerado oportuno dibujar mínimamente un contexto más
amplio que el reducido mundo de la formación del profesorado.
En el País Valenciano,
como en muchas otras comunidades autónomas, la llegada de la Reforma educativa
significó una esperanza de cambio real en la educación entre los grupos más
activos, que produjo una atmósfera positiva, especialmente en primaria. Una
esperanza en torno a la cual y durante un tiempo considerable, se había venido
produciendo un debate teórico y abierto a toda la comunidad, que generó una
abundante documentación1. La realidad es que afectó de forma muy
restringida al profesorado y se circunscribió más a los diferentes grupos de
presión docente. Las publicaciones, o bien se repartieron de forma selectiva o
se descargaron en voluminosos paquetes a unos centros escolares sin preparación
ni reflexión previa, que en el mejor de los casos dispusieron su ubicación en
la biblioteca, dejando cumplida cuenta de su llegada.
Cuando todo estaba atado y
bien atado, la maquinaria administrativa inició su recorrido de disposiciones
legislativas con un discurso renovador que encontró un buen receptáculo entre
un profesorado valenciano mayoritariamente progresista. Nuevas terminologías y
una pléyade de formadores de formadores, asesores, inspectores, MRP y miembros
del voluntariado pedagógico hicieron entrada en institutos (menos) y en
escuelas (más) anunciando la buena nueva. En esta fase se mezclaron sinceras
intenciones con ilusiones defendidas
durante mucho tiempo, y un
deseo de cambio que ocultó en gran medida el problema: las modificaciones
requieren recursos2.
Orígenes de los Centros de Profesores
La formación permanente del profesorado, entendida
como la reflexión sobre la praxis escolar (cómo enseñar mejor y cómo aprenden
los y las alumnas), es una actividad reciente (Contreras Domingo, 1996, p. 92),
ya que hasta los años ochenta las preocupaciones estaban centradas en el
contenido que los docentes impartían en clase. La LGE del 70 creó los ICE y
empezó un debate, que se había iniciado en los países anglosajones, sobre la
experimentación curricular y la eficacia del profesorado. La realización de
libros a prueba de profesores, como
las famosas fichas de trabajo, o la redacción de objetivos operativos y sus
tipologías, son algunos de los resultados de un conductismo que encontró el
escepticismo por parte del profesorado. Paralelamente, las propuestas
espontaneistas y voluntaristas de los docentes, hallaron en las Escoles d'Estiu y Movimientos de Renovación Pedagógica su iniciativa
más definida en un contexto reivindicativo.
La insuficiente aceptación de estas ofertas y la
llegada del constructivismo hizo modificar el esquema de la formación del
profesorado, que focalizó su acción en el centro escolar, en el profesor como
miembro de una comunidad educativa y en la reflexión acción como la
metodología adecuada para el cambio. En este contexto nacen, en 1985, los
Centros de Profesores en el País Valenciano como parte del programa del
gobernante Partido Socialista. Su ubicación, en principio, afecta únicamente a
las zonas más pobladas del país (ver figura n° 1): Castelló, Godella, Valéncia,
Torrent, Gandia, Alcoi, Alacant y Elx.
Organización y funcionamiento
En un principio, elementos progresistas y
dinamizadores provenientes de los Movimientos de Renovación Pedagógica se
integraron en ellos, bien como asesores o, incluso, como directores, aunque ya
empiezan a darse significativos casos de enfrentamiento3. El Decreto
12/1985 de 14 de febrero del Consell de la Generalitat Valenciana reguló la
creación y funcionamiento de los Centres
de Professors de la Comunitat Valenciana, responsabilizando a estas
entidades del cumplimiento de las siguientes funciones:
a) Acoger y dar apoyo material a las actividades
de los colectivos de profesores que trabajen en la renovación pedagógica.
b) Facilitar un servicio de documentación y
difusión de los materiales didácticos y pedagógicos a los profesores y centros
de enseñanza de la zona o comarca.
c) Promover la participación del profesorado en
seminarios, grupos de trabajo u otras actividades de perfeccionamiento.
