EDUCACIÓN Y SOCIEDAD DEL CONOCIMIENTO
Francisco
Ávila-Fuenmayor (*)
Soraya
Ávila-Montaño
Edgar Emiro Silva
El
objetivo del presente trabajo es identificar algunas de las características
básicas de la educación en la sociedad del conocimiento. La sociedad del
conocimiento está caracterizada por ser un espacio en el cual la
adquisición, procesamiento, organización, almacenamiento, recuperación,
utilización, monitoreo, distribución y venta de información, conforman
actividades prioritarias para la economía de los países que las desarrollan,
debido a su alto índice de generación de valor agregado. Estamos presenciando
en la actualidad una revolución tecnológica en la que se producen cambios
rápidos y bruscos en la forma como la gente vive, trabaja y se divierte. En
virtud de que el ritmo del avance tecnológico no parece que vaya a frenarse, podemos
colegir que el reto está en aprender a adaptarse a los cambios de manera rápida
y eficiente, es decir, con el mínimo esfuerzo físico o mental. Para
conseguirlo, los sistemas de aprendizaje y aquellos que los orientan, deben
preparar a las personas para trabajar con las nuevas tecnologías, con seguridad
y de forma adecuada, a fin de superar abiertamente los cambios constantes en
las nuevas formas de trabajar. Para ello el aprendizaje debe considerarse, eo ipso, un
proceso natural y permanente. La educación significa preparación del individuo para
su futura acción en la sociedad.
Palabras clave:
educación, sociedad de la información, tecnología.
(*) Francisco Ávila y Edgar Emiro Silva
son Profesores Titulares de la UNERMB.
Soraya
Ávila M. es Maestrante profesora colaboradora de LUZ
La sociedad del conocimiento se caracteriza
por ser un espacio en el cual la adquisición, procesamiento, organización,
almacenamiento, recuperación, utilización, monitoreo, distribución y venta de
información, conforman actividades prioritarias para la economía de los países
que las fomentan, por su alto índice de generación de valor agregado. Podemos
entonces, columbrar que ante un nuevo tipo de sociedad con retos cada vez
distintos y mayores, el ciudadano deba educarse con la finalidad de estar
preparado para esos cambios constantes que conlleva a manera de factum existenciario, la permanente actualización. Por
consiguiente, los mediadores, que son los
profesionales encargados de contribuir en esa formación, deben
prepararse para tal labor, de acuerdo a las exigencias del entorno y al ritmo
de los cambios sociales, cuestión que incluye la globalización de los saberes.
El advenimiento de la sociedad del conocimiento
fue consecuencia del desarrollo científico - tecnológico, especialmente en las
áreas de la Informática, Microelectrónica, Optoelectrónica
y las telecomunicaciones, cuestión que permitió su carácter apofántico
y derivó en las Nuevas Tecnologías de la
Información (NTI).
El advenimiento de la sociedad del
conocimiento descansó en el grupo de transformaciones científicas y
tecnológicas que ocurrieron en los países más industrializados. Particularmente,
fue en los Estados Unidos de Norteamérica donde se inició dicho cambio, luego
de la Segunda Guerra Mundial, traduciéndose en un crecimiento de la importancia
del sector “servicios “ en la economía, cuestión que
dio origen a la llamada sociedad de servicio, en el año 1947. Sin embargo, fue
al término de la década de los años sesenta cuando Japón acuñó la frase Sociedad
de la Información.
La educación
en general y la educación superior en particular, han trocado cambios en cuanto
al uso de nuevas herramientas para inducir el aprendizaje significativo. Esto
ha sido gracias a las nuevas innovaciones tecnológicas, la telemática e
informática, entre otras.
