La investigación de corte interpretativo. Aportes a
los procesos de producción cultural.
Rosa Martha Romo Beltrán
Hablar
de metodología interpretativa es hacer referencia a formas concretas de percibir
y abordar la realidad, lo cual nos lleva a compartir posturas que coinciden en
concebir dicha realidad como multirreferencial,
cambiante, cuyas explicaciones son un producto social y humano.
Lo
anterior da como resultado un posicionamiento ontológico, epistemológico y, por
tanto, metodológico concreto. Es precisamente desde este tipo de coincidencias
desde las cuales se conforma una tradición investigativa, o bien, un paradigma.
Tomando
en cuenta los diferentes planos de coincidencias señalados, es posible hablar
del paradigma interpretativo, el cual surge con la intención de superar los reduccionismos, tan en boga durante la década de los
sesenta y setenta, al pretender legitimar el nuevo tipo de investigación de
corte explicativo centrando las discusiones y pretendiendo explicar esta nueva
orientación en investigación, pero siempre en contraposición con el método
científico. De aquí las nominaciones de metodología cuantitativa versus
cualitativa. Recordemos que remitirse al modelo cuantitativo significaba
referirse a la investigación de corte empírico, a través del cual se valora la
objetividad y cientificidad de una investigación
mediante resultados observables, medibles,
cuantificables.
Frente
a estos reduccionismos, cuantitativo versus
cualitativo, se plantea la constitución de un nuevo paradigma más amplio e
incluyente, en el que a partir de la coincidencia de los planos ya mencionados,
metodológico, epistemológico y ontológico, las preocupaciones por llevar a cabo
un tipo de investigación diferente sea compartida por diversas disciplinas
sociales y humanas, tales como la historia, la sociología, la educación. Cada
una de ellas, desde los problemas de estudio que las caracterizan, retoman
aportes de la antropología, lo que permite incluir la dimensión cultural en las
nuevas búsquedas e interpretaciones. Estos nuevos intereses se encuentran
centrados también en incorporar en el discurso científico a los sujetos como
productores de historias, de prácticas, de significados.
Evidentemente
este posicionamiento muestra otro tipo de rupturas, pues ante las grandes
explicaciones científicas bajo las cuales se trabajaba en las disciplinas
sociales y humanas, se vuelve la mirada hacia lo cotidiano y hacia quienes
construyen y dan vida permanentemente a producciones particulares.
Esta
tradición nos obliga a una constante búsqueda y confrontación que abarca todo
el proceso, desde los primeros momentos en que interrogamos a la realidad, las
interpretaciones que elaboramos, así como el abordaje metodológico. Nos obliga
también a reconocernos como sujetos durante el recorrido y a aceptar que el
trabajo de investigación se encuentra determinado por nuestra historia y por la
carga de subjetividad que nos conforma, no sólo por intereses puramente
académicos o científicos. En el trabajo de campo, por ejemplo, lo que vemos, lo
que escuchamos, en contraste con aquello que nos pasa desapercibido, se
encuentra permeado por nuestra historia y por las
nociones teóricas que nos preceden, así como por las que nos acompañan en ese momento.
Desde
esta última idea es posible entender que la interpretación que realizan
diferentes sujetos ante un mismo suceso —sosteniendo el ejemplo del trabajo de
campo—, a través de las observaciones, entrevistas e incluso consulta
bibliográfica o de archivo, adquiere para cada investigador una explicación
diferente.
La
razón anterior es la que nos permite admitir la presencia de diversas
subjetividades en el proceso de investigación, por lo que cada vez resulta más
importante para el investigador reconocer el lugar desde el cual está hablando,
escribiendo, interpretando. Es por ello que cada vez adquiere mayor relevancia
devolver a nuestros informantes los datos que nos proporcionan. Lejos de
pretender eliminar ese conjunto de subjetividades, deseamos reconocerlas: ¿cuál
es el lugar en el que yo me encuentro y desde cuál intervienen mis informantes?