d) Estimular la
adecuación de los programas educativos a las
peculiaridades del medio social en que está ubicado el
Centro
de Profesores, con especial atención a la problemática de la recuperación
del valenciano en la escuela.
e) Ejecutar los planes de perfeccionamiento del
profesorado que la Administración les atribuya.
f)
Promover y realizar actividades en el campo de la innovación, investigación y
experimentación educativas, preferentemente de carácter aplicado, y que
respondan a las necesidades del entorno sociocultural.
g) Colaborar con la Administración en el estudio
de las necesidades pedagógicas de los profesores y centros educativos de la
zona o comarca y en la búsqueda de soluciones.
h) Cualquier otra que la Administración les encargue.
Organizativamente estaban constituidos por el Equip Educatiu, formado por el director
y el conjunto de asesores elegidos mediante un concurso oposición que
constaba de tres fases: currículum, proyecto de trabajo y entrevista. Cada
asesor podía optar a presentarse a diferentes especialidades o áreas, así como
a diversos CEP, de forma que se primaba la especialización. El otro órgano
importante, era el Consell Director que
lo integraban representantes del Equip
Educatiu, más coordinadores de los grupos de trabajo elegidos
democráticamente por el profesorado de la zona mediante votación directa.
Además, cada CEP disponía, en principio, como plantilla estable del centro, de
una plaza de biblioteca, una de conserjería y un auxiliar administrativo,
sujetos a su propia normativa general y concurso de traslados.
A pesar de la baja participación, en la mayoría de
los CEP, de los docentes en la elección de sus representantes en el Consell Director, es cierto que el
proceso electoral iba calando en los centros escolares. También hay que tener
en cuenta que no todos los docentes podían votar, ya que al principio era
necesario estar inscrito en el CEP y, según en qué zonas, su número variaba
mucho. Asimismo, la imagen de transparencia y participación era cotidiana en la
mayoría de los Centros de Profesores, donde existían mecanismos para poder
modificar o enriquecer una oferta formativa autónoma. Ésta se repartía en diversos
bloques, con el núcleo central alrededor de las actividades convocadas por el CEP, basadas en formación en centros,
seminarios y actividades puntuales, en las que las Jornadas y Congresos tenían
un peso específico importante. Los otros bloques estaban constituidos por el
apoyo a los planes institucionales convocados por la propia Conselleria
d'Educació de la Generalitat Valenciana, la colaboración con los grupos de
trabajo y el apoyo a proyectos de investigación y experiencias del profesorado.
También ocupaba un lugar destacado el CEP como centro de recursos y la
colaboración con las instituciones comarcales, aspecto que se cuidaba con gran
atención, pues se tenía el objetivo y la sensibilidad de considerar a esta
institución como parte singular del entorno educativo.
Cada Centro de Profesores organizaba su plan
comarcal o zonal de formación del profesorado y su proyecto de actuación anual,
"atendiendo fundamentalmente dos cauces: las necesidades que surgen de
los propios centros de enseñanza y aquellas otras que la Administración propone
y prioriza"4. La publicación de pequeños cuadernos con
experiencias o boletines de información, e, incluso, revistas de intercambio de
innovaciones, era una práctica habitual gracias a la colaboración de
ayuntamientos o administraciones diversas. La implicación de los grupos
tradicionalmente más comprometidos con la renovación, comportó que, a menudo,
se convocaran acciones conjuntas y hubiera una positiva colaboración en Escoles d'Estiu, Jornades de Primavera,
Simposiums...
En resumen, podemos considerar esta etapa como
caracterizada por la ilusión que despertó el proyecto y la autonomía que
destilaron los CEP, que organizativamente dependen del SFP, ubicado en la Direcció General d'Ordenació i Innovació
Educativa i Política Lingüística de la Conselleria de Cultura, Educació i
Ciéncia. Ambos rasgos, contribuyeron a crear una dinámica de calidad,
basada muy a menudo en la investigación acción, de forma que el objetivo
era el cambio en el aula más que la formación individual del docente.