En este mismo sentido, se encuentra entonces que en
esta sociedad ahora más que nunca “...la educación reviste primordial
importancia en la formación de un ser humano para convivir en un contexto donde
inevitablemente deben ocurrir grandes transformaciones, reflejadas en mayor
independencia del alumno en el proceso de adquisición del aprendizaje e
impartir una instrucción dependiendo de las necesidades y expectativas del
estudiante como actor principal del proceso educativo.” (Silva y Ávila, 1998;
pp.17-18)
La
informática y la telemática, han sido concebidas y desarrolladas como
extensiones de nuestras facultades intelectuales para el tratamiento de la
información, que tiene su expresión mas sublime en el conocimiento y su
comunicación. El individuo puede ahora compartir e intercambiar los DIC (Datos,
Información, Conocimientos) con ayuda de las telecomunicaciones. El término
telemática aparece de la unión de (tele)comunicaciones
e infor(mática) que fue
difundido por Nora y Minc en1977, mencionados por
Silvio (1992). Durante años y siglos, el libro texto y la clase magistral han
utilizado los recursos orales, la pizarra-tiza, que fueron los recursos
tradicionales de la enseñanza; todavía continúan en apogeo en muchas
universidades y escuelas. Ya maduro este siglo, comenzaron su aparición nuevos
recursos para el aprendizaje: radio, casetes, películas, diapositivas, entre
otros, más como ayuda o ampliación para mejorar las exposiciones del profesor.
Hoy, los diversos medios existentes se centran
alrededor de las necesidades del ser que aprende.
En la última semana del mes de Abril
del 2.000 se realizó el Foro Mundial de
la Educación Dakar – Senegal, con la presencia de 183 gobiernos en el que
nuevamente apareció el problema educativo de los países más pobres. Los planes
internacionales educativos que quedaron como conclusión de esa reunión, se
extiende al 2015 y preparan inminentes financiamientos hacia África y Asia,
continentes en los que la pobreza se mimetiza con inexistencia educativa.
Parece
algo ilógico que en pleno siglo XXI cuando se habla de una sociedad del
conocimiento, de globalización, de democracia informática, hayan países que no
tienen idea de lo que es una escuela. Si bien es cierto que el grupo G – 7,
formado por los países más industrializados del mundo, ha planteado que el
acceso a la red tiene que considerarse un servicio universal como lo es el
teléfono, esto no significa que no se mantenga esa distinción entre aquellos
países o regiones que pueden acceder fácil a la información y aquellos otros
“nacidos sin información o náufragos de las autopistas de la información”. Es
decir, que las tecnologías pueden convertirse en abismos que acrecientan aún
más las diferencias entre los que pueden tener acceso a la información y
aquellos que no podrán acceder al menos a mediado o largo plazo.
LA EDUCACIÓN ANTE LA CONTINGENCIA
Algunos
autores señalan que: “La telemática trajo al mundo el reino mágico de la
realidad virtual al reemplazar los núcleos atómicos, por bits pero algunos han
manifestado (Orantes,1997; p.1) que ha sido el cambio
más profundo desde que Guttemberg inventó la
imprenta”. En el caso de las nuevas
tecnologías es conveniente distinguir las llamadas ventajas reales. En el nivel
de universidades, es perentorio la necesidad de utilizar la computadora como
elemento básico en el quehacer cotidiano de todo profesor e investigador.
Con la
aparición de estas nuevas tecnologías, hasta el concepto de educación tiende a
cambiar “Educación es un proceso individual y colectivo al servicio de la
continuidad, la actualización y la renovación de una determinada cultura”. (Ladriere, 1978; p.5).
Ahora bien,
básicamente la educación significa la preparación del individuo para su futura
acción en la sociedad, aunque a decir
verdad, en la práctica se observa que hay muchos sistemas educativos
atornillados a una realidad que ya se agotó, que es obsoleta. Y es que el hipercrecimiento de la información disponible en el ciberespacio, está afectando
duramente a vastos sectores de la sociedad.
Si bien es
sabido que existen muchas sociedades atrasadas, porque los gobernantes no han
mostrado preocupación por educar a su pueblo, por brindarle lo mejor de la
educación para lograr un desarrollo, también es cierto que existen países muy
pobres como los de África, que no cuentan con los recursos necesarios para
enfrentar un mundo nuevo que supuestamente
trae muchos beneficios a las sociedades.
