MEJORA DE LA ACCIÓN
TUTORIAL UNIVERSITARIA A TRAVÉS DE LAS TIC
Israel
Campos Méndez
Resumen
El
sentido que la acción tutorial va a tomar con la implantación del EEES, supone
que la función del profesor-tutor se verá implementada hacia tareas de
orientación. La labor de orientador implica que la perspectiva del profesor
hacia el alumno no puede quedar limitada exclusivamente a la información que
éste recibe durante ese curso, sino que debe ser puesta en relación con el
proceso que el estudiante experimenta en su periodo universitario. Las TIC
pueden ser un medio eficiente para la elaboración de instrumentos con los que
poder recabar esa información y hacerla accesible al profesor-tutor.
Abstract
The meaning that the tutorial action is going
to take with the process
to establish of the European Higher Education Area (EHEA), supposes that the function of the professor-tutor
will be implemented towards orientation tasks. The work of orientation implies
that the perspective of the professor towards the student cannot be limited
exclusively by the information that this one receives during that course, but
that must be put in relation to the process that the student experiments in his
college period. The TIC can be an efficient way for the elaboration of
instruments with which to be able to successfully obtain that information and
to make it accessible to the professor-tutor
Palabras
Clave.
Educación
Universitaria, TIC, acción tutorial, Espacio Europeo de Educación Superior
Keywords.
University Education, TIC, tutorial action,
European Space of Superior Education
Introducción.
Es manifiesta la
abundancia de la bibliografía reciente sobre los cambios que está
experimentando la docencia universitaria en los últimos años, ante la necesidad
de enfrentarse a los dos retos más recientes que se le han venido encima: la
incorporación de las Tecnologías de la Información y Comunicación (TIC) y la
adaptación al Espacio Europeo de Educación Superior (EEES). Por tanto, no es mi
intención con este artículo detenerme a redundar en un conjunto de ideas y
teorizaciones que ya son conocidas y, espero, que asumidas. No obstante, no se puede
eludir el tener que subrayar, necesariamente, el aspecto fundamental de cambio
de actitud que debe estar presente en todos los agentes que están inmersos en
estos cambios: la institución universitaria, el profesorado y los alumnos.
Porque la respuesta que se está dando a cada elemento se encuentra motivada en
gran medida por esta cuestión de actitud ante las TIC y el EEES. Debemos hacerlo
porque nuestra intención es detenernos sobre uno de los elementos que forman
parte ineludible de la labor docente universitaria y, que, además, estamos
convencidos de que recibe una consideración marginal dentro del proceso de
implantación de los ECTS. Se trata de la cuestión de la acción tutorial, aspecto que no queda ajeno a
la cuestión de las TIC (Ferrer, 2003), aunque haya sido minusvalorado en medio
de la amplia variedad de formulaciones teóricas y estudios prácticos que se han
escrito sobre el potencial docente de las TIC.
Para
poder fundamentar la propuesta que pretendemos hacer, debemos reconocer que el
lugar que la acción tutorial ocupa en medio de las TIC, se encuentra motivado,
en gran medida, por la relación que el profesorado universitario presenta con
respecto a la propia acción tutorial y al uso de las TIC. Por una parte,
conocemos la consideración que históricamente ha tenido la cuestión de las
tutorías en el marco de las funciones del docente universitario, primando en la
mayoría de las casos la mera consideración de “tutoría académica” y
desconectada de proyectos integrados. En el otro lado, existen estudios (Ortega, 2003; 2005) que tratan de analizar
la relación de “amor-odio” (tecnofilia
vs. tecnofobia) que el profesorado universitario experimenta hacia todo
lo que tiene que ver con la informática. Es acertada la definición de Duart (2005a)
cuando señala que “los profesores universitarios hoy por hoy somos inmigrantes
en la sociedad de la información, no hemos nacido en ella”, lo que explica la
gran variedad de actitudes que han sido identificadas (Barroso, 2003):
innovadores, resistentes y líderes. Lo que se puede complementar con los siete
grandes grupos de profesores que estableció Bliss (1986) a partir de su
relación con los ordenadores: favorables, críticos, preocupados, desfavorables,
antagónicos, indiferentes, no-iniciados. Esta realidad sigue presente en las
universidad españolas y, por tanto, no debería resultar ofensivo que se
tuvieran en cuenta, en ciertos casos, los “Estándares UNESCO de Competencias en
TIC para Docentes” (2008), con el fin de asegurar que, a medio plazo, la gran
mayoría del profesorado universitario se encuentre homologado con respecto a
ciertos niveles de dominio y aplicación de TIC.
La
acción tutorial en la Universidad.