Una lenta centralización
Con el paso del tiempo se fue imponiendo una
realidad: los Consells de Direcció se
fueron convirtiendo en reductos del profesorado más innovador y crítico, ya que
era el grupo docente más activo y organizado, aunque también hubo excepciones y
casos de movilizaciones bajo consignas para ocupar algunos consejos. Por otra
parte, cada CEP se iba transformando en núcleo de poder autónomo que en más de
una ocasión desafiaba a la Conselleria d'Educació defendiendo su línea de
trabajo planificada y consensuada en la zona. Simultáneamente, los CEP se
difundieron por todo el País Valenciano, alcanzado una considerable cobertura
(ver figura n° 2).
La multiplicación de los CEP comportó una cierta
jerarquía. En un primer grupo estaban los históricos: Castelló, Godella,
Valéncia, Torrent, Gandia, Alcoi, Alacant y Elx. Un segundo grupo lo
constituían aquellos CEP que disponían de un reducido número de asesores, pero
contaban también con las plazas de auxiliares, bibliotecario y conserje:
Vinarós, Sagunt, Alzira y Benidorm. Otro conjunto lo formaban los últimos CEP
creados, a los cuales no se dotó de las correspondientes plazas
administrativas, de forma que el director y los asesores habían de asumirlas o contratar alegalmente a alguna persona que se
dedicara a ayudar en las funciones más burocráticas: Xátiva, Ontinyent, Elda y
Orihuela. Por último, existían las extensiones, pequeñas oficinas donde un
asesor o dos se dedicaban a la formación en las extensas zonas del interior
valenciano, siempre adscritas a alguno de los CEP anteriores: Morella y
Albocásser a Vinarós; Montanejos y Segorbe a Castelló; Tuéjar a Godella; Utiel
a Torrent; Ayora a Xátiva; Villena a Elda; Ondara a Benidorm y Concentaina a
Alcoi. Con esta distribución, parecía completado el mapa formativo, aunque
había algunos proyectos de ampliación como los de Buñol, Vila real o
Cheste que al final no se hicieron, a excepción
de la última localidad, en la cual
se creó un centro específico dedicado a la tecnología.
En total, la red de los CEP ha estado formada por
17 centros y 11 extensiones (ver figura n° 2) durante su etapa de máxima
expansión, como recoge el Document Base
de Formació Permanent del Professorat (1993). En este documento podemos
leer (p. 63) que "a fin de
planificar de manera más racional y dar respuesta a las necesidades totales de
nuestra comunidad, la Administración educativa se propone a corto término la
creación y puesta en marcha de nuevos CEP en aquellas zonas más desprovistas y que
en el presente anexo se especifican. Así mismo, y de acuerdo con el decreto
por el cual se regula la creación y organización de los CEP, la Administración
educativa podrá crear centros específicos". La organización y
funcionamiento fue cambiando lentamente. Así, los Consells Directius no se convocaron en los nuevos CEP, y en los
históricos se fue dejando que murieran poco a poco. El control sobre los
directores fue cada vez mayor y las disposiciones desde Valéncia fueron
aumentando al mismo ritmo que se iba perdiendo la autonomía de los CEP. El plan
comarcal de actuación se fue quedando en un segundo término al tiempo que los
planes institucionales iban creciendo como consecuencia de la implantación
progresiva de la reforma del sistema educativo y, significativamente, del
aumento del centralismo del Servei de Formació del Professorat. Esta pérdida de
transparencia y participación afectó muy especialmente ala relación con los
Movimientos de Renovación Pedagógica con los que se iba cortando toda relación
y se incrementaba la burocratización de la formación del profesorado.
Un hecho clave fue la firma del “Acord sobre un nou sistema retributiu, formació
del professorat per a la implantació de la reforma educativa i millora de la
qualitat de l´ensenyament5 entre la mayoría de los sindicatoss y
la Administración educativa. Por la mencionada normativa se aceptaba la
reivindicación de homologación de los funcionarios docentes, a cambio de
relacionarla con el cumplimiento de una serie de actividades relacionadas con
la actualización científica, didáctica y profesional del profesorado. De esa
forma, para poder cobrar unas determinadas cantidades de dinero, los docentes
se obligaban a realizar una serie de actividades y cursos de actualización cada
seis años.