Por otra
parte, es importante señalar, que ninguna de las nuevas tecnologías reemplaza
al profesor. Antes por el contrario, se requiere un docente conocedor de la
asignatura que administra, pero con una formación tecnológica simultánea, que
le permita desarrollar competencias a fin de usar las mejores combinaciones de
estrategias educativas, para el logro del aprendizaje innovador. La nueva
realidad mundial exige un mediador con cualidades y condiciones distintas de
las del facilitador tradicional, que descansaba
exclusivamente en la clase expositiva y en los recursos de la memorización. El
docente formado así, planteará relaciones distintas con sus participantes y
estará preparado para tomar decisiones instruccionales
más complejas que las que tomaba en el pasado.
Desde los
primeros niveles educativos, los alumnos aprenden que tecnología y sociedad
se hallan estrechamente unidas: la “invención” de la agricultura permitió el
desarrollo de la ciudad y el avance de la artesanía; la industrialización
propició cambios en el sector agrícola que contribuyeron a erradicar las
hambrunas; probablemente la sociedad del conocimiento no hará desaparecer la
industria y la agricultura, sino que las englobará en un tejido productivo más
extenso y diversificado.
¿Qué
interés tiene, el que se nos quiera hacer creer que las Nuevas Tecnologías de
la Información y de la Comunicación (NTIC) socavan el pasado y suponen un
momento de innovación inédito?. La historia de la
tecnología y la secuencia del párrafo anterior vienen a demostrarnos por el
contrario que han existido numerosos momentos tecnológicos de importancia
trascendental para las sociedades humanas.
La globalización es entendida como la
participación del mundo total en la solución de los problemas de los pueblos
más atrasados, a fin de que puedan incorporarse con posibilidades de éxito al
mercado mundial. Los problemas que hace doce años se derivaban de la ola
llamada informatización de la sociedad y de la socialización del hombre,
y que formaban parte de los esfuerzos de expertos por entender la trayectoria y
desafíos de las tecnologías de la información, lucen ya fuera de lugar (Avila,1997 ). En los días
actuales, se usan los términos “globalización” y “sistemas de información” para
incursionar en la misma dimensión. Algunos investigadores como Peter Druker (1989), Peter Senge (1990) y Alvin Heidi Toffler (1995), han venido definiendo un nuevo ethos en cuanto
al uso estratégico del conocimiento y de la información, para garantizar el
éxito en el desarrollo y consolidación de instituciones de diversos tipos.
Simultáneamente se han ampliado las posibilidades de democratización de los
mecanismos difusores del conocimiento, mediante el aumento vertiginoso de la
participación.
La necesidad de relacionar lo que se
aprende, cómo se aprende y las características individuales y expectativas del
que aprende, han hechos surgir los enfoques denominados de hipertexto y
de hipermedia de la misma manera que en
planificación, la interdisciplinariedad tiene una mayor potencialidad
que la multidisciplinariedad, porque
logra mayor integración. La computadora da la posibilidad de operacionalizar este conjunto de relaciones, que le
suministra al aprendizaje innovador, oportunidades, capitalización e
individualización que no eran permitidas en el pasado. Conviene indicar, que
ninguna de dichas tecnologías que son
aplicables al campo educativo reemplazan al profesor, a menos como ha dicho Skinner, “que merezca ser reemplazado por ella”. El nuevo
concepto de mediador, envuelve características y cualidades distintas a las del
profesor convencional del pasado que se contentaba con meros recursos de
exposición, el enciclopedismo y la
memorización. El profesor tradicional es ahora como los dinosaurios, una pieza
de museo “ ( Avila, 1997; 5
- 7 ).