La
investigación como proceso de interrogación y construcción constante por parte
del investigador, tiene su punto más álgido, pero a la vez más productivo, en
la etapa de análisis de datos, o bien en la construcción de las categorías
analíticas. Es el momento en que llevamos a cabo un trabajo cada vez más fino.
El pasaje de los datos descriptivos —transcripciones, registros anecdóticos— al
análisis, requiere de la construcción de una lógica progresivamente más
abstracta, pues si bien mediante los datos que nos han proporcionado los
protagonistas tratamos de explicar esa realidad, lo cierto es que dicha
realidad precisa ser reconstruida bajo una lógica en la cual sea posible
encontrar los significados ocultos, no manifiestos, ante una cantidad de datos
que en los primeros momentos se manifiestan inconexos, amplios, arbitrarios.
La
posibilidad de conformar una estructura lógica que organice los datos, es un
trabajo que sólo puede llevar a cabo el investigador, quien en contacto
permanente con informantes y datos, precisa realizar búsquedas cada vez más
finas de referentes teóricos que permitan sostener sus interpretaciones, así
como clarificar los ejes de análisis, las ideas centrales que van a integrar
todas las categorías analíticas y que servirán de anclaje para ir entretejiendo
los datos que nos proporciona la realidad y las nociones o conceptos teóricos
que nos permiten niveles de explicación más complejos.
Otra
característica fundamental en esta tradición de investigación es que cada
trayecto varía de acuerdo al objeto de estudio, no existen reglas establecidas
o pasos delimitados, contamos con nociones generales acerca de los elementos
que constituyen el cuerpo del trabajo, no así las decisiones particulares que
se van elaborando a lo largo de cada recorrido. Es por ello que me interesa
continuar este artículo haciendo referencia a mi último proceso de
investigación1, con el objeto de mostrar los aportes de diversas disciplinas
que se entrecruzan durante el recorrido, y cómo se integran al enriquecer el
proceso, pues permiten acercarnos al objeto de estudio desde diversos lugares y
modalidades.
Mi
interés fue explicar algunas construcciones culturales de profesores
universitarios, para ello recupero la noción de lo social como una imagen de
creación humana. Esto se relaciona a la vez con la génesis de diversas
representaciones que los sujetos elaboran, lo que nos indica —parafraseando a Castoriadis— que la identidad social no es otra cosa que un
sistema de interpretación2, pues todo grupo social, al crear formas de
organización y explicación de lo real, elabora también estrategias mediante las
cuales se definen las ubicaciones de los actores sociales.
Este
conjunto de creaciones incluye no sólo elementos objetivos, racionales, sino
que tiene lugar también la conformación de un imaginario social. La
constitución de lo real incluye dos dimensiones, de las cuales Castoriadis denomina dimensión conjuntista
identitaria a la primera; ésta se encuentra
estructurada por conjuntos, series, relaciones, conceptos y teorías. La segunda
dimensión es el nivel imaginario, en el que se ubica la parte más creativa,
incluso es posible vincular "el imaginario" con la imaginación, la
creación que, sin negar componentes racionales, incluye la incorporación de
mitos y creencias. La permanente conjunción entre lo racional y lo imaginario
permite que Castoriadis defina lo social como "autocreación que se despliega como historia" 3.
Mi
objeto de estudio se centró en dar cuenta de los referentes a través de los
cuales se construye la identidad profesional, la cual considero como una forma
de producción cultural, lo que me permite incorporar esas formas de
representación que sobre su vida profesional elaboraron mis informantes. La
creación de la identidad profesional se encuentra además determinada por los
procesos de institucionalización, dimensión que permite a alguien significar lo
que se es, tanto en la dimensión social como personal. Este proceso de
institucionalización no sólo confiere un nombre a los sujetos, sino que les
impone un lugar. La institución constituye a la vez un espacio que favorece una
definición frente a los otros.