La necesaria justificación de las acciones
formativas y la progresiva implantación de la reforma, disparó por completo la
realización de cursos y cursillos que, abarrotados de docentes, se
multiplicaron por toda la geografía valenciana. Esta situación impidió que se
pudiera atender la formación con la misma calidad anterior, al tiempo que se
dio entrada a numerosos ponentes externos al CEP, que, independientemente de su
mayor o menor idoneidad, rompió cualquier posible plan de actuación
reflexionado y coordinado que pudiera existir anteriormente. Los mismos
asesores hubieron de dejar de lado sus proyectos y líneas de trabajo para
dedicarse con prioridad absoluta a las campañas diseñadas en Conselleria, para
difundir la reforma y ayudar en la realización de los diversos documentos que
prescriptivamente habían de tener los centros escolares: Proyecto Curricular y
Proyecto Educativo de Centro, principalmente. En su diseño y confección se
invirtieron miles de horas, inventando cada colegio lo que estaba inventando su
vecino, orientados por asesores que en su mayoría no habían realizado ninguno,
controlados por una inspección que tampoco sabía demasiado sobre el tema, y,
además, sin coordinación entre unos y otros.
La llegada del Partido Popular ala Conselleria
d'Educació con un programa donde se preveía la eliminación de los CEP, fue
incrementando la centralización respecto alas disposiciones emanadas desde
Valéncia, al tiempo que aumentaba la burocratización ya iniciada. La
participación del profesorado en los Consells Directius cayó en el completo
olvido, y el objetivo de la nueva administración se centró en desmantelar la
anterior e ir configurando un diseño propio. Durante el curso 1995 96 los
enfrentamientos entre directores de CEP, todos ellos nombrados durante la etapa
socialista, y el jefe del Servei de Formació del Professorat (SFP) de la
Conselleria se fueron haciendo habituales, así como las exigencias de dimisión
de éste por parte de asesores y directores. La confrontación llegó a uno de
sus máximos con la no autorización de un curso de educación sexual organizado
por el CEP de Godella, acompañado de una visita de inspección "a
fondo", y la prohibición por parte del SFP de unas jornadas sobre la
escuela pública organizadas por el CEP de Valéncia. La sustitución de los
directores de los CEP anteriores por otros más acordes con las nuevas líneas de
trabajo, se fue haciendo una cuestión cada vez más urgente para la nueva administración.
Por fin, en julio de 1996, cuando se terminaba la
comisión de servicios de la mayoría, se les comunicó su no renovación a todos a
excepción del director de Gandia, y su sustitución por personas nombradas
directamente, sin concurso. Durante el curso 1996 97 los enfrentamientos
entre asesores y el SFP, así como el malestar respecto a algunos de los nuevos
directores fue aumentando, transcurriendo el año académico sin que se
convocara tampoco el concurso de asesores. Se dejó pasar todo el verano de
1997, tiempo en el que se terminaban las comisiones de servicio a la práctica
totalidad de asesores, sin ofrecer ninguna información al respecto sobre su
continuidad.
El 1 de septiembre se empezaron a comunicar las
incorporaciones de asesores a sus centros escolares, disfrazadas bajo los
argumentos de cambios de especialidades en las asesorías que ocupaban, de
reducción "necesaria" de plantilla, de reubicación por comarcas...
dando lugar a la amortización de
aquellas plazas que interesaba. Se había dado un paso más.