“Las
teleconferencias (de audio, computadoras o
televisión) permiten que grupos de similares necesidades en una asignatura o
área de investigación pero lejanos geográficamente, puedan interactuar acerca
de un problema o proyecto a ejecutarse. Incluso, las tutorías requeridas en
algunos cursos, pueden utilizar a los mejores investigadores o científicos,
conectándolos con participantes o estudiantes esparcidos en el mundo. Las redes
internacionales educativas eliminan la necesidad del tradicional traslado de
estudiantes y egresados al exterior para reciclarse o mejorar profesionalmente.
En el caso venezolano, este medio sería de excelentes resultados, pues,
eliminaría los costos crecientes, que actualmente el país no está en
condiciones financieras de erogar y de este modo, se contribuiría a evitar la
fuga de cerebros y la descapitalización
del conocimiento. (Avila, 1997; 4 - 5 ).
Así pues, en el campo educativo los
programas tutoriales de enseñanza asistida por
computadora se adaptan a las particularidades del estudiante y a su velocidad
del aprendizaje, pues ya se están utilizando en esta área
reconocedores y generadores de voz para la comunicación
estudiante-computadora. Mediante el reconocimiento y análisis de la voz, la
computadora podrá evaluar el estado físico y anímico del estudiante, ajustando
su programa a las necesidades de éste en cada momento. Existen opiniones
contrarias sobre el efecto que producirían estos avances en la sociedad pero
que se alejan del objetivo de este trabajo.
Algunos estudiosos de la materia piensan
que el uso de las NTIC proporcionarán mayor libertad
individual y una sociedad más humana. Por ejemplo, la fabricación controlada
mediante computadora, aumenta la productividad, reduce la jornada de trabajo y
en definitiva es un paso fundamental hacia la sociedad del ocio. Pero también
produce el desplazamiento de trabajadores, la reducción de la privacidad, y la
producción de una epidemia tecnofóbica, por
considerar a las computadoras esclavizadoras de las
personas. En definitiva, pues, se debe hacer uso de la tecnología pero
sin convertirnos en instrumentos o vasallos de ella. De aquí podemos columbrar que no todas las
aplicaciones de la computadora son beneficiosas y ni siquiera efectivas, pero
debemos considerarla como una herramienta usada para ayudar a resolver nuestros
problemas, alcanzar mejores niveles educativos.
En este mismo sentido, podemos afirmar que
la educación es uno de los elementos revolucionarios, ya que ha sido concebida
como proyecto estrechamente vinculado a la idea de emancipación individual y
colectiva, por tanto, prioritario en la sociedad del conocimiento. Esta
última, además, deberá formar al ciudadano para la adaptabilidad al cambio continuo, ya que la vida
contemporánea está plagada de una constante innovación tecnológica que va
moviendo el piso de las rutinas, costumbres y hábitos. El hombre educado en la
sociedad del conocimiento, tiene que saber vivir afrontando los mencionados
cambios y saber enfrentar los problemas emergentes. Se reconoce a la educación
como parámetro de diferenciación social, gracias a la ilimitada capacidad del
hombre para conocer y transformar racionalmente el mundo, lo que convierte a la
educación en factor de revolución sustancial de la estructura de la sociedad
del futuro.
Las universidades como máximas casas de
estudio, tienen el deber de estar a la vanguardia de los avances científicos,
tecnológicos y culturales pues los profesionales que está formando no deberían
egresar ajenos a la que será su realidad laboral. Tal y como afirma Portaencasa (1996; p-2)) “Las universidades son y deben ser
competitivas, compiten entre ellas en la región, en la nación, en las
comunidades de naciones ...... para educar a sus
alumnos”. Pero ¿Cómo puede una
universidad llamarse competitiva si ni siquiera cuenta con los recursos
tecnológicos primarios para manejar, crear y divulgar la información?.
En cualquier caso, la estructura actual de
las organizaciones del nuevo milenio es más flexible y funcional, y el tamaño
ya no es sinónimo de poderío y modernidad. Para desempeñarse en dichas organizaciones,
el trabajador debe tener calificaciones distintas al pasado, pero
principalmente nuevas actitudes, a fin de que tenga la capacidad potencial de
adaptarse a los rápidos cambios que impone la sociedad del conocimiento.