Como
insistentemente se viene diciendo, estamos ante un cambio de paradigma
educativo, donde se pasa de concentrar la atención en la enseñanza (profesor) a
centrarse, ahora, en el aprendizaje (alumno); el cambio estructural de los
ciclos, grados y créditos y los relacionados con los objetivos de aprendizaje,
ahora referidos y definidos en términos de competencias, son algunas de las
razones que obligan a un nuevo planteamiento metodológico (Mayor, 2004; Benito
y Cruz, 2005; Ruiz, 2008). Dentro de los elementos que intervienen en el
proceso de innovación docente que supone la implantación de los ECTS, la acción
tutorial ocupa un lugar significativo. En el intento de definir la tutoría
dentro del contexto académico, se ha establecido que se trata de un proceso de
ayuda dirigido a las personas en períodos de formación, en todos los ámbitos de
su crecimiento humano, tanto individualmente como en grupo, para promover no
sólo la prevención de posibles dificultades, sino también el máximo desarrollo
de cualquier ámbito de su crecimiento (Montserrat, 2007). El enfoque que prima
en la implantación del EEES es la adquisición de una serie de competencias o
destrezas, y la inserción en el mercado laboral; el concepto de tutoría en el
contexto académico debe subrayar su matiz hacia el ámbito de la orientación. En
este sentido, la orientación como parte de la acción tutorial del docente
universitario debe tener en cuenta una serie de aspectos, entre los que se
encuentran necesariamente el doble proceso que supone la duración del grado que
está cursando el alumno y el camino de maduración individual que éste
experimente durante ese periodo. De manera que las motivaciones y dificultades
iniciales han de ser tenidas en cuenta por parte del profesor que ejerce también
de tutor de su asignatura.
El modo en que la
acción tutorial se ha insertado dentro de las posibilidades que ofrecen las TIC,
se ha visto concretada en el marco de las Tutorías Virtuales (Marqués 2000). A
pesar de que una buena tutoría presencial siempre será mejor que una buena
tutoría telemática, no hay duda de la mejoría que supone la posibilidad de que
el contacto profesor-alumno también pueda realizarse fuera de las coincidencias
temporales en el aula o en los reducidos tiempos destinados a la tutoría
presencial: imposibilidad de desplazamiento del estudiante, cuando el alumno se
encuentra ante una duda que no le permite avanzar en el estudio o en un trabajo
de investigación, para enviar al profesor determinados trabajos...
La oferta que las
TIC realizan a la acción tutorial (correos electrónicos, videoconferencia,
chats, blogs, etc.) potencian un tipo de tutoría reactiva, y queda en un lugar
poco desarrollado la actitud pro-activa por parte del tutor (Fidalgo). Mata (2002)
ha sistematizado la tutoría virtual en torno a tres grupos que podrían englobar
el potencial inicial de las TIC con respecto a esta cuestión:
- La tutoría electrónica (e-tutoring) se basa en el uso del
correo electrónico y viene a sustituir o completar, en los sistemas de enseñanza
a distancia, la clásica tutoría por carta o por teléfono. En el caso de la
enseñanza presencial, constituye un interesante complemento a la tutoría basada
en la entrevista física entre profesor y alumno.
- La tutoría asistida constituye el primer paso de
automatización a partir de la tutoría electrónica. Cuando un profesor tiene un
elevado número de alumnos en sus asignaturas y todos ellos hacen uso del correo
electrónico para comunicarse con él, se plantea la situación de que debe leerse
multitud de mensajes y dar respuesta independiente a todos.
- Las Tutorías
inteligentes. A partir de la filosofía anterior se llega de inmediato a los
sistemas automatizados o inteligentes, en los que el ordenador puede tomar
decisiones y generar los mensajes para responder las preguntas de los alumnos
sin la intervención del profesor.
A la hora de acreditar
el grado de utilización de la Tutoría Virtual por parte del profesorado
universitario, podemos comprobar que este aspecto también se encuentra
condicionado por los obstáculos que hemos definido al principio de nuestra
comunicación. La actitud reacia o pasiva de un sector del profesorado
universitario está motivada en parte por su relación con las TIC (Cabello,
2005) y, por otra, por la constatación de que no existe una disposición de
reconocimiento por parte de las instituciones para que se tenga en cuenta el
impacto que su utilización tiene en la dedicación docente. La falta de
valoración (académica, laboral, económica) de este tipo de tareas, hace que
muchos docentes no se vean incentivados a realizar este tipo de prácticas
(Duart, 2005b). Resulta evidente que ambos aspectos han podido motivar el hecho
de que, entre los variados elementos “aprovechables” de las TIC para la
innovación docente universitaria, el apartado de la tutoría ha ocupado un lugar
secundario.