La sustitución de los CEP por los
CEFIRE
El mismo día 1 de septiembre de 1997 se publicaba
el Decreto 231/1997 que ponía punto final a la actividad de los CEP e
instauraba los Centres de Formació,
Innovació i Recursos Educatius (CEFIRE). Aunque es pronto para poder hacer
balance de los cambios que pueda suponer este nuevo organismo, sí que se deja
entrever la completa pérdida de la poca autonomía que les quedaba a los CEP, y
el control implícito por parte de inspección y la Administración educativa
directamente. Vuelve a aparecer un Consell
Pedagógic, pero compuesto por los representantes de la Direcció Territorial junto a los asesores y centros docentes de la
zona, sin especificar cómo. También hay que remarcar la desaparición de los
concursos de directores de CEP, previniendo su nombramiento directo entre los
asesores de la plantilla correspondiente. Las funciones de los directores, de
los asesores, su selección, forma de acceso y nombramiento quedan sin
delimitar, a la espera de una nueva normativación por parte de la Conselleria de Cultura, Educació i Ciéncia
de la Generalitat Valenciana.
Comparando las funciones generales de los CEP de
1985 y de 1993, entre las cuales hay una gran similitud y una progresiva
centralización de las decisiones, y las nuevas de 1997 que hacen referencia a
los CEFIRE, encontramos algunas diferencias. En el modelo actual aparece un
completo dirigismo por parte de la Administración educativa, se da una gran
relevancia a la plena integración en el marco europeo y a la figura de las
entidades colaboradoras públicas y privadas, se atribuye un mayor número de
funciones, y se les encarga un mayor peso en las cuestiones informativas y de
recursos y menor en la formación directa, como podemos ver a continuación:
Funciones de los Centros de Formación, Innovación y
Recursos Educativos (CEFIRE, 1997):
a) Organizar, realizar el seguimiento y
evaluar el desarrollo de las acciones formativas, de acuerdo con su ámbito de
gestión, dentro del Plan Anual
de Formación.
b) Atender y canalizar las propuestas de
formación que se planteen, bien por los centros docentes, bien por grupos de
trabajo o seminarios que desarrollen su actividad en su ámbito de influencia.
c) Fomentar el trabajo en equipo y el
intercambio de experiencias que facilite la participación del profesorado en
su propia formación docente.
d) Realizar el seguimiento de las actividades
de formación del profesorado que, en su ámbito territorial, realicen las
entidades colaboradoras, tanto públicas como privadas, de acuerdo con la
normativa vigente.
e) Contribuir a la formación del profesorado
en el conocimiento y uso de los dos idiomas oficiales de la Comunitat Valenciana, en el ámbito territorial el centro de formación, innovación y recursos
educativos, siguiendo las directrices de la Conselleria de Cultura,
Educació i Ciéncia.
f) Coordinar la difusión de las experiencias
de innovación educativa aprovechando los recursos didácticos facilitados por
la Conselleria de Cultura,
Educació i Ciéncia, los centros docentes y el profesorado, en el
ámbito de su zona de influencia.
g) Poner a disposición de los centros
educativos y del profesorado los fondos documentales y bibliográficos, y los
medios audiovisuales, así como toda la documentación y los materiales que
faciliten el desarrollo curricular en los centros docentes.
h) Informar a los centros docentes de los
últimos avances de las nuevas tecnologías aplicadas en la educación como
centros de recursos, de formación y experiencias en este campo.
i) Facilitar a los centros educativos la
realización de actividades teóricoprácticas en el ámbito de actuación
ambiental a través de las instalaciones y recursos de que dispone la Conselleria de Cultura, Educación i Ciencia.
j) Informar al profesorado de las distintas
opciones y ofertas de formación, tanto en el ámbito de la Comunitat Valenciana, como
en el resto del Estado y de la Unión Europea.
k) Difundir experiencias de formación e
innovación facilitados por las empresas, institutos tecnológicos y entidades
colaboradoras en su ámbito de gestión.
l) Facilitar información sobre los cambios
legislativos que afecten a la formación del profesorado y al uso de los
recursos educativos.