Abordé
la noción de constitución identitaria desde esta idea
de creación cultural, entendiendo por tal la posibilidad con la que cuentan los
sujetos sociales para hacer cosas, para otorgar significado en forma particular
o general a la sociedad, para nombrar y nombrarse, para reconocer y
reconocerse, para desconocer y desconocerse. Entiendo entonces la constitución identitaria como una construcción inacabada, un continuum que incluye procesos tanto de
reconocimiento como de desconocimiento, de ubicación y reubicación, mediante la
cual los sujetos se incluyen en un orden simbólico y en un imaginario
institucional.
Las
implicaciones metodológicas vinculadas al trabajo de las diferentes formas de
construcción cultural de los sujetos —como lo he señalado—, requieren, por un
lado, reconocer la carga ideológica e histórica con la que nos ubicamos como
investigadores y que se manifiesta incluso en el tipo de preguntas mediante las
cuales tratamos de interrogar y comprender la realidad. Se advierten desde las
primeras preguntas, en la definición del objeto de estudio, los momentos de
escucha y recuperación de información y están presentes en el momento de la
interpretación y en la escritura. Se precisa, por otro lado, tomar en cuenta
que lo que nuestros informantes producen son interpretaciones que en la
interacción investigador/informante se transforman en una tierra intermedia
entre diversas culturas.
Mi
universo de investigación lo conformaron veinte profesores de la licenciatura
en psicología, quienes han hecho del trabajo universitario su profesión, pues
aun cuando realizan prácticas profesionales correspondientes a su formación de
origen, no han perdido el vínculo con la universidad. Son todos ellos
profesores de tiempo completo. Reconstruir dichos procesos requirió un trabajo
de aproximación metodológica que me permitiese entender cómo los sujetos
construyen sentidos acerca de su ser como profesores y como psicólogos.
Lo
anterior implica, en primer lugar, incorporar en el análisis la intervención de
la dimensión subjetiva, lo que significa interactuar con estructuras
imaginarias, con deseos, miedos, dudas y certezas que confieren significado a
esas interpretaciones.
En
segundo lugar, se debe reconocer que las producciones identitarias
se conforman mediante la relación con los otros, colegas, autoridades, alumnos,
lo que implica recuperar historias personales y diversos referentes a través de
los cuales se constituyen las representaciones.
Un
tercer nivel tiene que ver con la dimensión institucional y profesional, su
historia, constitución, desarrollo y el vínculo con las trayectorias
profesionales de mis informantes.
Abordar
el trabajo acerca de las significaciones como productoras de sentido, implica
reconocer las dos dimensiones en las que se realiza este proceso, pues incluye
tanto determinantes sociohistóricas como subjetivas,
a través de las cuales el sujeto interpreta, organiza y representa la realidad.
Este
posicionamiento me permitió incluir dos tipos de abordaje que en el proceso
analítico se vinculan, el historiográfico y el socioantropológico;
ambos desde una perspectiva interpretativa, la cual abre el espacio a nuevas
miradas y posibilidades de interpretación variadas. Nos permite, a través de la
explicación, que lo extraño aparezca como familiar, hacer visible lo invisible
y perceptible lo desconocido.
Rescato
la práctica historiográfica como procedimiento metodológico, ya que a través de
la descripción densa es posible encontrar hechos significativos susceptibles de
interpretación al insertarlos en contextos e historias específicas; "ello
posibilita un análisis microscópico de los acontecimientos más nimios con el
objeto de llegar a conclusiones de mayor alcance" 4.
En
este proceso de interpretación cultural, la teoría y los datos que nos muestra
la realidad son compartidos. La descripción densa tiene como finalidad
convertir los sucesos en algo científicamente elocuente, por lo tanto los
conceptos o aportes teóricos se convierten en instrumentos útiles para la
interpretación, con el objeto de dar expresión científica a los sucesos
simples, no así para crear conceptos nuevos y sistemas teóricos abstractos5.
