5. TIPOS
LECTORES
Cuando
se trata del tema de la escritura estamos incluyendo siempre las habilidades
lectoras así como todas las dificultades que el sistema educativo en forma
ostensible ha tratado de solucionar. La lectura se relaciona, como estrategia cognitiva,
necesariamente, con las habilidades que conducen a la producción de un texto.
La mente del sujeto que aprende debe captar todos los matices que implica la
lectura de un texto cualquiera, y además debería poder realizar un salto desde
el nivel semántico al nivel de la intertextualidad.
El
tradicional enfoque de la lectura como mera técnica de decodificar el ‘sentido’
de un texto se basaba en la creencia de que dicho sentido estaba relacionado de
algún modo con la realidad. Pero, esto resulta contradictorio cuando se trata
de los aspectos literarios y creativos de un texto, porque enseñar la ficción
leyendo la imaginación de un artista determinado nos lleva a la comprensión no
ya de la verdad de la obra, sino de su verosimilitud.
Lo
anteriormente mencionado debe ser destacado dada la extremada importancia que
posee el tema de la lectura en la actualidad. Para la concepción tradicional de
la lectura, era frecuente que se aprendiera de modo universal y nivelador, sin
tener en cuenta las diferencias generacionales que los cambios culturales y
tecnológicos producen. Desencadenados estos cambios esa arraigada modalidad de
comprender la lectura, comienza a exhibir problemas, no en su concepción misma,
sino en la aplicación a una realidad social de la cual ya no puede dar cuenta.
Son las innovaciones aludidas las que nos sugieren la inclusión en
nuestra hipótesis de la idea de tipos lectores. No es pertinente especificara
aquí los aspectos culturales de los tipos de lectores, sino que más bien la
tarea consiste en establecer una distinción genérica que se refiera a las
formas de representación discursiva, entendida ella en su más amplio sentido.
En relación a esto último los tres tipos de lectores que nos atañe destacar
son:
Lector
narrativo
“Había
una vez ...”
Memoria
lineal fabulativa del
simulacro verosímil.
Lector
fabulativo
“El
genio maligno de Descartes”.
Metarepresentación,
metalenguaje. Meta- lector
bidimensional.
Lector
ficcional
“Alice
in Wonderland”. Simulacro,
ficción y mundos posibles. Multidimensión.
Esta
clasificación tienen que ver con diversos aspectos de la lectura como un
proceso complejo de la intertextualidad, y supone en primer lugar, la no
existencia de una relación causal
entre ficción y realidad, así como tampoco un orden estructural de la memoria
(anamnesis, anagnórisis), ya que está evaluada por la relectura de sí misma
como texto.
Los ‘tipos lectores’ representan formatos adquiridos por el
entrenamiento educativo y por el condicionamiento institucional. Esto afecta
directamente al tema de la comunicabilidad y la legibilidad a partir de los
diferentes formatos culturales, étnicos, sociales, etc. Parecería que entre los
tipos lectores existe un desavenencia comunicacional representada
conceptualmente por lo que en la ciencia se ha llamado inconmensurabilidad
paradigmática, en cuanto a la ‘traducción’ de: a) conceptos, b) perceptos, y,
c) métodos.
Dentro
de esta problemática espistemológica la concepción de un sujeto epistémico
imagina la ficción de una teoría verosímil y depende del contexto, de la época
y los medios de comunicación. (Según se desprende de los planteamientos de
prestigios pensadores contemporáneos como Kuhn, Feyerabend, Lakatos, entre
otros).
Si esto
ocurre dentro del campo de la epistemología, la versión cultural o filosófica
de esa situación es la que ha configurado toda la discusión acerca de la
‘condición posmoderna’, según la idea de J. F. Lyotard. Pero, es preciso
aclarar el malentendido que surge de una lectura superficial de la crisis de
los grandes metarrelatos de la modernidad. En realidad, lo que se ha llamado el
‘fenómeno posmoderno’, no es otra cosa, en definitiva, que un problema de
lectura y relectura que afecta de modo directo a instituciones agotadas desde
su interior mismo.
El saber
presente no admite ya una lectura basada en las ‘apariencias’ de la
representación que tiene su fundamento teórico en la filosofía de la
percepción. El tema que se apodera de la filosofía actual no es ya la
preocupación por la interpretación de un mundo real, sino la comprensión de los
grandes relatos entre los cuales la misma disciplina se incluye. Existe un
conflicto entre la tradicional forma diacrónica de ver el mundo y narrar la
historia, y, la actual sincronía y globalidad de los acontecimientos que exigen
ser examinados.
Si esto
fuera aplicado a la cultura en la cual viven los niños aparece marcada esta
enorme diferencia. Por ejemplo, una criatura en los años ‘50 asiduo concurrente
al cinematógrafo, presenció el desarrollo tecnológico de la imagen (del blanco
y negro al color) y asistió al rediseñamiento de los personajes de las
caricaturas. En tanto que un niño actual que mira dibujos animados adquiere no
solamente una vasta información, sino que también se acostumbra a hacer de modo
permanente comparaciones entre diferentes versiones y estilos de los mismos,
que van desde los primitivos diseños del Ratón Mickey el Super Ratón a los
sofisticados Ositos Gummies, Bat Man y el Pato Darwin.
Resulta
evidente que el mensaje de los medios masivos de comunicación, se ha ido
diversificando, mezclando, perfeccionando, hasta conseguir la casi saturación.
Ante este panorama de grandes cambios, que proviene de muchas décadas
atrás, que incluye a las instituciones productoras de la ‘gran cultura’ y a las
formas masivas de representación de los mensajes, resulta natural el abandono
del viejo modelo positivista de la lectura del ‘sentido’ en beneficio del
tratamiento dinámico que permite una reconstrucción de lo que puede ser
denominado ‘personalidad lectora’, cuya habilidad le capacite para la
comprensión de todos los tipos pluralizados de escritura.
Un lector competente debería
estar capacitado para comprender la función cultural de la narración, la
fabulación y la ficción.
Personalidad
lectora
Lectura
intertextualidad
transtextualidad
Contexto Proceso Proceso
Cultural Retórico de aprendizaje
Oralidad Escritura
Aunque este esquema sea
exageradamente didáctico, en él tratamos de mostrar los procesos y habilidades
que debería poseer un lector o intérprete idóneo. [1]
[1] McLuhan, marca una interesante
diferencia entre lo que él llama ‘ícono o clisé plano’ como rica sedimentación
de significados y la perspectiva tridimensional que se divide en facetas
‘perceptivas’. En realidad McLuhan se refiere al collage y al montaje como lo
que llamamos ‘sobreimposición de las interfases’. Es la dicotomía entre la
percepción renacentista de perspectiva visual y la moderna tendencia de las
vanguardias artísticas que tienen antecedentes clásicos. Ver Marshall McLuhan y
Wilfred Watson, Del clisé al arquetipo
México: Diana, 1973, pag. 147 y 148.