En
definitiva, parece que nos encontramos ante una lógica aplicación del modelo
neoliberal del actual gobierno valenciano a la formación permanente del
profesorado. Los últimos dos años ya han estado marcados por toda una serie de
acontecimientos que confirman esta tendencia: una mayor regulación centralizada
de la actividad de los anteriores CEP mediante la necesaria autorización de
todas las actividades por parte del SFP, el nombramiento directo de la gran
mayoría de directores sin ningún concurso, el endurecimiento de la normativa
respecto a salidas y dietas de los asesores, el recorte económico o el total
control de todas las actividades realizadas. Como comentario general, hay que
señalar una cierta preeminencia de las funciones como centro de recursos por
encima de las que corresponderían a un centro de formación. También hay que
resaltar una mayor insistencia en las nuevas tecnologías y en la introducción
de la iniciativa de las empresas privadas, mientras las asesorías quedan como
instrumentos polivalentes al servicio de las instrucciones que se den. El
control sobre su funcionamiento pasa a la inspección, con una planificación
cada vez más mediatizada por la Conselleria, y de sus ámbitos de actuación de
forma sectorializada en cada dirección territorial.
En este sentido, resulta paradigmática la evolución
del presupuesto y las especiales trabas que se ponen para su completa
ejecución, mientras se firman convenios de formación con empresas y sindicatos
para que realicen cursos de actualización docente. Unas actividades que son
certificadas por los CEFIRE sin control alguno y donde los ponentes cobran unas cantidades sensiblemente superiores a las
aprobadas oficialmente para los
CEFIRE, además de considerar a otros colaboradores como coordinadores y
organizadores de los cursos. De esta forma se está creando una doble red de
formación, especialmente contradictoria respecto a un dinero público que se
está repartiendo sin un control. Además, se favorecen determinadas
comparaciones injustas entre una formación pública con escasos recursos, y una
formación privada con mayores dotaciones y donde no siempre estan separados los
intereses pedagógicos y los empresariales. Da la sensación de que se quiere
desarrollar un modelo donde la oferta pública quede subsidiaria de la privada
con independencia de la mayor o menor calidad, oportunidad y selección de
temas.
Con este panorama, en el País Valenciano se está
asistiendo al final de la etapa de las certifica cionitis (todavía existe),
para entrar en otra caracterizada por la oportunitis. Su rasgo más singular es
la realización de actividades más dirigidas a aspectos lúdicos o de utilidad
directa para el docente, que va siendo consciente de que está realizándolas
fuera de su horario laboral. Así, los cursos con visitas a exposiciones o
ciudades, la oferta informática o aspectos como el grabado, bailes de salón,
foniatría..., ofertados gratuitamente, concentran las solicitudes. A su lado,
continúan las que hacen referencia a nuevas especialidades: tecnología, música,
educación física...; las que permiten nuevas habilitaciones: infantil,
logopedia...; y las que tratan áreas transversales, especialmente educación
para la salud.
Como afirma el profesor Mainer (1995, p. 97):
"La brecha abierta entre una política de formación del profesorado
excesivamente unida a la obtención de credenciales para la carrera docente, y
una política de elaboración, edición, experimentación y evaluación de
materiales curriculares, poco rigurosa no todo vale , tímida y
raquítica presupuestariamente hablando, está en la base de los problemas que se
plantean". Y todo ello unido a una absoluta ausencia de cualquier tipo de
política de formación del profesorado nítida y planificada, como ha denunciado en numerosas ocasiones el Consell
Escolar Valenciá en sus informes anuales.
El cambio también se ha hecho notar en el perfil de
los docentes que ocupan las asesorías. Aunque no se dispone de ningún estudio
en profundidad, es notorio el abandono voluntario o por la fuerza, las
amortizaciones, nunca explicadas, de ciertas plazas ocupadas por miembros de
MRP, catedráticos de instituto o personas significativas de la comarca o zona.