En este sentido, corresponde a la
educación, fomentar y promover dichas actitudes en los docentes así como la
adaptación de éstos a los nuevos roles que les corresponde ejercer,
independientemente del nivel en el cual se desempeñen. No está demás insistir, en que la mayoría de
los expertos y estudiosos de la realidad educativa mundial, coinciden en que la
nueva orientación de los procesos educativos debe estar dirigida a obtener
aprendizaje innovador, antes que a la mera transmisión de información y
conocimientos; así como fomentar la capacidad de abstracción y adaptación a la
globalización del conocimiento. No obstante, no debe desdeñarse la
especialización en áreas específicas de la educación, pero siempre atendiendo a
una concepción holística de los saberes.
Una de las fallas de la educación que
actualmente se imparte, es su excesiva formalidad e inflexibilidad (Russell; 1992). Como salida, Russell
propone un tipo de escuela informal, que promueva más la
auto capacidad de aprender, que permita al estudiante seleccionar la forma y
contenido de la educación que desea. El docente debe limitarse a suministrar
distintas opciones, esto es, ser un consultor de individuos y grupos; en otras
palabras, ayudarlos a que resuelvan problemas en situaciones reales o
simuladas. En efecto: “(...) la educación en la edad de los sistemas debe
individualizar a los estudiantes y conservar su naturaleza única ajustándose
para servirles, no pedirles que ellos se ajusten a ella” (Russell;
1992, p. 100). Debe además, concebir el proceso educativo como un proceso
permanente y continuo.
CONCLUSIÓN
De lo expresado anteriormente, podemos
deducir que en esta etapa de nuestra sociedad, cuando la emisión, manipulación
y comercialización de la información es vital, el profesor universitario debe
preocuparse cada día más por desarrollar importantes proyectos de investigación
y a la vez, por hacer que sus estudiantes tengan conciencia de lo importante
que es esta actividad para el profesional de hoy. De igual manera, es preciso
comprender que el tiempo que antes tardaba una determinada información para
perder su validez, se ha acortado. Si determinados conocimientos se
consideraban obsoletos al pasar unos cuantos años, este proceso puede darse
ahora en solo unos meses por el ritmo tan acelerado que lleva el hombre en su
constante querer saber. Es que ahora, la competencia no es ahora nacional, en
esta carrera por el conocimiento y la novedad,
compiten todos los países del mundo y aquellos que resulten ganadores ostentarán
el poder tanto intelectual como económico.
La educación ha cumplido desde el principio
del tiempo una admirable misión: ayudar en el desarrollo intelectual y personal
de los individuos, preparándoles para la sociedad en que les ha tocado vivir. Y
los docentes, han sido los encargados de cristalizar ese objetivo a través de
la llamada educación formal.
Los
docentes universitarios, si pretenden ser investigadores actualizados, deben
estar conscientes de que el país necesita adaptarse a un nuevo tipo de
sociedad, que se manifiesta en el mundo mediante los avances científicos y
tecnológicos. De otro modo, seguiremos siendo simples observadores de los
procesos transformadores de la realidad mundial. De igual manera, no pueden evadir la necesidad de reformas de
fondo en el sistema educativo, para preparar a las nuevas generaciones a objeto
de que formen parte de las élites que liderizarán los
mercados internacionales y que pertenecerán al grupo de los socialmente
privilegiados, por su dominio de las Nuevas Tecnologías de la Información y de
la Comunicación (NTIC).
Es
un deber del profesor universitario, actualizarse en cuanto a la adquisición de
los equipos tecnológicos necesarios para estar informados de lo que pasa en el
acontecer mundial y estar al día en cuanto a la revolución de los saberes, en el mismo momento en que se producen.
Además, los profesores universitarios deben replantear las estrategias instruccionales que han venido utilizando, y proponer otras
que se correspondan con las necesidades reales de los estudiantes dentro de la
sociedad del conocimiento.
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