Recupero
el poder de la palabra, pues permite designar sucesos o una serie de hechos en
otros momentos encubiertos, de esta forma pueden ser reconocidos, mediante la
experiencia directa, aquellos acontecimientos de los cuales han sido testigos
mis entrevistados.
En
el análisis de datos incluyo aportes de la historiografía, tales como la noción
de "larga duración" 6, la cual se vincula con la posibilidad de
descubrir la continuidad de las construcciones, es decir, analizar cómo se
expanden a lo largo de diferentes periodos históricos e impactan el presente.
Esto, a la vez, recuerda el principio de "cerco" trabajado por Castoriadis, al que define como la posibilidad de ver
"cómo lo antiguo entra en lo nuevo, con la significación que lo nuevo le
da" 7. Este principio fue básico para el análisis de la dimensión
imaginaria, que a la par de otros elementos racionales, aparecía en los testimonios
de mis informantes.
El
recurso del "tiempo", desde esta óptica, se vuelve ilimitado, abre la
posibilidad de establecer vínculos entre presente y pasado y viceversa. Es una
posibilidad metodológica que permite reconstrucciones amplias, sin mutilaciones
"periódicas". Esto no implica considerar lo histórico como inmóvil,
pues la historia social está marcada por el movimiento, pero sin llegar a
considerarla fraccionada por periodos; lo que nos facilita, en el proceso
analítico, un ir y venir entre el pasado y el presente, sin negar obviamente
las nuevas determinaciones.
Incorporando
aportes del paradigma interpretativo, he vuelto la mirada hacia lo cotidiano,
hacia los acontecimientos narrados por los protagonistas, con la finalidad de
encontrar pistas relevantes que permitiesen otorgar significado a los datos
obtenidos en el trabajo de campo, con la idea de interrogar a la realidad
alrededor de los elementos que intervienen en la construcción de identidades socioprofesionales.
Recurrir
a los relatos de primera mano, implica también recuperar la memoria colectiva,
la cual es fundamentalmente memoria activa. Esta memoria es la que el
investigador utiliza, descompone y recompone, a través de esas adquisiciones
progresivas. El reto consiste en eliminar interpretaciones ya superadas, pues
las representaciones no pueden ser consideradas simples reproducciones, son
construcciones que se expresan a través de los procesos de comunicación.
Contienen además ciertos elementos de autonomía, tanto individual como
colectiva. Esto enriquece los análisis, pues nos enfrentamos a la diversidad,
al entramado de significados, similares o contrapuestos, pero compartidos por
los informantes.
Proceso
metodológico
Mi
indagación se estructuró, en un primer momento, a través de una lógica
inductiva, es decir, permitiendo que los datos obtenidos a través de los
protagonistas hablaran. Esto tenía que ver con el paradigma de abordaje
interpretativo en el que me ubiqué, el cual permite incorporar la aparición del
sujeto, de los actores, de los instituyentes frente a lo instituido.
En
el momento de enfrentar la amplitud con la que aparecían los datos, me señalaba
la urgencia de incorporar elementos teóricos para su análisis. Aquí se inicia
un proceso inductivo deductivo, que continúa a lo largo de toda la
investigación.
Las
evidencias que mostraban los protagonistas me permitieron rescatar los
acontecimientos, que para nuestros interlocutores representaban momentos clave
en la historia institucional. Esto me permitió establecer un orden de temporalidad
interno, en función de los sucesos que resultaban relevantes para gran parte de
los informantes, y no desde la lógica externa del investigador.
Al
incorporar la definición profesional de mis protagonistas, surgía una dimensión
imaginaria. Esto me condujo a incorporar la noción de ethos,
bajo una de las acepciones que le otorga Bourdieu
como "necesidad hecha virtud", y a rastrear los procesos de
construcción del imaginario colectivo.