Más que una depuración política, difícil de justificar y cumplir, se ha optado
por priorizar la obediencia y ausencia de cualquier crítica hacia las
decisiones superiores. Las nuevas plazas, a la espera de un concurso público
que se va retrasando, son ocupadas por personas buscadas entre las amistades de
la nueva administración, donde colaboran inspectores y, principalmente, los
directores de CEFIRE y el propio Servei de Formació del Professorat. Su perfil,
sin ánimo de estereotipo e independientemente de su valía, se centra en
personas con centro de destino lejos de su domicilio particular, docentes
afines ideológicamente (pocos de momento), partidarios de un inexistente
neutralismo profesional o, incluso, profesores progresistas que buscan una
nueva experiencia o han sido rechazados en convocatorias anteriores. En
cualquier caso, se busca siempre la obediencia por encima de la creatividad, y
la aceptación de la jerarquía sobre cualquier veleidad democrática, castigando
iniciativas y aplaudiendo los logros cuantitativos que se disfrazan de calidad
y eficiencia de la formación. Así, se valora el incremento de horas de cursos
por asesoría, las actividades de coste cero, la rapidez en la entrega de
documentación, y el ahorro en desplazamientos y dietas, con una política de
comparaciones entre CEFIRE. La célebre frase de "ser mas papistas que el
Papa" es un hecho generalizado entre la mayoría de las direcciones de los
centros de formación que no quieren ser las ovejas negras de un colectivo
elegido a dedo, aunque existan
opiniones críticas e incluso pueda haber posturas personales que justifiquen
actitudes individuales.
Son numerosos los hechos concretos que se podrían
relacionar sobre el anterior panorama, la mayoría de ellos sin constancia
escrita, y, por supuesto, también acciones generales que pretenden cortar
abusos anteriores pero que, llevadas al extremo de su cumplimiento, entorpecen
excepciones que podrían ser positivas. Es la típica falta de flexibilidad
producida por la desconfianza, la inexperiencia y la falta de ideas claras y
coherentes. Pero, sobre todo, donde se refleja mas el cambio es en la
imposibilidad de dialogar o debatir cualquier orden, que hay que cumplir
inmediatamente, y que, por una parte, da la sensación de eficiencia, pero, por
otra, destruye el discurso constructivista que se pretende vender. No es
congruente hablar de participación, diálogo, ideas previas, evaluación
global... y al mismo tiempo obligar a todos los docentes que aprobaron las
oposiciones a realizar un curso de veinte horas (dos para hacer una
"unidad didáctica") fuera de horario lectivo, organizado mediante fax
y correo electrónico inmediato, avisando con una semana de antelación a los
asesores que habían de impartirlo y a los alumnos, constituidos en grupos de 30 40
profesores. Y eso sin hablar de los contenidos, en gran parte la misma
legislación que habían estudiado para las oposiciones, con horarios de 5'30 a
8'30, en muchos casos a decenas de km de la residencia habitual, y también en
sábado. Simplemente es un ejemplo que refleja una situación llena de
celeridades, con nula reflexión y participación y una vuelta a los objetivos
cuantitativos de la década de los sesenta.
En definitiva, actualmente nos encontramos en el
País Valenciano con un nuevo decreto sobre la creación de los CEFIRE aún sin
desarrollar, sin concursos de méritos para asesores, con la eliminación del
concurso de directores que son nombrados a
dedo, y con un Consell Pedagógic muy
controlado por la Administración educativa. Con directores y asesores
renovables, de momento, anualmente, con improvisaciones continuas, y sin
tiempo ni espacio para la reflexión, la investigación y el diálogo, los CEFIRE
se están convirtiendo, a marchas forzadas,
en interesados apéndices de la
administración. Su línea de trabajo se fundamenta cada vez más, en un europeismo de los programas Sócrates,
Comenius, Lingua...y la revolución de
la informática, intentando crear una imagen de modernización que, a menudo,
oculta un alejamiento consciente de una renovación pedagógica crítica que se
intenta ignorar. El profesionalismo se
está abriendo paso incluso entre sectores progresistas
bajo un discurso de efectividad, de
separar las cuestiones "sindicales y políticas" de las educativas,
de un imposible neutralismo muy acorde con la política neoliberal.