Como señalábamos
arriba, el sentido de “orientación” ocupa dentro del esquema del EEES un lugar
central, que condiciona el enfoque que hasta el momento han encontrado las
tutorías académicas tradicionales. Los planes de acción tutorial que se aplican
en algunas universidades españolas en los últimos años han tratado de tener en
cuenta, de forma considerable, los aspectos integradores de la orientación
(Almajano, 2003; Rincón, 2003)). De igual manera, otra de las grandes novedades
que presenta la EEES es la introducción del concepto de “Competencias Básicas”,
como paradigma de la evaluación del alumno en su proceso de estudio en las
materias que va cursando. Las guías docentes deberán establecer qué
competencias profesionales, comunicativas, instrumentales, personales o
sistémicas ha de poseer el alumno al finalizar el año académico; mientras que
el profesor-tutor deberá constatar, a través de diversos medios, si el alumno
ha adquirido todas o parte de las competencias propuestas en cada materia. Este
aspecto no debe quedar limitado exclusivamente a los resultados que puedan
proporcionar las pruebas de evaluación que se establezcan, puesto que la
adquisición de las competencias señaladas no se reduce a conocimientos teóricos
o meras prácticas (Posadas, 2004). La adquisición de determinadas competencias
instrumentales, personales o sistémicas no resulta posible en el transcurso de
un solo año, y, tampoco a través de una sola materia. Al contrario, algunas de
ellas forman parte de un proceso amplio que debe ser mirado en su conjunto, o,
posiblemente, en relación con otras materias y elementos. Por ejemplo, la
competencia instrumental de comunicación oral y escrita en la lengua nativa no
puede ser considerada completada en tan sólo una materia, y, frecuentemente,
nos encontraremos con que será una competencia que se plantee en la gran
mayoría de las materias de un grado. Sin embargo, posiblemente, el momento
óptimo para comprobar si finalmente esta competencia es dominada por el alumno
será en el último año a través de la Memoria de Licenciatura o las Prácticas en
Empresa.
Conclusión
Lo que
pretendemos plantear con todo este enunciado es la necesidad de que la
tutoría-orientación universitaria en el nuevo contexto del EEES, debe tomar en
cuenta algunos aspectos que permitan al profesor-tutor realizar un seguimiento
de la maduración de los alumnos que tiene en su materia. De este modo, la labor
primordial de orientación no puede ser realizada con éxito, si el conocimiento
que el profesor tiene de su alumno se ve limitado exclusivamente al momento en
que cursa su materia y en el semestre académico en que lo conoce. Al contrario,
para que esta labor de orientación pueda ser lo más eficaz posible, el
profesor-tutor debería poder contar con una información complementaria del
alumno, para poder conocer parte de su proceso y los demás elementos que pueden
estar condicionando el periodo de estudio del alumno y las dificultades que
pueda experimentar en la materia. En este lugar es donde pueden incorporarse
las TIC, como medio para la mejora de la acción tutorial universitaria. Dentro
de las plataformas virtuales que se ofrecen en las distintas universidades
españolas, muchas de ellos adaptando a sus necesidades el Moodle, vemos que los elementos destinados a la acción tutorial son
escasos: la incorporación del correo electrónico, la mensajería instantánea, la
posibilidad de realizar petición de horario para tutorías presenciales con el
profesor, y el seguimiento de las evaluaciones de los alumnos a través del
control de los trabajos y exámenes que realizan de forma telemática. Dentro de
esta oferta tutorial, se podría introducir un enlace que accediera de forma
privada a información relevante sobre cada alumno matriculado en la materia.
Por un lado, toda una serie de ítems de carácter informativo: número de
materias matriculadas en ese curso, acceso al expediente académico, rama de
especialidad realizada en el Bachillerato, datos de contacto, etc. También se
incorporaría una ficha donde cada profesor podría introducir datos que
considere de interés en relación con las dificultades o facilidades que el
alumno adquiere en relación con las competencias que se han establecido para la
materia que cursa. Los datos de este enlace tutorial solamente podrán ser
accesibles a los profesores-tutores que tienen matriculado al alumno en ese
año, de manera que pueda existir un fluir de información entre profesores de un
mismo año, y, al mismo tiempo, se vaya almacenando una información relevante
sobre el proceso de estudio de cada alumno, para que los profesores de los años
siguientes los puedan tener en cuenta, a la hora de realizar de forma más
efectiva la acción de orientación, como parte de sus tutorías.
Como podemos
comprobar, la utilidad de las TIC para poder realizar esta propuesta es
fundamental. Experiencias parecidas ya se están realizando en algunas
universidades españolas, como parte de planes de acción tutorial (Coll, 2003),
aunque su alcance es más limitado que la propuesta que realizamos aquí. La
dificultad técnica para introducir este apartado no parece excesiva, si bien
deberá presentarse con un interfaz completo, pero de sencillo manejo. El
principal obstáculo con el que puede encontrarse esta idea puede ser el hecho
de suponer una carga extra de trabajo para el profesorado universitario. Sin
embargo, dado que el nuevo modelo de tutorías va a obligar a tener que llevar
algún tipo de seguimiento de cada alumno con el que se realicen tutorías, nos
parece oportuno que una parte de éste pueda estar integrado en el Campus
Virtual que oferte cada universidad y que utiliza la mayoría del profesorado y,
además, con la posibilidad de ofrecer canales de información horizontal que
faciliten el trabajo entre los compañeros de un mismo grado.
Consideramos que
todos aquellos elementos que permitan favorecer la labor docente del
profesorado ante la implantación del EEES deben ser consideradas. Especialmente
aquellos aspectos que tengan que ver con la mejora de la adaptación del actual
modelo de enseñanza al que traerán los ECTS. Todo ello, aprovechando en la
medida de lo posible el potencial que encierran las TIC, con la intención de
que estas herramientas supongan siempre una ayuda útil, y no una multiplicación
de cargas y obligaciones de difícil inserción en el trabajo cotidiano.
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