Por
otra parte, enfrenté una relación de tensión entre el nivel de construcción
subjetivo y la irrupción de datos más objetivos, como los derivados de la
historia institucional y la cotidianidad en la que transcurren las prácticas de
los académicos; lo cual orientó la construcción del contexto por el que era
posible caminar para incorporar otro tipo de referentes en la explicación del
proceso de constitución de la identidad. Así surge la historia de la
institución, de la disciplina, de la profesión y del currículum. La información
de los protagonistas se obtuvo mediante observaciones, entrevistas, así como
registros del personal y datos de archivo. Durante el año 1994 se llevó a cabo
la mayor parte del trabajo de campo.
La
principal estrategia de investigación la constituyeron las entrevistas
exhaustivas, recurrentes, es decir, no se agotaba en una sola ocasión. El
diseño inicial de la guía de entrevista consistía en rescatar información que
sobre la historia institucional y curricular nos brindaron los profesores
fundadores y exdirectivos de lo que fue —hasta el año
de 1994— la Facultad de Psicología.
Elaboré
un segundo guión, dirigido a quince profesores que en esos momentos fuesen
representativos de la docencia, es decir, que se ubicaran en las diferentes
áreas académicas y fuesen académicos de tiempo completo.
La
tercera guía de entrevista integró las dos anteriores y fue aplicada, o bien
complementada, tanto por profesores fundadores, exdirectivos,
directivos, como por algunos miembros de lo que fue la "Comisión del plan
de estudios de la escuela de psicología (1985)", por ser la propuesta
curricular vigente en el año en que realicé el trabajo de campo.
El
análisis lo llevé a cabo finalmente con quince entrevistas del último tipo,
integradas, las cuales apliqué en forma continuada —en diferentes episodios—.
Cada una abarcó un mínimo de tres horas y en el trabajo de categorización las
evidencias que incluyo son recortes de entrevistas o de registros de
observación. En general sólo aparece una evidencia y corresponde a aquella que
consideré más representativa de la idea trabajada, es decir, aun cuando conté
con mayor número de frecuencias, opté por no romper la lógica del análisis con
la irrupción constante de datos empíricos.
Un
elemento fundamental en el análisis de datos, fue el rastreo de las construcciones
elaboradas por mis protagonistas, pero también me enfrenté a la necesidad de
mantener una actitud crítica hacia esos datos, así como a los que incorporé a
través de información documentada. Lo que implica someter permanentemente a
discusión las interpretaciones elaboradas.
Finalmente
me interesa resaltar la riqueza y variedad de caminos y decisiones por las que
vamos optando en cada proceso de investigación de corte interpretativo; por
ello resulta relevante documentar las experiencias particulares, con el fin de
socializarlas, discutirlas, o bien, que puedan servir de apoyo en procesos
semejantes.
Otro
elemento que considero de suma importancia es escribir con más precisión y
amplitud acerca del proceso de construcción de categorías analíticas, con el
objeto de mostrar algunos recorridos realizados en una de las fases más ricas
de la investigación interpretativa, especialmente la transformación de los
datos descriptivos en datos interpretativos, analíticos, pues este tipo de
tratamiento de la información, así como su abordaje, es lo que permite mantener
la nominación del paradigma al que hemos hecho referencia.
Notas
1
Rosa Martha Romo, Currículum, cultura académica y producción magisterial,
unam, México, 1999 (tesis doctoral).
2
Cfr. C. Castoriadis,
Los dominios del hombre. Las encrucijadas del laberinto, Gedisa, Barcelona, 1988.
3
Ibid., p. 76.
4
C. Geertz, La interpretación de las culturas, Gedisa, Barcelona, 1995, p. 24.
5
Cfr. J. Le Goff,
Pensar la historia, Taurus-Humanidades, Madrid,
1992.
6
Idem.
7
Castoriadis, op. cit., p. 132.
Artículo
publicado en la revista Educar
Número 12 Metodología Cualitativa
http://www.jalisco.gob.mx/srias/educacion/consulta/educar/dirrseed.html