Evidentemente, el alumno se ha convertido en el gran ausente de la formación,
cuando, en definitiva, debiera ser la estrella que guiara los esfuerzos y la
dirección hacia donde deberíamos mirar todos: profesores, asesores, inspección
y el mismo conseller. Parece que se
ha perdido el norte de la formación y de la educación, convirtiéndose los
centros escolares en máquinas de burocracia y estrés, donde todo ha de estar
escrito y programado, pero donde se van olvidando, a veces, aspectos tan
importantes como los sentimientos, la alegría o la ilusión.
Notas
1 Un
ejemplo de esta voluntad de debate, aunque siempre con prisas, sin motivación y
con una insuficiente discusión social, es el siguiente libro que, desgraciadamente,
no tuvo la difusión necesaria: MEC: Proyecto
para la reforma de la enseñanza. Educación infantil, primaria, secundaria y
profesional. Propuesta para debate. Madrid, Centro de Publicaciones del
MEC, 189 pp.
2
Sobre el tema de la reforma en el País Valenciano, creemos que puede resultar
útil el siguiente artículo, ya que ofrece una visión de conjunto sobre todo el
proceso. Aunque está referido a tierras valencianas y en clave actual,
consideramos que puede servir también para confirmar una dinámica paralela en
otras comunidades: RAMIRO i ROCA, Enric (1997): "Crónica amarga d´una
reforma educativa des del País Valenciá", en Escola Catalana núm. 338, Barcelona, pp. 10 12.
Algunas otras visiones más generales y en
castellano, también desde un punto de vista crítico, pueden ser, por orden
cronológico,
MARTÍNEZ
BONAFÉ, Jaume (1991): "Una historia curricular", Cuadernos de Pedagogía, n° 194, Barcelona.
POPKEWITZ,
Th. S. (1994): Sociología política de las
reformas educativas, Madrid, Morata/Paideia.
HERNÁNDEZ, Fernando
(1995): "La comprensión de la cultura de las innovaciones educativas como
contrapunto a la homogeneización de la realidad escolar", Kikirikí, n° 35, Sevilla, Movimiento
Cooperativo de Escuela Popular.
MARTÍNEZ
BONAFÉ, Jaume (1995): "El profesorado en el tercer milenio", Cuadernos de Pedagogía, n° 240,
Barcelona.
3
Los enfrentamientos más conocidos públicamente son los acaecidos en Gandia y
Elx. En los dos, la Administración educativa entró en contacto con los
respectivos colectivos de renovación pedagógica comarcal para que participaran
y dirigieran los CEP.
Sin embargo, al final optaron por que se hicieran
cargo de la dirección otros candidatos mas acordes con su política educativa,
mediante la realización de unos "concursos oposición" que
tuvieron las críticas de algunos componentes de la Comisión de selección como
la del profesor Gonzalo Anaya, actual catedrático emérito de la Escota de
Magisteri de Valéncia.
4
CEP DE TORRENT (1989): "Plan comarcal de formación del profesorado. Proyecto
de actuación. Horta sud, curso 1989 1990", Butlletí informatiu núm. 30, Torrent, CEP de Torrent, p.1.
5
Acuerdo sobre el nuevo sistema retributivo, formación del profesorado para la
implantación de la reforma educativa y mejora de la calidad de la enseñanza.
6 Firmaron
el mencionado documento todos los sindicatos del ámbito no universitario, a
excepción del Sindicat de Treballadors de l'Ensenyament (STE) y la Confederació
General de Treballadors (CGT). En el ámbito del País Valenciano el llamado
"Decreto de sexenios" 157/93 del 31 de agosto, se publicó en el Diari Oficial de la Generalitat Valenciana el
16 IX 93.
(*) Enric
Ramiro i Roca es miembro del MRP Col.lectiu d'Ensenyants de la Ribera, en el País Valenciano y del
MRP Moviment Cooperatiu d'Escola Popular
(Moviment Freinet). Actualmente trabaja en el CEFIRE de Xátiva (la Costera País
Valenciá). Dirección: CEFIRE de Xátiva, C/ Académic Maravall s/n, 46800 Xátiva
(la Costera). Tfno.: 96 228 19 01, fax: 96 228 09 15.